Epílogo
Este epílogo fue hecho por Teresa6539 especialmente para esta historia. Muchas gracias por tu ayuda.
Han pasado los años muchos para ser exactos, el resurgimiento del Imperio Phoenix fue próspero durante el segundo mandato de Max y Tul, estos gobernaron con sabiduría y paciencia en honor a la memoria de sus hijos, siguieron viviendo porque se lo debían a ellos, tenían que honrar el hecho de que hicieron todos para seguir juntos, incluso en el más allá.
Vivieron hasta que el destino decidió que habían llegado el final de sus días, a su muerte fueron enterrados al lado de las tumbas de sus hijos y el Imperio que habían construido quedó en manos de Johan la hija de Singto y Krist, ya que ellos no quisieron tener más hijos.
Ahora era ella la que gobernaba con sabiduría y justicia, teniendo siempre presente la historia de sus antiguos gobernantes, ella había asumido el puesto desde la tierna edad de veinte años y de eso ya habían pasado veinticinco años, de la tragedia ya se habían cumplido cuarenta y siete años, los protagonistas de lo ocurrido aquel fatídico día ya no transitaban esa vida, o al menos eso pensaba ella, le gustaba creer que todos ellos se habían reunido en el más allá y eran una feliz familia unida.
Lo que no sabía era que el caprichoso destino había hecho de las suyas, y tan solo veinte años atrás le había dado la oportunidad de volver a vivir a dos personas que se merecían una nueva vida tranquila, lejos de tantos problemas que los afectaron en su primer paso por ese mundo.
Y fue así como en el seno de una familia de clase media nació Thara Kirigun (Tharn) un joven soñador, bueno en la música y la adoración de sus padres, este era como un sol que iluminaba a todas las personas que conocía, pero desde que tenía uso de razón había algo que le molestaba en su pecho, era una sensación que lo oprimía, como si le faltará algo, pero no sabía el que, había aprendido a convivir con ello y ya no le daba mucha importancia.
Había hablado de ello con sus padres y estos lo habían llevado al médico pensando que podría ser alguna afección cardiaca, pero todos los exámenes arrojaban que estaba en perfecto estado de salud, por ello trataba de no darle mucha importancia, había decidido dejar todo en manos del destino, que esté decidiera cuando lo debía saber.
Eso mismo pensaba otro joven llamado Thiwat Phawattakun (Type), este era hijo de unos pequeños comerciantes que les iba muy bien en el imperio, era un joven tranquilo que le encantaba estudiar y sentarse al sol a disfrutar del paisaje, sus padres lo amaban mucho y hacían todo lo posible para que siempre tuviera lo que necesitaba.
Principalmente el amor, siempre fue un niño amado y consentido que con su carita dulce conseguía lo que quería, pero entre tanta felicidad había algo que no lo dejaba en paz, una sensación en su corazón que le daba mucha tristeza cada vez que estaba cerca la fecha de su cumpleaños.
—Mamá, no se que tengo... Siento un vacío en mi pecho, la verdad no sé que hacer –le dijo Type a su madre acomodándose junto a ella en el sofá de la sala de su casa.
—Hijo como me gustaría poder ayudarte, pero no tengo idea de lo que pueda ser esa sensación, ya te hemos llevado a los mejores médicos de Phoenix y todos dicen que estás bien de salud, no hay nada malo en ti –le acarició sus negros cabellos tratando de consolarlo.
—Lo se, pero esa sensación no se va... –se tocó el pecho —Se hace más grande cada vez que se acerca mi cumpleaños –se abrazó a su madre sin saber que hacer.
—Lo único que te puedo decir es que te quedes tranquilo, el mismo destino se encargará de revelarte lo que pasa a su debido momento, solo debes dejar que todo fluya –lo acomodó en su regazo y comenzó a pasar sus manos por su cabello tratando de tranquilizarlo.
Y es que ella tenía razón, pues el destino había hecho de las suyas desde tiempos inimaginables, e hizo que ambos chicos llegarán al mundo justo en la misma fecha que habían acabado con su vida, con tan solo un año de diferencia, está vez Tharn era una año mayor que Type.
En todo ese tiempo ninguno de los jóvenes había cruzado sus caminos, vivían en extremos opuestos del imperio, teniendo muchos amigos a su alrededor dispuestos a celebrar con ellos su cumpleaños, por ello el tan esperando día para ambos tuvieron un almuerzo familiar con sus padres, para luego la tarde pasarla con sus amigos divirtiéndose en fiestas improvisadas, mismas actividades diciéndole a dos personas que nunca se habían conocido.
Al caer la tarde ambos se separaron de su grupo de amigos y como si algo los llamara, se subieron a sus respectivos autos y comenzaron a conducir sin rumbo fijo, solo dejándose guiar por la sensación que tenían en sus cuerpos y así fue como llegaron al puente que le había dado inicio a esa nueva vida que ahora gozaban, no sabían que los había llevado allí, pero sentían que eso era lo correcto de hacer.
Se bajaron de sus autos en cada extremo del puente y comenzaron a caminar sin saber que hacer, cuando llegaron al medio del mismo se quedaron paralizados, viendo a la persona que tenían en frente, sus corazones comenzaron a latir aceleradamente, mientras que de sus ojos brotaban lágrimas.
Ambos estaban desconcertados, no sabían que estaba pasando, pero tenían la necesidad de acercarse al otro, de tomar su rostro y secar las lágrimas contrarias, querían correr y abrazarse como si tuvieran mucho tiempo sin verse, era una sensación de lo más extraña, hasta que un dolor sordo se instaló en sus cabezas, haciendo que se agacharan tomados de ella, allí en medio de ese puente que los vió morir, sus recuerdos estaban regresando a ellos como si tratara de una película.
Estaban reviviendo toda su vida pasada, la vida con Max y Tul, como se enamoraron, como se enteraron que eran hermanos y la decisión de morir porque no querían vivir sin el otro.
—Mew... –llamó Type siendo el primero en reaccionar mientras se acercaba.
—Mi Gulf –le respondió este aferrándose a su cintura y dejando salir muchas más lágrimas.
—¿De verdad eres tú? –volvió a preguntar el pelinegro haciendo que levantará su rostro.
—Si soy yo mi amor... Hemos vuelto, se nos ha dado otra oportunidad –lloró Mew mientras se aferraba a su Gulf y lo abrazaba apretadamente.
—Siempre supe que me faltaba algo pero no sabía que –le respondió el pelinegro con lágrimas en los ojos.
Aun no podían creer que estaban frente del otro que el destino les hubiera dado otra oportunidad, poco a poco sus rostros fueron gravitando hacia el otro y se dieron un tierno beso, en donde se demostraban que su amor no había muerto que seguía igual de intacto que la primera vez.
En ese momento no existía más nadie que no fueran ellos, ignoraron el sonido de sus teléfonos sonando y se dedicaron a contarse lo que hacían en esa nueva vida, sobre sus amigos, sobre sus familia, ambos estaban felices, tenían una nueva oportunidad de poder vivir lo que se les había negado.
El vacío que sentían en sus corazones se había ido, por fin estaban completos nuevamente, pero todo lo bueno llega a su final esa noche se tuvieron que separar debían regresar con sus familias, cosa que hicieron con una sonrisa en los labios, intercambiaron números telefónicos y quedaron en verse en ese mismo lugar lo más pronto posible.
Y así lo hicieron al día siguiente estuvieron allí puntuales, nada más verse se lanzaron a los labios del otro, para ellos era comenzar desde el mismo punto que terminaron, con el tiempo conocieron a sus nuevas familias, siendo recibidos con los brazos abiertos, sus padres estaban felices por ver lo mucho que se amaban.
En esa nueva vida como Tharn y Type todo era mejor, no tenían que esconder su amor, no habían obstáculos que les impidieran estar juntos, bueno si la distancia, pero eso era algo que estaban a punto de resolver, después de seis meses de hermosa relación habían decidido dar el siguiente pasó, iban a contraer matrimonio.
Lo hicieron en la misma iglesia en la que sus antiguos padres se habían dado su segunda oportunidad, ellos eran felices se amaban y por supuesto que estaban contentos de saber que cada uno de sus padres habían seguido sus vidas gobernando con sabiduría su imperio.
Días después de la boda pudieron cumplir uno de sus más grandes deseos visitar la tumba de Max y Tul, tenían mucho que decirle a ellos.
—Hola papás, me alegro que pudieran resolver sus diferencias y volvieran a estar juntos por tanto tiempo –comenzó a decir Gulf mientras colocaba unas flores sobre la tumba.
—Si yo también me alegro, que ustedes pudieran vivir en paz en nuestra ausencia, queremos pedirles perdón por la decisión que tomamos, pero en ese momento no vimos otra salida, no podíamos estar juntos y nuestro hijo no podía venir al mundo bajo esas condiciones –habló ahora Mew repitiendo el gesto de su ahora esposo.
—Si papás, sentimos haber tomado esa decisión pero quiero que sepan que ahora somos felices, el destino nos dio una nueva oportunidad y no pensamos desaprovecharla, espero que ustedes estén felices por nosotros estén donde estén.
Se levantó Gulf con una sonrisa sintiendo como una cálida brisa movía sus cabellos y los de su esposo, lo cual les hizo sentirse en paz, era como si del más allá recibieran la aprobación de quienes fueron sus padres.
Desde la ventana Johan observaba la escena, no sabía quién era esa pareja pero le hacían sentir un sentimiento cálido en el corazón, como si todo lo que había pasado en ese lugar estaba por fin cerrando sus ciclos, el destino había arreglado todo lo que había salido mal y ahora todos eran felices como siempre debió ser.
Mew y Gulf fueron felices hasta más no poder, se graduaron con honores de la universidad, tuvieron dos hermosos hijos que se convirtieron en su adoración y la de sus abuelos, en definitiva tuvieron que pasar por muchas cosas para poder recibir la recompensa de estar juntos.
Bien hasta aquí ha llegado esta linda historia, espero que les haya gustado tanto como a mí.
No olviden pasar por la historia original a dejar su apoyo.
Hasta la próxima.
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