20.- En presente.
Aria.
Todo sucedió exactamente como Kyle lo dijo. Dos días después recibí un mensaje de mi abuelo con una invitación para asistir a las propiedades que se encontraban en el bosque, un complejo de cabañas a las que siempre solíamos venir por lo menos dos veces al año.
En el pasado, consideraba estos momentos como un respiro, como la oportunidad para alejarme de las responsabilidades y tomar un momento solo para mí, pero ahora...ahora hay una tensión constante en mi cuerpo que no pasa desapercibida para Lauren.
Si voy a enfrentar esto, necesito al menos a tener a personas con las que no tenga que fingir, y esa es Lauren. No le he dicho lo que pretendo porque no quiero arriesgarme a que ella sepa más de lo que debe.
Cuando llegamos, limito las interacciones con mi familia y agradezco que la asignación de las cabañas me corresponda junto con Lauren. Mi padre me ha observado detenidamente desde que llegué, no me pasa desapercibida la leve cojera que tiene en la pierna, seguramente producida por el disparo que Kyle le dio, el sentimiento en mi pecho se vuelve más fuerte, más crudo.
¿Cómo podré fingir que no estoy enterada de la verdad?
—¿Estás bien? —la voz de Lauren capta mi atención mientras desempacamos —estás muy tensa, ¿ocurre algo?
—No quiero estar aquí —admito —un viaje familiar, es como si ya se les hubiese olvidado todo lo que hicieron.
Lauren suspira, se acerca hasta mi cama y sonríe.
—Escucha, puedes tomarte este momento para relajarte, como lo hacíamos antes, ¿recuerdas? Si te hace sentir mejor, escuché que no habrá esas interacciones familiares acostumbradas, tu padre y abuelo están tensos, no se arriesgarían a darse un tiro el uno al otro.
Me rio, bueno, con esa información es como si tuviese un peso menos sobre mis hombros. Solo tengo que sobrevivir a los siguientes tres días fingiendo que sigo estando de su lado. Al menos si consigo convencer a mi abuelo, el resto no importa.
Terminamos de desempacar y de instalarnos una media hora después, Lauren dice que es buen momento para recorrer la propiedad aún cuando venimos juntas cada año, sin embargo, necesito un momento para poder mentalizarme para lo que haré.
Recorremos las praderas, y llegamos hasta el lago. Parece que lo han remodelado porque ahora hay algunas mesas para la comida, y una pequeña cabaña que deduzco sirve como lugar para cambiarse y tomar una ducha, luego, avanzamos hasta el sitio en donde solemos hacer las fogatas, las piedras están apiladas alrededor, con el número exacto de asistentes para que podamos tomar asiento en ellas.
No hay muchas cosas distintas, las cabañas siguen igual, el sitio envuelto en el sonido de pájaros y toda clase de aves que vuelan a los alrededores, y mientras lo admiro, me descubro a mi misma disfrutando un poco de lo que me rodea.
—Mejor, ¿no es cierto? —Lauren está fotografiando el paisaje que tenemos enfrente, no me mira pero tiene una sonrisa en los labios.
—Deberíamos volver.
No pone objeción, para cuando volvemos, nos encontramos a todos afuera. La abuela se acerca informando que pronto será la hora de la comida y que espera ahí. Me mentalizo para la primera interacción familiar, el comedor es amplio, pero no lo suficiente como para que pueda huir de la atención de toda mi familia.
—Aria, es bueno ver que sigues con vida —Travis, mi hermano, me observa con una sonrisa —creí que el abuelo invitaría a tu esposo.
—Travis, cierra la boca —reprende nuestro padre.
—¿Por qué? Solamente quiero saber como le va a mi hermanita en su nueva faceta como esposa.
Un silencio se instala en el comedor, mi abuelo me observa con atención, es claro que todos esperan una respuesta.
—Mejor de lo que esperé —finjo una sonrisa —no acabé asesinada en mi noche de bodas, en contra de sus pronósticos.
—¿No invitaste a tu esposo al viaje familiar? Es parte de la familia ahora, ¿o no padre? —Brent lanza una mirada divertida hacia mi padre quien aprieta los puños —debería invitarlo a tomar algo alguna vez, ¿no lo crees?
—Lo que creo es que terminarás con un tiro en medio de los ojos —miro a mi hermano y sonrío un poco más —conozco bien a mi esposo así que no me equivoco con los pronósticos.
