Epílogo ✴
Allie.
Mis párpados pesados duelen cuando abro los ojos. Las brillantes luces me lastiman la vista así que debo cerrarlos unos segundos para acostumbrarme. Ha pasado un tiempo desde que vi la luz. Todo a mi alrededor gira y mi estómago se revuelve. ¿Qué sucedió? Se me escapa un gemido mientras me pongo de lado y me doy cuenta de que estoy en una habitación conocida, pero no es la mía. Sábanas blancas cubren la cama, hay algunos artículos de arte y posters de bandas populares.
Estoy en la habitación de Ronan.
Me obligo a incorporarme, pero un mareo me detiene y al instante unos brazos me rodean junto al maravilloso aroma que lo caracteriza. Es él.
—Más despacio, hermosa. No quiero que te lastimes.
Mi corazón da un vuelco ante el sonido de su voz. Cada terminación nerviosa de mi cuerpo vibra de felicidad y mis labios se levantan en una frágil sonrisa cuando lo veo. Cabello castaño, pálidos ojos grises, cejas oscuras y una boca que me debilita. Puedo ver el rápido ascenso y descenso de su pecho. Siento su dolor y me pregunto qué sucedió. Me mira como si hubiera muerto, pero verme despierta lo ha traído de vuelta a la vida. Son tantas emociones que quiero llorar hasta quedarme sin lágrimas.
—¿Ronan? —Mi voz apenas funciona, mi garganta está seca.
El alivio se hace visible en su hermoso rostro y exhala un aliento de puro sufrimiento. Entonces sus brazos me envuelven tan fuerte que duele. Mis sollozos son ahogados mientras entierro mi rostro en su cuello y los recuerdos poco a poco empiezan a aclararse dentro de mi cabeza enredada.
El cambio de forma.
La luna.
Catalina...
Lo intenté con todas mis fuerzas, pero ella ganó la batalla. Se apoderó de mi cuerpo por meses. Estaba perdida en mi propia cabeza, dormida, adolorida y cansada de luchar. Creí que nunca volvería con mi familia y Ronan.
Creí que moriría sola.
Creí que perdí mi vida entera.
—Oh, dioses...
Ronan pasa las manos por mi cabello, las palabras apresuradas salen de sus labios.
—Shh, estás a salvo. Ella nunca volverá a hacerte daño —promete con voz ronca —. No mientras viva. ¿De acuerdo?
Calmo mi respiración a pesar de los temblores que me sacuden hasta la médula. Estoy asustada de que esto sea un sueño. Día y noche supliqué regresar con él. Le rogué a los dioses que me concedan este deseo y ellos nunca me escucharon.
Hasta hoy.
—No es un sueño, Allison —Ronan se sienta en la cama y me ubica en su regazo —. Eres libre de vivir tu vida como te place. Ella está muerta.
Mi corazón se esfuerza para trabajar, mi pulso late salvajemente en mis oídos. No puedo dejar de llorar.
—No es posible —repito —. No lo es.
Me pongo de pie para acercarme al espejo medio roto en la habitación. Ronan permanece detrás de mí mientras examino mi reflejo. He perdido peso, mi cabello está más largo y mi piel es casi gris. Traigo puesta unas de sus camisetas y estoy descalza. Luzco enferma, pero de alguna manera muy aliviada. Es como si tuviera un peso menos. ¿Y mi cabeza? No palpita debido a la pesadez. Escucho mis propios pensamientos, sin ecos o burlas. Soy yo.
—Júralo —demando. Me toco las mejillas y me pellizco el brazo —. Júralo, Ronan. Júrame que ella no está aquí —Froto mi sien.
Su risa burbujea a nuestro alrededor y es musical. Siento el ligero cosquilleo cuando rodea mi cintura y me abraza desde atrás.
—Lo juro, hermosa.
No contengo el torrente de lágrimas que regresa y rompo en grandes sollozos lamentables. Me quiebro en fragmentos que será difícil volver a unir. He estado rota desde que era una niña. Una bruja se apoderó de mi cuerpo, robándome cualquier oportunidad de elección. Maté personas, hice daño y le provoqué mucho sufrimiento a mi familia. Fueron dieciocho años destructivos y ahora Ronan me jura que soy libre.
Creo en su palabra.
Siempre creeré en él.
—No puede ser real —musito entre lágrimas —. ¿Cómo es posible? Ella está aferrada a mi alma y si muere yo también.
