Capítulo 47 ✴
Melissa.
Hay un cuerpo inerte cerca de mis pies.
Mis manos tiemblan.
Mi vestido está manchado de sangre.
El pánico es tan desesperante que estoy a punto de echarme a llorar.
No. Puede. Ser.
La sonrisa de Austin es malvada mientras aparto mi rostro de su agarre y retrocedo lentamente. Por favor, que alguien me pellizque y me diga que es una pesadilla. Él no descubrió mi secreto. No lo hizo. Todo mi cuerpo se estremece, la adrenalina sigue bombeando por mis venas e intento callar esa voz. La maldita voz que me incita a matarlo para ocultar mi crimen. Necesito proteger a mi familia.
No puedo exponerlos, no puedo.
Me odio por asistir a este patético baile dónde no encajo. Debí escuchar a mi cabeza, ella sabía que era una mala idea. La peor de todas. Esto pasa cuando intentas complacer a los demás, siempre debes ser tú misma.
«Relájate, Melissa. ¡Relájate!» No le des el placer de mostrarte desamparada. Eres fuerte y poderosa.
Disimulo mi pánico, enderezo mi postura mientras enfrento al desgraciado. Él se presentó a este baile para espiarme, estuvo esperando el momento perfecto para atraparme. Sabía que caería en su trampa y yo fui una tonta.
Nunca me perdonaré este grave error. Nunca.
No hay forma de regresar al pasado, lo único que me queda es asumir mi desliz y salir de esta pésima situación por mi cuenta. Yo solita me metí aquí. Nadie va a rescatarme, ni siquiera mi madre.
—Nunca fuiste un simple profesor, ¿verdad? —escudriño —. Te metiste al instituto porque odias a mi familia. Buscas algo de nosotros.
Pone las manos dentro de sus bolsillos, su semblante se pone serio, la diversión se desvanece. Estoy enfrentando a un potencial enemigo.
—Sabía que de todas tus primas eres la presa más fácil —murmura —. Un solo empujón y estallas. Wow... —Me mira de pies a cabeza —. Una vampiresa que no puede controlar su ira y es adicta a la sangre como cualquiera de su especie. Me recuerdas mucho a tu madre, son tal para cual. Eres una réplica exacta de Melody Shikova.
Eso me deja en shock. El miedo que atraviesa mis venas es una cosa viva que me carcome. Austin conoce perfectamente a mi madre. ¿Ya sabía nuestro secreto? Miro nuestro entorno un segundo, rogando que a nadie se le ocurra aparecer. ¿Cómo explicaré el cuerpo tumbado? Quisiera acercar mi oreja al pecho de Trevor, asegurarme de que respira, pero no me atrevo.
Ni siquiera puedo moverme por el pavor.
—¿Tú qué demonios sabes de mi madre? —exijo saber —. ¿Cuál es tu jodido problema? ¡Déjame en paz! ¿Qué te hice? ¡Nada!
Su risa se eleva junto a mi rabia. Quiero saltar justo a su cuello y arrancarle la yugular. No merece vivir. Suficiente he tolerado su presencia, he sido muy paciente con él. Mi amabilidad se agota.
Si hubiera acabado con él cuando tuve mis sospechas, nada de esto sucedería. Estoy decepcionada de mí misma por no actuar antes.
—¿Tu familia dejó en paz a la mía? —Sus fosas nasales se dilatan —. ¿Por qué no le preguntas a tu madre las cosas atroces qué hizo? Ella no es la blanca paloma que enseña los medios de comunicación. Es un monstruo como tú.
La punta de su bota negra empuja el cadáver de Trevor y éste gimotea. Esperen... ¡No está muerto! Quiero echarme a llorar de la emoción. No todo está perdido. No soy una asesina.
—No preguntaré de nuevo —Mi pecho cae en una brusca exhalación nerviosa —. ¿Quién mierda eres? ¿Qué sabes de mi madre?
Cruje sus dientes, frunciendo el ceño mientras tanto. Me mira en toda mi gloria sangrienta, su boca torcida en un gesto desagradable. No estoy sorprendida. El hombre me desprecia por algo que hizo mi madre en el pasado.
Puedo oler su odio y su rencor.
—Te contaré la historia sobre un niño que perdió a sus padres en una masacre y tu familia fue la responsable.
Un tipo primordial de miedo me enraíza en mi lugar. Es un enemigo. ¡Mierda! Alguien del pasado que viene a cobrarnos una deuda. No me equivoqué, mis sentidos nunca me fallan.
—No entiendo de qué masacre hablas exactamente. Hubo varias en New Hope.
Dijo que sucedió hace dieciocho años, pero... ¿cuál? Se acerca rabioso, su pecho está moviéndose entrecortadamente. La expresión en su rostro es mortal y agresiva, como si estuviera listo para una pelea. Quiere matarme.
—Por supuesto que no sabes de qué hablo —gruñe —. No naciste en este momento.
Paso una mano temblorosa por mis labios para limpiar el rastro de sangre. Me siento vulnerable y pequeña. Por primera vez, estoy muy asustada. Nunca enfrenté a un humano que conoce mi secreto.
—¿Y por qué me hablas como si fuera la responsable? —pregunto, confundida.
Puedo ver las líneas de los tendones tensándose en su cuello.
—Me gustaría matarte para que tu madre sepa cómo se siente.
Mi boca casi toca el suelo. Cuanta agresión.
—¿Qué?
Una sola mano se curva alrededor de mi brazo sin ejercer presión. Mis ojos se ensanchan, el horror me inunda mientras trato de procesar lo qué sucede. No me muevo, no quiero cometer otra estupidez que puede acabar con su vida. Será difícil ocultar dos cuerpos.
—Hace dieciocho años hubo una guerra en New Hope. Los Karlsson contra cazadores... —La presión de sus dedos aumenta en mi brazo —. Mi padre se llamaba Kristoff Weston, un cazador que tenía familia fuera de la orden. Rompió muchas reglas para mantener vivo a su esposa y su hijo —Hay dolor en su voz —. Era el mejor hombre que conocí alguna vez. Su error fue involucrarse en un problema que no le pertenecía y eso terminó con su vida.
Mi labio tiembla. Dioses... Mis padres no me hablaron mucho de esa guerra, pero sé que varios cazadores murieron cuando los Karlsson acabaron con ellos. ¿Qué podían hacer? Ellos estaban a merced de un monstruo, un psicópata que pretendía usarnos como ratas de laboratorio.
Él tenía intenciones de liberar muchos demonios. Entre ellos, Catalina. Nadie que servía a Alair Muriel era inocente.
—Lo siento mucho —susurro —. Lamento que hayas perdido a tus padres.
Me suelta, mis manos van a mi pecho mientras trato de respirar adecuadamente. Mi intuición no falló, sabía que su problema con los Karlsson era mucho más grave de lo que creía. Esto se trata de un ajuste de cuentas.
Y mamá es el objetivo.
—Tú no sabes nada —gruñe —. Una mujer perdió a su esposo y un niño fue criado sin su padre. ¿Sabes lo que eso se siente? Por supuesto que no. Estás bañada en privilegios. No sabes lo que es vivir en una familia destrozada.
Me abrazo a mí misma, decepcionándome de mi propia madre. La tenía en un pedestal y acaba de caerse. No fue una santa en su pasado. Cometió errores como todos, pero sé que su naturaleza es mucho más retorcida. Ella tiene a un demonio en su interior.
Meredith no conoce la piedad y el padre de Austin fue una de sus tantas víctimas.
—¿Cómo puedes asegurar que fue ella? —pregunto.
La risa de Austin es ácida y cargada de hostilidad.
—No derrotaron a todos los cazadores, varios de ellos lograron escapar y se encargaron de esparcir la mierda que desató la familia Karlsson —Si me escupe en la cara, no me asombraría —. ¿Sabes qué fue lo peor? Mi padre suplicó, le rogó a tu madre que no lo matara. Le dijo que tiene una familia esperándolo en casa, pero nada de eso conmovió a la despreciable Melody Shikova. Ella rompió su cuello.
Me toma varios segundos registrar lo que dice. Cuando lo hago, el horror me inunda. Suena como mi madre, más bien, a Meredith.
—Lo lamento —expreso con sinceridad —. Siento mucho tu pérdida, pero debes entender que no soy responsable. Es un evento que sucedió hace dieciocho años y puedo asegurarte que mi madre no sabía que tu padre tenía familia. Era el enemigo.
—No le dio la oportunidad de hablar. Ella acabó con él sin compasión.
—Austin...
—¿Y sabes qué haré? —dice él, señalando el cuerpo de Trevor —. Le demostraré al mundo quienes son realmente los Karlsson.
El pánico se despliega en mi cuerpo.
—Nadie va a creerte —balbuceo —. Piensa bien antes de actuar.
Su cara aún se ve furiosa, pero mientras más me mira, más se dispersa esa furia. Ahora hay satisfacción en sus ojos. Sabe que estoy atrapada, con la guardia baja.
—Tienes razón. No van a creer en mi palabra, pero sí en los vídeos que grabé de ti mordiendo al pobre humano inocente —Patea de nuevo a Trevor —. Poseo pruebas de tu delito. Acabaré contigo.
Mi corazón se detiene. Terror, como el que hace mucho tiempo no sentía, me atraviesa.
—Estás loco.
Sus ojos brillan con pura malicia.
—No más que tu familia —masculla —. Me encargaré de destruir el encanto que tienen sobre el pueblo. Cada habitante de New Hope sabrá de qué están hechos. Se acabaron las mentiras, Melissa. La era Karlsson llegó a su fin, tu tío Ashton no llegará al poder de alcalde.
Un sentimiento de impotencia abarca mis sentidos. Tantos años de esfuerzo no se irá a la basura, mucho menos por mi culpa. Si el pueblo se entera quienes somos, estaremos perdidos. No podremos proteger a nadie de la verdadera amenaza.
El único beneficiado será el señor de las sombras.
—Por favor, hablemos —intento hacerlo entrar en razón —. Te prometo que ese pasado atroz no nos define. Estamos en el pueblo por una buena razón. Deberías saberlo al ser hijo de un cazador.
Oigo una risa áspera.
—Créeme que estoy enterado, pero no me importa. Todos ustedes pueden irse a la mierda.
—¿Esa es tu decisión? ¿Seguro? Aún puedes cambiar de opinión.
—He esperado dieciocho años para llevar a cabo mi venganza. ¿Crees que me detendré por ti?
Listo. Él selló su destino. Le di oportunidad de solucionar esto como dos personas civilizadas, pero prefirió ignorarme. La seguridad de mi familia está en juego, no me importa acudir a recursos extremos. Austin debe morir. La impotencia no me permite pensar coherentemente, mis dedos forman dos esferas rojas que amenazan con matarlo. Su sonrisa crece y no se ve impresionado. ¿Cuánto estuvo investigándonos?
—Adelante, mátame —Se ríe —. Demuestra que eres un monstruo como tu madre.
—No me importa lo que piensas de mí —siseo —. Tú también puedes irte a la mierda.
Levanto mis dedos con intenciones de lanzarle las bolas de fuego, pero entonces...
—¡¡Melissa!! —chilla Ellie —. ¡¡Mellie!!
No, no, no. ¿Por qué debe interrumpir? Me giro y enfrento a mi prima Ellie. Sostiene el dobladillo de su vestido blanco mientras corre hacia mí. Su boca muy abierta al notar mi estado y el cuerpo tendido. Mierda... vuelvo a mirar dónde estaba Austin, pero ha desaparecido.
Doble mierda, se esfumó. ¿Cómo pudo escapar tan rápido?
—Maldita sea, Ellie —me quejo, frustrada —. ¿No podías aparecer en otro momento? Estaba en un asunto serio aquí.
Sus mejillas se ponen pálidas, sus labios se aprietan con indignación al ver mi horrible apariencia. Estropeé mi vestido, me parezco a Carrie.
—¿Qué carajo ha sucedido? —espeta —. ¿Por qué Trevor está casi muerto? Isaac y yo estuvimos buscándote como locos.
Hago una mueca de disgusto. Pensar en el nerd me pone de mal humor. No esperaba nada de él y aun así logró decepcionarme. Estúpidos humanos, nunca superan mis expectativas.
—El idiota este... —Le doy una patada a Trevor y gime —. Quiso abusar de mí. Oh, eso no es todo. Austin me descubrió en la escena del crimen. Sabe que soy un fenómeno.
Ellie casi se cae.
—¿Quiso abusar de ti? —pregunta con repulsión —. ¿Estás bien? ¿Hablas del profesor Weston?
—No eres sorda —me agacho y tiro las piernas de Trevor para empezar a arrastrarlo —. Te contaré todo después. Mejor ayúdame a solucionar este grave lío antes de que alguien más nos vea.
Ellie detalla insegura el campo.
—Dioses, Melissa. Esto apesta —dice —. Lamento que hayas pasado por esto.
—Asistir a esta fiesta fue una mala idea. Isaac ni siquiera está interesado en mí. Solo quiso utilizarme.
—¿Cómo qué no? No para de preguntar por ti.
No es momento para sus tontas preguntas. Si no va a ayudarme, prefiero que se largue. Me está desesperando.
—Mierda, Ellie. Solo cállate y arreglemos esta mierda. No tenemos toda la noche.
Mi prima colabora con un suspiro y juntas llevamos a Trevor detrás de las gradas. Normal. Estamos ocultando un cuerpo en nuestra fiesta de bienvenida. Qué divertido.
—El mañana va a despertar, ¿lo sabías? —comenta Ellie —. Y recordará todo lo que ha sucedido.
Honestamente, es la menor de mis preocupaciones. El mayor problema aquí es Austin. ¿Qué haré si cumple con su promesa de exponerme? El pueblo querrá quemarme en la hoguera como a Abigail Sanders hace siglos.
—Si él menciona algo, voy a acusarlo ante las autoridades —me encojo de hombros —. Él quiso abusar de mí y yo me defendí. Papá estará de mi lado. ¿Quién creerá en su historia de vampiros? Nadie.
—¿Y Austin?
Me estremezco.
—Lo cazaré —afirmo —. Acabaré con él.
Limpiamos la escena comprometedora en silencio, mi corazón más calmado. Por lo menos no estoy sola, aunque me preocupa la reacción de mamá. Me castigará toda la vida.
—No trajimos ninguna chaqueta —gime Ellie —. Podría regresar a la fiesta y pedirle a Isaac.
Sacudo mi cabeza rápidamente. No quiero nada de ese idiota.
—Olvídate de él, es mejor no involucrarlo —Mis ojos se fijan en Trevor, sigue inconsciente. Nos encargamos de quitarle la camisa y limpiar los restos de sangre en su cuello. Las marcas de mis colmillos no pudimos borrarlo —. Hay alguien que puede ayudarnos.
—¿Quién?
Pronuncio su nombre sin pensarlo tanto.
—Llama a Tristan.
Ellie parpadea, dándome un vistazo consternado.
—¿No se ha ido de viaje?
—No, pero lo hará pronto —susurro —. Terminamos, pero sigue siendo mi amigo y confío en él más que nadie. Nos sacará de esto.
—¿Segura?
—Sí. Llámalo, por favor.
💚
Ellie le pide prestado un celular a su compañera de clases y llama a Tristan. Mi ex novio no duda en aparecer. Solo tarda diez minutos. Por mucho que trato de fingir que no me afecta, no puedo ocultar mis sentimientos hacia él.
Se ve hermoso con el cabello rubio alborotado, camisa desabrochada y ojos preocupados. Me toca, sus fuertes brazos me rodean mientras trata de averiguar si estoy bien o no. Lo amo, dudo que pueda superarlo rápido. Mi corazón aún sangra por él.
—¿Me estás diciendo que tu profesor descubrió el secreto familiar? —inquiere, tenso —. ¿Te tocó?
Trago saliva, mi mirada atenta a su cara. Es como si hubiera pasado una eternidad desde nuestro último encuentro.
—Estoy bien —respondo con la voz ahogada —. No me lastimó, pero Trevor lo intentó.
Gruñe, enfocándose en el desmayado abusador.
—Hijo de puta.
Ellie se cruza de brazos, Trevor sigue dormido y ahora ronca en el pasto. Espero que mañana no recuerde nada. Estaba muy drogado para distinguir la realidad.
—¿Desde cuándo te acecha? —cuestiona Tristan.
Uh... ya veo a los sermones venir. Allie me advirtió que acudiera a mi madre y preferí no hacerlo.
—Desde el primer día que llegó al instituto.
—Debiste decirle a tu madre —reprocha mi prima —. ¿Por qué eres tan terca?
—No quería actuar como una loca paranoica.
—Nada es casual en este pueblo debido a su historial —me recuerda mi prima —. Ella te hubiera creído sin dudar.
—Tiene muchos problemas. Entre ellos, Asa...
—Basta de excusas —corta Tristan —. ¿Tampoco pensaste en acudir a mí como ahora?
Me muerdo el labio, avergonzada por culpa de mi estupidez. Terminamos. ¿Pensó que lo llamaría como si nada hubiera pasado? Mi orgullo no me permitió, hasta hoy.
—No pensemos en las cosas que pude hacer o no, el daño está hecho —Lanzo un suspiro —. Austin está prófugo y debemos encontrarlo. Grabó todo mi momento de recaída. Tiene pruebas que me comprometen.
Tristan me suelta, corre los dedos por su cabello y cierra los ojos brevemente. Fue un error llamarlo, pero soy una egoísta. Lo necesito cerca. Lo echo de menos.
—Tus padres deben interferir —dice Tristan —. No creo que podamos hacer mucho si él está empeñado en delatarlos.
Mi pecho se aprieta y me desplomo en el suelo. Todo el peso de lo que ha sucedido cae sobre mis hombros. El pueblo sabrá quienes somos y es mi culpa.
—No sé qué hacer —susurro al borde de las lágrimas —. Soy tan estúpida.
—Hey... —Tristan se pone de cuclillas —. Nada es tu culpa, ¿me oyes? Solo quisiste defenderte de un abusador. Estabas en todo tu derecho, cualquiera haría lo mismo en tu lugar.
Un sollozo tembloroso se abre camino. Después de siglos, puedo dejarlo salir. Dioses, se siente bien soltar el escudo de chica ruda. Esta vez siguen lágrimas.
—Si pudiera arreglarlo, juro que lo haría —musito, mi voz quebrada —. No fue mi intención desatar otro desastre. Lo siento mucho.
—Lo sé —Tristan me levanta y me rodea con sus brazos a pesar de la sangre en mi vestido —. Saldremos de esta. Lo prometo.
Ellie aclara su garganta.
—Hablaré con mi tía Melody.
Me pongo a temblar con ese recordatorio.
—Estaremos aquí —Tristan le responde, yo estoy perdida —. La entrega de corona está a punto de suceder y creo que eres la ganadora.
Estaría muy feliz, pero no me anima nada. Quiero ir a mi casa, darme un baño y olvidar esta trágica noche. Necesito sentirme a salvo de nuevo. No saldré en años después de lo sucedido.
—Oh, bien —Ellie tampoco suena muy animada —. Ya vuelvo, chicos.
Sus tacones altos suenan a medida que se aleja. Tomo la camisa de Tristan con mis puños, mi mejilla se frota contra su fuerte pecho. No sabía que necesitaba ser reconfortada como ahora. Exijo quedarme así, para siempre.
—Me echaste de menos —susurra.
Levanto mi cara de su pecho, mi visión sigue borrosa por las lágrimas.
—Un poco.
Me da una sonrisa lenta y ardiente que aprieta mi estómago.
—Un poco —repite —. Nunca tuve oportunidad de disculparme por como terminamos.
Se me hace un nudo en el pecho. Ese día lloré en mi habitación hasta quedarme dormida por mucho que intenté reprimirme. Tristan es mi primer amor.
—No importa —digo —. Realmente nada de eso es primordial con los problemas en el pueblo. ¿Cuándo te vas a Holanda?
Su mirada se aparta de la mía.
—Papá quiere dejar todo resuelto antes de partir. Algunos miembros del clan decidieron quedarse.
¿Cuán estúpido suena eso? ¿Por qué se aferran a New Hope? El pueblo está podrido.
—Pienso que tu padre fue muy valiente al tomar esa decisión —admito —. Ojalá mi familia pudiera darse los mismos lujos.
—Ustedes mantienen a flote New Hope.
—New Hope nos odia —recalco —. No le debemos nada a estas personas.
—Puedo entender que tus padres no quieren irse, ¿pero qué hay de ti? ¿Ellie? ¿Raven? ¿Roy? ¿Asa? —Luce confundido —. Melissa, algo terrible sucederá en el pueblo y tu familia no podrá evitarlo.
Una inquietante clase de anticipación me roe. Ojalá la familia Karlsson entendiera de una vez que no pueden controlar todo el caos, pero son muy moralistas. Creen que son responsable de estas personas que no merecen nada. Quieren hundirnos. Están hartos de los Karlsson en el poder del pueblo. Es hora de dejarlos sobrevivir por sus cuentas.
—La esperanza es lo último que morirá.
Se frota la cara.
—Lamento decepcionarte, pero la hechicera de mi clan ha dicho que eso también está muerta —espeta, apenado —. New Hope está condenada y no hay salvación. Tu familia debería irse antes de que sea demasiado tarde.
Si antes me sentía mal, ahora mucho peor. Todos los pronósticos indican que habrá una tragedia. ¿Por qué no pueden entenderlo?
—Puedes venir conmigo —susurra —. Prometo que voy a protegerte hasta que el caos termine.
Aspiro fuertemente, limpiando la humedad de mis mejillas.
—Sabes que eso es imposible, Tristan.
Su mano sostiene la mía.
—Tenía que intentarlo.
Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello, poniéndome de puntitas para besarlo. Se inclina a mi voluntad, fusionando su boca con la mía. Su beso es reverente, el sabor de sus labios me vuelve loca. Lo echaba de menos.
—Y te amo por esa razón —suspiro contra sus labios —. Amo que nunca te des por vencido con nosotros.
Presiona su frente contra la mía, cerrando los ojos.
—¿De verdad me amas?
—Sí —digo entre lágrimas conmovidas —. Te amo y no puedo olvidarte.
Me roba otro beso. Un largo y prolongado beso.
—Joder, también te amo. Más que a mi propia vida.
💚
Roy.
Mi madre, Logan y Brent se encargan de hablar con las autoridades. Papá me acompaña en el hospital mientras esperamos que los médicos nos den el diagnóstico de Sadie. Mi dulce chica ha estado inconsciente. Toda ella se veía en ruinas, golpeada y bañada en sangre. ¿Hasta dónde puede llegar la crueldad humana? Las malas notician no terminan. La policía ha encontrado cerca de cincuentas cuerpos, pudriéndose en el lugar más profundo de ese sótano.
Durante años hicieron sacrificios y nadie lo ha notado hasta ahora. Todavía hay varias dudas sin resolver. ¿Por qué la familia de Logan accedió muy fácilmente a la presión? Se entregaron, dejaron de lado sus resistencias.
Y lo más perturbador es la situación en qué se encontraban. Mugrosos, pobres, comían basura. ¿Qué pasó con la fortuna que derrochaban? Todos esos lujos terminaron de la noche a la mañana. El dios a quien veneraban decidió darles la espalda.
Vivían en la inmundicia.
—He leído los informes que tu madre recaudó de ese monstruo —comenta papá y bebe su café —. Es muy generoso con sus servidores, pero cuando ellos ya no son útiles tienen un final inesperado.
Pruebo un sorbo de mi café, ansioso a la llegada de un médico. Estar aquí es desesperante porque no puedo hacer nada más que esperar. Me aterroriza escuchar sobre Sadie. ¿Qué sucederá con su salud mental? No es muy sana, tendrá graves secuelas y necesitará mucho apoyo.
Su madre está en camino y su padre ausente también. Casualmente recordó que tiene una hija. Ese imbécil desconsiderado... ¿Por qué no pidieron ayuda cuando su hija desapareció casi una semana?
—Pienso que ha sido un castigo —murmuro —. Ellos prometieron entregar a Allison y no lo consiguieron. El señor de las sombras les quitó absolutamente todo. ¿Has visto la casa? Era un nido de ratas.
Al menos el karma ha actuado favorablemente y el sufrimiento no termina aquí. Estos bastardos irán a prisión, serán condenados a perpetua. Yo me encargaré de eso. Jamás volverán a poner sus sucias manos sobre alguien.
Logan no volverá con ellos nunca.
—¿Te das cuenta de que el dinero nunca será suficiente para muchas personas? —Papá me mira con aire pensativo —. Ellos mataron a inocentes durante siglos. No se detuvieron hasta hoy, no lo hubieran hecho si no interferíamos. El dinero vuelve loco al mundo.
La tristeza abrumadora me ahoga al pensar que cientos de vidas se perdieron por culpa de la ambición.
—También es efímero —susurro —. Un día tienen todo y al día siguiente nada.
Finalmente, aparece un médico para sacarme de esta miseria. Hay algo en su expresión que me pone nervioso al instante y me preparo para lo peor.
—¿Familiares de la señorita Stone? —pregunta.
Me pongo de pie al igual que mi padre.
—Soy su novio —respondo —. Sus padres estarán aquí pronto.
Asiente y aprieta el bloc con toda la información del caso.
—Es asombroso que siga viva a pesar de los días de deshidratación. Cualquiera en su situación estaría muerta, más con su condición —expone —. ¿Sabían que tiene casi tres semanas de gestación?
Olvidé por completo ese inconveniente. Sadie es mi única prioridad.
—Uh, sí. ¿El feto está bien?
El médico me da una resplandeciente sonrisa.
—Diría que esto se trata de un milagro. Se encuentra en perfecto estado de salud a pesar de los golpes que ha recibido su madre.
Menos mal.
—¿Y ella como está? ¿Puedo verla?
El médico se rasca la nuca.
—Ha perdido nuevamente el conocimiento y temo que se debe a sus emociones. Sigue asustada —explica —. Es estrés post traumático. Lo correcto es dejarla descansar.
Mi garganta se seca, la angustia me oprime. Sabía que no todo sería tan fácil.
—De acuerdo, permaneceré aquí —expongo.
—Gracias, doctor —agradece mi padre.
Él nos tiende otra sonrisa.
—Regresaré en cuanto tenga más noticias.
Se aleja con una inclinación de cabeza y me siento nuevamente. El vaso de café palpita en mi mano, el anuncio de que lo peor aún no llega es inminente.
Nada ha terminado.
—Cálmate —me insta papá —. Ella estará bien.
—No puedes decirle eso a un médium —destaco, pasándome una mano por el cabello —. No cuando tiene la capacidad de sentir lo contrario.
Papá parpadea y se ubica en la silla a mi lado.
—¿De qué hablas?
—No puedo expresarlo con certeza, pero Sadie tendrá espantosas secuelas —Mi tono suena ronco —. Y ese feto en su vientre...
—¿Qué?
El sonido de mi voz se pierde junto a los escalofríos que inundan mi piel.
—Hay algo raro en ella, en él —digo —. Es todo lo que puedo asumir. Los Michaels inyectaron su veneno en Sadie, pero no puedo adivinar qué.
Papá me mira con dolor.
—Roy...
Escucho gritos en los pasillos, enfermeras precipitándose hacia la habitación de Sadie y mi corazón se hunde. Ni siquiera puedo estar seguro de respirar.
—¿Qué diablos pasa? —espeta papá.
Nos adelantamos a seguir los mismos pasos de las enfermeras y jodida mierda. Mis pies se detienen, el vaso de café se derrumba de mis manos. Sadie... La observo, tratando de comprender qué sucede. Compartimos una mirada de desconcierto, mis ojos impactados de terror rivalizan con los de ella.
—Sadie, no... —mascullo —. Escúchame, por favor.
Hay un bisturí en su mano derecha y apunta directamente a su estómago. Su bata de hospital está rota por la mitad. Las enfermeras pretenden alcanzarla, pero ella los detiene. Se ve como una psicópata.
—Un paso más y me apuñalo —grita —. ¡Mataré al demonio en mi vientre!
Mierda... Mi pesadilla se hace realidad.
—Estoy aquí —Hago lo posible para no delatar mi conmoción —. Baja eso y hablemos.
—¡No! —lloriquea, las lágrimas empapan sus mejillas. Tiembla como si la hubieran sumergido en un glaciar, pero su frente comienza a gotear de sudor —. ¡Necesito acabar con esto! ¡Tengo que sacármelo!
Mi padre se paraliza a mi lado, mi lengua se vuelve pesada cuando comprendo.
Ella habla del feto en su estómago.
—Shh... tranquila —arrullo, tratando de calmarla —. Ya tomaste tu decisión antes, ¿recuerdas? Vamos a respetarla.
En un ataque de imparable locura, Sadie comienza a jalar su cabello, tirando de él como si quisiera arrancarse la cabeza. Golpea los puños contra sus sienes una y otra vez. El bisturí roza su mejilla y sangra. Se está lastimando a ella misma.
—Tú no lo entiendes, Roy —solloza —. Ellos lo pusieron dentro de mí.
Sadie, la chica con quien disfruté una hermosa semana de verano, esa alma pura que solo ofrece alegría, está rompiéndose y no puedo hacer nada. Mis dones lo predijeron, en el fondo sabía que las consecuencias no eran nada sanas.
—¿Qué cosa? —Me acerco con las manos en alto y lentamente le quito el bisturí. Estoy tan aliviado de que no se resista —. Me tienes, Sadie. No permitiré que nada malo te pase. Ellos no volverán a tocarte.
Cuando pienso que está más calmada, su respiración aumenta y las lágrimas caen sin control por sus mejillas. Luce rota, destruida. ¿Qué le hicieron? Esta chica no es mi Sadie.
—Está creciendo, ¿no lo notas? —Mira su estómago —. Lo puedo sentir.
Me vuelvo hacia mi padre y las enfermeras. Cada uno de ellos atónitos por la escena.
—Dime cómo puedo ayudarte.
—No, no puedes —solloza Sadie —. Ellos pusieron un mal dentro de mí y quiero que me lo quiten. Por favor, quítenmelo.
💚
Allie.
Es difícil mantener mis ojos centrados en otra cosa que no sea su rostro. Su belleza no tiene comparación, jamás he visto a alguien que luce así y es razonable. Ella no es de este mundo. Su largo cabello platino baila con el movimiento del viento mientras camina y se para frente a mí. Duele mirarla. Es inhumanamente hermosa. El tono violeta de sus ojos es hipnotizante y su voz suena mejor que una melodía suave.
Fue sacada de un cuento de hadas.
Estando cerca de ella, puedo admirar cada estructura de su rostro. Pómulos altos, nariz respingona, labios sensuales, piel perfecta como la porcelana. Es demasiado hermosa. La diosa luna toma mi mano en la suya y debo salir de mi trance. Ella me mira con aparente diversión. Acabo de enamorarme nuevamente. Perdón, Ronan.
—¿Quiso conocerme? —pregunto cómo niña pequeña —. Sabe de mi existencia. Wow.
Sonríe con cariño.
—Por supuesto, no hubo días dónde tu madre no me pedía velar por ti.
Mi corazón se siente como si estuviera en la parte posterior de mi garganta y tengo que tragarme mi emoción. He visto a esta mujer en pinturas, escuché historias sobre ella, mi familia la idolatra desde milenios porque es nuestra creadora. Ahora está frente a mí, luciendo como un ángel caído del cielo. Qué privilegio. Ojalá pudiera tener una cámara y capturar este memorable encuentro. Estoy ante una diosa.
—Es un honor tenerte aquí. Te pediría un autógrafo en otra ocasión.
El sonido de su cálida risa me hace mirarla más embobada.
—Eres adorable.
Mis mejillas se tiñen por el cumplido.
—Hay muchas dudas en mi lengua y me gustaría que respondas algunas de ellas. Claro, si hay tiempo.
Ignora al resto de los presentes.
—Elige sabiamente, Allison. Solo responderé dos preguntas. La noche no es eterna.
Mi vista se fija en Ronan. Ha estado muy callado los últimos minutos.
—Descuida, haré solo una. He oído sobre varias premoniciones y no sé cuál es la correcta —empiezo —. No comprendo porque nos une el lazo. Quiero decir, Ronan es hijo del enemigo.
Mi compañero se queda expectante, esperando una respuesta. No tengo nada que reprochar, es el complemento perfecto. Me ha hecho feliz desde que nos conocimos, pero la duda sigue ahí.
—Somos opuestos. Él es la muerte y yo soy la vida —prosigo —. ¿Por qué estamos destinados?
La diosa luna sonríe.
—Porque ambos no pueden subsistir sin el otro —responde simplemente —. Cuando todo sea oscuridad, tú serás la única luz en New Hope.
¿Eso qué significa? No calma mis inseguridades, al contrario, acaba de empeorarlo. Uno de los dos va a perderse. Puedo jurarlo.
—Eso no suena bien —me quejo —. ¿No ofrecerás nada más?
—No seas impaciente —dice la Diosa Luna —. Muchas dudas serán respondidas esta noche.
Mamá carraspea, Serenity se muestra impaciente. Mila y sus hermanas continúan con las manos entrelazadas, un círculo perfecto que me rodea de reconfortante magia.
—21:30 hs —indica la Strigoi —. El horario perfecto para empezar el cambio. Háganlo ya o la bruja en su interior despertará.
—Será necesario amarrarla —añade Mila —. Usaremos a las serpientes y la reacción de Catalina no será buena. Va a volverse loca cuando vea a sus peores pesadillas.
Me pongo enferma de miedo. Analizándolo bien, veo algunos agujeros en el piso que conectan a los grilletes de plata.
—Un poco de hiedra púrpura para nublar sus sentidos —musita mi abuelo Josh —. Debemos calmar a su bestia. No solo es transformación, también posesión.
El horror satura el aire, tan denso como un espeso río. No podía esperar menos de Catalina, ella luchará. Jamás se rendirá.
—Me mantendré cerca —dice Ronan —. Me necesita para calmar su dolor.
Mi madre no está de acuerdo ya que niega.
—Cuando ordenemos que te alejes, lo harás. Esto es muy peligroso, Ronan —masculla ella —. ¿Entiendes?
Mi compañero asiente.
—Por supuesto.
—Una vez que esa bruja se hace presente, es difícil dormirla —agrega mi padre.
Dioses... la tensión crece como espirales en mis pulmones. Me cuesta respirar. Me lastima escuchar a mis padres hablar con tantos conocimientos. Les hice pasar experiencias horribles desde que estoy maldita.
—Mantente centrado, no pierdas la cabeza —advierte Mila —. Allison es la única que puede armar caos.
Ruedo los ojos.
—¿Podemos empezar ya? —inquiero.
—Ponte en el círculo —ordena Serenity.
Ronan me da una mirada cautelosa, sus dedos rozan mis mejillas.
—No le temas a nada —susurra con una sonrisa —. Estamos aquí.
Mi corazón da un vuelco.
—Te amo, cariño —sonrío.
—Y yo a ti, hermosa.
Permito que mi abuelo rodee mis muñecas y mis tobillos con los grilletes de plata. Mi pulso retumba en mis oídos y siento que tendré un ataque, pero contengo el aliento antes de soltarlo lentamente. Este día ha sido esperado dieciocho años.
Abrazaré a mi loba interior y no la dejaré ir.
—¿Lista? —pregunta mamá.
Le envío una pequeña sonrisa tranquilizadora. Mi abuelo besa mi frente y se une junto a mi padre en el rincón, más allá del círculo.
—Sí.
La diosa cierra los ojos, una brillante luz cegadora emana de ella mientras permanezco en el círculo. La mano de Ronan se aferra a la mía y colmo mi mente de pensamientos positivos.
Yo puedo contra todo.
La luz luminiscente se extiende a través de mi piel, un pequeño temblor agita mi cuerpo cuando recibo la magia que están brindándome. Mamá, Aden, Mila, las trillizas, Serenity... todos ellos me dan fuerza.
Ronan aprieta mi mano.
El aire se siente pesado, ominoso. ¿Por qué siento que cosas malas me van a ocurrir? Mierda, no entraré en pánico. Me he pasado años asegurándome de que nunca más seré una víctima.
Soy una Karlsson.
Licántropo.
Druida.
Bruja.
Semidiosa.
Parte demonio.
Catalina nunca me arrebatará los títulos.
Jamás.
Mis ojos se cierran poco a poco, no importa si quiero mantenerlos abiertos. Estoy durmiéndome.
—¿Allie?
El sudor cubre mi cara y mi estómago está agitándose. El primer grito sale de mis labios y caigo de rodillas al suelo. Mi cuerpo exige cambiar, mi loba desea salir.
—Ronan...
Levanto la mirada con ojos desenfocados y vidriosos. Un rugido se construye en mi garganta y echo la cabeza hacia atrás. Pequeños colmillos empiezan a formarse en mis encías, mi interior se revuelve. Me encorvo, respirando pesadamente, mi cabello pegado a mi cara.
No solo es transformación.
También posesión.
—Será mejor que te apartes de ella —murmura mamá.
—No —dice Ronan —. Aún no.
Chico terco.
Mi mano tiembla en el agarre de Ronan, suelto un sonido de lamento mientras los recuerdos invaden mi cabeza. Veo a la pequeña Allie en brazos de mi madre, un hombre alejándome de ella. Mis padres destrozados, yo torturada por Catalina y siendo ahogada con una almohada. Mi cuerpo de bebé apenas luchando contra la bruja en su cuna.
Veo llamas.
Sangre en mis manos, todas las veces que asesiné y Catalina tomó posesión de mi cuerpo. Aden y Amy riéndose. Papá sosteniéndome en sus fuertes brazos.
Mis primas.
Anubis.
Annie.
Ronan.
Veo a mi compañero besándome, su cuerpo sobre el mío. Su sonrisa, sus besos... Hermosas imágenes que me hacen sonreír en medio del dolor.
Y luego...
Ella se encarga de borrarlos.
Catalina.
Viene un recóndito dolor, el dolor más extenso y agudo que cualquier cosa que haya sufrido. Mi loba se despierta en respuesta. Abro la boca, mis ojos se giran en mi cráneo, y grito mientras una angustia diferente a todo lo que alguna vez sentí me desgarra, mi piel arrancándose, mis costillas se quiebran al igual que mi columna vertebral.
Duele.
Duele tanto.
—¿Allie? —pregunta Ronan.
—No me sueltes —imploro —. No me sueltes, cariño.
Sus ojos muestran el mismo dolor que los míos.
—No lo haré, amor. Estoy aquí.
Mi compañero quiere abrazarme, calmar esta tortura, pero más sufrimiento pincha mi cuerpo. Estoy llorando, gruesas lágrimas se deslizan por mis mejillas mientras cada hueso se rompe. Me caigo, mi mandíbula cruje por el cambio.
—Primer proceso: posesión —oigo la voz de Serenity —. Debe luchar contra Catalina.
—¡Le duele! —Llora Aden —. ¡Hagan algo!
—Tranquilo, cielo —Lo consuela mamá.
—Saquen al niño —gruñe papá.
Lucho contra los grilletes, mis ojos ahogados por las lágrimas. Otra ola de dolor me golpea con la magia que empujan las trillizas y mi familia hacia mí. Un hueso de mi brazo se quiebra, después otro.
Otro.
Otro.
Y otro.
El proceso continúa hasta todo lo que siento es solo dolor. Mucho dolor, demasiado sufrimiento. Mi espalda se desgarra, mi piel se rebana. Tendones y huesos se quiebran, partiéndome por la mitad como una motosierra.
No creo que sobreviva.
Mis manos se hunden en el suelo, mi grito retumba en la silenciosa noche. Hay un rasgón de tela, mi ropa desaparece. El aire frío golpea mi piel, pero no es suficiente para apagar el fuego que se arrastra por mi cuello.
Me ahoga.
Me asfixia.
Mi garganta está en carne viva y siento en vómito subir en mi lengua. De repente, odio estar en mi propio cuerpo. Quiero que se acabe. Por favor, que acabe. Encuentro un poco de energía y observo a Ronan. Su expresión está llena de ansiedad.
—Sería maravilloso, ¿no lo crees? —pregunto sin aliento.
Pasa los dedos por mi cabello mojado.
—¿Qué cosa?
—Morir con el recuerdo de tus hermosos ojos en mi mente.
Su rostro se desdibuja, mis párpados se cierran. No soporto ver el dolor en sus ojos. Me mata.
—No vuelvas a decir eso —gruñe, enojado —. Tú vas a sobrevivir, ¿me oyes? Confía en mí.
—Ronan...
Mi cuerpo tembloroso comienza a mecerse a medida que todo alrededor se ensombrece. Los temblores aumentan, los estremecimientos rodando a través de mi piel como si alguien me hubiera arrojado a una bañera con hielos.
Tanto dolor...
—No, no, no —Escucho gritar a mi madre, pero su voz se siente muy distante —. ¡Hagan algo! ¡Va a desmayarse!
—Quédate conmigo —La mano de Ronan tiene un agarre de muerte en la mía —. No te atrevas a rendirte. Lucha, maldita sea.
No podré contenerme por más tiempo, pero necesito hacerlo. Catalina no ganará la batalla, mucho menos la guerra. Me niego. Este es mi cuerpo. Me pertenece. Ella es la intrusa.
—Sí —La voz de Ronan me motiva —. Sí. Resiste, Allie. Resiste.
Otro grito me despedaza, soltando más dolor. Las comisuras de mi boca se dividen y la sangre brota de mis labios, pero ya no siento nada. De alguna manera, logré acostumbrarme a los golpes. Grito hasta que me quedo sin voz, hasta que mis cuerdas vocales se rompen.
Grito para liberar de una vez al animal dentro de mí.
Grito tanto, apenas me quedan fuerzas para pelear.
—Ríndete, maldita estúpida —sisea la voz en mi cabeza —. Hazlo y esto parará.
—Primero muerta —jadeo.
Mi espalda rechina, mis hombros se contonean. Tiemblo como si estuviera en el mismísimo polo norte. Tengo frío, mucho frío.
—Buena suerte.
Pasan minutos, horas, no soy consciente del tiempo. Ronan ha soltado mi mano y mi piel está desnuda. No distingo quien permanece en el círculo. Solo siento la magia sacudiéndome, mi cuerpo partiéndose. Estoy tan exhausta. Tan malditamente cansada. ¿Hasta cuándo debo soportar?
No puedo respirar. No puedo respirar. No puedo respirar. No puedo respirar.
No puedo.
—Ríndete —insiste Catalina.
—No.
—¿Es tu última palabra?
Sonrío, mi boca sabe a sangre. Un sabor desagradable.
—Sí.
—Entonces muere.
💚
Ronan.
Me destroza.
Verla tendida en el suelo, y los grilletes sosteniéndola como si fuera un animal, me parte el alma. Lo peor es que me obligaron a soltarla. Es una dinamita y está estallando. No puedo calmar mi ansiedad, esta angustia de no poder hacer nada.
Solo me queda permanecer en silencio, esperar a que pasen las horas hasta que su transformación concluya. Mantengo mi mente cerrada, lucho contra el dolor que quiere abrirse camino a mi corazón.
Allison me necesita fuerte, no es momento de derrumbarse.
Casi todos se han ido, excepto la Diosa Luna, Mila, Arianne y Serenity. Sacaron a Aden para que no vea a su hermana en una situación así. La ropa de Allie está rota, su piel cubierta por un pelaje negro carbón. El mismo color que caracteriza a Asher cuando cambia de forma.
Es una loba.
—¿Cuánto más durará? —pregunto, colapsando —. Está sufriendo y ya no puedo verla así.
Arianne me pone una mano en el hombro.
—Termina cuando el sol decide aparecer —sonríe, orgullosa.
Observo las garras de Allison, sus colmillos a la vista, su rugido está a punto de volverme sordo. Eso no es todo. La atmósfera pronto se vuelve más siniestra cuando la loba ensancha sus garras afiladas. La desconozco totalmente.
—No —susurra Mila.
¿Qué sucede?
Allie llora más fuerte, su poder detona, haciéndome retroceder bruscamente. El suelo de la fortaleza Karlsson tiembla, las llamas rodean el círculo mientras se pone de pie con dificultad en toda su forma lobuna.
Mi corazón se hincha con orgullo.
Es hermosa.
Sus ojos verdes están cerrados, Arianne permanece insegura cuando su hija los abre y nos observa con brillantes irises rojos. Todo lo que sucede a mi alrededor apenas se registra. Todo en lo que puedo concentrarme es en el latido de mi corazón y en la certeza enferma de que algo está mal.
Jodidamente mal.
No es ella.
Catalina ha poseído a su loba.
—Sabía que esto pasaría —Serenity suena aburrida —. Qué predecible. Hora de soltar a mis niñas.
Las serpientes inmediatamente hacen acto de presencia, siseando hacia la loba poseída.
Una furia feroz se eleva en mí, eclipsando mi miedo. Esta... basura. ¿Acaso nunca se dará por vencida? Siempre tiene que arruinarlo todo, incluso los momentos más importantes.
—¡Ronan, aléjate! —grita Arianne —. ¡Sal de ahí!
Muy tarde.
La forma lobuna de Allison se abalanza sobre mí en un profundo rugido y caigo al suelo brutalmente.
💚
Instagram: JessiR17
Twitter: JessiRivas17
Facebook: Lectores de Jess (grupo para teorías y más)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro