Senku - Dr. Stone
Armonía anatómica
Senku había tomado las precauciones necesarias para evitar accidentes en el Perseo. Se había asegurado de hacer flotadores de sobra, cuerdas y todo lo que se le cruzara por la mente. Lo más importante, se había asegurado de que todos los tripulantes supieran nadar.
Sin embargo, ella siempre se salía de sus cálculos.
Decidió colarse como polizón cuando él explicó la ruta que tomarían, incapaz de controlar el deseo de ver cómo estaba su país natal tantísimos años después. No habían tenido tiempo para enseñarle a nadar y ella parecía eludir la tarea como si...
—Probablemente tenga hidrofobia —ofreció Gen, su expresión tan contradictoria como la de Senku.
Senku apoyó la barbilla de la palma de su mano y suspiró, su mirada vagando hasta la figura de la chica que intentaba explicarle con palabras sencillas a la tripulación cómo podían recrear muchos de los experimentos de Senku. Eso era algo a su favor: era mejor maestra que él, comprendía rápido lo que él le enseñaba, y no tardaba nada en hacerlo digerible para los demás.
—No la mires así —dijo Yuzuriha con una sonrisa de sabelotodo—, te pones en evidencia.
Senku chasqueó la lengua y apartó la mirada mientras Gen y Yuzuriha se reían. Los tres prestaron atención cuando Francois emergió de la cocina hacia cubierta con expresión solemne.
—El señor Ryusui informa que nos aproximamos a una tormenta, así que debemos tomar las medidas necesarias.
Dicho eso, todos se pusieron en movimiento. Amarraron los objetos del laboratorio y de la cocina, aseguraron a los animales y se cercioraron de que cualquier objeto peligroso no fuera a causar un accidente. Senku le había dado a la chica la sencilla tarea de realizar un censo y asegurarse de que todos estuvieran en sus puestos, a salvo. Sin embargo, cuando el barco sufrió el primer embate de las olas y perdió pie, a Senku lo preocupó que ella no estuviera cerca de su campo de visión.
—Problemas —anunció Ryusui, observando hacia la cubierta desde la cabina del capitán, sus dedos cerrándose sobre el timón.
—¡Maldición! —se le escapó a Senku y se apresuró a correr hacia la cubierta.
La joven llevaba de la mano a Suika, ambas estaban empapadas y las olas crecían de tal manera que rompían contra el casco y mojaban la superficie. Kohaku salió tras él y ambos presenciaron cómo la joven se las ingenió para hacer que Suika se deslizara por los tablones de madera resbaladizos, aprovechando el ángulo de inclinación del barco, y terminara a los pies de Senku, quien la ayudó a levantarse.
La chica intentó pararse, pero se resbaló de nuevo y fue ahí cuando, entre la oscuridad de la tormenta, Senku perdió de vista la silueta de su compañera. Kohaku le gritó algo y corrió mientras agarraba un flotador con una cuerda gruesa. Ella también desapareció cuando saltó del barco.
Senku, por un instante ínfimo, se sintió tan abrumado que su cerebro dejó de funcionar, su corazón atosigado por un terror que jamás había experimentado. Sin embargo, se recuperó rápidamente y tomó el extremo de la cuerda para pasarlo por una columna y evitar que se alejaran más, Suika lo ayudó cuando él cedió ante la fuerza con la que la tormenta lo tironeaba.
Agradeció cuando Taiju también fue a ayudarlo.
Todo transcurrió en dolorosos segundos, pero Kohaku trepó con la chica por la borda y corrió hacia el interior, cargando de a caballito a su amiga. La chica estaba pálida, su piel tornándose de un color azulado, sus dedos ateridos. A Kohaku la sorprendió cuando, al dejarla en el suelo, Senku le ganara a su velocidad para posicionar bien su vía aérea y empezar a realizar compresiones de pecho.
Todos estaban tan anonadados ante la seguridad de Senku que les costó reaccionar, hacer algo, aparte de observar.
Senku conocía la teoría. La fisiopatología del ahogo y la reanimación en esos casos; Byakuya se lo había hecho estudiar. Sabía que las compresiones lo ayudarían a crear distintas presiones para que toda el agua que había tragado regresara por donde había venido. Sin dudarlo, se detuvo cuando alcanzó los treinta segundos en su mente y selló sus labios.
Estaba helada y a Senku se le encogió un poco el corazón.
Iba a iniciar compresiones de nuevo cuando ella tosió y vomitó agua. Kohaku la ayudó a colocarse de lado mientras le daba palmaditas en la espalda. Senku arrugó el entrecejo cuando la joven tomó sus dedos y los apretó con suavidad.
—Lo siento...
—Podría pasarle a cualquiera —se apresuró a decir—. Más bien, deberías descansar. Pudiste broncoaspirar agua y no queremos neumonías en...
Senku alcanzó a tomarla entre sus brazos cuando la chica perdió la consciencia, alarmándolos a todos.
:-:
—Ya despertaste. —Senku la saludó con una sonrisa altiva—. Me pusiste en un gran aprieto. Con Francois valoramos en busca de traumas craneoencefálicos e hice otro estetoscopio, un poco más sofisticado que el que usé con Ruri, para asegurarme de que no había estertores y...
—Senku, no sé por qué decidiste despetrificarme —suspiró ella, irguiéndose sobre el catre—. Solo les he traído problemas.
—Nah, no pienses en eso. —Él desvió la mirada mientras se frotaba la nuca.
—Me subí al barco, consciente de que que no sé nadar y que podría pasar algo como esto, y luego...
—No me molesta. Ya te dije que podría ocurrirle a cualquiera. —Senku se sentó al pie de la cama y posó su mano sobre su pierna—. Eres esencial para todos porque sabes expresarte bien y haces simple lo complicado. Necesitaba a alguien así para facilitarme la comunicación con los aldeanos y también con las otras personas de nuestra época que no saben nada de ciencia. Si bien me conflictuó que te subieras al barco sin mi autorización, me hizo pensar en que eres la que conoce más idiomas entre nosotros —alzó tres dedos y le dedicó una sonrisa de seguridad—: Japonés, inglés y español.
—No creo que...
—Eso no lo sabemos. Allá afuera hay diez mil millones de posibilidades, y me gusta estar preparado para todo. —Senku agitó suavemente su pierna y curvó los labios con seguridad—. Así que no creas que me molestas.
—Si tú lo dices...
Senku se levantó y se acuclilló más cerca de ella para observarla con fijeza.
—Además, me gusta verte. Hay cierta armonía en la anatomía de tu rostro que me desconcierta...
Ella parpadeo y sintió sus mejillas arder.
—Si estás coqueteando, lo haces de un modo muy raro. —Se rio ella, nerviosa—. Está bien, Senku. Quiero ayudarte tanto como pueda, así que, si hay algo que pueda hacer por ti, solo tienes que decírmelo.
—Me basta con que te quedes a mi lado y estés a salvo. —Se encogió de hombros—. Y que aprendas a nadar.
—Eso es un poco...
—Podríamos ingeniar una forma para superar tu fobia. —Senku sonrió como un sabelotodo ante la sorpresa de ella—. Después de todo, tenemos un largo viaje por delante. No estaría mal distraer la mente por unos cuantos minutos con eso.
¡Muchas gracias por leer!
N/A: No sé por qué, pero me daría pena que me tuvieran que hacer RCP... No sé por qué, inseguridades tontas xD Quiero escribir un OS para Senku con los eventos que ocurrieron en esos últimos capítulos que salieron del manga, pero no me decido a cómo hacerlo aún.
El prompt era "beso de la vida". Espero que les haya gustado~
No se olviden de ser amables.
¡Tengan una linda noche! >.<
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