Esta vez Brent no se ríe, gracias al cielo mi abuela intercede cambiando la atención al hablar sobre un tema que no escucho porque desde ese momento me concentro en acabar mi comida, e irme del lugar.
Cuando estoy de vuelta en la cabaña, sin la compañía de Lauren, saco el celular y envío un mensaje a la última persona que creí que contactaría, o al menos, no tan pronto.
Aria: Esto es una mierda. No sé porqué siquiera me invitaron.
Le toma cerca de treinta segundos responder.
Kyle: ¿Han hecho algo para lastimarte?
A pesar de que es un mensaje, identifico el tono amenazador en sus letras.
Aria: Si lo hicieran, ¿qué pasaría? Estoy atrapada con ellos un fin de semana entero.
Kyle: Mas vale que eso sea un caso hipotético porque estoy a punto de llamar a los guardias e ir por ti. Si te hicieron algo, no creas que te dejaré un jodido fin de semana en su compañía.
Una sonrisa brota de mis labios. ¿Puede ser alguien más cambiante de personalidad que mi esposo?
Aria: No han hecho nada, más que insinuar que debí haberte invitado.
No hay una respuesta, pero el celular pronto comienza a sonar y cuando miro la pantalla, es una llamada de Kyle. Deslizo para responder y me lanzo al colchón.
—Estoy seguro de que no me invitaron porque sabrían que por lo menos, alguien saldría con un tiro.
Una risa brota de mis labios.
—Justamente eso le dije a Brent, mis pronósticos no eran alentadores con tu presencia aquí.
—Si hacen algo, solo llámame, ¿de acuerdo? No tienes porqué soportarlos.
—No puedo irme sin obtener lo que quieres.
—Bueno, entonces esperemos que nadie de tu familia se le ocurra tocarte, en especial a tu padre. Por el amor de Dios, si te golpea de nuevo...
—No lo hará —suspiro —ahora sabe que definitivamente vas a asesinarlo si lo hace de nuevo. Así que no te preocupes.
Un silencio se instala en la línea, escucho su respiración al otro lado y trato de imaginar que es lo que está haciendo justo ahora, es poco más de media tarde así que probablemente siga en la empresa, metido en algún proceso de documentación largo.
—¿Así que me llamas y nos quedamos en silencio? ¿Esa es la rutina?
No estoy segura, pero parece que lo escucho reír al otro lado, bajo, casi como un murmullo pero estoy segura de que ha sido una pequeña risa.
—No sé en realidad si tenemos una rutina.
—Claro que la tenemos, tú me ignoras, discutimos, eres amable, y nos volvemos a ignorar.
—Vaya.
Es mi turno de reír.
—Si, vaya.
Se aclara la garganta y lo escucho hablar con alguien, no se molesta en tapar la bocina así que escucho algún intercambio de palabras antes de que él vuelva a dirigirse a mí.
—Tengo que irme, necesito atender un asunto aquí. Llámame cualquier cosa, ¿de acuerdo?
—Si, de acuerdo.
El sonido me indica que ha colgado la llamada, cuando levanto la espalda del colchón, me sobresalto al encontrar al abuelo de pie en el umbral. Me incorporo con prisa, gracias a Dios no he dicho absolutamente nada que pueda delatarme, pero no sé muy bien como interpretar la mirada que me lanza.
—Abuelo, no te escuché entrar.
—Supongo que hablabas con Kyle, ¿no es cierto? —muevo la cabeza en un asentimiento, se acerca hasta donde me encuentro y me cuesta mantener la imagen de falsa serenidad.
—Parece que te llevas mejor con tu esposo.
—Yo no diría que nos llevamos bien —sonrío levemente —simplemente hemos encontrado el modo de no querer asesinarnos el uno al otro.
—¿Tienes algo para mí?
Una punzada dolorosa me atraviesa el pecho. Es increíble como a pesar de saber las verdaderas intenciones de una persona, sigue doliendo el hecho de que las demuestre sin ninguna discreción.
—Solo para eso me invitaste, ¿cierto?
—Aria...
—Si, tengo algo para ti, abuelo —mascullo —Kyle pretende invertir en el sector inmobiliario de nuevo, no me ha dicho a que sectores específicamente, pero ha conseguido un par de nuevos socios, tampoco sé los nombres.
Su rostro se contrae con molestia, retengo la sonrisa porque es exactamente lo que Kyle dijo que sucedería.
—Dice que quiere expandirse, y retomar el plan que su hermano tenía.
—Oh, esos nunca se rinden —se aleja visiblemente irritado —Parece que después de todo, no aprendieron la lección.
Todo mi cuerpo se tensa, mis manos se forman en puños y tengo que contenerme de no gritarle la clase de persona detestable que es.
—¿Cuál lección? —sus ojos vuelven a mí, sus gestos se suavizan mientras extiende la mano y deja una caricia al costado de mi rostro.
En el pasado, consideraba esa acción una muestra de cariño, ahora quiero alejarme de su toque.
—No es importante, me alegra que estés aquí, cielito. Y no solo te invité para que me dieras respuestas, quiero pasar tiempo con mi nieta favorita. Así que, ¿podrías concederme un poco de tiempo mientras estemos aquí?
—Lauren y yo tenemos actividades planeadas —finjo pesar —pero...seguro puedo hacerme un espacio.
Sonríe satisfecho. Se encamina hacia la puerta pero antes de salir gira de nuevo hacia mí.
—Tu padre quiso convencerme de que te habíamos perdido. Me alegra darme cuenta de que no es así, cielito.
No espera una respuesta, se marcha después de eso y yo permanezco sobre la cama, preguntándome como es que alguna vez pude considerar siquiera estar de su lado.
Dos días después, aún no tengo posibilidad de tener acceso al celular de mi abuelo. Kyle no ha vuelto a llamar, y agradezco no tenerlo detrás presionando por resultados.
Es la noche del segundo día que estamos en las cabañas, estamos sentados alrededor de la fogata, asando malvaviscos como si fuésemos una familia feliz compartiendo unas horas. Sin embargo, la realidad no puede estar más alejada.
Mis padres apenas han intercambiado palabras desde que llegamos, ahora están uno al extremo del otro, sin siquiera mirarse. Mis hermanos se han marchado a media tarde, así que gracias al cielo no tengo que soportarlos más.
El abuelo tuvo la brillante idea de invitar a Christian, así que ahora están en una entretenida conversación de negocios mientras la abuela, Lauren y yo, hablamos de los siguientes diseños que tengo en puerta.
—Tu abuelo debe de estar volviéndose loco —dice la abuela cuando lo mira —lo he obligado a dejar el celular a un lado por el tiempo en el que estemos aquí, hace mucho que no nos tomamos un solo momento como familia.
—¿Lo has apartado de su celular? —sonrío sintiendo que al fin tengo la oportunidad —debiste de haberlo puesto bajo llave entonces.
Sonríe mientras toma uno de los malvaviscos tostados.
—No hay necesidad, tu abuelo jamás revisa mi bolso, sabe que es un sitio al que solo yo tengo acceso.
—El bolso de una mujer es la propiedad más privada —añade Lauren con una risa —me sorprende que el señor Beckham haya aceptado.
—Bueno, creo que no tiene peros a la hora de complacerme.
Bueno, ahora sé exactamente el sitio en donde el celular se encuentra, solo tengo que encontrar la manera de llegar hasta ahí.
Pasan algunos momentos, hasta que la idea se me presenta.
—Abuela, ¿trajiste de casualidad tu botiquín de pastillas? —una mirada preocupada es lanzada en mi dirección.
Mi abuela es una mujer perfectamente sana, pero siempre ha tenido la creencia de que debe viajar preparada para cualquier situación, eso involucra cargar en su bolso siempre un pequeño cartucho con toda clase de pastillas para mareos, vómitos, dolores de todo tipo, en fin, cualquier afección que pudiera presentarse de improviso.
—Sabes que siempre vienen conmigo—responde — ¿Te sientes bien?
—Si, pero he estado bajo estrés últimamente y tengo un dolor de cabeza que no deja de molestarme. Me he tomado algunas pastillas pero parece no querer irse.
—En ese caso, tengo lo que necesitas. Vamos...
—Puedo ir sola —sonrío lo mejor que puedo —solo dime cuales son.
Recibo las instrucciones y me incorporo, me aseguro de que nadie esté mirando antes de alejarme de la fogata y apresurar mis pasos hacia la cabaña que ocupan mis abuelos. Encuentro el bolso tal en donde dijo que estaría, me aseguro primero de tomar un par de pastillas y dejarlas a un lado antes de sostener el teléfono de mi abuelo.
