Capítulo 33 ✴
Allie.
¿Acabo de escuchar bien?
Tengo que reprimir mis gritos internos porque alertaré a cada miembro que habita en Fortaleza. En el fondo intuía que esto sucedería, pero deseaba que esa prueba fuese negativa. ¡Por todos los dioses! Sadie solo tiene diecinueve años y Roy es un licántropo que no está destinado a ella.
Hay un dios del mal deseando matarnos, los Karlsson siempre estamos involucrados en líos. ¿Ahora otro bebé vendrá al mundo? Tomo una respiración profunda mientras cierro los ojos brevemente. No es el momento más oportuno, pero Sadie es mi mejor amiga.
Jamás le daré la espalda.
Yo estaré para ella, brindándole mi amor.
—Cuentas con mi apoyo incondicional —digo más calmada —. Estaré para ti, Sadie. Siempre.
Escuchar su sollozo rompe mi corazón. Quiero trasladarme a Canadá y abrazarla hasta que no pueda respirar.
—Estoy asustada, Allie —musita con terror —. Mi madre me dio el sermón de mi vida y cree que Justin es el padre.
Grandes escalofríos recorren mis brazos mientras un recuerdo de ese lunático viene a mi mente. Me arrepiento por no haberlo matado cuando tuve oportunidad. Rogaré para que la hipnosis dure hasta el día de su muerte y nunca mire a Sadie de nuevo. Le arrancaré los ojos.
—¿Entonces Roy es el padre? —Le echo un vistazo a la puerta, aunque es tonto. Hay alguien escuchando —. ¿Estás cien por ciento segura?
Sadie suelta un profundo suspiro.
—Sí.
Trago, rogando a la sensación nerviosa en mi pecho que se vaya.
—¿Hablarás con él?
—No creo que sea una buena idea. Además, no sé si tenerlo.
Por Dagda. ¿Es en serio? ¿Ella realmente cree que puede ocultarle el secreto a mi primo?
—Sadie, tú no eres ninguna tonta. No actúes como si fueras una. ¿Recuerdas lo que es mi primo? ¿Si sabes eso?
—Allie...
—No me sorprendería que a estas alturas supiera la noticia.
—Me conoces tan bien, prima.
Escucho una risa burlona a mi espalda. Pongo los ojos en blanco para ver a Roy parado en la puerta, masticando una barra de chocolate. ¿Me sorprende? Nah. Camina con determinación hacia mí y me arrebata el celular de las manos.
—Hola, Sadie —murmura con naturalidad. Hay un largo silencio detrás de la línea —. Sé que te sientes culpable y crees que la única responsable eres tú. Déjame decirte que estás muy equivocada. Ambos fuimos parte y no lo lamento.
—Roy...
—Quiero decirte que voy a apoyar cualquier decisión que tomes. ¿De acuerdo? Estamos juntos en esto, Sadie. No te dejaré sola, cuentas con mi apoyo. Te quiero, sabes que lo hago.
Aww. Me quedo como tonta, escuchando la conversación.
—¿Puedo llamarte y hablamos mejor? —pregunta ella sin dejar de llorar.
Mi primo sonríe.
—Claro que sí. Me ofende que intentaras ocultar la información de mí.
—Lo siento.
Roy suspira.
—Shh... está bien. Voy a llamarte en un minuto y te dejaré claro que no soy ningún idiota que negaría su responsabilidad. Me subestimas por ser más joven que tú.
La risa de mi amiga relaja mi corazón.
—Yo... no sé qué decir.
—Relájate —espeta mi primo —. Le devolveré el celular a Allie porque parece muy impaciente.
Le saco la lengua.
—No estoy impaciente, tonto.
—Ajá, como digas —resopla —. Hablamos después, Sadie.
—Esperaré tu llamada.
Mi primo me devuelve el celular cuando cuelga y corre los dedos por su cabello rojo. Vaya, tiene diecisiete años y próximamente será padre. ¿Qué pensarán mis tíos de esto? Oh, dioses... ¿Y Sadie? Me preocupa, ella no ha estado bien emocionalmente. Salió de una relación abusiva y ahora espera un bebé. Quiero abrazarla y no soltarla. Estoy empezando a creer que fue un error traerla aquí unos días. ¡Terminó embarazada!
—¿Y? —me dirijo a Roy.
Sus cejas rojas se elevan.
—¿Y qué?
Me cruzo de brazos, observándolo con una expresión amenazante.
—Sadie no es tu compañera y ahora espera un hijo tuyo. ¿Cómo te sientes sobre eso?
Roy acorta la distancia y deposita un beso en mi frente.
—Te quiero, Allie, pero prefiero no hablar contigo de este tema —Me sonríe cálidamente y besa mi mejilla —. Deberías tomarte un baño, huelo a Ronan en cada parte de ti.
Levanto mi cabeza de forma confiada sin ánimos de avergonzarme. Un profundo sonrojo sube por mi pecho y hacia mi cuello. Roy sabe lo que estuvimos haciendo en la biblioteca, todos en la fortaleza lo saben.
—No necesito que me lo recuerdes —Aparto su mano de mi cara y él se ríe —. Gracias por no ser un idiota con Sadie. Ella no necesita otro en su vida.
Roy frota su pecho, ofendido por mis palabras. No debí compararlo con Justin, pero era necesario. Yo misma rompería sus huesos si negaba su paternidad.
—No soy esa clase de hombre.
—Lo sé —sonrío —. Tus padres son capaces de castrarte si le das la espalda a Sadie.
Hace una mueca.
—Mis padres me enseñaron a ser un caballero y asumir las responsabilidades —Se dirige a mi puerta, pero antes agrega —: No te preocupes por Sadie, no planeo dejarla sola.
Mi corazón tiene esa pizca de esperanza con ellos. Ya me los imagino como una familia, pero está lejos de suceder. No cuando el destino es un obstáculo muy grande.
—Ella te quiere —digo.
Roy vuelve a suspirar.
—Sadie sabe que lo nuestro no funcionará, pero tomaremos la mejor decisión —asegura —. Buenas noches, Allie. No te quitaré más de tu tiempo.
La puerta se cierra y me aviento en la cama con mis piernas colgando. Annie se mueve para acariciar mi rostro y cierro los ojos. Este día fue... intenso. Aun no terminamos de leer el diario, sospecho que nos llevará varias horas.
¿Y Logan? Sé que pedirá explicaciones. Uh.
—Quisiera ser tú —Miro a Annie con una sonrisa —. No sabes el significado de la palabra problema. Te quiero, bola de pelos.
Annie maúlla en respuesta.
Sacudo la cabeza y me dirijo al baño para una ducha rápida. Después debo recoger la cena de Ronan, hablar con mi madre y disculparme por mi impulso de hoy. Sé que solo quiso ayudarme. Odié herirla por no poder controlarme.
¿Si la próxima vez no logro detenerme? ¿Qué sucederá? No quiero pensar en esa opción. Mamá fue mi primera víctima, mañana tal vez mi padre, Aden, Amy... No iré tan lejos, no perderé el control a un nivel extremo. Necesito trabajar un poco más en mi ira, mi familia no volverá a salir herida.
Despojándome de la ropa, tomo una ducha larga y caliente. Mis pensamientos se dirigen a Ronan mientras el agua cae sobre mí. Paso el jabón por mis piernas justo cuando veo las marcas de sus dedos en mi piel. ¿Qué demonios? Apenas son visibles, pero las noto. Es de color púrpura.
No me molesta que vengan de Ronan, pero es raro que no haya sanado rápido. ¿Tan enferma estoy? Me deprimo y rápidamente salgo de la ducha con una toalla envuelta alrededor de mi cuerpo desnudo. Siento que mi situación empeora cada día que pasa.
Seco mi cuerpo, me coloco pantalones cortos de dormir y un delgado top. Ronan dijo que debilito a la peste cuando no pienso en ella. Tomaré su consejo. Peino mi cabello, mirándome en el espejo cuando mi reflejo sonríe perversamente.
Pensé que por hoy me libraría de ella, que inocente soy.
—Hoy estuve dormida todo el día. Me dio pereza y vergüenza verte actuar como una tonta enamorada —Bostezo —. Él no va a salvarte, nadie lo hará, Allison. Solo tú misma puedes.
Retrocedo con las manos en puños, la rabia cocinándose a fuego lento. ¿Nunca se va a cansar de fastidiarme la existencia? Estoy ansiosa de presenciar su final, el día que se extinga y deje de existir.
—Estás asustada de él —me burlo —. Huelo tu miedo y me das mucha pena.
Mis ojos rojos se entrecierran en mi reflejo. Odio ese color, lo repudio totalmente. Catalina me quitó las ganas de usarlo.
—Sigues siendo la misma niña tonta que poseí —Sus palabras me generan tanta rabia que tengo ganas de romper el espejo, pero no perderé la cabeza. Me prometí no darle ninguna emoción más a esta idiota —. Será tu ruina y lamentarás no haberme creído.
Levanto mi mano y le enseño mi dedo del medio. Mis labios tiemblan con mi sonrisa de regocijo. Encontré otro punto débil de ella. Tendré sexo con Ronan todos los días solo para molestarla.
—Jódete —sonrío —. Voy a sobrevivir al cambio de forma, ¿y tú? Serás un asqueroso recuerdo en mi memoria.
—Eres una estúpida, niña.
Acomodo mi largo cabello, como si su opinión me importara un bledo.
—¿Es todo lo que tienes, Catalina? —provoco —. Ahora la patética eres tú.
Su ruidosa carcajada en mi cabeza me provoca náuseas. Ya no soporto escucharla, la odio con todo mi ser. Hablar con ella perturba mi mente. ¿Por qué sigo complaciéndola? Alejo mis ojos del espejo y termino de aplicar mi perfume.
—Regresarás a mí, Allison. Suplicarás que me una a ti —asegura antes de esfumarse.
¿Yo unirme a ella? Prefiero morir quemada en la hoguera antes que darle más poder a esta peste. Los virus como ella tarde o temprano son exterminados. Catalina no es la excepción a nada. Ella es la intrusa. Solo yo soy dueña de mi alma y mi cuerpo. Nadie más.
Annie me evalúa en silencio cuando abandono mi habitación con la frente en alto. A veces pienso que esa pequeña gata no es normal. ¿Por qué? Siempre observa y escucha atentamente. Me perturba.
Medito unos segundos, exhalo un suspiro y camino por los pasillos. Basta. Este demonio va a evaporarse cuando no le dé importancia. Busca mi atención al herirme y aislarme.
Ella debe temerme.
Encuentro a mamá en la cocina, preparando el plato de Amy. El resto de mi familia está muy entretenida en el comedor, Logan también. ¿Cómo puede? Lo que sucedió hoy fue embarazoso y difícil. No esperaba verlo. Creí que se quedaría en Canadá al igual que todos los momentos que pasé a su lado.
—Hola, mamá.
Tomo una fresa del frutero y mastico para mirarla atentamente. Adoro a esta mujer con mi vida entera y odié herirla hoy.
—¿Vienes por la comida de Ronan? —pregunta mi madre, sonriendo —. Mimas mucho a ese chico.
Mi corazón se hincha en mi pecho.
—También estoy aquí por ti —omito sus palabras y me concentro en su rostro —. Lo siento, mamá. No debió ocurrir.
Mamá coloca el plato de Amy sobre la encimera y me rodea con sus brazos amables. Su mano frota mi espalda en un calmante gesto. Me recuerda a esos tiempos dónde permanecía en su regazo y ella me cantaba hasta quedarme dormida.
Tiempos felices que siempre perdurarán en mi memoria.
—No es tu culpa —me dice con gentileza —. Estuvo mal presionar tus límites. Me pediste espacio y no quise darte.
—Solo querías ayudarme —susurro.
—Sí, pero no fue la forma —Se aleja y evalúa mis ojos. Adoro ver mi propio reflejo en su mirada, somos tan parecidas físicamente que duele —. Necesitas paciencia y solo amor. Nada de presiones.
—Tú me das todo, mamá.
Ella llena el plato de Amy con puré de papa y trozos de jamón. Esa niña tiene un estómago sin fondo, come de todo.
—Cometí tantos errores —Su tono es de lamento —. Es hora de dejarte libre, cielo. Ya no podemos encerrarte en esa jaula, tampoco cortar tus alas. Tienes que volar.
Las lágrimas pican en mis ojos.
—Ustedes nunca cortaron mis alas. ¿Cómo puedes creer eso?
Mamá suspira.
—La poca libertad que te hemos dado, trajo inseguridades a tu vida. No quieres explotar tu potencial por miedo a herirnos. Te sientes culpable constantemente y siempre te disculpas por acciones que no tienes control.
No digo nada.
—Ya basta de sentirte así —Se limpia sus propias lágrimas —. Quiero que te muestres tal cual eres y no finjas que todo está bien cuando no es así. Llora, ríe, pelea, pero no te reprimas nunca más.
No reprimirme significaría un caos interminable.
—Mamá...
Acuna mi rostro y me obliga a callar.
—Te sientes como una bomba de tiempo, ¿no? —pregunta.
—Sí.
—Entonces explota —dice —. Hazlo cuanto antes o será mucho peor.
La incertidumbre tiene mi boca abierta como pez fuera del agua.
—¿Te das cuenta de lo que estás diciendo? —inquiero y me abrazo a mí misma —. Seré un desastre si me muestro como soy.
Una enorme sonrisa transforma su rostro.
—No lo creo —Recoge el plato de mi hermanita y camina hacia el comedor —. Mañana regresan los entrenamientos. Te necesito fuerte para el cambio de forma.
La veo desaparecer mientras mi estómago se retuerce con nudos. Dijo locuras, pero tiene razón. Si alguien puede ayudarme en este mundo, esa es mi madre. Pasó por la etapa dónde no controlaba lo que era. Hoy es una maestra excepcional.
Lleno la bandeja con tofu, ensalada de lechuga y pastel de verdura. Todo vegano. Ronan tendrá que venir a buscar su comida la próxima vez si no quiere que lo haga a mi modo. Ups. Sostengo una jarra de zumo cuando percibo su presencia a mi espalda.
Oh, mierda.
Lentamente, dejo la bandeja sobre la encimera y me enfrento a Logan. No está sonriendo, tampoco lo veo muy relajado que digamos. Este chico se ha vuelto un completo desconocido. ¿Qué pasó en Canadá el tiempo que estuve fuera?
Lo cambiaron y no fue para bien. Luce cansado y angustiado.
También herido.
Es un alma que sufrió el peor de los corazones rotos. Arriesgó su vida por mí, traicionó a su familia. ¿Para qué? Estoy con alguien más. Lo destrocé.
—Logan.
Me lanza un rápido vistazo, sus ojos azules están pensativos. La imagen de su espalda llena de cicatrices me genera angustia. Él es un chico grandioso, no merecía esos golpes. Debería estar en la universidad de Toronto, estudiando para su próximo examen.
Sin embargo, su futuro fue arruinado. Y su familia es la única responsable.
—Solo quiero saber —murmura en tono tenso.
Cada músculo de mi espalda se tensa. Aquí viene la pregunta que tanto temía.
—¿Qué?
Hace una pausa, pensando cuidadosamente sus palabras antes de preguntar:
—¿Terminaste conmigo para estar con él?
Es difícil contener mi vergüenza y culpa. La adrenalina recorre mis venas y me siento nerviosa. Es una sensación insoportable. Muchas veces rogué que este momento nunca llegara, pero mis deseos una vez más fueron ignorados.
Gracias, Dagda. Siempre tan generoso.
—No entiendes cómo funciona mi mundo —expongo con la voz débil —. Ronan no es un chico más en mi vida.
Un músculo se aprieta en su mandíbula mientras continúa escudriñándome y me retuerzo incómodamente. Por favor, que alguien me salve de esta situación. ¿Dónde están mis primas? ¿Ellie? Estaba muy pegada a Logan y desaparece cuando la necesito.
—Sé que es tu compañero, tu alma gemela para toda la eternidad —masculla Logan, herido —. Sabías que pronto llegaría a tu vida, ¿no?
Mis dedos se entumecen. No puedo estar relajada porque toda mi familia está escuchando la conversación desde el comedor. Mi padre perderá la cabeza si no detengo la locura pronto.
—Sí.
Logan se ríe con ironía mientras da un paso atrás.
—Eso no te detuvo a ilusionarme —reprocha —. Estoy enamorado de ti desde que tengo catorce años. Cuando empezamos a salir, veía un futuro a tu lado. Mi parte ingenua quería tenerte siempre.
Mi corazón late dolorosamente y clavo las uñas en mis palmas. Para.
—Logan, por favor... —imploro y niego con la cabeza —. No hagas esto.
Invade mi espacio personal, lo suficiente para inundarme con su aroma. Oh, dioses. Ronan demostró ser territorial. Agradezco que no interceda, no quiero imaginar de lo que sería capaz. Se deja dominar por la ira muy fácilmente.
—Cuando te fuiste ese día, me destrozaste —musita y toca su corazón —. Me hiciste sentir como si no fuera suficiente para ti.
¿Qué responderé a esto? Me duele que nuestra relación haya terminado de esa forma. Espero que algún día me perdone y volvamos a ser buenos amigos. No quiero perderlo.
—Tú nunca fuiste el problema, siempre se trató de mí. Lo siento, no quise que terminara de este modo —La pena obstruye mi voz —. Nunca quise herirte, Logan.
Contiene el aliento, sus ojos azules destellan molestia y sufrimiento.
—Pero lo hiciste —dice él —. Me desechaste como si fuera un objeto inservible en tu vida, Allison.
Un doloroso bulto se atasca en mi garganta, una explosión de culpa me embosca. No importa nada de lo que intente decir. Ahora ya no servirá de nada, el daño está hecho.
—¿Pasa algo, chicos? —Raven es mi salvadora mientras pone una mano en el hombro de Logan —. La familia está escuchando todo —Me mira con pena.
Recojo la bandeja con mi cena y la de Ronan. Sé que él también escuchó cada palabra, lo siento muy metido en mis pensamientos. Mierda.
—Hasta mañana —murmuro, alejándome de la cocina a toda prisa.
Sabía que sucedería, sabía que sería un error tenerlo aquí. ¿Cómo voy a mirarlo todos los días?
Raven le da un sermón a mi ex mientras subo las escaleras. Casi dejo caer la bandeja debido a mis nervios, pero camino cómo puedo hasta llegar a la habitación de Ronan. Oh, Dagda. ¿Acaso nunca tendrás piedad de tu más fiel servidora? Parece que me abandonaste desde que nací.
Casi salto de miedo al ver a Ronan. Está apoyado contra el marco de la puerta, llevando solo pantalón corto de color caqui que cuelgan bajo sus caderas, dándome una vista completa de sus abdominales marcados. Su mirada sube y baja, su lengua lame sus labios húmedos.
—Déjame ayudarte con eso —ofrece y le tiendo la bandeja.
Entro nerviosamente a su habitación y él cierra la puerta con seguro. Por el rabillo del ojo, veo algo rectangular cubierto con una sábana. Mi corazón empieza a tomar fuerza porque sé muy bien de qué trata.
Es el cuadro que está haciendo para mí.
¿Fue a su casa por ella? Oh, dioses... La emoción sube a mi torrente sanguíneo y lo miro ilusionada. Su sonrisa es extensa mientras examina mi expresión de asombro. Mi drama con Logan acaba de ser olvidado.
—¿En serio? —chillo como niña pequeña —. ¡¿Es en serio?!
Él deja la bandeja sobre el pequeño escritorio y atrapa mi codo cuando intento apartar la sábana.
—No seas impaciente —murmura sin dejar de sonreír —. Aún no está terminada.
Mis labios hacen un puchero.
—Arriesgaste tu vida por ese cuadro —me cruzo de brazos —. Exijo ver el progreso.
En la biblioteca estaba muy enojada con él, pero ahora quiero comerlo a besos. ¿Existe algo más romántico que exponerse ante un Poltergeist por un retrato de mi rostro? Nah.
—No cambiaré de opinión, Allison —dice firme y frunce el ceño al ver menú de la cena —. ¿Qué es esto?
Me encojo de hombros con una risita.
—Pruébalos, te encantará.
Ronan ladea una ceja.
—Lo hiciste a propósito, ¿eh?
Tomo un pedazo de tofu y lo obligo a abrir la boca. Me distrae su cabello húmedo y piel recién afeitada. Huele tan bien.
—Abre —mando y él obedece. El tofu hace contacto con su lengua y lo saborea —. ¿Qué te parece?
Cierra los ojos brevemente.
—Mmm... no está nada mal.
—¿Solo eso?
Lleva más tofu a su boca y mastica con impaciencia.
—Bueno, acepto que es delicioso. ¿Por qué no lo probé antes?
Me muevo lejos de él para sentarme en su cama.
—Porque no salías de tu zona de confort —expongo —. Los humanos como tú adoran la carne.
Ronan suelta una carcajada.
—Perdón, señorita que odia la carne —Se burla —. ¿No es irónico que seas vegana siendo una pequeña lobita?
Me concentro en observar mis largas uñas pintadas de un suave tono verde.
—Siento rechazo hacia la carne, eso es todo —musito.
—Ya —Ronan se sirve un vaso de naranja antes de sentarse a mi lado en la cama —. ¿No vas a comer?
Niego.
—Mi apetito se fue al carajo.
Dedos rozan mi clavícula y un suspiro abandona mis labios. Ronan está sentado a mi lado, su cabello húmedo apartado de su rostro y sus ojos me perforan con intensidad sombría. Le devuelvo la mirada, sintiendo el calor de su aliento mientras se inclina hacia mí. Acepto el beso mientras nuestros labios se tocan dolorosamente lento.
—¿Te sientes mal por él? —inquiere sin dejar de besarme.
Sabe a naranja, menta, un poco de todo. Tan Ronan.
—Sí —admito —. Está muy dolido.
Ronan toma un aliento entrecortado y se aparta. ¿No va a hacer sus rabietas de chico celoso?
—No puedes retroceder el tiempo y cambiar todo lo que ha sucedido —dice —. El pasado es imposible de cambiar, Allison.
Froto la pequeña marca púrpura en mi piel.
—No deja de dolerme.
—Él te entregó su corazón por voluntad propia. Nunca lo obligaste a amarte.
¿Cómo hace para decir lo correcto en el momento oportuno?
—No debí empezar una relación con Logan sabiendo como terminaría.
Ronan gruñe frustrado antes de ponerse de pie.
—No pretendo hablar de tu ex toda la noche —masculla y agarra el diario de la cómoda —. Hay cosas más importantes que hacer.
Me río por su reacción.
—Aww —digo en tono dulce —. Eres tan lindo cuando estás celoso.
Ronan sube a su cama, apoya la espalda contra el cabecero y abre la primera página. Ignora mi sonrisa divertida y mantiene sus ojos pegados en el diario.
—No estoy celoso.
—Claro, no lo estás —continúo riéndome, mirando con petulancia—. No estás ni un poco celoso, cariño.
Ronan aparta su atención del diario para observarme con la ceja arqueada.
—¿Vienes o prefieres seguir perdiendo el tiempo?
Uy... qué rudo. ¿He dicho que me encanta esa actitud? Voy a molestarlo más seguido solo para verlo así. Es tan sexy. Gateo hasta él, aparto el diario y me subo a horcajadas en su regazo. Sus ojos marrones queman mi piel y toca su marca en mi muslo.
—Me excita este lado tuyo.
—Allison, detente —Mi nombre es reverencial en su lengua y provoca las cosas más increíbles en mi interior —. Harás que te tome aquí mismo.
Yo no lo detendría, pero entiendo que ese diario debe ser leído.
—Lo siento, me pondré seria —Levanto mis manos en alto con una sonrisa.
Ronan suspira y vuelve a mirar su huella en mi muslo.
—No se ha ido.
Niego.
—No.
—¿Es la primera vez que ocurre?
—Sí.
Intento tirar hacia abajo la tela que cubre mi muslo, pero es demasiado corto. Mierda. Está empezando a molestarme porque es un recordatorio de mi enfermedad. Esa toxina en mi cuerpo toma factura.
—Solo faltan días, ¿bien? —me dice —. Vas a sobrevivir, confía en mí.
El hueco de esperanza brota dentro de mí. No voy a ponerme mal de nuevo por culpa de Catalina, menos cuando estoy con Ronan.
—Confío si tú lo dices.
Una hermosa sonrisa suaviza sus rasgos.
—Buena chica —Abre sus brazos y no dudo en acurrucarme en su pecho —. Lo hiciste muy bien hoy, ¿sabes? A pesar de la noticia que te dio Mila, seguiste sonriendo.
Respirar se ha vuelto difícil por el calor que proporciona su cálido cuerpo. Es mi refugio favorito.
—Es una máscara, cariño —musito.
Ronan acaricia mi cabello.
—En la biblioteca me diste tu mejor sonrisa y una versión de ti que me vuelve absolutamente loco —Su voz adquiere un tono ronco, su mente yendo hacia recuerdos que nos calienta a ambos —. ¿Quién tendría ánimos con ese tipo de noticias? Nadie, solo mi Allie.
Le envío una dulce sonrisa.
—¿Qué hay de ti? Leíste palabras atroces en el diario, tu madre se encuentra en el hospital, pero sigues de pie. ¿Quién podría? Solo mi Ronan.
Ronan continúa con su adictivo toque. No quiero que pare, él me relaja. Estar en sus brazos es mi terapia preferida.
—No sé hasta cuando tendré estas fuerzas—admite —. Lo que leeremos en las próximas páginas será mucho peor.
Una ligera brisa que atraviesa la ventana provoca espasmos en mi piel.
—Entonces empecemos de una vez —animo —. Dejemos de postergar esta tortura.
Asiente.
—Bien.
—¿Hablaste con tu madre?
—No, pero los médicos aseguraron que sigue dormida —Toma una breve pausa —. Algo dentro de mí está un poco inseguro.
Una pizca de inquietud viene por su afirmación. Olenna es una mujer luchadora, encantadora y excelente madre. No queríamos dejarla en el hospital, pero su desesperación nos motivó a hacerlo.
Estaba aterrada de la oscuridad y tenía motivos. El señor de las sombras apareció.
—Mi abuelo es dueño del pueblo —murmuro —. Los médicos saben que los Karlsson están involucrados con tu madre y darán la mejor atención.
—Quiero creer que así será.
Beso su mejilla y señalo la segunda página.
—Empecemos de una vez —incito.
💚
Ronan.
El perfume de Allie inunda mis sentidos mientras permanece acurrucada en mi pecho. Ahora todos los problemas insignificantes se desvanecen y enfoco mi prioridad en dónde descubriré mi verdadera realidad.
El miedo persiste, pero no lucharé contra ella. Es peor seguir retrasando esta pesadilla, es mejor despertar lo antes posible. Ya no puedo negar lo que soy. Necesito la confirmación de una vez.
Me cansé de tantos secretos.
Allie traza círculos imaginarios en mis abdominales mientras leo las siguientes líneas. Me pone mal saber que fue escrita hace unos meses y las fechas concuerdan.
Hace diecinueve años...
—¿Ronan? —insiste Allie y empiezo a leer.
Había notado cambios en mi cuerpo después de lo sucedido. No estaba lista para este impacto tan radical en mi vida, sabía lo que venía. Mis constantes vómitos, pesadillas y llantos eternos eran una señal.
Estaba embarazada.
Demetrio no tomó muy bien la noticia. Su rechazo hacia mí lo hizo aún más insoportable. No fue mi soporte, mucho menos mi consuelo. Él me observaba con asco y repulsión. Creía que todo era mi culpa.
El dolor quema mi cuerpo mientras los recuerdos se hacen presentes en mi cabeza. Mamá se encuentra en su habitación, sosteniendo su estómago de dos meses. Papá fuma sin importar que puede afectar al bebé. Es más, le daba igual si moría o no.
Bastardo sin corazón.
—¡Tú permitiste que él me lastime! —grita mamá entre lágrimas —. ¡Me llevaste y no hiciste nada cuando me tocó! ¡Eres el único culpable de nuestras desgracias, Demetrio! ¡Te odio con todo mi ser!
Papá exhala el humo y la observa con los ojos entrecerrados. Está aburrido de escucharla.
—Asume tu castigo y deja de llorar. Su voluntad debe cumplirse. ¿A quién sirves, Olenna?
—¿Entonces por qué me odias tanto? —llora mamá —. Nunca pedí nada de esto.
Papá agarra su mandíbula con los dedos y sisea entre dientes:
—Lo pediste cuando quisiste desafiarlo. Estas son las consecuencias, Olenna. Vive con ello.
Allie me abraza con fuerza antes de verme con los ojos atormentados de tristeza. Mis emociones la lastiman y no tengo manera de evitarlos. Esto... duele. Exhalo antes de continuar a pesar de que mi interior es una tempestad llena de sufrimiento. Debo continuar.
Los primeros meses de mi embarazo fueron las más difíciles, llena de dificultades. Carecía de amor hacia el ser que crecía en mi interior. La idea de abortarlo no era una elección.
Yo nunca la tuve.
Él debía nacer.
Su creador lo quería ver nacer.
Estaba destinado a pisar la tierra y también gobernarla en la oscuridad cuando llegara el momento.
Es su heredero.
Su huella en este mundo.
Un gemido sale de mis labios y suelto el diario. Mi pecho se estremece al igual que mi corazón. Ese niño soy yo.
El heredero de la oscuridad.
—Ronan, fue suficiente —musita Allie —. No tienes que seguir.
Aparto su mano y cierro los ojos.
—No, tenemos que seguir —espeto —. Quiero leer cada página.
Ella no está de acuerdo con mi decisión, pero no me detiene cuando prosigo con esta dura misión. No importa el desgarramiento en mi corazón, ni lo mucho que me tiemblan las manos. Estoy sangrando por dentro.
Desde ese día sentí su presencia en cada minuto de mi vida. Podía sentirlo; escuchaba sus voces resonando a través del aire tranquilo de la noche. Su presencia en mi habitación, sus ojos vacíos observándome atentamente.
Estaba presente y lo sigue estando.
Escuché historias sobre él desde que era una niña. Nuestra cultura lo considera el único dios superior, aquel que nos permitirá dejar fluir nuestra verdadera naturaleza. Yo nunca me consideré como ellos, no era macabra, ni defectuosa. No tenía necesidad de matar o herir.
Claramente eso fue un golpe muy duro para los Dumont.
Uno de ellos no había nacido con ese instinto asesino. ¿Por qué? Siempre dije que era cosa del destino, un castigo del todo poderoso para detener a estos monstruos sin sentimientos. Así que me propuse a ser diferente, pero él no me lo permitió.
Pronto exigió que llevara a las presas, sus fuentes de alimentación. Era su servidora. Más de una vez quise escapar, pero él me encontraba en cualquier lugar y me perdonó innumerables veces.
Mamá dijo que debía sentirme privilegiada. Nuestro señor quería mantenerme a sus servicios a toda costa. En contra de mi voluntad, llevé más de cien victimas a la tumba, eran festines que servían como alimento. También fui el recipiente que conservaba su fruto.
Con su hijo en mi vientre, tenía menos oportunidad de vivir una vida diferente. Mi bebé estaba condenado a la oscuridad, no podía salvarlo.
Ni siquiera su alma.
Las lágrimas me tapan la garganta, y estoy luchando por mantener mi mierda junta. Cada párrafo es más doloroso que el anterior. ¿Cuándo se detendrá todo este malestar que se forma como espirales en mi estómago?
La siguiente escena que viene a mi mente es de mi madre recostada en la cama. Cinco meses de embarazo en total. La habitación se llena de humo, la sombra de un hombre empieza a tomar forma lentamente. Sus ojos son una interminable piscina de iris negro. Él no se ve enojado o vicioso; se ve intrigado, incluso curioso mientras camina hacia mi pobre madre indefensa.
Monstruo.
Quiero meterme en acción, molerlo a golpes y exigirle que se aleje. Sin embargo, aguanto el aliento mientras lo veo poner una mano sobre el estómago de mamá. Ella está pálida, sus ojos llenos de lágrimas mientras solloza.
—Herede meo.
Nunca he olvidado esa noche. No solo cambió mi vida, sino que toda la existencia de nuestro mundo se alteró para siempre. ¿La mezcla de un Dumont y un dios? Algo que temer definitivamente.
Me levanto de la cama mientras lanzo el diario contra la pared. Allie pronuncia mi nombre, pero no escucho nada. Percibo la forma en que mis oídos pitan y mi garganta parece querer expulsar cada órgano. Lo sabía, pero desde el fondo de mi alma no quería aceptar esta realidad. No quería. La interminable furia aún persiste en mis tejidos y mi cabeza gira. Ya no me siento parte de este mundo, estoy perdido en la oscuridad.
Mi padre.
Mi padre es un monstruo, un asesino que vive entre las sombras. Es un despiadado e insensible demonio que mata a personas para luego consumir sus almas. Manipula las mentes de los débiles para obtener lo que quiere.
Mi padre es el enemigo.
Mi padre es la encarnación del mal.
Mi padre es el señor de las sombras.
Y yo soy su heredero.
💚
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