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Hinata Shouyo - Haikyuu!

Advertencia: Spoilers del final del manga (esta vez sí son grandes xD)

Aclaración: No me arrepiento de la multimedia >.<

Reunión

No lo conocía desde hacía mucho tiempo. Podía decir que sus caminos se cruzaron de manera fortuita, y que los sentimientos que desarrollaron por el otro eran una grata casualidad. En otras circunstancias, si hubieran tomado una decisión distinta ese día, no estarían allí.

No lo conocía desde hacía mucho tiempo, pero, como no podía apartar la mirada de él, de lo mucho que brillaba, como un pequeño sol, había aprendido a leerlo.

—Hay algo que quieres decirme —habló, enfrentándose a sus ojos esquivos.

—N-no, es que, bueno... —El chico posó el jugo de manzana sobre la mesa.

—Y tiene que ver con el vóley.

Hinata alzó la cabeza, impresionado, porque su novia parecía leer la mente. Se relajó solo un poco cuando ella sonrió, triunfante. Si era ella, podía dejarla ganar todas las veces que quisiera.

—Te conocí cuando estabas jugando vóley, Shouyo. Sería egoísta de mi parte privarte de algo que te apasiona para que pases tiempo conmigo.

—¡Eso no...! ¡También me gusta estar contigo! —aseguró, sus ojos ardiendo con el fervor de su inamovible convicción—. Es que...

Hinata refunfuñó algo en voz baja. No era propio de él balbucear de ese modo, no cuando tenía la certeza de sus decisiones. Sin embargo, tenía miedo de su reacción, de que aquello que habían construido en tan poco tiempo se derrumbara. Lo aterraba la idea de perder a su primer amor.

—Te escucho cuando estés listo.

¡No entendía como podía ser tan comprensiva! No la merecía, y aun así quería ser egoísta. Apretó los puños y respiró profundo para calmarse.

—Quiero hacer vóley profesional. —No la dejó hablar, porque sabía que le diría algo como que eso era obvio—. Pero nadie me toma en serio. No ahora con mis habilidades... Así que me gustaría practicar voleibol de playa.

—¿Como en Kuroko no Basket? —dijo ella, rememorando los capítulos, pero no pudo sonreír cuando Hinata la veía con tanta seriedad.

—Creo que puede mejorar mi aguante, mi tiempo de reacción y también cómo maniobro en la cancha. Además, como son solo dos jugadores, es más exigente.

—Eso me parece genial, ¿pero qué es lo que te preocupa?

—Que... —Hinata volvió a tomar aire, enfrentándose a la mirada dubitativa de su novia con resolución—. Que para ello debo irme a Brasil, a Río de Janeiro.

—Oh... —soltó ella, alzando las cejas. Bajó la mirada a las manos descansando sobre su regazo—. ¿Quieres que terminemos?

—¡¿Qué?! —soltó con una nota de pánico—. S-si tú...

—¡No quiero! —Lo enfrentó con una ferocidad sin precedentes—. Pero si tú... No te puedo obligar a nada.

—No quiero pedirte que esperes por mí.

Ella separó los labios, pero luego los apretó. Su mente se abotargaba de pensamientos y emociones, desde el temor a perderlo hasta las consecuencias de la decisión de ese momento. Hinata, con cuidado, acunó sus manos y acarició sus nudillos.

—Shouyo —dijo con más calma, observando cómo sus manos siempre buscaban aferrarse—. Podría intentar una relación a distancia, pero no quiero que te sientas obligado a regresar a mí. Lo comprendes, ¿verdad?

—¡Lo entiendo! —aseguró y le sonrió—. Quiero seguir mis sueños y quiero que tú sigas los tuyos. La distancia...

—La distancia no podrá con nosotros —completó ella con una leve sonrisa, aunque estaba llena de dudas—. Tenemos que comunicarnos cuando llegue ese momento.

—Gracias por comprenderlo.

—¡No seas tonto! —repuso, de mejor humor—. Sabes que siempre cuentas con mi apoyo.

—¡Y tú con el mío!

Volvió a sonreírle como un pequeño sol y, abrumada por la incertidumbre del futuro, lo abrazó por la cintura y se permitió nadar en la frescura de su aroma.

:-:

Los años se hicieron largos y casi insoportables de sobrellevar. Se habían peleado y reconciliado, se habían extrañado, pero, de algún modo, como ambos eran un par de tozudos, salieron adelante.

Cuando Hinata regresó a Japón, ella había viajado a su tierra natal, por lo que el tiempo separados se prolongaba aún más. Hasta que llegó el esperado partido entre los Adlers y los Black Jackals.

El estadio rezumaba entusiasmo mientras las personas comentaban sobre los miembros y las posiciones con las que cada equipo empezaría el partido. Un puesto que vendía onigiris estaba repleto y creyó ver a uno de los hermanos Miya atendiéndolo, pero pasó de largo.

Había muchas personas conocidas, personas ligadas a Hinata de un modo u otro y que había conocido por casualidad, pero nadie que le inspirara la suficiente confianza como para acercarse. Se sorprendió cuando un dedo tocó su hombro y más al ver de quién se trataba.

—¡Tsukishima!

—Ah, sabía que eras tú. —El joven, que ahora era mucho más alto, le señaló un asiento libre en la fila de la que él había salido—. Yamaguchi está comprando algunas bebidas y Yachi no tarda en llegar... Viniste a verlo, ¿no?

—¡Sí! No pensé que estarían todos ustedes y... —aguzó el oído y ladeó la cabeza— y tampoco creí que los senpai vendrían. Escucho a Sugawara desde acá. —Rio.

—Y yo no pensé que durarías tanto con el idiota de Hinata.

—Es el poder del amor. —Rio ante la cara de asco de Kei—. ¿Te molesta si nos sentamos más adelante?

Tsukishima puso mala cara de nuevo, pero la siguió por las gradas hasta estar lo más cerca posible de la cancha. No tendría una vista panorámica del partido, pero podría apreciar los movimientos a detalle. Al cabo de unos minutos, los otros dos miembros de primer año se unieron. Ambas chicas se abrazaron y no tardaron en empezar a ponerse al día.

La euforia iba en aumento y sentía su corazón retumbar al ritmo de las porras. Hubo un instante de silencio cuando el presentador empezó a llamar a los jugadores de los Adlers, pero todos estallaban en vítores a medida que pasaban sus favoritos. Ella esperaba en el borde del asiento, con el corazón en un puño.

—Con el número 21, ¡Hinata Shouyo!

El estadio no explotó en algarabía, pero muchas personas lo reconocieron y gritaron su nombre. Sin embargo, ella se quedó muy quieta, capturando en su retina toda su figura. Estaba mucho más alto que en preparatoria y lucía más fornido, llevaba el cabello corto, pero seguía teniendo esa mirada entusiasta por las personas que admiraba y por estar en la cancha. Se lo imaginaba diciendo "¡huele a air salonpas!". Sintió ganas de llorar porque empezaba a superarla todo el tiempo que lo había extrañado.

Después de que desfilaran con los niños y de que presentaran a los titulares del partido, el juego empezó. El primer saque era para Kageyama, el sonido del balón fue similar a un trueno, y todos se sorprendieron cuando el aparente novato lo recibió. La pelota se elevó por el aire con cadencia y cayó en las manos de Atsumu, quien portaba una sonrisa tranquila. Le pasó el balón a Hinata quien, con un ataque rápido, se elevó en el aire y remató.

Hubo un instante de silencio hasta que Hinata aterrizó en el suelo tan ligero como una pluma. Sonrió, extasiado, y gritó:

—¡Ya llegué!

—¡Bienvenido a casa! —respondió el público conformado por todos los amigos que se había granjeado en la preparatoria.

Ella, por su parte, aceptó el pañuelo que le tendía Yamaguchi. No pensó que lloraría de ese modo al verlo de nuevo, tan enérgico y brillante como siempre.

El partido continuó con un despliegue de jugadas impresionantes, hasta que los Black Jackals ganaron. Las personas no dejaban de hablar de lo bien que jugaba el número 21, aunque el as seguía siendo Bokuto. Para el final, todos estaban bañados en sudor, pero sonreían tras haber disfrutado el partido. Todos se pasearon por los límites de la cancha, respondiendo preguntas de periodistas deportivos.

No pudo esperar más la oportunidad cuando Hinata se aproximó a ese lado del coliseo. Sin dudarlo, bajó hasta apoyar el torso de la baranda y gritó:

—¡Shouyo!

El aludido detuvo sus pasos y ladeó la cabeza a todos lados, tan frenético como ella. Volvió a llamarlo hasta que él la vio entre la multitud. Sus ojos se anegaron y sus mejillas se pintaron con un leve rubor. Esgrimió una sonrisa gigante y la saludó con ambos brazos.

—¡(T/N)!

Hinata hizo amago de buscar cualquier cosa en la que encaramarse para subir hasta ella, pero la chica hizo bien en disuadirlo de ello. Un periodista se acercó a él y pudo leer en sus labios que dijo "es mi novia" con orgullo.

Creyó que la pasión entre ambos se había aplacado con el transcurso del tiempo, pero descubrió que estaba volviendo a enamorarse de su sonrisa.

—¡Nos vemos en la salida D! —gritó él, despidiéndose brevemente de los periodistas para empezar a trotar en su encuentro.

—¡No pretenderás ir así de sudado, idiota! —regañó Kageyama que, como siempre, era un sutil espectador de su relación.

Ella se echó a reír porque ambos seguían siendo como los chicos que conoció en preparatoria. Tampoco esperó y empezó a buscar la ruta para ir al punto de encuentro.

Era un hall que no daba a la calle, por lo que no era concurrido. Esperó varios minutos hasta que atisbó la maraña de cabellos anaranjados de Hinata. Sus miradas se encontraron de nuevo y se repasaron el uno al otro. Shouyo fue el primero en despertar de su ensoñación y redujo la distancia en tres largas zancadas. La rodeó por la cintura y la alzó en volandas. Ella pasó sus brazos por sus hombros para no caerse y empezó a carcajearse.

—Te extrañé mucho —susurró Hinata, devolviéndola al suelo, pero sin dejar de estrecharla.

Esas palabras bastaron para volver a dejarla desarmada. Escondió el rostro en su hombro y dejó que se escaparan un par de sollozos, llevándose sus sentimientos desbordantes para reemplazarlos con unos más esperanzadores.

—Me hiciste mucha falta. ¡Y me preocupe tanto cuando me dijiste que te robaron la billetera! ¡Y también la vez que perdiste tu celular! ¡Y la otra en la que no tenías suficiente para pagar la renta! O aquella vez que me llamaste y me dijiste que te querías regresar...

—Te mostré mi lado más patético y aun así no me alejaste. —Rio Hinata, separándose para tomar su rostro y observarla mejor.

—Estás llorando.

—Tú también. —Curvó los labios, secando sus lágrimas con cuidado—. Lo siento por...

—No te disculpes —atajó ella—. ¡Tu trabajo duro ha dado unos frutos maravilloso! Estuviste espectacular.

—Gracias. No me dijiste que regresabas hoy... ¿No era en una semana?

—¡Quería sorprenderte!

—¡Lo hiciste! Pensé que estaba alucinando. —Rio entre dientes.

—Con eso ya tengo la certeza de que sí me extrañabas —bromeó.

Hinata acarició sus mejillas con cariño y se inclinó un poco más hacia ella. Disfrutó del leve rubor y la expectativa en sus ojos.

—¿Puedo besarte?

—¿Estás parodiando nuestro primer beso? —repuso, divertida, pero asintió, dejando caer los párpados.

También extrañaba el ligero tremor de los labios de Shouyo sobre los suyos. El cuidado que ponía en cada punto de contacto. Sus caricias. El repentino ímpetu que ganaba luego del primer par de segundos, más seguro, más atrevido. Se separaron para contemplarse un instante antes de volver a unir sus labios entre sonrisas.

—Antes no tenías que inclinarte tanto —bromeó ella.

—¡Es cierto! ¡Eso es lo raro! —exclamó Shouyo, experimentando una epifanía—. ¿Ahora soy tu tipo perfecto? Alguna vez dijiste que te gustaban los altos.

—Me gustas tú, Shoyo. En todos los tamaños.

—... —Hinata se sonrojó y le sonrió antes de depositar un breve beso en su frente—. Te amo.

—¡Yo también!

—Uhm... Te-tengo algo muy importante que decirte. —Hinata no eludió su mirada, pese al temor que empezaba a asomarse en sus ojos.

—¿Sí?

—Sí... Verás, yo estaba pensando que quizás tú y yo...

—¡Ok! —Miya Atsumu lo haló por la camiseta—. Vengo a rescatarte de que cometas un error.

—¡¿Qué?! —chilló Hinata.

Ella parpadeó, sorprendida, pero inclinó la cabeza a modo de saludo, cuestionándose cuánto tiempo los compañeros de equipo de su novio habían estado viéndolos. La intrigaba aún más las miradas confidenciales que se lanzaban los unos a los otros mientras Atsumu le susurraba algo con gesto muy serio a Hinata, y el último pasaba por toda una variedad de colores.

Respingó cuando un brazo la atajó por los hombros. Alzó la mirada para encontrarse con Bokuto.

—¡Vamos a celebrar el debut de Hinata, pero no queríamos arruinarles su tiempo juntos así que decidí invitarte!

—¡Serás idiota! —gruñó Sakusa.

—Me parece bien —aceptó—. Me gustaría conocerlos a todos.

Hinata enrojeció, pero sonrió ante la buena disposición de su novia. Sin más, extendió su mano para que la tomara, prometiéndose que no volvería a dejarla sola. Se llevó la mano libre al bolsillo y su sonrisa se ensanchó ante la expectativa que le generaba la pequeña caja aterciopelada con la que sus dedos jugaban.

¡Muchas gracias por leer!

N/A: Editando esto terminé sonriendo como idiota jajaja Hinata es mi personaje de comfort, solo tengo que verlo para alegrar mis días.

Se supone que esto más bien debería ser para Nishinoya porque compartimos cumpleaños, pero nunca se me ocurre algo interesante para él. Quizás algún día la idea venga a mí y pueda dedicarle un OS.

Creo que para el Flufftober solo restaría un OS de Bokuto para Haikyuu!, me sorprende que haya escrito tanto de ellos. Fue una grata experiencia.

¡Tengan un gran inicio de semana!

¡Rolling Thunder! >.<

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