—¿Querida? —la voz de Kyle suena al otro lado —supongo que me llamas porque lo tienes.
—¿Qué tengo que hacer ahora? —inquiero —¿es en serio? ¿Sin clave?
Escucho la risa ronca de Kyle al otro lado.
—Supongo que no espera que su nieta robe su teléfono a media noche —se burla —necesito que abras el link que llegará pronto, ¿de acuerdo?
Pasan cerca de diez segundos hasta que un mensaje llega, sonrío, es la seña clara de link que no debes abrir porque sabes lo que significa, sin embargo, presiono sobre el enlace y este abre una pestaña en blanco.
—Bien, aguarda un segundo.
Volteo hacia la puerta.
—¿Cómo es que estás haciendo todo esto tan rápido?
—Tengo todo un equipo de informáticos a los que les estoy pagando horas extras por estar pegados a la computadora mientras aguardaba por tu llamada —admite —no podía darme el lujo de no estar preparado.
La pantalla se ilumina de nuevo, luego se muestra un archivo descargado y sonrío.
—Para tener todo un equipo de informáticos, estás empleando las mismas técnicas de un hacker adolescente —me burlo.
—Deja de burlarte, eso es porque mi esposa tiene el celular en la mano, sino, recurriría a algo más sofisticado. Pero no tenemos necesidad, ¿cierto querida?
—¿No crees que sospechará del archivo?
—En lo absoluto, porque es algo que el siempre suele manejar, ahora, necesito que lo abras para que el software se ejecute.
Miro la puerta de la cabaña que permanece cerrada, no parece haber indicio de que alguien se esté acercando, así que me tranquilizo y sigo las instrucciones que Kyle me da al otro lado de la línea.
Transcurren aproximadamente cinco minutos hasta que la pantalla vuelve a quedarse como al inicio, Kyle me pide borrar el mensaje que ha llegado para no dejar evidencia, y justo cuando dejo el celular de nuevo en el bolso... una voz me sobresalta.
—¿Aria? —giro hacia Christian —¿Todo bien? Tu abuela me dijo que te sentías mal.
—¿Ese es el jodido Christian Carsley? —escucho la voz de pronto irritada de Kyle.
—Sí —respondo para ambos. —Estoy bien Chris, vine por pastillas.
Le enseño las dos pastillas que tengo en la palma, gracias al cielo la pantalla del celular permanece apagado y Christian no tiene porque saber que el celular se encuentra en el bolso.
—¿Hablas por teléfono? —señala mi mano —¿es ese esposo tuyo?
Cuelgo la llamada.
—Sí, ya sabes, le pone los pelos de punta que esté con mi familia. Apenas y he podido pasar tiempo con ellos.
La pantalla del celular se enciende de nuevo con la llamada de Kyle. Estoy tentada a colgar pero solo bloqueo la pantalla y camino a Chris.
—¿Te mandaron a vigilarme?
—Tu abuela quiso que viniera a ver si todo estaba en orden —sonríe. Me relajo cuando noto que no sospecha nada —¿Podemos volver o prefieres otro sitio?
—Con el dolor de cabeza, prefiero la soledad —sonrío levemente —tengo que ir por agua para las pastillas.
Christian me acompaña hasta el comedor, me sirvo un poco de agua en uno de los vasos y me tomo una pastilla para dolor que claramente no necesito, pero hay que guardar las aparicioncitas.
—¿Qué tal va todo en esa casa? —pregunta mientras toma de la nevera un poco de té. —Tu abuelo me contó de la inversión que Beckham quiere hacer, ese hombre no se conforma con nada.
—¿Ya se conocían?
—Un poco, nos hemos topado en algunas reuniones. Lo cierto es que me sorprendió saber que tu familia accedió a un matrimonio con Kyle, aunque ahora lo entiendo. Una vez que acabemos con ellos, tú serás libre y tu familia no tendrá que preocuparse por ellos.
—¿Por qué presiento que estás más involucrado en esto de lo que parece?
Christian se ríe.
—Porque tu padre me dio permiso de cortejarte una vez que el idiota de Kyle Beckham haya desaparecido.
Mi cuerpo entero parece sufrir un colapso, Christian se mantiene con una sonrisa tranquila en los labios, como si hubiese dicho la cosa más sencilla del mundo.
—¿Tú...?
—Si, bueno, volví esperando poder hacerlo pero vaya sorpresa, eres una mujer casada.
—Lo soy —me aclaro la garganta —¿qué quieres decir específicamente con que Kyle "desaparezca"?
—Bueno, solo hay una forma de acabar con la hierba mala, y eso es arrancarla de raíz. Tu abuelo dijo que eso fue lo que falló la primera vez, no haber acabado con todos.
—¿Crees realmente que esa es la solución para esto? ¿Acabar con todos?
—Creo que a veces hay que tomar medidas estrictas para poder conservar la posición que tenemos. No es algo que entiendas, Aria.
Reconozco esa mirada, la misma forma en la que mi familia me mira. Sonrío aunque no quiero hacerlo, fingiendo que en realidad disfruto de estar aquí cuando lo único que quiero hacer, es marcharme.
—¿Sabes que es lo que mi padre y abuelo quieren hacer?
—No lo sé aún con certeza, pero están intentando obtener información de las nuevas inversiones de Beckham para poder afectarlas, no van a permitir que entre al mercado. Dicen que para destruir al enemigo, él no debe ver venir el golpe, ¿cierto?
—Cierto.
Gracias al cielo Lauren aparece librándome del momento incómodo, mientras me despido de todos y voy hacia la cabaña, reviso el celular y abro el chat de Kyle.
Kyle: Te juro que si me cuelgas la llamada una vez más, voy a ir yo mismo por ti. Y dije al imbécil de Carsley que se mantenga lejos de ti.
Aria: Envía al chofer por mí mañana temprano. No aguanto estar aquí.
Su mensaje llega de inmediato, una corta pero firme respuesta.
Kyle: No mandaré a ningún chofer, querida. Yo mismo iré por ti.
Una sonrisa crispa mis labios, no debería de sentirme de este modo hacia el hombre que representa todo lo que debo evitar, pero parece ser el único sitio en el que en serio me siento a salvo. O al menos, hasta que encuentre un puerto más seguro al cual zarpar.
—Hemos conseguido entrar a los datos del teléfono de tu abuelo —informa Kyle al día siguiente mientras almorzamos —lo hiciste estupendo.
—Bueno, creo que ahora perfectamente me puedes usar como espía, ¿no lo crees?
Una ligera sonrisa se forma en sus labios.
—Sí, supongo que sí. Nadie sospechó nada, ¿cierto? —sacudo la cabeza en una negativa —debes saber que si alguna vez sospechan algo, encontraré la manera de dejarte fuera, no te preocupes si ellos quieren represalias.
—Quieren matarte.
Él deja el cubierto a medio camino hacia su boca, sus ojos se dirigen hacia los míos y por un segundo, veo el desconcierto en ellos.
—Los tres, incluso Christian se ha sumado a ellos.
—Christian no significa ningún riesgo para mí —dice con una sonrisa burlona —y sobre el quererme muerto...bueno, no es algo nuevo, lo sé desde...
—Kyle, ¿realmente no temes que otra vez se salgan con la suya?
Un suspiro brota de él. Deja los cubiertos a un lado y me mira.
—Es una posibilidad.
Lo miro, lo cierto es que una parte de mí entiende el porqué parece tan aferrado a su venganza, y en momentos como este, donde no es frío ni cruel... me gusta pensar que si él consigue lo que se propone, podemos llegar a tener una vida tranquila, estable.
El hecho de considerar su muerte...
—No quiero que mueras —una sonrisa cruza por sus labios —hablo en serio. A veces te odio pero...
—Me odias todo el tiempo —dice con tranquilidad.
—Hablo en serio, Kyle. No quiero que mueras.
Por un instante, solo por una fracción de segundo...su mirada se suaviza. Esa fortaleza que parece haber construido a su alrededor se esfuma y puedo verlo. Puedo ver al hombre que seguramente es, y al cual se ha encargado de enterrar, puedo ver un sentimiento claro, transparente. Lejos de la apariencia de crueldad y dureza.
—Tenemos un acuerdo, ¿recuerdas? —sonrío levemente —tu consigues lo que deseas, y me dejas ir. Te quiero lejos...pero vivo. No quiero ser una viuda.
Una carcajada brota de él, tan real y natural que me impresiono por un momento. Me permito absorber esa aura de él, tan relajado y... alegre.
—Es por eso que me gustas tanto.
Me dedica un guiño antes de incorporarse, me da la espalda y me deja sola en medio del comedor, dejándome en el trance de que por primera vez, Kyle Beckham ha hablado en presente.
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