Los ojos de Ronan me observan atentamente como si tuviera miedo de mis próximos movimientos.
—Me hice cargo de ella —dice, su voz gélida —. No hay nada de qué preocuparse. Se acabó.
Mis cejas se juntan en confusión.
—¿Te hiciste cargo de ella? ¿Cómo?
Se pasa la mano por el pelo.
—Allison, no tengo tiempo para las explicaciones ahora mismo —Acuna mis mejillas y presiona nuestras frentes —. No tengo tiempo —repite.
El terror me invade de forma insana. Mis pulmones queman y respirar no es lo ideal. Menos cuando él luce tan angustiado y desesperado, como si soltarme implicara destruir el mundo.
—¿Por qué no hay tiempo?
A medida que lo escudriño atentamente noto detalles en él que no me fijé cuando desperté. Su rostro es duro, serio y sus músculos están tensos. Mi atención se dirige a la tinta negra que reluce cerca de su cuello. Lo toco, pero él me agarra la mano.
—No —dice —. No lo hagas.
Una sensación inquietante se instala en lo más profundo de mis entrañas e ignoro la orden. Bajo un centímetro de su camisa y veo el extraño tatuaje impregnado en su piel. Son las alas de un cuervo en su cuello.
—¿Qué es esto? —pregunto —. ¿Desde cuando tienes un tatuaje? ¿Qué sucedió en mi ausencia?
Ronan quita mi mano y me da la espalda. Son muchas emociones, la tensión más abrumadora de lo normal entre nosotros. Él es un experto ocultándome secretos y sé que justo en este instante está haciendo lo mismo.
—¿Ronan? —insisto —. ¿Qué hiciste?
—Allison...
Una especie de estallido me hace observar la ventana cubierta por cortinas. El escalofrío me recorre la columna vertebral porque sé que algo anda mal.
—Allie, no.
La rabia se enciende en lo profundo de mi vientre.
—¿No qué? —Me acerco a la ventana y aparto las cortinas —. ¿No qué, Ronan?
El temor congela mis articulaciones cuando vislumbro el escenario que me enseña la ventana. Esto no puede ser verdad. Los dioses jamás permitirían que suceda este tipo de caos. Hay tanta destrucción que es imposible distinguir lo que fue alguna vez New Hope.
Está ahogado en oscuridad y pequeñas chispas de fuego.
—No —me cubro la boca —. No.
Las alarmas suenan seguido de gritos. La montaña que siempre destacó en el pueblo expulsa una gran cantidad de lava y cenizas. El hogar de mi familia se redujo a nada...
Nada.
—¿Cómo pasó? —Le pregunto a Ronan —. ¿Cuánto tiempo estuve dormida? ¿Quién lo hizo?
Su mirada es una de remordimiento y dolor.
—Dormiste más de dos meses.
Retrocedo lentamente con los hombros temblorosos y ojos borrosos por las lágrimas. Mi mente dispara a través de todas las posibilidades mientras la preocupación y el pánico me consumen.
—¿Quién lo hizo?
La mandíbula de Ronan se aprieta ante el esfuerzo que le supone expulsar las siguientes palabras.
—Catalina. Ella provocó la erupción del volcán.
Me vuelvo pequeña, una partícula diminuta que quiere desaparecer y nunca volver. El dolor parte por la mitad mi cabeza. Ella provocó esto en mi ausencia, pero apostaría que hizo más. Siento repugnancia, asco, indignación y enojo. También una insoportable culpa que retuerce mi corazón.
Soy tan débil por permitirlo.
Tan inútil.
—No, no te insultes nunca más —Ronan detiene mi tortura con urgencia —. Fue ella, ¿de acuerdo? Catalina es la responsable de todo. No tú, amor. Nunca fuiste tú.
La tristeza me consume al igual que la impotencia. ¿Por qué no luché más?
—Debí detenerla. Soy una inútil.
—Eres la persona más fuerte que he conocido —trata de convencerme —. No importa todo el daño que has sufrido, jamás permitiste que ella te destruya. Te has levantado miles de veces y seguirás haciéndolo. Confío en ti.
Aprieto los dientes, esperando que las sacudidas de dolor disminuyan. ¿Dónde está mi familia? ¿Papá? ¿Mamá? ¿Aden y Amy? Me perdí de tanto por dormir como la maldita Bella Durmiente.
