Capítulo 44 ✴
Ronan.
Hay un miedo significativo creciendo dentro de mí. Aprieta mi garganta y hace que mi corazón lata casi inaudiblemente dentro de mi pecho. Es un miedo sutil, como si me negara a admitir lo que sucederá con mi futuro.
Nací con dones oscuros, pero estuvieron dormidos más de diez años. Mamá se encargó de reprimirme casi toda mi vida. Mi padre no es quien yo creía y estoy enamorado de una chica que cada día me resulta más irreal.
Mi historia siempre ha sido trágica y lo mismo me espera en el final.
Soy un Dumont, estoy condenado.
Es un lema que no olvido.
Quizás las noticias no se han filtrado en mi cabeza aún o tal vez me niego a creerlas. De cualquier manera, necesito desesperadamente hablar de ello con alguien que no esté ocupado ocultándome secretos vitales.
Asher Karlsson es una buena opción.
Ambos permanecemos en silencio mientras abandonamos la deteriorada mansión, cada uno muy aturdido para hablar. Mis pensamientos son enredados, un completo desorden que no permiten sacar conclusiones rápidamente.
Me estoy ahogando.
―Entonces toda tu vida escuchaste voces en el sótano ―masculla Asher ―. Y tu madre te convenció de no bajar ahí.
Mantengo mis ojos fijos en el denso camino. Es tarde, el cielo cubierto por espesas nubes oscuras. Si algo aprendí la última vez es que la noche se convierte en mi enemiga. Él apareció cuando salí del hospital con Allison.
Mierda.
Necesito sacar a Asher de aquí. Él nos atacará de forma inesperada.
―Demetrio también ―respondo ―. Lo más sorprendente de esto es que me resulta muy familiar. Siento que alguna vez estuve ahí.
Mi suegro entrecierra los ojos.
―Hay un portal dentro de tu casa que dirige a otro mundo.
―El mundo de sombras ―añado ―. Él vive ahí.
―Él ―repite.
Asiento.
―El señor de las sombras.
Detiene sus pasos para mirar detenidamente la mansión frente a nosotros. Hay una conexión que me eriza la piel. Antes me sentía como si estuviese en el infierno, pero ahora es más... reconfortante.
Ya no existe la misma amenaza de antes.
Es la oscuridad en mi interior que reclama estar en el lugar donde pertenece. La verdadera naturaleza llama tarde o temprano.
―¿Qué dice el libro exactamente? ―cuestiona Asher ―. No me digas que pretendes atravesar el portal.
La incertidumbre envía una dolorosa sacudida a mi pecho. No niego nada, pero tampoco lo afirmo.
―¿Sabes cuantas ventajas nos lleva él? ―pregunto a cambio ―. Millones. No existe ni la más remota posibilidad de derrotarlo porque no hay nada que le importe. Soy su hijo, sí, pero también un títere más. Quiere utilizarme para expandir su magia.
El pánico en mi voz no me permite calmarme.
―No entiendo qué querría de ti, además de tus poderes ―dice Asher ―. Se supone que es un ser muy poderoso. Un jodido dios.
Me vuelvo hacia él por sus palabras. El señor de las sombras quiere que ocupe mi lugar en el trono. Una vez que eso suceda, la oscuridad seguirá expandiéndose en New Hope y después en el resto del mundo.
Habrá solo sombras, tinieblas y más caos. Es una profecía que debe cumplirse.
―Es necesario seguir leyendo el libro para averiguarlo.
Asher contempla la hora en su reloj.
―Mierda, el toque de queda ―murmura ―. Si no me mata ese monstruo, lo hará Arianne.
Este es el momento en que todo va mal, un escalofrío alarmante me recorre. ¿Realmente estoy viendo esto?
―O ellos ―digo tenso y capturo varias imágenes con mi cámara.
Un grito aterrador interrumpe la silenciosa noche y al menos tres especies de zombis corren hacia nosotros. ¿Qué mierda...? Mi cerebro registra lo que mis ojos captan. Se trata de dos hombres y una chica. Ellos tienen agujeros en las piernas de los pantalones y sus rostros están llenos de manchas rojas. Cabellos cubiertos de lodos y pieles grises con venas notables.
Son los juguetes de ese monstruo.
―Carajo ―maldice Asher ―. ¿Estoy viendo bien? ¿Son los malditos zombis? Pensé que la chica que encontramos era la única.
Retrocedo con las manos en alto. Hay miles en realidad, pero no se dejaron ver hasta ahora.
―Recomiendo que cambies de forma y los hagas pedazos ―sugiero ―. No tenemos mucho tiempo.
Asher hace una mueca de repulsión.
―Ni loco toco a esos parásitos.
Ruedo los ojos.
―Déjame a cargo.
Asher se burla.
―¿Y perderme la oportunidad de sentirme como si estuviera en una película apocalíptica? Nah.
Abre la cajuela del auto y saca un bate de béisbol. Pff. Tengo ganas de matarlos a todos, pero Asher desea un poco de diversión. No hay nada de malo en eso. Andrew dijo que una forma de matarlos es usando el fuego o decapitarlos. Será un trabajo sangriento.
―Mantente alejado, Ronan ―dice Asher.
Acto seguido, estrella el bate de béisbol contra la cabeza de un muerto. Golpea al otro, lo que sea que pueda hacer para eliminarlos. Me mantengo cruzado de brazos y observo el show. El primer hombre zombi impacta en el suelo, retorciéndose mientras Asher aplasta su cabeza con sus botas.
Ugh. Asqueroso.
La chica me mira desde su posición. Solo lleva puesta su ropa interior y su piel expuesta es de color gris. Sus venas son unas marcadas líneas oscuras que quieren explotar y salir de su cuerpo. Le tiembla la boca violeta, revelando dientes feroces.
Entonces arremete contra mí.
Formo en mis manos remolinos de humos antes de lanzarlos hacia ella. La capa tóxica se encarga de chamuscarla sin piedad. A medida que llora por la tortura, observo sus ojos lechosos con los capilares rojos e irritados. Hay trozos de carnes, sangre negra y un horrible olor cuando revienta en pedazos. Lo mismo sucede con el último zombi que pretende matar a Asher.
Tengo el corazón entumecido, la respiración agitada y una gota de sudor cae por mi frente. Eran tres, pero sé que son muchos más. Un maldito ejército imparable.
―¿Estás bien? ―pregunta Asher.
Limpia sus botas en la tierra antes de observarme. A diferencia de mí, él está tranquilo y relajado. ¿Acaso nada de esto le ha perturbado? Dios, fuimos atacados por zombis. Solo falta que los mismísimos ángeles caigan del cielo la próxima vez.
En este pueblo hay de todo.
―Sí, gracias ―contesto ―. Eso fue... raro.
Observamos los restos de cuerpos destrozados. Me cubro la nariz porque el olor nauseabundo es demasiado para soportar. La putrefacción no es nada agradable. ¿Acaso algo en esta casa lo es?
―¿De dónde salieron tan rápido? ―cuestiona Asher.
La tensión se extiende por mis brazos.
―Él los envió ―digo con seguridad ―. Fue una pequeña muestra de lo que es capaz. Pronto vendrán mucho más.
Asher deja salir un silbido y señala nuestro entorno.
―Hay cámaras ―me recuerda ―. Alguna debió captar el momento exacto de cuando aparecieron.
Me apresuro hacia el auto, sin ganas de perder más el tiempo. No quiero correr el riesgo de toparme con otra sorpresa como los zombis. Quizás en la próxima vendrá el señor de las sombras personalmente.
―Vamos ―Le indico a Asher ―. La noche no nos favorece.
Mi suegro se encarga de guardar el bate y cerrar la cajuela. No puedo dejar de mirar los zombis triturados en el suelo. Mañana cuando salga el sol, ellos serán solo polvo. No quedarán rastros, son débiles ante la luz.
―Estuvo cerca ―Asher entra al auto y cierra la puerta ―. Viste a Demetrio en la comisaría, encontraste el libro y descubriste un portal. ¿Qué sigue ahora?
Saco el libro de la guantera, paso mis dedos por la tapa mientras pienso en su contenido. Es una guía de todo lo que mi madre descubrió cuando estuvo en el mundo de sombras. ¿Cómo entró ahí y salió viva?
―Ahora solo quiero estar con Allison ―mascullo ―. Ya tuve suficiente de tanta mierda.
Asiente, traga con fuerza. Pone el auto en marcha y nos saca de ese nefasto lugar. Me aterroriza que de alguna manera pueda ver en mi rostro las cosas que sé. Me niego a decir una sola palabra porque eso podría afectar al futuro de manera irreparable.
Reynard tiene razón.
El silencio es mejor en muchísimas ocasiones.
Presto atención a la carretera mientras Asher conduce. El monstruo hizo su teatro, dudo que vuelva a aparecer. Demostró un punto, una pequeña prueba de lo que se aproxima. Su ejército de muertos crecerá cada vez más.
Así como las desgracias.
El celular de Asher suena y él responde sin apartar sus ojos del volante. La sonrisa que viene a sus labios es inmediata.
Arianne.
―Bonita ―dice ―. Si es por el toque de queda, estoy yendo a la Fortaleza justo ahora con Ronan.
―Tu padre acaba de informarnos que las cámaras detectaron alerta ―Oigo la voz afligida de Arianne ―. ¿Están bien? Vimos a los zombis en acción.
Esa información hace que todo sea más real. No fue producto de mi imaginación, tampoco aluciné. El momento de afrontarlo está cerca.
―Nos encargamos de eliminar a cada uno ―Asher me mira un segundo ―. No te preocupes, llegaremos pronto a casa.
Arianne suelta un suspiro.
―Te amo, Asher.
―Y yo a ti, bonita.
La llamada termina y jugueteo con mis manos.
―¿No sientes extraño hablar con ella por ese medio? ―inquiero.
La sonrisa de Asher es triste.
―Me acostumbré con el tiempo, pero echo de menos nuestras bromas mentales ―Se burla ―. Arianne odiaba que invada su privacidad.
―La comprendo, prefiero estar solo en mi cabeza.
Asher resopla.
―Llegará un momento que echarás de menos no hablar con mi hija ―Se encoge de hombros ―. Aprovecha el vínculo que tienes con ella. Eres afortunado, Ronan.
Mi pecho se estruja alrededor de mi corazón en anticipación. Tiene razón, pero lastimaré a Allison si le doy acceso a mis pensamientos. Además, sabrá sobre mis planes y no puedo correr el riesgo de que lo arruine. Todo debe seguir su curso.
―Aprovecho cada segundo de mi tiempo con tu hija ―me río ―. Créeme.
La expresión relajada de Asher cambia.
―Ahórrate los detalles.
Sacudo la cabeza mientras el regreso a la Fortaleza es tranquilo, sin obstáculos. No más zombis atacando o mi padre desnaturalizado apareciendo. Hoy fue otro día caótico.
―Me imagino que pronto vas a dejarnos ver el contenido ―masculla Asher, refiriéndose al libro en mi mano ―. Cualquier información sobre el enemigo es útil.
El sentimiento de culpa es cada vez más inmenso.
―Lo haré.
Asher levanta una ceja.
―Eso espero, Ronan.
Bajo del auto antes de que me haga más preguntas. Se pone peor una vez dentro de la Fortaleza. Casi toda la familia completa está reunida a excepción de Allison. Incluso mi madre corre a abrazarme. Ella y yo tendremos una conversación más tarde o mañana.
―¿Estás bien, cariño? ―pregunta, preocupada.
Froto su espalda a modo de consuelo mientras Asher le explica al resto lo que ha sucedido.
―No te preocupes por mí, mamá ―sonrío.
Observa el libro en mi mano, su cara una máscara de seriedad que me hace estremecer. Sabe los secretos que oculta las páginas.
―Lo encontraste ―dice.
―No fue tan complicado.
Arianne aclara su garganta y cada presente la observamos con atención. Se ve tensa, preocupada. Su actitud es normal. Allison cambiará de forma mañana. Y a pesar de que me siento igual, trato de no perder la calma.
―Hay vídeos que demuestran a estas bestias en acción ―informa Arianne ―. Imágenes que me han dejado entumecida. Salieron de un portal.
Mi cara se contorsiona por la confusión, Reynard junta las cejas.
―¿Qué? ―inquiere la pelirroja ―. ¿Un portal?
Arianne le hace un gesto a Mila y la bruja nos enseña una tableta conectada a cada cámara instalada en el bosque. Acto seguido, se reproduce el vídeo que muestra algo impactante. Una chispa oscura con forma redonda aparece cerca de la mansión Dumont.
Es un portal.
Mis entrañas se revuelven por la horda de pánico. No había previsto esto: el ataque de muertos que ni siquiera pertenecen al pueblo. Ellos vienen de otro mundo.
El mundo de sombras.
―Quedó claro que esto fue una pequeña sorpresa ―prosigue Arianne, asustada ―. ¿Se imaginan como será cuando nos ataque un ejército? Es el anuncio de un caos incontrolable.
Asher agarra la tableta de las manos de Mila para analizar con atención. Reynard está extrañamente callada, aunque sus ojos marrones permanecen fijos en el libro que sostengo. Ella también conoce los secretos del contenido.
―No es el único regalo que recibimos hoy ―Asher le devuelve la tableta a Mila ―. Sabemos de dónde provienen estos zombis. Ronan descubrió el portal que nos dirigen a su mundo.
Escucho jadeos sorprendidos y miradas horrorizadas son lanzadas hacia mí. Las únicas que no están en absoluto alarmadas son mamá y Reynard.
―¿Eso es cierto? ―pregunta Mila.
Mamá responde por mí. Me toma desprevenido que aporte algo de información. Supuse que no estaba lista.
―Sí. La mansión Dumont es la conexión que nos lleva a ese infierno ―Habla mamá, su voz suena temblorosa y asustada ―. No cualquiera puede entrar ahí.
Reynard toca sus labios en un gesto pensativo.
―Solo los muertos y él ―dice ella. La confusión convierte sus finos rasgos en una máscara y puedo ver el pánico en su expresión. El mundo deja de ser lo que creímos alguna vez. Hay mucho más.
Mamá asiente.
―El portal se abre cuando él lo decide ―prosigue mi madre ―. Entra y sale a su antojo. Lo más seguro es que envió a sus súbditos para hacer el trabajo sucio. Ha sido una muestra insignificante, puede ser mucho más.
¿Insignificante? No quiero pensar en el concepto que tendrá cuando vea su ejército.
―¿Tienes muchos conocimientos sobre El mundo de las sombras? ―Le pregunta Reynard a mi madre.
―Estuve ahí hace mucho tiempo ―confiesa mamá.
Los Karlsson miran a mamá como si hubiera perdido la cabeza. Estoy pasmado igual que ellos, aunque no debería. Olenna Dumont conoce a ese monstruo mejor que nadie. Sabe los más mínimos detalles que nosotros no.
―Perdona... ―interfiere Arianne ―. ¿Por qué sigues viva? Se supone que únicamente los muertos entran.
Su pregunta provoca una sonrisa en los labios de mamá. Nada sutil.
―Porque me considera su concubina ―aclara, avergonzada ―. Es una deidad maligna y tiene poder sobre la muerte. Él decide quién muere y quién no.
Las arcadas suben a mi garganta. Primero la obliga a tener su hijo y se obsesiona con ella. Odio a ese monstruo. Mi mente filtra la otra información importante:
―También estuve ahí, ¿no? ―cuestiono ―. Me sentí como si estuviera en casa cuando toqué el portal.
Mi madre asiente. Se ve asustada y preocupada. No puede mantenerme a salvo, no puede encubrir lo que soy. Ahora más que nunca necesito descubrir cualquier detalle sobre mi identidad. Será útil cuando me enfrente a él.
―Tenías cuatro años cuando pusiste un pie en el mundo de sombras ―susurra mamá.
Mi mandíbula golpea el suelo. Mis ojos se abren, aunque no debería sorprenderme al enterarme de esto.
—¿Qué...? —Estoy tropezando con mis palabras, conmocionado para completar una sola oración —. ¿De verdad?
—Sí.
Me quedo en silencio, tratando de procesar lo que acabo de oír. Presiono el libro contra mi pecho y hago el intento de ignorar tanta atención. Me estoy sintiendo incómodo.
—No recuerdas nada —asume Reynard.
Me aclaro la garganta.
—No, pero puedo hacer el intento.
Mamá suspira. Veo el hueco de su garganta mientras traga espesamente y el miedo destella en sus ojos marrones.
—Sería una completa locura entrar ahí —enfatiza —. No saldrán vivos si cruzan ese portal.
Muerdo el interior de la mejilla.
—Ni siquiera debería cruzar nuestras mentes la idea de entrar —masculla Reynard —. No seríamos los mismos después.
El miedo se apodera de mi corazón, pero no me pongo en evidencia. Ingresé al reino de sombras con cuatro años y continúo vivo. ¿Eso significa que puedo entrar a mi antojo? Soy su heredero, la inmunidad funciona en mí.
—Hay que seguir estudiando los portales, la casa, cualquier antecedente de ese reino —masculla Mila —. La idea es mantener ese mundo separado del nuestro. ¿Se imaginan si ambos chocan? La realidad será catastrófica: humanos muertos, pueblo destruido y muchos zombis.
—Es lo que busca él —Hablo —. Quiere provocar más caos justamente por esa razón. Necesita alimentarse, está hambriento de poder.
Arianne frota sus brazos.
—Durante siglos este pueblo sirvió como el hogar de cualquier demonio —Levanta los dedos y enumera cada nombre —: Abigail, Aulus, Claudius, los cazadores y Catalina. Cada villano estuvo sirviéndolo y fueron atraídos por este dios. Cada sacrificio hecho por mi abuela fue para él.
La atmósfera se vuelve más tensa.
—Él necesita que este pueblo siga siendo el epicentro del mal —murmuro, mi voz tosca —. Es su fuente de alimentación.
El cuerpo de Reynard se desploma en el sofá. Su rostro lleno de angustia porque hay una solución nefasta:
—Es la única manera, ¿no? New Hope destruido acabaría con muchos problemas.
Sus palabras hacen que el dolor en mi interior duela más agudamente. New Hope nunca fue de mi agrado, pero personas inocentes viven aquí. Ellos no tienen la culpa de nada.
—No —Aiden habla por primera vez en la noche —. Estás diciendo locuras, Reynard. Debe haber otra solución.
Mantengo el libro contra mi pecho.
—No servirá de nada acabar con New Hope —dice mamá —. Él tiene otras zonas donde es venerado por más sacrificios. New York, Vancouver, Ottawa, Roma —Sus ojos brillan con sabiduría —. Hay aquelarres que se encargan de adorarlo.
Y ellos a cambio reciben recompensas: riquezas, poderes, cualquier deseo se hace realidad.
—La única solución aquí es debilitarlo —interfiero —. ¿Pero cómo? Es invencible.
Nadie me responde. Nadie está preparado para un enemigo de tal magnitud, ni siquiera los dioses.
—Aún tenemos tiempo para descubrir sus puntos débiles —espeta Arianne —. Lo ideal es frenar cualquier maleficio que ataque el pueblo. No podemos permitir que su magia siga expandiéndose.
La ola de nervios no hace nada para aplacar el nudo en mi pecho. Y por más que sea estúpido, solo hay una forma de descubrir sus debilidades...
—Doy por terminada esta conversación —mascullo —. Necesito ver a alguien desesperadamente.
Arianne me da una leve sonrisa.
—Allison sigue en la piscina.
—Iré a verla —Beso a mamá en la mejilla —. Buenas noches.
No espero a que nadie me responda. Me dirijo directamente a la alberca con el libro en mis manos. Mi corazón se acelera en anticipación porque quiero refugiarme en sus besos y su cuerpo. Hoy fue otro día estresante. Disfrutar a mi chica me hará olvidar cualquier mal rato.
Las estrellas se lucen especialmente esta noche. Veo a Andrómeda, una constelación que mi madre me enseñó hace años. Me susurraba que pidiera un deseo cuando la contemplábamos juntos. Y esta noche les suplico que mañana todo salga bien.
Deseo que Allie sobreviva y siga bendiciéndome con su existencia.
—Te eché de menos, cariño —escucho su voz dulce.
Nuestros ojos se conectan y mi corazón deja de palpitar unos cortos segundos. El agua de la piscina climática acaricia su piel bronceada. El bikini rosa acentúa sus pechos y sus ojos verdes están más expresivos de lo normal.
Es tan dolorosamente hermosa.
—Solo pasaron algunas horas —respondo con voz ronca.
Toma la copa de vino que descansa con una botella en el borde de la piscina. Su atención permanece en mí mientras bebe un trago. Las paredes blancas bailan con los patrones extraños que hace el agua. Ignoro la presencia de Annie quien está acostada en una de las tumbonas, ella siempre cerca.
—Sé que me extrañaste igual —sonríe y aparta un mechón de su cabello mojado de su rostro.
—Siempre —contesto.
Allie eleva una ceja al notar el libro.
—No me digas que tiene más información.
Mis labios se estiran en una sonrisa divertida.
—Sí.
—Ni siquiera terminaste de leer los que tienes pendientes.
—Lo haré esta misma noche —aseguro.
Mueve la copa de vino entre sus dedos y muerde su labio. Su mirada acalorada me hace sentir como si estuviera en el borde de un precipicio. No es necesario escuchar sus pensamientos para saber lo que desea. Ubico el libro sobre una tumbona, me quito la camiseta, el cinturón, mis zapatos y los pantalones. Los ojos de Allison me consumen, está admirando cada detalle de mi cuerpo.
—Ven aquí —dice.
—No tienes que pedirlo dos veces.
Se escucha un chapoteo cuando me lanzo al agua y me uno a ella. Deposita la copa en el mismo sitio donde se encontraba y envuelve sus brazos alrededor de mi cuello. Ambos nos mantenemos a flote, jadeando al sentirnos tan cerca.
—¿Qué descubriste hoy? —pregunta.
Aparto el cabello húmedo lejos de su hombro derecho y beso su piel desnuda. Cualquier tensión establecida en mis músculos acaban de ser desechados. Solo necesitaba esto.
—No importa —susurro —. ¿Por qué sigues aquí?
Allie inclina su cuello para darme más acceso. Me deleito con su sabor, la forma en su piel se llena de escalofríos. Arrastro mis manos por su espalda para acercarla más a mí.
—Estoy evitando oír su voz —admite —. Ella no dudará en molestarme si me encierro en mi habitación. Le gusta verme sola y vulnerable. Este día se trata de relajarme, tampoco tengo ganas de concentrarme en los problemas.
Mis ojos regresan a su cara.
—Bien —respondo —. Esta noche me encargaré de hacerte olvidar.
Sonríe y toca mi mandíbula.
—¿Cómo?
—Tú sabes muy bien, Allison.
Su respiración es rápida y superficial.
—Bésame —suplica.
El beso que debería haber empezado despacio, es como un incendio incontrolable. El primer contacto de su lengua me consume.
Y estoy tan perdido.
Tengo las manos empuñadas en su cabello y mi boca devora la suya. Trepa por mi cuerpo hasta que sus piernas se envuelven alrededor de mi cintura. Sabe a vino, todos los pecados combinados en un solo sabor. Tan Allison Karlsson.
—Mañana quiero sobrevivir para seguir haciendo esto —dice contra mis labios —. Besarte, sentirte...
Descanso mi frente contra la suya y cierro los ojos.
—Mañana vas a triunfar.
Pasa los dedos por el cabello en mi nuca.
—Si mi novio médium lo dice, entonces le creo.
Recojo su cuerpo en mis brazos y camino a través del agua para sentarla en el borde de la piscina. Luego me acomodo a su lado, ambos miramos fijamente las estrellas y nuestras manos entrelazadas.
—Pienso que se trata de un sueño cada vez que te toco —admito, mi voz baja —. No quiero despertar.
Le da un suave apretón a mi mano.
—Es real, Ronan. Lo nuestro es real.
Su suspiro me hace mirarla. Es tan impresionante bajo la luz de la luna. Largas pestañas apoyadas en sus mejillas, nariz delicada, ojos verdes esmeralda. El deseo corta a través de mí.
—Durante toda mi vida he visto fantasmas —Llevo mis manos a su cara y acaricio suavemente sus mejillas con mis pulgares —. Ellos asustan, me hicieron desear morir, pero tú me devolviste las ganas de vivir, Allison.
Su boca se sube en una sonrisa.
—Sonará muy cursi, pero tú me motivas a despertarme todos los días.
Sonrío.
—Definitivamente suena cursi.
—Muy cursi. Le robaremos el puesto a mis padres.
Me burlo.
—No lo creo.
Apoya su cabeza en mi hombro con una suave risa.
—Tengo muchas ganas de sobrevivir a esa transformación por diferentes motivos —musita —. Una de ellas es estar presente en tu cumpleaños número veinte. ¿Qué quieres de regalo?
Me inclino y presiono un tierno beso en la comisura de sus labios.
—Tú en mi cama —sonrío —. No pido mucho, Allison.
Me golpea en el pecho.
—Cada día estás peor, pervertido.
—Recuerda que lo aprendí de ti —bromeo y agrego —: Hazme sentir orgulloso mañana, hermosa.
—Prometo por lo más sagrado que lo haré.
—Te adoro —digo.
Su boca se suaviza, curvándose en una sonrisa y traigo su mano a mis labios, dejando un beso húmedo allí.
—Te adoro más, cariño.
💚
Tomamos una ducha caliente después de ese momento en la piscina. A pesar de que todos pueden escucharnos en la Fortaleza, permití que me dé placer con sus manos y yo hice lo mismo utilizando mi boca. No puedo negarme a ella, no cuando me mira con esos enormes ojos verdes cargados de placer.
Estoy relajado, menos tenso. No me preocupo por lo que sucederá mañana, mi confianza en Allison es inmensa. Ella es una guerrera, una diosa que puede vencer cualquier obstáculo. Nada va a frenarla, ni siquiera Catalina.
—¿Por qué no puedo verlo? —pregunta con un mohín —. Me tienes ansiosa.
Me río mientras ingresamos a la habitación asignada. Ayer me aseguré de terminar los últimos detalles del cuadro y quiero que lo vea. El objeto en forma cuadrada reluce, las sábanas apartadas enseñan una pintura íntimamente realista.
—Deja de ser impaciente —Cubro sus ojos con mis manos —. Un segundo más.
—¿Ya?
—Ya.
Aparto mi mano y observo detenidamente su reacción. Sus ojos verdes nunca brillaron tanto como ahora, la sonrisa en su rostro me quita el aliento mientras se cubre la boca para ahogar su grito sorprendido.
Tan linda.
Sé lo que está viendo. Me llevó tiempo terminar el cuadro, pero le hace justicia a su imagen. Lienzo hecho perfectamente con carboncillo y acuarela. Todo blanco y negro a excepción de sus ojos verdes.
—Wow, Ronan... —Allison está maravillada —. Es tan perfecta. Santos dioses...
Rodeo su cintura con mis brazos y juntos admiramos mi arte.
—Mi fantasía es pintarte desnuda la próxima vez.
Su piel se calienta por mis palabras.
—¿Y por qué no lo hacemos realidad? —inquiere sin apartar sus ojos del dibujo —. Eres un excelente artista.
Mi corazón aletea por su cumplido. Siempre supe que soy bueno en lo que hago, pero Allison le da un sentido más anhelado.
—Me inspiras —beso su hombro.
—¿Tus planes de ir a una universidad de arte siguen en pie?
Un sentido de impotencia que no demuestro rasga mi corazón.
—Uhm sí —me limito a contestar —. En un futuro lejano. Ahora mi prioridad es destruir a cierto monstruo y seguir adorándote.
Allie se aparta para tocar el lienzo. Su rostro demuestra felicidad, sus labios curvados en una dulce sonrisa. Ella se ve encantada con el arte. Está observándolo como si le hubiera regalado el mundo entero.
Prometo que la dibujaré más a menudo solo para verla sonreír así.
—Nuestras prioridades son iguales.
—Excepto que no tienes libros para leer y averiguar tus orígenes.
Allie se ríe.
—Soy escritora, aun debo terminar mi manuscrito.
Suelta un chillido divertido cuando cargo su cuerpo en mis brazos y la aviento sobre el colchón. Rebota suavemente, su falda sube hasta su cintura y me enseña rastros de sus piernas desnudas. Hace menos de una hora tuve el placer de probarla, pero quiero mucho más. Nunca tendré suficiente de ella.
—Misión número uno de esta noche —Me cierno sobre su cuerpo sin aplastarla —. Leer cada libro, incluso tu manuscrito.
—Oh, no. Mi manuscrito es intocable.
—¿Hay algo que no quieres que lea?
Se encoge de hombros.
—Necesito pulirlo y cambiar ciertas cosas. Creo que me pasé con algunas escenas eróticas.
Me echo a reír a carcajadas.
—¿Y si mejor recreamos esas escenas? —sugiero, tirando de sus labios con mis dientes.
Su pecho se contrae por mi cercanía.
—Vas a volverme loca.
—Tú me haces perder la cabeza todos los días.
Nuestro siguiente beso dura como diez minutos antes de que nos separemos. Me posiciono en la cama, ella apoyada sobre mi pecho mientras sostengo el diario de mamá. Iré leyéndolos en orden para no confundirme y armar las piezas perfectamente bien.
—¿Listo?
Le sonrío.
—Contigo a mi lado, sí.
Me aclaro la garganta y empiezo a leer.
La primera vez que padre e hijo pasaron tiempo juntos fue cuando Ronan tenía solo cuatro años. No estaba de acuerdo, no quería que ese monstruo pusiera sus manos sangrientas sobre mi niño, pero lastimosamente mi opinión nunca fue importante.
Ese día sacó a Ronnie de mi casa y nos llevó a ambos al lugar que formó parte de mis pesadillas. Él aseguró que también era mi hogar.
Un fuerte escalofrío pasa por mi cuerpo. Mamá y yo visitamos el agujero negro el mismo día.
Fue en cuestión de segundos. Un momento estábamos en New Hope, pero al siguiente...
Apareció un castillo en mi campo de visión, cuervos agitándose en el aire, yo en brazos de mamá mientras chupaba mi pulgar. Mis ojos oscuros estaban atentos a los detalles, sin sentir una pizca de miedo.
Ese era yo sintiéndome seguro.
El señor de las sombras se acercó y puso una mano en mi cabeza. Me quedé quieto, sin hacer ningún ruido. Mamá se alteró, pero yo era un bebé relajado. Ni siquiera lloré cuando las capas de humo empezaron a envolver cada parte de mí.
Lo miré, aunque seguía siendo un misterio. Tenía forma humana en ese momento, pero no me dejó distinguir su cara. El humo hacía imposible que viera sus ojos.
—Omnes hoc tua —susurró en latín.
Y yo le ofrecí una pequeña sonrisa.
Allie levanta la cabeza de mi pecho con un jadeo estupefacto. Tiene los ojos amplios y rostro pálido. Estoy en el mismo estado. ¿Yo era ese niño de aspecto cruel?
—¿Qué fue eso? —pregunta —. Ese lugar... lo vi a través de tu mente.
Reprimo un escalofrío ante su mirada.
—Vengo de ahí.
—¿Qué...?
Dejo el libro a un lado, pongo una distancia entre ambos. Esta vez me aseguro de explicarle toda la información que encontré los últimos días. Se supone que estamos trabajando en la comunicación y confianza. Sería injusto que vuelva a cerrarme.
Le cuento las cosas que vi en mi sótano, mis encuentros con Georgie. Los zombis que enfrentamos hoy.
—Sé que suena irreal, pero existe el mundo de sombras —expongo y le enseño el libro que encontré en la biblioteca —. Mi madre escribió aquí todo lo que vimos cuando fuimos ahí. Es nuestra experiencia más viva.
Allie tiembla.
—¿Lo consideras tu hogar? —cuestiona —. Te escuché.
Bajo la mirada al libro de mi madre.
—Tampoco tengo una explicación exacta. Solo sé que mis poderes provienen de ahí y él me enseñó cosas.
—¿Cosas?
Otro destello pasa por mi cabeza. Hay cuervos atrapados en una jaula que me encargo de matar uno por uno cuando levanto mi pequeña mano y lanzo humo hacia ellos. Cuatro años. Solo tenía cuatro años.
—Dioses, Ronan...
Mi garganta se estrecha por la angustia.
—Puedo dominar mis poderes con mucha facilidad porque él me enseñó —Me evaporo en una neblina de humo y aparezco cerca de la puerta. Allie chilla —. Fue mi maestro durante nueve meses y yo memoricé todo con cuatro años.
Allie muerde su labio.
—Dioses... —repite.
—Mamá estaba demasiado asustada porque no podía controlarme con cuatro y cinco años —recalco —. A los seis años me envió a terapia y consumí las pastillas. Ella temía que fuese un monstruo como él.
—Y no lo serás —musita Allie —. No eres nada como él.
Me traslado nuevamente en la cama.
—Demetrio mencionó una profecía —agarro las manos de Allie entre las mías —. Y esa profecía se trata de mí sentado en el trono de sombras. Él vendrá por mí.
Su rostro se llena de inquietud.
—No digas locuras, por favor —suplica —. El único lugar donde perteneces es a mi lado.
El miedo eleva mi voz, mi pulso ruge en mis oídos
—Ya no quiero hacerte promesas de que todo estará bien. Ten en cuenta que puede suceder cualquier cosa y necesito que estés lista.
Una lágrima rueda por su mejilla.
—Te siento cada vez más distante.
—No quiero mentirte, no quiero darte falsas esperanzas de que pronto terminará. Esto apenas empieza, hermosa. Prométeme que serás fuerte.
—No voy a prometerte nada. Tú estarás aquí para ver mi fortaleza y trabajaremos juntos.
Me enderezo lo más que puedo, a pesar del terrible miedo carcomiendo mi estómago.
—Allison...
—Basta —Niega con la cabeza y me abraza con vehemencia —. Somos solo uno. Nada ni nadie va a separarnos. Ni siquiera ese monstruo. ¿Me oyes, cariño?
—Sí —me limito a responder.
No importa nada de lo que diga. Allison se niega a afrontar la realidad.
Una realidad que incluso a mí me cuesta aceptar.
💚
Las siguientes horas me encargo de leer más información relacionado al mundo de sombras y mi vida. Allie duerme a mi lado cómodamente. Me costó mucho tranquilizarla, no me quedó más opciones que hacerle falsas promesas de que superaríamos todo juntos.
Ella no está lista.
Y lo mejor es que se preocupe por su transformación qué ocurrirá dentro de horas.
Mamá menciona en el diario las cosas que vio, detalles de cómo es el castillo por dentro. Sus catacumbas, su océano negro. La fascinación que tiene ese monstruo por los cuervos. Él puede cambiar a forma humana, forma animal. Cualquier cosa que desee.
La niebla es una señal de que él está cerca, una capa negruzca que mata a cualquier criatura que no tiene suficiente defensa. Los humanos no sobrevivirían a tanta toxicidad, Ronan y yo fuimos la excepción porque éramos sus protegidos.
Mi hijo y yo fuimos testigos de cómo gobernaba en una eterna oscuridad. Un pozo sin fin de sufrimientos que condena a cualquier alma que termina ahí. Almas que luego sirven de alimentos. La primera vez que Ronan tuvo una probada fue en su cumpleaños número cinco. Él le dio su obsequio. Se trataba de una mujer moribunda.
Mi corazón salta con horror y conmoción. El Ronan de cinco años alarga su pequeña mano hacia la mujer sin dudar y poco a poco se encarga de matarla. Veo el éxtasis en mi rostro, esa completa satisfacción al consumir su energía.
Mis latidos son cada vez más frenéticos y cierro el libro. Me niego a seguir leyendo esto, me niego a creer que soy un monstruo. Fui creado a su imagen y semejanza. Tengo todo de él.
Mi sed por la muerte, mis ganas de destruir...
—Cariño... —Allie despierta por mi inquietud —. Es muy tarde, ¿no lo crees?
Bostezo y trato de calmar el caos que se forma como un huracán dentro de mi pecho.
—Prometí que terminaría de leer esta misma noche el diario de mamá.
Me arrebata el libro de las manos y lo deposita sobre la mesita de luz. Se sienta a horcajadas en mi regazo. No logro respirar con ella luciendo tan increíblemente hermosa. Cabello azabache alborotado, ojos somnolientos y sonrisa deslumbrante. ¿Cómo superaré a esta chica? Está en todas partes, en mi piel, en mi mente, dentro de mi corazón.
—¿Cuántas páginas leíste?
Me rasco la nuca.
—¿Casi cien?
—Es mucho —dice, molesta —. Te estás muriendo de sueño.
Me froto los ojos.
—No quiero dormir.
Su hermoso rosto se divide en una sonrisa.
—Déjame ayudarte con ese insomnio.
Alcanza el dobladillo de mi camiseta y permito que lo quite fuera de mi cuerpo. Mis ojos se cierran mientras besa mi cuello, muerde mi oreja y su boca encuentra la mía. Es más de medianoche, sin rastros de que su familia esté despierta. Cada uno dormido en un profundo sueño.
Puedo tenerla sin ninguna vergüenza.
Con mi mano libre, alcanzo el broche de su sujetador y libero esos hermosos pechos. Su espalda se arquea, revelando la perfección de su piel desnuda.
—Te encanta presionar mis límites, ¿no? —Hablo con voz ronca —. Eres tentadora y sabes que no puedo resistirme a ti.
Sonríe, complacida y sexy.
—Hago el trabajo mucho más fácil —Se justifica —. Eres tan pudoroso que me irritas.
Con un gruñido, cambio de posiciones hasta que se encuentra debajo de mí. Manteniendo mi peso sobre mis codos, agarro su cabello, transformando el beso de profundo a devorador. Me duele hasta el alma por culpa de la necesidad que siento por ella. Y una vez que no queda nada entre nosotros, me deslizo en su interior. Su boca se abre en un gemido delicioso, le robo la respiración por el movimiento brusco. Carajo. Estoy temblando.
—¿Sigues creyendo que soy pudoroso?
Ella niega, retorciéndose con las piernas apretadas alrededor de mi cintura. Sus pechos palpitan mientras me muevo. La cama cruje, choca contra la pared, pero estoy muy excitado. No me importa que nos escuchen. Que se metan en sus malditos asuntos.
—Me encanta tu lado sucio —jadea —. Sigue follándome así.
Gemimos en sintonía, nuestras caderas estrellándose juntas y profundizando la conexión. Se siente tan bien. Alcanzo sus manos y las entrelazo con las mías. No puedo dejar de mirarla, estoy cautivado. Los gestos que hace, los soniditos que sale de sus labios, sus emociones...
¿Cómo podré vivir sin ella?
—No importa a donde vaya —Mi aliento sale en jadeos mientras presiono nuestras frentes y me muevo dentro de ella —. Siempre serás una parte de mí, hermosa. Siempre.
💚
Allie.
Es la segunda vez que tengo una pesadilla en la semana. Esta particularmente me aterra más que nada. El sentimiento de tristeza es tan desesperante que despierto con las mejillas húmedas y falta de aliento.
Ronan duerme acurrucado detrás de mí, su nariz en mi cuello y sus manos en mis pechos. Sentir su presencia me alivia, pero no puedo dejar de temblar. Mi angustia es asfixiante. La imagen de él en un estacionamiento de trenes y perdido entre la multitud me destroza. Yo no podía alcanzar su mano.
No podía.
—¿Allie? —pregunta con un murmullo —. ¿Qué pasa?
Tomo varias respiraciones profundas.
—Tuve una pesadilla.
Ronan se queda quieto.
—¿Sí?
—Soñé que te perdía.
Pone mi cuerpo encima del suyo y pasa las manos por mi cabello. Sus ojos grises me transmiten serenidad, pero su mente no. Él sigue cerrándose, ocultándome cosas.
—Sigo aquí —murmura —. Shh... solo fue una pesadilla.
Agito la cabeza. Annie levanta las orejas desde el sofá, pero permanece dormida.
—Puede hacerse realidad.
Ronan lanza un suspiro.
—No quería que nada de esto pasara —me dice, culpable —. ¿Sabes qué día es hoy?
Miro fijamente su rostro, no contesto. Él me besa en la frente.
—Tú me convertiste en una persona diferente, le diste un hermoso sentido a mi vida y jamás renunciaré a ti. Pelearía contra todas las leyes, demonios, enemigos e incluso los mismísimos dioses si alguna vez intentaran alejarte de mí. Nos pertenecemos, Allie.
Algo cambia en la habitación porque mis inseguros pensamientos no le creen. Tal vez es la temperatura, tal vez estoy siendo muy paranoica.
—Promételo.
Él traza su nariz a lo largo de la mía, nunca aparta la mirada. Estoy tan perdida en este chico.
—Lo juro, hermosa.
💚
Esta mañana mi familia se esmeró con el desayuno. Todo el menú es vegano y mi plato está decorado con una preciosa comida. Es cheesecake de chocolate y fresa. Refrescos naturales de frutas como a mí me gustan, el combo perfecto. Veo globos y guirnaldas acompañadas de una lámina que dice: ¡Allison Karlsson es la ganadora! Mi corazón se derrite por el gesto. Me encanta que no pierdan su fe en mí y me alienten a seguir luchando.
Tengo a la mejor familia del mundo.
—Hoy será un día grandioso —Mi abuela Aria me guía hacia la silla principal. Hoy me sentaré en el lugar de mi abuelo —. Tenemos mucho que celebrar.
Ronan sonríe mientras se sienta a mi izquierda. Mamá está al lado de mi padre, Aden devora una galleta y Amy sostiene un globo. Los demás me miran con deslumbrantes sonrisas. ¿Podríamos pausar todo y quedarnos así? Mi felicidad es inmensa.
Nadie menciona mi momento caliente con Ronan. Estaban demasiado dormidos para notarlo, no viven con las orejas pegadas a nuestras paredes.
—No sabía que cambiar de forma es agradable —Hago una mueca.
Ellie resopla.
—¡Por supuesto que sí! —exclama mi prima —. ¡Será como celebrar tu cumpleaños y perder la virginidad nuevamente! Esperamos por este momento dieciocho años, Allison.
Logan se sonroja por el comentario, mi tío Andrew aprieta los dedos alrededor de su cuchillo. Oh, mierda... ¿Acaso mi prima y mi ex...? ¡Por supuesto que sí! La tensión sexual entre ellos es muy obvia.
—Si vuelves a mencionar la maldita virginidad... —gruñe mi tío Andrew.
Su esposa lo manda a callar y él presiona los labios. Parece que va a darle un ataque y nunca vi tan nervioso a Logan como ahora. Debo concederle su coraje. Fue muy valiente para enfrentar a mi tío después de acostarse con Ellie. ¡Por los dioses! En esta casa no pasan desapercibidos algunos detalles.
—Andrew Karlsson... —advierte mi tía Emmie —. Nada de corajes hoy.
Se me escapa una risita mientras corto un pedazo de mi cheesecake. Es crujiente y a la vez suave. Mi abuela se lució. Se lo hago saber con puros halagos.
—Gracias a todos por apoyarme —Hablo una vez que termino de tragar —. Hoy definitivamente será uno de los días más importantes de mi vida y espero no decepcionarlos.
Mi padre tensa la mandíbula, mamá me observa con reprobación.
—Tú jamás vas a decepcionarnos —espeta papá —. Te criamos para ser una guerrera y sé que vas a dar tu mejor batalla.
—¡Claro que sí! —Aden levanta su taza de chocolate —. Necesito que estés viva para seguir molestándote y pegar mocos en tu espalda.
Eww... No es lindo oír eso mientras como.
—¡Aden! —reclama mamá.
—Asqueroso —Se queja Ava.
Me río por las ocurrencias de mi pequeño hermano.
—Voy a sobrevivir solo para jalarte las orejas —digo, emocionada —. También debo enseñarle a Amy como utilizar sus poderes. Sacarle canas a papá y mamá. Y por supuesto... —Miro a Ronan quien me sonríe —. Ser feliz con mi novio.
Ellie suspira como una tonta enamorada, Melissa rueda los ojos mientras los mellizos permanecen callados. Trato de no sonrojarme por el comentario cursi. Estoy emocionada, ¿bien? Nadie puede culparme.
—Durante el día nos encargaremos de consentirte —comenta Mila con una sonrisa —. Tenemos doce horas para organizar todo. Es esencial que te mantengas relajada y no entres en pánico. Catalina podría aprovechar tu vulnerabilidad.
Mis hombros se hunden ante la mención de esa bruja. Ella prometió destrozarme y temo que cumpla su promesa. Es raro que no haya hecho su aparición. Ronan me tomó en varias posiciones anoche y me imagino que eso la tiene molesta.
Sé que desaparece cuando tengo sexo con mi novio. Mi mente está muy concentrada en Ronan y no hay espacio para nadie más. Tiene sentido que siempre lo ataque cada vez que terminamos.
—Mmm... sí —Mamá asiente en acuerdo, la comisura de sus labios manchados con chocolate. —. Hoy será un evento inolvidable. Tu transformación atraerá una gran cantidad de magia y nuestra creadora estará presente. La tierra jamás se sintió tan pura como hoy.
Suena optimista y me motiva a creer en mí misma.
—Serán doce horas de agonía —reflexiono.
Mi tía Reynard señala a Ronan.
—Tu compañero es un semidiós poderoso que carga con una potente magia. Él te dará parte de su fuerza —recalca, Ronan asiente —. También tenemos un factor sorpresa que hará polvo a Catalina.
¿De qué factor habla? Miro a mi compañero en busca de respuestas, pero él continúa masticando su panqueque como si no hubiera oído nada. Entiendo que se reserven la información.
Catalina es una bruja inteligente.
—Necesitas estar lista a las nueve de la noche —dice papá —. Es a todo o nada, Allison.
Asiento con determinación y miro a cada presente de mi familia. Tampoco hay lugar para los miedos e inseguridades hoy.
—A todo o nada —repito.
💚
Roy.
Actué por mis impulsos, fui muy injusto con Logan, le eché la culpa por situaciones que él no tiene control. Al igual que Ronan es inocente y no merece ser juzgado por los errores que cometieron sus padres. ¿Qué me sucedió?
Soy un chico inteligente, pienso antes de actuar y no permito que mis emociones me dominen. Mamá me enseñó a ser sensato desde que tengo uso de razón. Se veía decepcionada por mi actitud.
Yo mismo lo estoy.
Logan se ha ganado mi respeto desde que arriesgó su vida para alertarnos. Se convirtió en enemigo de sus propios padres. Perdió mucho y al igual que cualquiera en esta familia también sufre.
Soy un idiota sin corazón.
Solo pensaba en Sadie y su grave condición. No quiero imaginarme todo lo que está sufriendo en estos momentos. Esos psicópatas van a ensañarse con ella, cualquier cosa para atraernos. Quiero partir de inmediato a Canadá. Me desespera que mis padres estén a cargo.
Necesito hacer algo.
—Ese nivel de desesperación es tan repulsivo —Raven está parada en mi puerta, Robin en sus brazos —. Puedo olerlo desde mi habitación.
Me paso las manos por el cabello con frustración.
—No estoy bien.
Cierra la puerta detrás de ella con un pie. Coloca al conejo en el suelo mientras el animal blanco se encarga de oler mis pertenencias. Espero que no me deje su mierda como obsequio. Muy lindo, pero no es nada educado. Mi hermana lo malcría.
—Nadie está bien —susurra —. Escuché a mamá llorar y papá está preocupado por su campaña. Siente que será saboteada. Ya nadie nos quiere en el pueblo, Roy.
La rabia me hace temblar las manos. Más temprano oí la noticia de que hubo manifestaciones frente al edificio de mi abuelo. Muchos no quieren que mi padre se postule como próximo alcalde, porque según ellos, la corrupción seguiría.
¿Qué corrupción? Diferentes estudios determinaron que New Hope tiene menos pobreza desde que los Karlsson asumieron. El partido contrario es quien quiere derrocarnos.
Me pregunto hasta cuando mi familia soportará a estos malditos malagradecidos. Hemos cuidado sus traseros durante años. Los salvamos de demonios y están vivos gracias a los Karlsson. Sueño con el día de abandonar este pueblo. Veremos cómo sus habitantes se las arreglan sin nosotros. Apuesto a que no lo lograrán. Estarán jodidos.
—Debería estar apoyándolos —musito.
Raven se sienta a mi lado en la cama.
—Tranquilo —me consuela —. Tienes mucho sobre ti en estos momentos y es normal que estés enojado. Mamá entiende tu ira, ella no debió mentirte.
Mis labios tiemblan.
—Quiero que Sadie esté a salvo.
Raven apoya su cabeza en mi hombro.
—Vamos a trabajar para que sea posible —Besa mi mejilla —. Ten fe.
Acaricio su cabello rojo.
—¿No vas a ir a clases?
Ella me da una negación. Me preocupa que esté tan deprimida.
—No tengo ánimos ni para respirar.
No hay manera de combatir la tristeza, su aplastante pena. Haría lo que sea para que mis hermanas no sufran. Ava poco a poco logra controlar sus traumas, pero Raven cada día está más afectada.
—Pasará pronto.
Raven recuesta su cabeza en mi regazo y paso los dedos por su cabello rojo.
—No en mucho tiempo, hermanito.
Tengo ganas de hacer preguntas, pero me las reservo. Sé lo que significa estar en su posición. El silencio es primordial.
—Me tienes aquí si no puedes dormir —La consuelo —. No me importa abrazarte para calmar tus miedos.
Sus ojos azules parpadean hacia mí y una lágrima cae por su mejilla. ¿Hay algo más doloroso que ver sufrir a tus seres queridos y no poder hacer nada? Lo dudo.
—Eres mi alma gemela —sonríe tristemente.
Le beso la mano.
—Y tú la mía.
Mi padre ingresa a mi habitación. Luce increíble con su traje de diseñador y zapatos italianos. Sus ojos azules se entrecierran en mi dirección y se cruza de brazos. Está enojado porque hice llorar a mamá.
No protestaría si me manda al diablo.
—Tu madre me puso al tanto —empieza en tono tosco.
Su mirada me intimida al instante y enderezo mi postura. Raven se aleja para recoger a Robin quien ha cagado al costado de mi sofá. Genial.
—Quiero ir a Canadá —mascullo.
Una vena palpita en el cuello de mi padre.
—Las cosas se harán a mi manera. Hay un plan que seguiremos al pie de la letra, ¿me oyes? Pusimos al tanto a la policía de Canadá. Logan llamó a sus padres hace minutos y ellos están de acuerdo en que regrese a su país —expone papá —. Ronan estudió el panorama y nos favorecen. Solo son ellos dos.
Sus palabras deberían tranquilizarme, pero logran el efecto contrario. Suena simple y fácil. No confío en esos psicóticos. Traman algo terrible.
—¿Garantizaron la seguridad de Sadie? ¿Ella está con vida?
Papá asiente.
—Ronan la ha visto y asegura que está bien. La tienen encerrada.
Rechino los dientes por la ira. ¿De qué me sirven estos dones si se bloquean cuando más los necesito? Raven me da una sonrisa tranquilizadora, ella sabe cómo me siento al respecto de todo. Debo aprender mucho más, no agitarme tanto porque no me favorece.
Tres respiros, Roy.
Tres respiros.
—¿A qué hora actuaremos? —cuestiono.
Papá examina su reloj.
—Partiremos en dos horas. El Jet nos espera.
💚
Melissa.
Ellie, Ava, Asa y yo somos los únicos en asistir a clases esa misma mañana. Raven no abandonó la habitación de Roy porque no se siente bien. Quisiera inventar cualquier excusa para no ir, pero mamá es demasiado lista. Me obligará como sea. Es capaz de arrastrarme.
Quería estar con Allison para darle todo mi apoyo moral. Esta noche cambiará de forma, pero también será el baile de bienvenida. ¿Por qué invité a Isaac? Fue una mala decisión y probablemente haré una estupidez del cual me arrepentiré después.
Aun no es tarde para echarme atrás.
—Compré un vestido que te encantará —comenta mamá mientras conduce —. Combinará con tu nuevo color de cabello y te verás preciosa.
Asa se quita los audífonos para mirarme. Ellie y Ava permanecen sentadas atrás con él. La rubia no ha parado de sonreír el resto de la noche. Más temprano la he visto besándose con Logan y entiendo su felicidad.
Follaron.
—¿Ahora de qué color vas a teñirte? —pregunta mi hermano con curiosidad.
El año pasado experimenté verde, azul, naranja e incluso rojo. Esta vez quiero rubio como el de mi padre para hacerle honor.
—Dorado —respondo —. Necesito un cambio.
—¿De negro a dorado? —Se burla Asa —. Serás una nueva persona.
Ava lo golpea en el hombro.
—Últimamente estás actuando como un completo idiota —protesta Ava.
Le ofrezco una sonrisa. Gracias, prima.
—Y tú como una tonta misteriosa —ataca Asa —. ¿Por qué no nos muestras qué dibujas en tu cuaderno?
Mi prima se aferra al cuaderno y le frunce el ceño a Asa. Ellie sigue en su mundo sin prestarnos atención. Toda una tonta enamorada.
—Lo dice el rarito que grita porque tiene pesadillas en las noches —espeta Ava.
¿Sucedió de nuevo? No escuché nada las últimas noches. Mi madre toca el claxon y todos nos sobresaltamos en la camioneta.
—¡Suficiente todos! —Se altera mi madre —. Me están matando la bendita cabeza.
Uy. Alguien amaneció brava.
—Eso pasa cuando insistes en ser nuestra conductora designada —murmuro.
Ella frunce el ceño.
—Aun sigues castigada, señorita.
¿Cuándo volví a tener cinco años?
—Entonces podría saltarme el baile —La miro con una sonrisa satisfactoria.
Lo siento, Isaac. Mamá niega.
—¿Dejarás plantado a tu compañero? No, jovencita. Las cosas no funcionan así —reprende —. Además, me emociona ver que irás con un humano. Recuérdame su nombre.
Ruedo los ojos.
—Isaac y compartimos ciencias.
—No había escuchado de él, pero qué adorable —dice mamá —. Es bueno que tengas amigos. Yo estaré presente en el baile para supervisar que todo esté en orden. No puedo esperar para conocerlo.
Asa se ríe al ver mi expresión amarga. Imbécil.
—Irá a recogerme, controla a papá por mí. No quiero que lo mate.
—¡Qué valiente! —exclama mamá —. Eso habla muy bien de él.
Gracias a los benditos dioses llegamos al instituto. No soporto que las conversaciones se centren en mí. Hoy no será mi mejor día. Tengo ciencias en unos minutos y debo prepararme para la noche.
Qué fastidio.
Me desabrocho el cinturón de seguridad, pongo la mochila sobre mi hombro mientras mis primas me siguen afuera. Asa permanece con mamá en el auto unos minutos más. Ella suele darle consejos para calmar su ansiedad.
—Nos vemos después, mamá.
—Te amo —dice.
Las puertas de la camioneta se cierran, Ellie al fin demuestra una reacción.
—Ten un buen día, tía Melody.
—Tú también, cariño.
Ava se apresura como un cohete lejos de nosotras, ignorando las quejas de Ellie sobre despedirse.
—Esta niña... —gruñe Ellie —. Es la única prima a quien no conozco bien realmente. Ava vive en una espuma de fantasía. ¿Le gusta alguien? ¿Cuáles son sus metas?
—Déjala ser. Por lo menos ella tiene muy claro que pasa por su vida, nosotras no.
Mi prima me observa indignada.
—¡Yo sí! —me contradice Ellie.
Resoplo.
—Si así fuera, no follarías con Logan en primer lugar. Estás cometiendo los mismos errores que yo. ¿Segura de que sabes lo que haces?
No contesta, seguimos dirigiéndonos a la entrada principal. Zoe y su grupo de amigas se encuentran recostadas contra un auto rosa, presumidas como siempre. No tenía ganas de ir al baile, pero acabo de cambiar de opinión.
Seré la reina de la noche.
—No pretendo pedirte que te alejes de él porque no funcionará —prosigo —. Estuve en la misma posición antes. Es un cuento que conozco de memoria.
Ellie hace un puchero.
—Me gusta, siento atracción por él. Anoche me dejé llevar por mis emociones, pero soy consciente, Melissa. Sé que tarde o temprano mi burbuja reventará.
Rodeo sus hombros con uno de mis brazos para acercarla a mi cuerpo. Quiero meter a todas mis primas en una caja de cristal para que nadie las lastime, incluso a Allison a pesar de que sea terriblemente poderosa.
Son mis hermanas.
—Estaré para ti cuando tu corazón sea desecho —sonrío —. Bienvenida al club, Ellie.
Mi prima suelta una risita y golpea mi costado con su codo.
—Te quiero, amargada.
—Y yo a ti.
Su sonrisa es dulce.
—¿Crees que Raven querrá ir a baile? Logan no podrá porque regresa a Canadá —comenta con tristeza.
—Olvida a Raven, no son sus mejores días. Roy ni siquiera es una opción.
Ellie gime en protesta.
—Ya encontraré a alguien —refunfuña —. De cualquier manera, no necesito a nadie para brillar.
—¿Acaso estoy pintada? Puedes venir conmigo, no creo que a mi compañero le importe.
Sus ojos se iluminan.
—Eres la mejor, Melissa Karlsson.
Me despido de ella una vez que llegamos a nuestros casilleros. No hice la tarea que ordenó Austin la última vez. No me preocupo, él apenas me permite participar en clases así que le dará igual. Percibo la presencia de Isaac antes de tenerlo a mi lado. Cuando sus ojos me encuentran, su sonrisa se amplía.
—Faltan horas y las ansias me matan —confiesa con una risa nerviosa —. Me enteré que tu padre es policía.
Me muerdo el labio para reprimir mi carcajada.
—Te advertí que pasarías esa prueba.
Isaac sonríe nerviosamente.
—Por supuesto que iré, pero me gustaría estar prevenido. ¿Alguna sugerencia?
Fácil.
—No seas lambiscón. Él odia ese tipo de personas.
Traga saliva.
—Correcto.
—Tampoco hables de futbol porque lo considera un deporte sobrevalorado que no aporta nada a la sociedad. Evita mencionar la política y no hagas comentarios machistas. Es capaz de arrestarte.
Si antes estaba asustado, ahora mucho peor.
—Nunca haría comentarios machistas —hace una mueca.
—Sé tú mismo y no te asustes cuando lo veas. Es rudo, pero también un hombre muy amable. Probablemente va a amenazarte con algún arma o intentará golpearte.
Isaac pone una mano sobre su corazón.
—Dios mío...
Palmeo sus hombros con una carcajada.
—Relájate, estoy bromeando —aclaro —. Eres un buen chico y le encantarás. Mi padre es muy especial.
Afloja algunos botones de su suéter gris. Me pasé.
—No dudo que lo sea —dice tensamente —. De alguien saliste así de adorable.
Lo tomaré como sarcasmo porque de adorable no tengo nada. Rebusco en mi casillero y no encuentro el bendito libro.
—Puedes adelantarte —instruyo —. Buscaré algunas cosas más.
Isaac acomoda sus gafas en el puente de su nariz.
—Claro, reservaré tu lugar.
—Gracias.
Isaac se dirige a clases mientras apoyo mi cabeza contra el casillero. Últimamente nada es de mi agrado. Un día me siento bien y al siguiente solo quiero permanecer en mi casa. Estoy tan estresada. Necesito vacaciones. Quizás ir a Paris hará que todo sea mejor.
Mi vida necesita nuevos aires. New Hope se está volviendo aburrido. Horriblemente aburrido. Envidio a los Persson porque pueden irse sin que nadie más les importe. Ellos son inteligentes. ¿Por qué los Karlsson no podemos ser egoístas y preocuparnos por nosotros mismos?
—Está llegando tarde a clases —masculla una voz malhumorada.
Predije que este sería mi peor día y no me equivoqué. Me giro lentamente para encontrar al profesor Weston mirándome serio. Su cabello castaño cae sobre su frente. Parece que ha tratado de domesticarlo, pero fracasó.
Luce como un estudiante. De hecho, si no tuviera esa corbata, anudada a toda prisa sobre una camisa de vestir azul abotonada hasta arriba con un par de pantalones de color caqui, habría pensado que es algún tipo de ayudante del profesor. Levanto mis cejas con asombro e intento duro de no resoplar en voz alta.
No es gran cosa, Melissa. Has visto a mejores, Tristan, por ejemplo.
—No creo que le importe mucho, ¿o sí? Ha dejado claro que mi presencia le disgusta muchísimo.
Su expresión indiferente cambia.
—Usted lo asumió.
¡Maldito cínico! Dijo que quería bajarme de mi nube y cada vez que se dirige a mí lo hace con hostilidad. ¿No es motivo suficiente para asumir que me desprecia? Allie tiene razón. Probablemente me odia por algo relacionado a nuestra familia.
No encuentro otra explicación.
—¿Sabe algo? —inquiero con altanería —. Dedíquese a su trabajo y no me moleste.
Me olvido del libro, cierro de golpe el casillero. Trato de pasar por su lado, pero me sorprende cuando se interpone en mi camino. Es mucho más alto y me siento acorralada por su presencia. ¿Qué demonios? Las manos se me hacen puños a mis costados y trato de calmar mi respiración.
Odio la forma en que mi corazón late tan rápidamente.
—Estudié tus antecedentes escolares —dice, dejando de lado las formalidades —. Notas impecables, halagos por tu buen comportamiento hacia los maestros y ni una sola crítica constructiva. Eres una alumna ejemplar.
La rabia arde en mi interior como un volcán a punto de colapsar. Puedo verlo en sus ojos: él está juzgándome y cree que mis buenas calificaciones son corruptas. Piensa que todo me lo he ganado gracias a mi madre.
Si supiera que he crecido bajo estrictas reglas. Nací en una familia acomodada, pero eso no quita que ellos me hayan enseñado valores. Mamá sería incapaz de usar su influencia para beneficiarme en las notas. Es una de las mujeres más honestas que he conocido.
Si este bastardo se atreve a cuestionar su integridad...
—Sí, lo soy —concuerdo —. Estudio hasta tarde, leo cada libro que me sugieren, investigo, le pongo interés, presto atención en clases, nunca falto a un examen. A veces no tomo apuntes, pero eso no significa que no memorice lo que anotan mis maestros en la pizarra.
Austin me da una sonrisa condesciende.
—Nunca dije lo contrario. Tú fuiste quien se sintió atacada.
Lo empujo fuera de mi espacio personal y sostengo la correa de mi mochila. No me interesa que sea un maestro, él no se ha ganado mi respeto en lo más mínimo. Es un bastardo sin educación y no tiene nada de profesional.
Si él me trata como mierda, yo haré lo mismo. Al diablo. Soy Melissa Karlsson y nunca van a silenciarme.
—Cree que tiene derecho a juzgarme, pero déjeme recordarle que no tiene idea de quién soy realmente. Y vuelvo a advertírselo, profesor. Ocúpese de su trabajo o me veré en la obligación...
—¿Me acusarás con tu madre? —interrumpe mi discurso.
Lo enfrento en toda mi altura a pesar de que sigue superándome en tamaño. La corriente de estudiantes fluye entre nosotros, pero mi atención está en unos atrayentes ojos de color whisky. Quiero darle una lección por hacerme sentir tan enojada y fuera de lugar.
—Puedo enfrentar mis propios problemas —contesto —. Soy peligrosa y no acostumbro a quedarme callada cuando me acosan de esta forma. Cuídese, no está enfrentando a ninguna niñita asustada. Soy una Karlsson, profesor.
Alcanza mi muñeca y me sorprende que ejerza un poco de presión. ¿Quién se cree este tipo?
—Tú tampoco tienes idea de quién soy.
Pasa un segundo, pero finalmente lo veo. Esa chispa despreciable en sus ojos, el odio que arde como una fogata. Mis preguntas acaban de ser respondidas: está aquí porque detesta a mi familia.
Enemigo detectado.
—Suéltame —ordeno y me sacudo de su agarre —. Vuelve a tocarme y te rompo las malditas manos.
Da un paso atrás con las fosas nasales dilatadas y trata de ocultar sus emociones. Sin embargo, no lo consigue. Soy muy buena leyendo a los humanos y sé que él tiene crudas intenciones con mi familia.
—Eso estuvo fuera de lugar —Se disculpa —. Lo siento.
¿Piensa que un par de palabras arreglarán la estupidez que acaba de cometer? Él mismo se puso en evidencia y necesito atacarlo antes de que se adelante. Este tipo provocará grandes problemas.
Mi intuición acaba de alertarme.
—Lo veo en clase, profesor —digo.
No me quedo a ver su reacción y me alejo. ¿De dónde salió? No tengo idea, pero voy a averiguarlo. Mi familia es sagrada.
💚
Instagram: JessiR17
Twitter: JessiRivas17
Facebook: Lectores de Jess (grupo para fangirlear)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro