Las voces en mi cabeza son constantes.

Tortuosos.

Dolorosos.

Por mucho que trate de apartarlos ella siempre encuentra una manera de romper mis muros. Me pide que acabe con él dándole su merecido y por primera vez en años estoy de acuerdo con su decisión. Él un bastardo repulsivo y yo le haré un favor a la humanidad.

¿Qué sucedió?

La oscuridad que vive en mí acaba de ser liberado.

¿Lo mejor?

Disfruto cada instante.

Terminan las clases y decido irme a casa por mi cuenta. Un hombre atractivo se ofrece a llevarme cuando me ve sola. Baja la ventanilla de su lujoso auto mirándome con una suave sonrisa. Sus rasgos me dicen que es mucho mayor que yo. Sus ojos cristalinos parecen ver a través de mí. Me dejo cautivar. ¿Qué podría salir mal? No le temo a nada, solo un idiota intentaría lastimarme.

—¿A dónde vas, preciosa?

Abrazo los libros.

—A casa.

Sus ojos escanean mi cuerpo y se detiene más tiempo en mis pechos.

—¿Quieres que te lleve?

Una pequeña sonrisa sube a mis labios.

—Claro.

Subo a su auto sin mucha resistencia y respondo que sí cuando me invita a un restaurante. Me emociono como una tonta porque me gusta vivir al límite. Me deja escoger la música en su sistema de sonido y sonríe en todo momento. Es hermoso y se llama Jackson.

—¿Te gusta Harry Styles? —pregunto.

—¿A quién no?

Me gana con esas simples palabras. Me roba sonrisas con sus chistes patéticos, me hace sentir especial. La pregunta del millón aquí es... ¿Por qué cambié de opinión? Su amabilidad no dura mucho y pronto demuestra sus verdaderas intenciones. El camuflaje cae.

Es un depredador sexual.

—Eres muy hermosa, Allison —Las manos de Jackson tocan mi pierna desnuda bajo mi falda. Yo me encojo en el asiento del pasajero —. Nunca conocí a una chica tan perfecta cómo tú. ¿Cuántos años tienes?

Mi estómago se revuelve con repulsión. Quiero romper sus huesos porque sus caricias me incomodan. Esto no es correcto de ningún modo. Acepté salir con él, pero no le da derecho a tocarme sin mi consentimiento. Mi padre no estará feliz cuando se entere. Él y mamá me advirtieron toda mi vida sobre los tipos malos. Estarán decepcionados. Soy la oveja negra de la familia.

—Tengo dieciséis años —contesto asqueada —. Podría ser tu hija.

Jackson me mira con deseo.

—Pero no lo eres —responde y detiene el auto en una carretera desierta.

Le doy una oportunidad para redimirse y no lo aprovecha. Cometió un error. Está loco si piensa que me quedaré tranquila. El día terminará en una horrible tragedia. Ya no soporto la mirada lujuriosa en su cara.

Ella tampoco.

—Tienes diez segundos para que me dejes ir —espeto con calma —. Hazlo o lo lamentarás.

—¿Qué me harás, princesita? —Se echa a reír —. ¿Gritar o llorar?

Acaba de cavar su propia tumba. Puede considerarse hombre muerto.

—Déjame ir.

Ignora las advertencias.

—¿Empiezas tú o yo? Vamos, no me hagas esperar. Estoy duro.

Qué asco.

—¿Empezar con qué?

Jackson mantiene la sonrisa arrogante. Oh, no. Lo imagino sin ojos y con el cuerpo bañado en sangre. No controlo mis pensamientos malignos. Son más frecuentes que antes. Me aterran.

—No actúes como una zorra mojigata —Pretende tocarme, pero aparto su asquerosa mano de golpe —. Sabes muy bien por qué estamos aquí. Aceptaste mi invitación, subiste a mi auto por una razón. Sé una buena chica y desnúdate.

Maldita sea. ¿Este tipo de verdad creyó tendré sexo con él? No me mal interpreten. A mí me encanta el sexo, pero no con imbéciles que ni siquiera piden permiso para tocarme. Yo soy una reina y merezco ser tratada como tal. Mamá se encargó de inculcarme ese pensamiento.

—Eso no significa nada, idiota —me defiendo —. Romperé tus huesos si me tocas de nuevo.

Y no bromeo.

Yo no bromeo con esas cosas.

A mí me encanta romper y destrozar.

—Déjate de tonterías —Jackson se lame los labios —. Quítate la falda o te obligaré a hacerlo.

La rabia ardiente ruge en mis venas, el fuego de mi vida se hace presente. Este bastardo no sabe con quién trata, pero le demostraré con gusto. Llevo reprimida bastante tiempo. Es hora de soltarme.

—¿Obligas a las chicas? —pregunto, indignada.

Se encoge de hombros como si no fuera nada grave.

—Solo a algunas —dice a la ligera —. Al principio la mayoría luchan, pero luego se rinden ante mí. Me gusta más cuando pelean.

¿En serio escorias como este existen? Vaya injusticia. Jackson piensa que puede forzar a cualquier chica por el simple hecho de ser guapo. Merece que le enseñe una buena lección y nadie mejor que yo para hacerlo.

—Deja de tocarme—advierto —. Aleja tus manos o te arrepentirás.

—¿O qué?

El terror debería haberme paralizado como a cualquier persona normal. Debería gritar y pedir ayuda, pero no sucede nada de eso. Soy poderosa desde que tengo uso de razón. Jackson es un simple mortal. ¿Y yo? Hija de una druida y un licántropo.

Soy Allison Karlsson.

La chica capaz de quemar todo un pueblo con un simple parpadeo.

Algo hace clic en mi mente.

No grito.

No me acobardo.

No lloro.

No le suplico que pare.

Reacciono y pronuncio las palabras que lo envían directamente a su muerte.

—Bájate del auto y camina —ordeno. Mi atención se posa en el espejo retrovisor y noto que mis ojos verdes cambiaron a rojo. Una prueba de que disfruto la situación. Ella se hará cargo.

Lo matará.

Jackson obedece y observo con fascinación como camina hacia las vías del tren. Nunca más volverá a ser dueño de su voluntad a menos que yo rompa el hechizo. Está más que muerto.

—Nos vemos en el infierno —susurro.

Entonces el tren impacta contra su cuerpo y sonrío.

No olvidaré el sonido de las campanas, el claxon, las vías manchadas de sangre y órganos esparcidos. Amo esto. Amo controlar a las personas con un pensamiento.

—Nunca te metas con una chica Karlsson, cariño —Le digo a la nada.

Acto seguido, bajo del auto y saco de mi bolso una goma de mascar. En cuestión de segundos la preciosa Ferrari está envuelta en llamas incontenibles. La oscura noche se convierte en naranja y rojo. Todo apesta a humo.

La perfecta combinación.

«Siempre en problemas, Allison»

Mi celular vibra y respondo mientras mastico la goma de mascar. ¡Dioses! Alguien no estará feliz cuando se entere sobre mi desliz. Me pidió discreción e hice lo contrario. Debo estar lista para sus sermones.

—¿Sí, papi?

Camino sola en la desierta carretera. Las chicas de mi edad deberían estar asustadas, pero yo nunca he sido una humana común. Es ley que gente estúpida como Jackson me tuvieran miedo.

—Son las nueve de la noche, ¿dónde diablos estás?

Reviento la goma de mascar. Su tono tajante me hace saber que ya está más que furioso.

—Me quedé en casa de Sadie a terminar una tarea de matemática.

Ni yo me creo esa ridícula mentira. Nunca estudié y dudo que empiece ahora.

—Tú no necesitas estudiar y lo sabes.

Ruedo los ojos.

—Estaré en casa pronto. ¡Adiós, papá!

Suelta un gruñido frustrado por el coraje.

—Ni se te ocurra colgarme, Allison.

Ups, demasiado tarde. Mi padre es el hombre más sobreprotector del mundo, pero siempre me agobió a causa de eso. Yo puedo cuidarme muy bien por mi cuenta y además nunca estaré sola.

No con un demonio viviendo en mí.

💚

Instagram: JessiR17

Twitter: JessiRivas17

Facebook: Lectores de Jess (grupo para fangirlear)