—¿Qué más hice?
—No es importante —susurra Ronan, acercándome de nuevo a él. Su aliento sale en jadeos —. Está muerta y eres libre. Siempre serás libre a partir de hoy. Nada de dolor, manipulaciones, ni sangre negra por la nariz. Solo Allison Karlsson.
Nos miramos fijamente con las respiraciones agitadas y expresiones de angustia.
—¿A qué precio?
—Nada que tú debas pagar.
Mis pensamientos se convierten en fuego cuando se inclina y une nuestros labios. Hundo los dedos en su sedoso cabello mientras le devuelvo el beso con el temor de que sea el último. Me pierdo en la sensación, sus manos en mi cuerpo y su lengua chupando la mía. Nos besamos con anhelo, tratando de recuperar los días que estuvimos separados.
Nunca le perdonaré a Catalina por robarme el tiempo. Nunca.
—Sabes igual de bien —Ronan gime en mi boca —. Sigues volviéndome loco como la primera vez.
Le rodeo la cintura con mis piernas y traslada mi cuerpo de regreso a la cama.
—Te extrañé mucho.
Una sonrisa se dibuja en sus labios.
—Y yo a ti. Estuve a punto de perder la cabeza en tu ausencia.
Haría lo mismo en su lugar. Mis esperanzas murieron cuando Catalina me retuvo. Veía mi futuro a su lado perdido.
—Necesito saber qué más pasó...
—Shh... no hay tiempo.
Frunzo el ceño.
—Ronan...
—Tenerte así... —deposita besos en mi mandíbula —. Es una jodida agonía.
Puedo oler su aroma a jabón. Ronan besa una de mis mejillas y luego la otra. Es un susurro suave y lento. Huele tan cálido. Olvido el horror, las preguntas, cualquier cosa mientras está tocándome así.
—Puedes tenerme —susurro —. Siempre, cariño.
Un sonido afligido viene de él.
—Te amo lo suficiente como para sacrificarlo todo —dice y cierra los ojos. Suena como si me estuviera rogando que lo entendiera —. Te amo tanto que no me importaría destruir el mundo por ti o hacer un pacto con el diablo. Te amo, Allison.
Le toco las mejillas.
—Lo sé.
Su aliento frena con las próximas palabras.
—No quiero que nunca te culpes por mis acciones. Cada elección fue mía y si pudiera lo haría de nuevo porque la recompensa vale malditamente la pena —Me toca los labios con una sonrisa sincera —. Mi chica ha regresado y está sana. Preciosa, tan perfecta...
Esta vez no lucho contra las lágrimas que queman y chamuscan mi garganta.
—Suena como una despedida —sollozo.
—Lamento mucho decirte que lo es —Me besa de nuevo —. Mis últimos cuarenta y cinco minutos quiero invertirlo amándote como te gusta. Besarte, oírte gemir mi nombre, recordar el sabor de tu boca, todo de ti. Necesito memorizarte, Allie. Te necesito. ¿Puedes dármelo? No exijas explicaciones porque las respuestas no van a gustarte. Solo recuerda que eres mía y yo soy tuyo. Siempre seré tuyo.
Las lágrimas se acumulan en sus pestañas. Sus ojos brillan de una manera que me desgarra y veo mi propio reflejo en ellos. Un pozo de dolor y pérdida. La comprensión llega, destrozándome.
—Me vas a abandonar —asumo —. Es eso, ¿verdad? Te irás lejos de mí.
Guarda silencio, su pulso se agita en la base de su garganta y su expresión es una mezcla de emociones conflictivas.
—Olvidaste mis promesas —dice.
—Las rompiste todas. ¿Cómo quieres que las tenga en cuenta? Perdieron valor para mí —Lo empujo, herida —. No me diste elección en este asunto. Decidiste por mí.
—No había elección —masculla Ronan —. No la hay. Entiéndelo de una vez, Allison. Jamás pondría en discusión tu bienestar.
—¡Nunca te pedí nada! —me rompo —. ¡Nunca quise que te sacrifiques por mí! Si perderte es un precio para ser libre de Catalina no lo quiero, Ronan. No lo quiero.
Su mandíbula se tensa y el conflicto se refleja en su rostro.
—Nada cambiará.
—¿Me amas, Ronan?
—Sabes que sí.
—Entonces quédate.
Desvía los ojos hacia la pared, una lágrima resbala lentamente por su mejilla.
—No puedo.
Mi corazón se agita en mi pecho, cada latido es estruendoso y sangra en desconsuelo. Sé que hizo esto por mí. Quiere protegerme, pero no lo acepto. Me niego a perderlo. Hemos pasado por muchos obstáculos y no renunciaré a él.
—Y yo no voy a perdonarte si te vas.
Su garganta se mueve con brusquedad cuando traga saliva y pronuncia una simple palabra que me hace trizas.
—Bien.
Me quedo congelada unos segundos, incapaz de moverme o respirar.
—¿Bien? —suelto un sollozo ahogado —. ¿Es todo lo que dirás? ¿Bien?
Sus ojos grises son una tormenta furiosa.
—Puedo vivir con tu odio si eso me garantiza tu seguridad. Sobrevivirás sin mí.
Cierro las manos en puños.
—No quiero sobrevivir sin ti. Ese es el maldito problema —Lloro —. ¿Tú podrás, Ronan?
No habla.
—¡Contéstame, maldita sea! —presiono —. ¿Tú podrás sobrevivir sin mí?
Los ojos de Ronan se convierten en rendijas y su peso me acorrala en la cama. Su nariz toca la mía, su boca muy cerca de la mía.
—No. Mis días serán una tortura sin ti, pero sobreviviré —afirma, mordiéndome el labio —. ¿Sabes por qué, Allison?
Niego.
—Te encontraré de nuevo. Siempre te encontraré porque eres mi chica. Mi compañera por el resto de la eternidad.
Me devora la boca, me besa con furia y desesperación. Saboreo nuestras lágrimas, los sollozos y el dolor que hay en este beso. Me pierdo en sus labios y me ahogo en él. Puedo sentir sus emociones porque me permite entrar en sus pensamientos.
No quiere irse.
No quiere abandonarme.
Pero debe hacerlo porque hizo un trato por mi bienestar.
Se entregó al señor de las sombras a cambio de mi libertad. ¿Cómo espera que acepte ese trato y lo deje ir?
—Shh... no pienses —me suplica —. No pienses, amor. Solo siénteme, escucha como late por ti —Pone mi mano en su corazón —. Tú eres la única razón de mi existir.
Sus dulces palabras me provocan más lágrimas en los ojos y le devuelvo el beso. Mis manos trabajan con desesperación en su camiseta y rompo los botones mientras me encargo de quitárselo. Estamos muy perdidos por el otro e ignoramos la destrucción de afuera, ignoramos todo.
Ignoramos que esta será nuestra última noche juntos.
💚
Me despierto desnuda y sola en la cama. Estoy aferrada a las sábanas, mi cabeza confundida mientras asimilo el escenario. Está muy oscuro y el lugar a mi lado se encuentra vacío.
No.
Las alarmas llegan, el pánico me rodea y me levanto rápidamente de la cama. Mi corazón galopa en mi pecho, golpeando como un tambor. Encuentro la delgada camiseta, unos pantalones de chándal y abandono la habitación con lágrimas en los ojos. No siento su presencia, no huelo su aroma, no hay rastros de Ronan.
No está.
—¿Cariño? —pregunto.
Sin respuesta.
Cuando llego a la sala de la vieja mansión Dumont, encuentro a dos figuras sentadas en el sofá.
Mamá y Mila.
Ambas lucen igual de desastrosas que yo y me quiebra ver el estado de mamá. Annie está sentada cerca de sus pies en su forma de gata inocente. En otra ocasión me emocionaría de verlas, pero mi corazón roto piensa solo en él.
—Mamá... —balbuceo —. ¿Dónde está Ronan?
Ella baja la mirada a sus manos.
—Se ha ido, cielo.
—¿Qué?
—Allie, debemos hablar.
Siento el pecho pesado, mi mundo se derrumba y cruzo la sala más veloz que un rayo. Mamá implora que me tranquilice, pero no veo más allá del dolor. La violenta lluvia me recibe cuando grito su nombre una y otra vez. Mis pies se hunden en el barro, mis cuerdas vocales arden y aun así no obtengo ninguna respuesta.
Ronan Dumont se ha ido y se llevó mi corazón con él.
Continuará...
💚
Instagram: JessiR17
Twitter: JessiRivas17
Facebook: Lectores de Jess (grupo)
Tiktok: Jessica_Rivas17
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro