Senku - Dr. Stone
Advertencia: Spoilers del manga.
Réplica de panqueques
Senku quería fingir que no le importaban las fechas especiales. Los cumpleaños, aniversarios de bodas, de noviazgo, de conocer a alguien... Todo eso ocupaba sitio en la memoria y era información prescindible. Sin embargo, allí estaba, pasando dos horas al día leyendo los instructivos de cocina que le había pedido a Francois desde hacía una semana. Todo porque era el cumpleaños de su novia y quería verla sonreír. Era irracional, pero qué podía hacer frente a los antojos de su corazón enamorado.
Aunque no le estaba yendo tan bien como había estimado al inicio. Conocía los procesos, las reacciones químicas y los mejores métodos, pero la cocina no era lo suyo. Sí, podía preparar comida decente, pero jamás había logrado alcanzar el nivel de los platillos de la época moderna, mucho menos el de Francois. Y no quería decepcionarla.
Desde su encuentro con Why Man y haberse dado una tregua, el desarrollo de la sociedad crecía a pasos agigantados. Había más mano de obra de sobra y también otros científicos con los que opinar y corregir fórmulas. Se valía de los últimos con la seguridad de que, si se tomaba un día libre, no sería un día de trabajo perdido para esa nueva era científica.
Por supuesto, aún era un trabajólico sin remedio, pero se había enamorado y descubría rasgos de su personalidad que antaño habría tachado de cursis. No se sentía muy orgulloso de los extremos a los que había llegado por su novia, pero creía que se lo debía por el desfase que tuvieron la segunda vez que hubo una petrificación mundial, por haberse negado a subirla al Perseo como ella le pidió. Pese a ello, ella siempre le insistía que no tenía por qué sentirse mal, que le gustaba que ahora fuera un par de años mayor que ella, que ese incidente solo había sumado puntos a lo apuesto que era para ella.
Ahora vivía en una casa, una de verdad, que tenía un laboratorio anexado, pero no solía dormir en él con tanta frecuencia como cuando despertó en esa era de piedra. Le gustaba que todo el espacio fuera una mezcla de los gustos de ambos, cómo habían encontrado la armonía pese a ser distintos.
Escuchó sus pasos arrastrándose por el suelo de la habitación, un bostezo y un ligero suspiro. Senku se apresuró a atravesar la sala para evitar que abriera la puerta y que arruinara la sorpresa.
—Buenos días, Senku. ¿Qué pasa? Te he escuchado en la cocina desde temprano. —Volvió a bostezar y él le arregló el cabello alborotado.
—No puedes dejar el cuarto.
—¿Eh? ¿Así sin explicación? —Le sonrió, divertida—. Bueno, si tuviera compañía y excusas para quedarme allí...
Senku resopló, procurando que sus insinuaciones no lo afectaran. Haciendo acopio de su entrenado autocontrol, la empujó suavemente adentro de la habitación.
—Usa el baño de aquí y nada de curiosear.
—De acuerdo, de acuerdo.
Senku siguió con la mirada cada uno de sus movimientos hasta que ella depositó un beso en su mejilla y dejó caer los hombros, cediéndole la victoria al notar que Senku no se movería de su posición hasta que entrara al cuarto.
—Calificaré los trabajos que tengo pendientes, entonces. —Volvió a bostezar y se dio media vuelta, cerrando la puerta con cuidado.
Senku curvó los labios y se apresuró a ultimar los detalles en su plato. Recordando su paso por América del Sur, cuando recolectó algunas plantas de café para poder cultivarlas en Japón y producir café, activó el molinillo después de colocar algunos granos. Aún recordaba con diversión cómo las personas de la aldea Ishigami estuvieron hiperactivos —lo que ayudó a avanzar mucho en todos los nuevos proyectos— y les dio insomnio después de probar apenas una taza.
Se sentía orgulloso de los dos platos porque lo había dado todo, aunque sabía que no estaba perfecto y una pequeña parte de él se mortificaba por ello. Sin dudarlo más porque no quería que se enfriara, colocó todo en una bandeja y se dirigió a la habitación.
Cuando abrió, se encontró a su novia sobre la cama recién tendida, hojeando unos papeles con un leve mohín. Sonrió para sí. También le gustaba verla concentrada en su trabajo como maestra. Si bien había comenzado por enseñarle lo básico a los aldeanos de Ishigami, ahora impartía verdaderas clases para los niños que habían despetrificado de a poco.
—Como eres tú la que siempre hace el desayuno, pensé que hoy podíamos tener un cambio.
—¿Es mi regalo de cumpleaños? —Ella le sonrió, apresurándose a ayudarlo—. ¡Muchas gracias, Senku!
—Sí, bueno, no es porque sea tu cumpleaños específicamente, sino que quería probar algo nuevo... —Senku resopló, odiando el efecto que tenían sus oscuras pupilas sobre él—. Lo que quiero decir es que puedes contar conmigo para hacer el desayuno, no solo en días especiales. Y sí, quise intentarlo sobre todo porque es tu cumpleaños.
Ella rio entre dientes, divertida porque Senku odiaba engañarse a sí mismo o a ella, por mucho que eso lo avergonzara.
—Uhm... Estos panqueques me recuerdan a los que vendían cerca de la escuela. Los que eran súper esponjosos y...
—Tenían frutos rojos con miel. Alguna vez fui con Taiju y Yuzuriha. Cuando me lo comentaste, quise replicarlos.
Ella le sonrió con emoción y tomó el primer bocado. Masticó con cuidado y después se metió media fresa a la boca.
—¿Qué tal está? —Senku picoteaba el panqueque en su propio plato, bañado con miel, esperando que ella aprobara sus intentos de cocinar.
—Para ser la primera vez que los haces, ¡están muy bien! Al menos, a mí me gustan y te esforzaste tanto con el café... Ahora vas a pasar a ser de científico a barista. El detalle de los círculos concéntricos con la espuma del café es un 10/10.
—... Se suponía que debía ser un perro.
—Ah... Bueno, no importa, el café también está bien.
—Y se me pasó el bicarbonato en la mezcla, olvidé el azúcar y no tuve buen pulso para verterla en el sartén sin que pierda la forma. ¿Segura que te gustaron? A mí me parece que estás sesgada por...
—¿Porque te quiero? Nah, si estuvieran incomibles, te lo diría, pero me gustan. No son los mejores, pero le suma puntos que te hayas tomado todas estas molestias para hacérmelos. Sé que no debió ser fácil y también agradezco que te tomaras el tiempo, porque sé que siempre estás ocupado.
—No están para nada iguales —suspiró después de tragar el primer bocado, aunque ella notó cómo su mirada se encendió, aceptando el reto de perfeccionarlos.
Continuaron comiendo mientras intercambiaban alguna palabras. Senku le contaba sobre su experimento más reciente y, lo que siempre le había gustado, ella le prestaba atención y hacía preguntas lógicas. Siempre entendía los procesos que haría y, cuando no, se encargaba de preguntárselo hasta hacerlo porque quería estar al tanto de lo que a él le apasionaba.
—Tengo clases en la tarde y nunca creí que los memes de ser profesor serían tan reales —se quejó ella.
Senku esgrimió una tenue sonrisa, cuestionándose cómo era que ambos habían logrado compaginar.
—¿En la noche regresarás temprano?
—Sí. Es mi cumpleaños, no pienso quedarme a hacer horas extras.
—Muy bien, yo también regresaré temprano del laboratorio.
—¡Oh! ¿Será otra sorpresa? Quiero decir, mañana ninguno de los dos trabaja.
—Sí, es cierto... Podríamos divertirnos a nuestras anchas. —Le lanzó una mirada sugerente que la hizo sonrojar, aunque, como siempre, no apartó la mirada de la de él, retándolo a que probara hasta donde podía llegar con sus palabras, obligándolo a no despegar los ojos de ella.
—... ¡Siempre dices esas cosas y pienso que haremos algo divertido en términos de adultos y me sales con algo totalmente diferente!
—¿Pero no me vas a decir que cuando jugamos Monopolio no te divertiste?
—¡No! ¡Ese día te quería terminar porque cómo es posible que seas capaz de amasar dinero y propiedades mejor que Ryusei! Me dejaste en bancarrota.
Senku se rio como un diablillo, pero tomó su mano con cariño.
—Jamás te dejaría a tu suerte, aunque sé que puedes salir adelante sola. Ya lo hice una vez y no pienso repetirlo. De eso estoy seguro al diez mil millones por ciento. —Besó la palma de su mano y luego el pulso acelerado en su muñeca—. Pero te divertiste con el Uno y el Jenga. Y cuando juegas póker con Gen.
—Bueno, es cierto. Pero es mi cumpleaños y quiero acapararte.
—No te preocupes. En serio nos divertiremos los dos. Sé que mi sorpresa te gustará.
—Diez mil millones por ciento de seguridad, por lo que veo.
Senku rio entre dientes y aceptó el beso sobre sus labios, breve y casto, pero que aún conseguía que los jugos gástricos en su estómago revolotearan. Su novia terminó de comer y se apresuró a recoger los platos para lavarlos, pese a sus protestas.
Senku se desplomó en la cama y pensó en Byakuya, en que ellos dos se habrían llevado bien. Hizo cálculos en la cabeza sobre la posición de la luna y su fase ese día, y también un mapa con las constelaciones. Le había enseñado suficiente para que ella entendiera lo que quería decirle.
Sería emocionante ultimar los detalles de una propuesta de matrimonio a la altura.
Y estaba seguro, al diez mil millones por ciento, de que lo que el futuro les deparaba juntos sería aún más emocionante.
¡Muchas gracias por leer!
N/A: Usé esa imagen porque al buscar en Google "Senku cooking" me salió con censura por ser de contenido delicado y no pude controlarme xD
Se fue la luz ayer en mi casa y no pude publicar esto jaja
Tenía tiempo sin escribir sobre Senku y fue tan divertido como la primera vez. Estoy emocionada por el estreno del anime >.< De hecho, esta temporada se han estrenado muchos animes que quiero ver.
Nos leemos mañana~
¡Cuídense mucho! >.<
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