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Volver a vivir

Impa entró a la casa, sin siquiera esperar a que Link la invite a pasar, pues este se encontraba tan impactado con lo que acababa de escuchar que no pudo pronunciar palabra, mientras su corazón latía con prisa. El joven se dio la vuelta con la intención de corroborar lo que se había enterado, provocando que la Sheikah comience a hablar.

- Comprendo que estés impactado con mi poco tacto para hablarte... pero lo que digo es cierto. – dijo, seria.

- No puede ser cierto... Impa, con todo respeto, no tiene derecho de venir a perturbarme. – reclamó Link.

- ¿A perturbarte? ¿Acaso crees que perdería el tiempo en algo como eso? Parece que no me conocieras. Link, Zelda no ha dejado de amarte, y si en el pasado te alejó de su vida fue por amor a ti, para protegerte.

Link no daba cabida a lo que estaba escuchando. Por un momento pensó que estaba teniendo un maravilloso y perturbador sueño, pues por un lado, su princesa lo amaba como lo deseaba, pero por otra parte, temía que le esté mintiendo, que use su corazón para después desecharlo, como lo había hecho en el pasado.

- ¿Protegerme? ¿De qué? Si con su sentencia terminó por destruirme, por desbaratar todo lo que yo soñaba vivir con ella. Desde el día que me separó de su lado estoy muerto en vida, y si aún sigo en pie es por mi hijo, lo único honesto y maravilloso que nació de mi amor por Zelda, pues por su parte sólo hubo burla. – sentenció el guerrero, mostrándose herido.

- ¡NO TE PERMITO QUE DIGAS ESO! ¡TE LO PROHIBO! ¿Acaso crees conocer a Zelda mejor que yo? No tienes idea el infierno que ha vivido. Le tocó separarse de quien amaba en contra de su voluntad, descubrir que iba a ser madre sola en medio de una sociedad dura e implacable, sin un hombre que la protegiera, que la respetara y la honrara; porque eso sí, para hacerte con ella y embarazarla no tuviste ningún problema, ¿no? – reclamó Impa, enfurecida.

- ¡Se equivoca! Mis intenciones con ella eran serias, incluso deseaba pedirle matrimonio, sin importarme la oposición del maldito consejo. La amé y la sigo amando, y todo lo que ocurrió entre nosotros fue por voluntad y decisión de los dos, nunca la forcé a nada, todo fue por amor. Reconozco que fue una irresponsabilidad, sobre todo mía, de no haber medido las consecuencias de nuestros actos, pero de haberme enterado que ella estaba embarazada desde el inicio, sin ninguna dura hubiera dado la cara por ella, me hubiera enfrentado a lo que sea con tal de darle el sitio que se merecía, el de una dama, el de la madre de mi hijo y de mi esposa. No puedo hacer nada para borrar el pasado, pues Noah ya está aquí y es lo más hermoso que tengo, ya que al perderla a ella, me quedé totalmente vacío. – expresó el joven, dolido a más no poder.

- No la has perdido aun... pero si lo harás sino la salvas del calvario al que Abel la ha sometido. Él es el culpable de que ustedes se hayan separado.

Al escuchar el nombre de aquel hombre, una sensación perturbadora e incómoda molestó al joven, quien se preguntó qué podría tener que ver el Ministro en la decisión de Zelda de haber finalizado su relación.

- Cuando Abel descubrió que Zelda estaba contigo, la obligó a que te dejara, amenazándola que si no lo hacía iba a torturarte hasta matarte. Por ese motivo, ella se vio forzada a tomar la dolorosa decisión de alejarte, usando duras palabras para que te decepciones de ella, pues prefería tu odio y resentimiento antes que llorar en el lecho de tu muerte, cosa que nunca iba a soportar. Yo estuve con ella la noche de ese terrible día, por lo que puedo darte fe de que lloró como nunca antes lo había hecho, a punto de no poder ni levantarse del suelo por lo destruida que se sentía.

El guerrero se sintió destrozado al escuchar el testimonio de Impa, mas prefería no decir nada al respecto, pues sabía que esta no había terminado de hablar.

- Semanas después se enteró que estaba embarazada, cosa que la aterró enormemente por motivos que no debo describirte, pues el consejo, por mantener las apariencias, hubiera sido capaz de todo lo más ruin y bajo. A pesar de eso, ella fue valiente y responsable de sus actos, así que decidió tener a Noah sin que nadie lo supiera, quien se convirtió en su vida entera y en su luz en medio de las tinieblas. Sin embargo, no por eso deja de sufrir por tu ausencia, pues todas las noches, aunque no me lo diga, sé que llora mencionando tu nombre, la he escuchado varias veces sin que se dé cuenta, y por más que le he insistido que te diga la verdad, no quiere arriesgarlos ni a ti ni a su hijo, pues ahora debe velar por su seguridad, enmascarándolo como un huérfano al que adoptó por compasión. – reveló Impa, mientras lágrimas resbalaban por sus mejillas.

- No... – expresó Link, incrédulo y dolido.

- Link, si he venido a buscarte, es para que salves a Zelda. Ella está enferma, deprimida y desconsolada por no tenerte a su lado. Añora estar contigo, formar un hogar junto con su bebé y no separarse nunca, cosa que cree imposible por miedo a que Abel te lastime. Link, te lo suplico, perdónala y lucha por ella, rescátala de las manos de ese infame, protégela como en el pasado lo hiciste, y devuelve la felicidad que sólo contigo pude visualizar en su hermosa, pero fría mirada. Sólo tú puedes devolverle la vida. Te pido que luches y reclames la familia que por derecho te pertenece, pues no olvides que ella y tú están unidos por el destino.

Sin poder soportarlo más, los ojos de Link se desbordaron en lágrimas, mientras su corazón estaba a punto de salírsele del pecho. Se sintió un miserable por no haber visto más allá de su dolor, de creer que sólo él estaba sufriendo, mientras su amaba estaba viviendo un verdadero infierno, en el que su bebé estaba involucrado. La tristeza lo invadía, mas segundos después la ira se desbordó de su alma, deseando fulminar al causante de su desdicha. Inmediatamente, el joven tomó sus armas y se dispuso a salir de la casa, pero Impa detuvo sus pasos al descubrir sus intenciones.

- ¡No, Link! Por favor, no hagas una locura. – pidió, asustada.

- Quiero ponerme frente a él y que en mi cara me diga que quiere matarme... y responderle mientras lo atravieso con la espada. – dijo, irascible.

- Pero debes pensar las cosas con calma. Si llegas de esta manera, se armará una masacre, y Zelda y Noah podrían salir lastimados, pues el ejército entero se pondría en tu contra. Apoyo que le des a Abel su merecido... pero usando la cabeza.

Frustrado, el joven lanzó el arma, pero reconoció que Impa tenía razón; debía pensar en una estrategia en la que nadie, sobre todo sus seres amados, salgan perjudicados, pues el único objetivo era el miserable de Abel.

- Está bien... pero desde ahora las cosas van a cambiar con Zelda. – decretó, seguro.

- Yo lo único que quiero es que ella sea feliz, pues su vida ha estado marcada por la soledad, el silencio y la tristeza. Créeme, sólo la he visto sonreír en dos ocasiones, cuando sus padres vivían y cuando estabas con ella, y ahora, su encanto se desvaneció, pues ni siquiera puede disfrutar a su bebé en paz.

Ya más tranquilo, Link se acercó a Impa para abrazarla, acto que fue correspondido por ella. A pesar de lo doloroso que se había enterado, se sentía inmensamente feliz de saber que Zelda no había dejarlo de amarlo, y que incluso añoraba formar una familia junto a él.

Con eso, ya nada lo detenía en sus aspiraciones...

...

La madrugada aún seguía en su curso, aunque faltando pocas horas para que el amanecer hiciera acto de presencia. A esas tempranas horas, la princesa no podía conciliar el sueño, cosa que estaba empezando a convertirse en algo rutinario debido a todos los pensamientos que la invadían, los cuales se resumían en un sólo nombre, en un sólo hombre... en un sólo amor.

Ya habían pasado varios días desde aquel hermoso paseo en el lago Hylia, donde pudo vivir una de las ilusiones más grandes que tenía, la que le permitía seguir en pie con el sólo hecho de imaginarla; sentir que tenía una familia con su amado, donde su hijo era el centro de sus vidas.

La joven se sentía devastada, pues por momentos su corazón se llenaba de impotencia y dolor al saber que todo lo vivido había sido efímero, de que nunca podría ser feliz como la mayoría de las mujeres de su edad, que irónicamente añoraban los lujos y riquezas que la rodeaban, lo cual no era más que un mortífero y asfixiante espejismo revestido de oro.

Sus ojos se humedecieron sin que pudiera evitarlo, pero se obligó a calmarse por miedo a despertar a su bebé, quien dormía plácidamente en su cuna, con una inocente sonrisa en su pequeña boca y viviendo en su acogedora burbuja. Zelda lo miraba encantada, deseando que por siempre se mantenga en ese estado, que nada lo perturbe y mucho menos si era por su causa. Estaba dispuesta a dar su vida con tal de que siempre sea feliz.

Dispuesta a despejar su consternada mente, la joven se levantó y se dirigió a tomar un baño, dejando la puerta semi abierta por si su bebé la necesitaba. Pasada media hora, terminó con su actividad, salió de la bañera, se enredó una toalla en el cuerpo y se retiró del cuarto para ir a su closet a escoger su ropa... y fue en ese momento, que se quedó completamente impactada.

- ¿Pero qué...?

Frente a sus ojos, estaba Link acariciando la frente de Noah, quien se relajó aún más con los suaves roces. El joven alzó la cabeza para encontrarse con su amada, quien estaba totalmente impactada por su presencia, sin embargo, él se mostraba calmado, mientras la miraba de arriba abajo al ver que no había ropa que la cubriera.

- Buenos días, Zelda... es algo temprano, ¿cómo así despierta?

- ¿Qué... qué haces aquí? – preguntó, impactada.

- Bueno, vine a visitar a Noah, aunque no imaginé que me darías tal... recibimiento.

La joven no pudo evitar sonrojarse y ponerse nerviosa, provocando que sin querer la parte superior de la toalla se le deslice y muestre sus pechos desnudos. Inmediatamente se cubrió, avergonzada, mucho más cuando vio que Link se aproximaba a ella con una mirada intensa y penetrante, escondiendo misteriosas intensiones.

- ¿Por qué te cubres? No tienes por qué hacerlo, ya nos hemos visto, nos hemos tocado... nos conocemos. – dijo, mirándola a los ojos.

El joven empezó a rozar con su dedo el camino del cuello y del hombro derecho de la princesa, causando que ella se estremezca con la exquisitez del tocamiento, cosa que hace mucho tiempo no sentía. Las cosas empezaron a sobrepasarse cuando el guerrero tocó el borde de uno de sus pechos, y aunque aquello le fascinó, Zelda decidió recuperar el juicio y abofetear a Link con fuerza, provocando que él lance una carcajada, sin inmutarse por el golpe.

- No me dolió en lo absoluto, pues cada toque que me das es una placentera caricia. – dijo el joven, descarado.

- ¡No vuelvas a tocarme! ¡Quiero que te vayas ahora mismo! No es correcto que estés aquí, alguien puede descubrirte y nos meteremos en un problema. Eres un irrespetuoso. – reclamó, enfurecida.

- ¿Irrespetuoso? ¿Estás diciendo que no te respeto? – preguntó Link.

- No... no lo estás haciendo.

Sin nada que decir, Link tomó en brazos a la princesa y la acostó en la cama, provocando que esta lance un grito de susto. Segundos después, se acostó encima de ella, observando que se encontraba sumamente espantada, pero al mismo tiempo percibía su encanto de poder tenerlo cerca.

- ¿En serio quieres que te respete? Pues recuerdo que cuando estábamos en esta cama me rogabas que no te respetara. Me pedias con urgencia y seducción que te haga mía sin pensar en nada, que me apodere de ti con mis besos y caricias... que me olvide que eras una dama. ¿Lo recuerdas? – dijo, susurrándole al oído.

- Yo...

El joven se apoderó del cuello de la princesa sin pedir permiso, lamiéndolo y mordiéndolo como si su vida dependiera de ello, disfrutando gustosamente de la apetecible zona de la joven. Al inicio, esta trató de separarlo, mas su empeño fue en vano al dejarse llevar por las embriagantes sensaciones que su amado le estaba causando, las cuales extrañaba desde hace mucho tiempo.

- Déjame... – pidió, nerviosa.

- Sabes que nunca haría nada que no quisieras, y aunque te esfuerces por disimularlo, tu piel me dice lo contrario. Sólo mira cómo te has erizado por un diminuto acto. – dijo, arrogante.

- Noah está dormido...

- Y seguirá dormido, pues aun no es su hora de levantarse. ¿En serio no quieres? ¿No me deseas?

- Yo... No... no lo deseo. Yo dejé de amarte hace mucho tiempo. No quiero nada contigo. – expresó, tratando de mostrarse seria.

El guerrero empezó a rozar el cuerpo de la joven, causando que esta tiemble terriblemente al inmenso placer que estaba sintiendo, deseando que su amado la tome y le haga el amor como antes; dulce, fuerte y apasionado.

- ¿Aun insistes en que no lo deseas? ¿Qué no me amas? Te conozco tanto que sé dónde y cómo tocarte; te conozco tanto, que sé que en tu vientre tienes ese pequeño lunar que sólo yo he visto, con el que enloquecías cada vez que lo besaba, o algo mucho más allá de eso...

El joven detuvo sus palabras momentáneamente, pues retiró la toalla de la princesa para encontrarse con aquel lunar, el cual beso y lamió con apasionamiento y frenesí. El temblor de la dama fue en aumento, e incluso acompañado por ahogados gemidos de encantamiento, los cuales demostraban que su cuerpo no soportaría más tal descarga de placeres que sólo su hombre era capaz de darle.

- Te conozco tanto, Zelda... que sé que aún me amas como yo a ti.

Luego de su declaración de amor, Link volvió a cubrir el cuerpo de su amada, quien se quedó completamente impactada y frustrada con el deseo en el alma, con el hambre de que su amado la tome sin contemplación alguna.

- Tranquila, ya no volveré a molestarte, princesa... pues la próxima vez serás tú quien venga a buscarme. – decretó, orgulloso y altanero.

- Y... y... ¿qué te hace pensar eso? – preguntó, molesta.

- Porque mi cuerpo y el tuyo se desean, se necesitan... ya sabes dónde estoy, que vivo solo... que nadie va a molestarnos.

Y terminando su frase, el joven le robó un apasionado beso a su amada, rozando descaradamente su lengua con la de ella y llevándola al completo éxtasis, lo cual se demostró en el sonoro gemido que esta lanzó. Segundos después, Link se retiró por el balcón, dejando a la princesa casi sin aliento y con el deseo a flor de piel... deseando volver a sentirse mujer.

...

Un par de días más pasaron luego de aquel encuentro entre Link y Zelda, en donde la regente creyó que su voluntad flaquearía y terminaría cediendo a los seductores juegos del guerrero, que caería en las redes del inmenso amor y deseo que sentía por él. Si antes había tenido problemas para dormir debido su tristeza, ahora esta, mezclada con sus intensas sensaciones, le había quitado por completo el sueño. ¿Acaso podría seguir soportando estar alejada del hombre que amaba? ¿Podría vivir únicamente como madre, olvidando que era una mujer deseosa de sentirse como tal? De un segundo a otro, empezó a sentirse de una manera distinta, como si todas las espinas que se hallaban enterradas en su corazón dolían menos, a caerse una a una y destrozarse en miles de pedazos. Sintió un impulso de seguir lo que corazón le dictaba, y esta vez no podía detenerlo. Su fuerza de voluntad se había ido al demonio.

Ya no faltaba mucho para que el ocaso llegara a su fin, y con eso, la hora de dormir de Noah estaba cercana. En ese momento, el bebé se encontraba con ella en los jardines del palacio, y como Link se lo había sugerido, lo dejó gatear en el suelo a su antojo, sin preocuparse por la suciedad o cosas sin importancia. Segundos después se acercó hacia él y lo tomó en sus brazos, por lo que el bebé se sorprendió al ver que su mamá interrumpió su distracción.

- Mi amor, el paseo ha terminado. Debo bañarte, darte tu leche y hacerte dormir. Hoy estarás con Impa, pues mami tiene que salir. Prometo no tardarme, ¿está bien?

Noah no entendía del todo las palabras de su madre, pero comprendía perfectamente que lo que iba a hacer era algo muy bueno, motivo por el que sonrió hasta más no poder, mientras se abrazaba al rosto de ella.

- Al parecer me has descubierto, mi amor. Entonces, no tienes nada que preocuparte por si me tardo.

La princesa le dio un beso a su bebé al ver que este la apoyaba, para después llevarlo a su habitación a prepararlo, y luego donde Impa, a quien no sabía qué excusa le iba a poner por su misteriosa salida.

...

Desde hace varios minutos, la princesa estaba frente a la puerta de Impa, dudosa de tocarla. ¿Qué excusa iba a darle de su salida nocturna? Nunca había hecho nada parecido. Aún seguía con la mano suspendida en el aire, intentando tocar, sin embargo, cuando se había animado a hacerlo, la Sheikah apareció frente a ella.

- Zelda, querida... ¿qué haces aquí? – preguntó, sorprendida.

- ¿Cómo supiste que estaba aquí? – cuestionó con sorpresa.

- Sentí tu aura y la del bebé. ¿Necesitas algo?

- Bueno, yo...

Zelda se quedó muda, guardando todas las palabras que pensaba decir. Al percibir los nervios de su madre, Noah estiró sus bracitos hacia Impa para que lo cargue, indicándole así que por algún motivo en especial deseaba estar con ella. La Sheikah lo tomó en sus brazos, intrigada por su comportamiento, pero sobre todo por las acciones de la princesa.

- Impa... tengo que salir. ¿Puedes cuidar de Noah? – preguntó, nerviosa.

- Claro, pero... ¿A dónde vas?

- Tengo que resolver un asunto, después te contaré.

- Está bien, sólo te pido que tengas cuidado.

- Así será... y gracias.

La princesa abrazó a su mentora con cariño, sintiéndose agradecida por su apoyo y sin siquiera hacer preguntas. Después se acercó a su bebé para besarlo y despedirse de él.

- Mami regresará pronto, mi amor. Pórtate bien con Impa, ¿sí?

Zelda juntó su frente con la de su bebé, provocando que este se acerque a ella y le dé un pequeño pico, cosa que conmovió y encantó a la princesa. Luego de la despedida, la joven se retiró, siendo observada por Impa.

- Ve por tu felicidad... mi valiente Zelda. – se dijo a sí misma, sabiendo muy bien a donde iba su pupila.

Impa detuvo sus palabras al escuchar la pequeña risa de Noah, así que lo puso frente a ella y comenzó a hablarle.

- ¿Tan tarde y no tienes sueño? Bueno, si las cosas son así, creo que vas a tener tiempo y energías para un cuento. Tengo una historia que podría gustarte, se trata de una princesa que se sentía muy triste porque sus padres la habían comprometido con un príncipe que no conocía, sin saber que luego se convertiría en el amor de su vida. Te narraré las parte más divertidas e inocentes, pues algunas no son aptas para bebés como tú.

Impa entró a su habitación con Noah, quien se sentía emocionado con la historia que estaban a punto de contarle.

...

El sonido del agua corriendo había invadido toda la habitación, en compañía del relajante vapor de agua. Link se encontraba tomando un baño después de un largo día de entrenamiento, más pesado y cansado de los que tenía habitualmente, pues el número de sus estudiantes había aumentado con el paso de los días. Al menos, eso le ayudaba a estar despejado de sus penas, de no pensar en todo lo relacionado a su amada princesa.

Una vez listo, salió de la bañera y se enrolló una toalla en la cadera, mientras algunas gotas resbalaban por su fortalecido torso, las cuales no se molestó en secar. Sólo quería acostarse en su cama y dormirse de una buena vez, sin pensar en absolutamente nada. Ya se disponía a acercarse a su lecho, cuando sintió que la puerta de su habitación se abría; se dio la vuelta y se encontró con quien menos esperaba.

- Link...

- ¿Zelda? ¿Pero qué...?

El joven no pudo seguir expresando su sorpresa, pues la princesa se acercó a él para besarlo intensamente, apasionada y con inmenso frenesí. La fuerza del roce causó que ambos cayeran encima de la cama, y fue ahí que Link se dio cuenta de la situación en la que se encontraba, creyendo que se trataba de un maravilloso sueño.

Sin decir ni una palabra por miedo a romper con el encantamiento, el joven se entregó a los besos de su amada, quien ya le había sacado la tela que lo cubría para besar su cuerpo por medio de lamidos y mordidas, extasiada de volver a saborear el embriagante néctar de la piel de su amado, del hombre que le pertenecía en cuerpo y alma, a quien extrañaba ferozmente. Desesperado, Link empezó a desnudar a la princesa, lanzando por el suelo su elegante y delicado vestido, dejándola en las mismas condiciones que él para disfrutarla como una fiera hambrienta ante su vulnerable presa, maravillado por el inmenso placer que lo estaba recorriendo.

Sus bocas se enlazaron en dulces y apasionados besos, rozando sus lenguas con sed de sentirse, con deseo de invadirse, mientras sus manos se recorrían de cuerpo entero con suma ansiedad, buscando las zonas en donde sabían podían enloquecerse. No tardaron mucho en encontrar aquellos puntos en donde las caricias amaban resguardarse, provocando que los gemidos y placenteros movimientos se hicieran presentes, haciendo que la pareja aumente su ímpetu en brindase el gozo que les había sido negado, el que les estaba devolviendo el aliento y la vida.

Segundos después, el meneo de la cama se hizo más fuerte, demostrando que la unión había vuelto a consumarse. La dama se movía con fuerza y ansiedad encima del cuerpo de su amado, hundiéndose por completo a él para llevarlo consigo en el camino de la dicha. El guerrero estaba desesperado, sin saber qué hacer ante el placer que lo gobernaba, ante el aroma y tacto de los pechos que estaba devorando, o ante los tocamientos que su amada tenía en sus zonas más sensibles. Alucinaba con el movimiento de su cuerpo sobre el de él, encantándose con la sensual vista que le brindaba, la que tanto extrañó.

Segundos después, el clímax hizo su letal aparición, estremeciendo sus cuerpos hasta detenerles el corazón, causando que inmensos temblores los llevara al borde del abismo del placer, para que al final, terminen totalmente satisfechos y encantados, llenos de la esencia del uno y del otro.

Agotada, la joven cayó encima del cuerpo de su amado, quien la abrazó fuerte mientras el resquicio del placer aún seguía latiendo en su interior. Estuvieron en silencio por varios minutos, hasta que la princesa se animó a hablar, sin saber muy bien qué palabras iba a usar.

- Link...

- Zelda, yo...

- Por favor, perdóname...

El guerrero sintió como lágrimas empezaron a caer encima de su pecho, lo cual provocó que tome el rostro de su amada para calmarla, sin embargo, eso no impidió que la regente quiera hablar.

- No llores, no tienes nada que...

- No, Link, esto es algo que tengo que hacer, lo mereces. Por favor, te pido que me perdones por todo el dolor que te he causado, por haberte alejado de mi lado y hacerte pensar que no te amaba... Yo nunca he dejado de amarte... he vivido un verdadero inferno sin ti... – expresó, hablando con dificultad debido al llanto.

Zelda siguió llorando desconsolada, sin poder continuar con sus palabras. Segundos después, el llanto fue detenido debido a que Link la calló besándola en los labios, cosa que ella correspondió al instante. No había mayor consuelo que ser amada y consentida por su hombre.

- Yo no tengo nada que perdonarte, mi amor, más bien perdóname a mí por haber sido tan ciego, tan indiferente a tu dolor. – dijo el joven.

- Link...

- Impa me confesó todo hace varios días...

- ¿Qué? – preguntó, sorprendida.

- Lo sé todo... sé que el bastardo de Abel fue el responsable de separarnos. Te obligó a que me dejaras. Haz sido muy valiente, Zelda, por todo lo que has soportado, por haber asumido tu embarazo sola y haber tenido a nuestro bebé en medio de la adversidad, protegiendo y amándolo por sobre todo. Lo que yo he pasado no tiene comparación a tu sufrimiento, he sido un cobarde y egoísta. – expresó, apenado e impotente.

- No digas eso, por favor... sólo hemos sido víctimas de ese maldito. – dijo la princesa.

- Pero sus bajezas terminaron, pues ahora pagará con sangre todo lo que nos ha hecho.

- No quiero que te lastime... ni a ti ni a Noah.

- Nada de eso ocurrirá, pues los tengo conmigo... mi familia es mi fortaleza.

- ¿Familia? – preguntó, sorprendida.

El joven sólo sonrió ante la pregunta de su amada, pues la manera en la que iba a responderle no necesitaba de palabras. Al lado de la cama se encontraba el velador, en cuyo interior se resguardaba un tesoro sumamente invaluable para él, el cual sacó y lo puso frente a la princesa. La dama quedó enmudecida observando dicho objeto, descubriendo que se trataba de una caja aterciopelada con un anillo solitario en su interior.

- El día que nos separamos... iba a pedirte que nos casáramos, a pesar que no teníamos mucho tiempo de estar juntos, y a pesar de no tener nada que ofrecerte... simplemente quise hacerlo porque te amo y para demostrarte que mis intenciones contigo eran serias. – dijo el guerrero, con la voz temblorosa.

- Link...

- Zelda... quiero... quiero que seas mi esposa a la llegada del amanecer. Ya no puedo seguir esperando, no quiero seguir separado de ti y de nuestro bebé... casémonos y enfrentemos al consejo de una buena vez, demostrémosle que sus absurdas leyes no pudieron separarnos, que al contrario, lograron unirnos más que nunca, pues nuestras almas están enlazadas desde el inicio de los tiempos... y nada ni nadie lo puede cambiar.

El rostro de la dama estaba completamente desbordado por las lágrimas, mientras tomaba con fuerza las manos de su amado, tratando de controlar su cuerpo invadido por un sin número de temblores. No lo iba a negar, estaba aterrada con lo que podía pasar por tan apresurada acción, temía decepcionar a muchos y no poder remediarlo nunca. Sin embargo, la pura mirada de su compañero le hizo tomar valor, de seguir con lo que su alma y corazón le dictaban, pues con eso, podría seguir en el camino correcto.

- Acepto...

Después de mucho tiempo, había decidido volver a vivir...

...

Comentarios finales:

Hola a todos, espero se encuentren bien. MIL MIL MIIIIIIIIIL DISCULPAS, EN SERIO. Sé que me demoré meses en actualizar esta historia, pero con tanto trabajo, estar enferma, y dedicarme a mí otra historia, no pude organizarme en mi tiempo. No es que no le doy prioridad a esta, sino que por ser un remake (la primera versión la publiqué en el 2014), he tenido que mejorarla y hasta restructurarla, cosa que no se hace con una historia que es nueva. Prometo hacer lo posible para no volverme a demorar tanto.

Bueno, en referencia a la historia... por fin Link sabe la verdad, y ante eso tomó la decisión de recuperar a su amada, primero seduciéndola y luego incitándola a que lo busque, cosa que resultó en una reconciliaron intensa y apasionada, que espero de verdad les haya gustado. Sin embargo, creo que lo más impactante ha sido el final, pues Link le propuso matrimonio inmediato a su princesa y esta aceptó, decidiendo así estar juntos para siempre, y enfrentarse a quien sea con tal de defender su amor y su familia. En el próximo capítulo podrán leer el proceso de su secreta y clandestina unión... con sus respectivas consecuencias.

Espero que el capítulo les haya gustado, y ojalá no volverme a demorar tanto. Y sobre la siguiente parte de "Pasión entre las sombras", llegará en la próxima semana.

¡Saluditos! ^^

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