Amor correspondido
Ni Yu-Gi-Oh! Ni ninguno de sus personajes me pertenecen, estos pertenecen al gran maestro Kazuki Takahashi y a Kamishiro Tsutomu♥.
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"Amo tanto tu ausencia como tu presencia, porque tu ausencia me obliga a recordar lo indispensable que eres para mí, y tu presencia me lo confirma".
POV de Yuri
A pesar de estar preocupado por Yu y por su estado de ánimo del que nos había hablado Marik estaba algo nervioso y ansioso de que llegara receso, había recibido un mensaje de Yugo pidiéndome verlo en la azotea de la escuela, la verdad es que quería verlo, por si no fuera muy común ya, pero sentía la necesidad de hablar con él de lo que había pasado el domingo en mi casa.
----Flashback----
Estaba aburrido como nunca lo había estado antes, mis papás y mi hermana habían salido a casa de una tía a las afueras de Domino y no regresarían hasta muy tarde en la noche, realmente no encontraba algo que hacer que me llamara la atención, pensé en mirar TV pero no había ningún programa bueno, pensé en ver una película, pero tampoco tenía una que quisiera ver, sin saber que hacer tomé mi celular para revisar mi lista de contactos, pensé en llamar a los chicos para que me visitaran o algo así, pero... pensándolo detenidamente seguramente todos saldrían con su pareja o tal vez descansarían del viaje del día anterior, antes de bloquear mi celular recibí una llamada, al ver el número no mencionaba el nombre del contacto así que me extrañé por un momento, al responder por fin después de varios timbres, el nombre del contacto apareció, era Yugo, sentí que me emocioné demasiado de ese simple acto.
—¿Cansado del viaje? -Cuestionó sin más con un gran ánimo.
—No, realmente lo que estoy es aburrido -Mencioné soltando un hondo suspiro.
—¿Tienes algún plan para hoy? -Cuestionó feliz.
—Ninguno por el momento, aunque mis padres no están y me dejaron al cuidado de la casa -Mencioné pesadamente.
—Que mal, aunque si no te importa podría visitarte -Mencionó feliz.
—¿De verdad? -Cuestioné emocionado, pero haciéndome el desinteresado.
—Claro, si no tienes problema en un rato estaré ahí -Mencionó alegre.
—Por mí esta todo bien -Respondí feliz.
—De acuerdo, entonces te veo en un rato -Mencionó colgando la llamada.
Sentí que el corazón se me iba a salir del pecho, Yugo vendría a verme, bloqueé el celular y salí corriendo como alma que lleva el diablo hacía mi habitación para arreglarme, lo bueno era que Yugo ya sabía donde vivía así que no había ningún problema.
Después de unos, no sé, veinte minutos bajé recién bañado y cambiado, me miré de nuevo en el espejo de la sala y despeiné mi cabello, como lo había secado bien ya no estaba mojado, sin embargo, aún no estaba del todo voluminoso como me gustaba.
Fui y me senté en la sala, estaba algo ansioso, al pasar cinco minutos con diez segundos, sí, porque los conté... se escuchó el sonido de una moto, me asomé rápidamente por la ventana y miré que era Yugo, se estaba estacionando, bajó de su moto quitándose el casco despeinando un poco su cabello y se dirigió hacia la puerta, mi corazón comenzó a latir mucho más fuerte que cuando hablamos por teléfono, al verlo más cerca me quité rápidamente de la ventana y me quedé tras la puerta, él dio dos suaves toques, rápidamente le abrí.
—Hola Yugo -Mencioné sonriendo con nerviosismo, tenía que calmarme, esta era una buena oportunidad para mí, para hacerlo ver que yo era el indicado para él, aunque sonara algo egocéntrico sabía que era así.
—Hola Yuri, espero no causarte molestias -Mencionó sonriéndome apenado.
—No te preocupes, realmente me harás feliz con tu compañía, mis padres y mi hermana llegarán tarde -Mencioné sonriéndole.
—Bien entonces fue bueno que viniera -Mencionó feliz -Por cierto, mis hermanos me hablaron en la mañana y me dijeron que esperan que pronto regreses a visitarlos a Maiami -Mencionó sonriéndome.
—Ojalá pudiera regresar para volver a pasar tiempo con ellos -Mencioné algo nostálgico, realmente me habían caído de maravilla y sabía que los iba a extrañar.
—Mi casa siempre estará esperándote -Mencionó sonriéndome dulcemente.
—Muchas gracias Yugo, más que nada, me encantaría regresar para volver a preparar el desayuno contigo -Revelé feliz.
—Claro, a mi también -Mencionó sonriéndome -Intenté hacer el café como tú lo haces, pero sabía horrible, no sé que hice mal -Mencionó algo apenado pasando su mano izquierda tras su nuca.
—Te enseñaré a prepararlo -Mencioné sonriéndole.
—Preferiría que lo hicieras tú para poder disfrutarlo en tu compañía -Mencionó recargándose en el marco de la puerta mirándome fijamente con una sonrisa, fue ahí cuando me di cuenta que aún no pasábamos.
—Que torpe soy, por favor pasa -Mencioné dándole paso.
—Disculpa la intromisión -Mencionó entrando finalmente -El decorado de tu casa es muy bonito -Mencionó impresionado mirando a su alrededor.
—Gracias, a mi madre le gusta este tipo de decorado, ama los colores cálidos combinados y los detalles, ella fue la que decoró gran parte de las habitaciones -Mencioné sonriéndole.
—Tiene un buen gusto -Mencionó feliz.
—Si, lo sé, -Mencioné orgulloso, la verdad era que mi madre era una gran decoradora de interiores sin hacer gran esfuerzo, además de gustarle la pintura y las manualidades -Bueno, ¿qué te gustaría hacer? -Cuestioné pensando en algo que podíamos hacer.
—Me gustaría ver el decorado del resto de las habitaciones si no te importa -Respondió sonriéndome cálidamente.
—Claro, no hay problema, vamos -Mencioné sonriéndole encaminándome principalmente a la sala.
Le mostré varios lugares de la casa, como primera parada había sido la sala de estar, posteriormente le mostré la cocina, seguimos con el cuarto de lavado, la estancia del jardín y posteriormente procedimos a subir a la segunda planta para mostrarle las habitaciones, se las mostré de acuerdo a como estaban organizadas, primero la de mis padres, seguido por el estudio personal de mi madre en la que paramos ya que a Yugo le habían encantado los detalles de la pared y el decorado de la ventana, después le mostré la habitación de mi hermana y para finalizar la mía que estaba hasta el final del pasillo.
Al entrar a la mía Yugo se extrañó un poco de algo que no pude identificar, mientras miraba la pared que esta a un lado de mi habitación frunció el ceño, yo solo lo miré fijamente extrañado de eso, pensando en que era lo que podría haberle disgustado de mi habitación.
—Ahí falta algo -Mencionó seguro señalando la pared que estaba mirando.
—¿Por qué lo piensas? -Cuestioné sorprendido.
—Porque lo sé -Mencionó dirigiéndose hacía la pared tocándola -Dime, ¿qué pondrás aquí? -Cuestionó volteando su rostro para verme con una sonrisa.
—Pintaría una enredadera -Mencioné algo sorprendido de la seguridad de sus palabras, ¿cómo él podría saber que planeaba poner algo ahí?
—Lo sabía -Reveló sonriéndome.
—¿Cómo lo sabías? -Cuestioné extrañado.
—Todas las habitaciones tienen algo que las distingue, en la habitación de tus padres hay un lienzo de un atardecer en otoño y que si estoy muy seguro al ver los cuadros de tu madre en su estudio puedo afirmar que ella lo pintó -Sonrió ganadoramente al ver mi cara de asombro, sus palabras eran verdad -En el cuarto de tu hermana ella tiene su nombre con letras luminosas de un estilo clásico y a la vez algo exótico y misterioso, decorado alrededor con aplicaciones y flores de colores oscuros, sin olvidar las luces y las pequeñas lámparas de papel que cuelgan de estas dándole un toque místico -Mencionó feliz -Pero de repente llegamos aquí y no hay nada, tu habitación tiene tu esencia, eso es seguro, pero si dices que tu madre fue la encargada de la decoración en la mayor parte de las habitaciones... puedo creer que aquí los colores fueron elegidos a tu criterio y ella fue la encargada de pequeños detalles, no creo que hayas permitido darle ese poder en tu habitación -Mencionó mirando alrededor, luego volteó para volverme a sonreír -¿Me equivoco? -Cuestionó sentándose en mi cama.
—No, no lo haces -Respondí sorprendido -Eres muy observador.
—Solo lo soy un poco, además de eso también me di cuenta de algo más -Mencionó sonriéndome.
—¿De qué? -Cuestioné curioso.
—Los colores de tu habitación combinan con las plantas carnívoras de tu jardín -Mencionó sonriéndome -Puedo asegurar que son tuyas y debe ser así puesto que ellas combinan perfectamente con tu personalidad, tú eres una persona única, elegante y exótica como ellas -Mencionó seguro.
—Si, son mías, son mis plantas favoritas -Mencioné algo apenado por sus palabras -A mamá casi no le gusta que las tenga porque no le gustan físicamente, sin embargo, yo creo que son hermosas -Mencioné sonriendo recordando a mis amadas florecillas.
—Sabía que no me equivocaba -Mencionó feliz -Puedo ser despistado, pero no lo soy con lo que me interesa -Mencionó sonriéndome.
—¿Con lo que te interesa? -Cuestioné apenado, sentí como un sonrojo se coló en mis mejillas al escucharlo, en ese momento odié mi piel blanca puesto que Yugo se podía dar cuenta de lo que estaba sintiendo gracias a eso, él solo asintió sonriéndome.
—¿Quieres que te ayude con el dibujo de tu pared? -Cuestionó feliz.
—¡Me encantaría! -Respondí emocionado.
—Muy bien, entonces manos a la obra -Mencionó levantándose de mi cama sonriéndome, yo solo asentí.
Me dirigí a mi escritorio y saqué unas pinturas, también varios marcadores para primero hacer el boceto de lo que se pintaría, Yugo solo miraba atento mis movimientos.
—¿Crees que haya que mover la cama? -Cuestioné mirando el pequeño espacio entre esta y la pared.
—No, solo hay que poner una sabana encima para no mancharla -Mencionó sonriéndome.
—Bien -Mencioné feliz.
—¿Ya tienes el boceto del dibujo? -Cuestionó tomando un marcador negro de una cajita.
—Si, es este -Mencioné pasándole un dibujo que había hecho en mis tiempos libres.
—Wow, es hermoso, me gusta el detalle de los mandalas entre la enredadera -Mencionó impresionado.
—No es para tanto -Mencioné sonriéndole.
—Claro que lo es, me gusta mucho tu dibujo Yuri -Mencionó emocionado, yo solo sentía emoción por saber que le gustaba algo de lo que hacía.
Después de unas largas horas el boceto estaba por fin terminado, ya solo era cuestión de comenzar a pintar, con la enredadera no había problema, sería de varios tonos de verde, el caso eran los colores de las mandalas que tenían que ser de colores vistosos y alegres.
—Comenzaré a pintar la enredadera -Mencioné sonriéndole.
—Claro, comenzaré a pintar los mandalas -Mencionó feliz.
Habrá pasado tal vez una hora y media desde que habíamos comenzado a pintar, la noche ya se había llegado, lo mejor de todo es que faltaba muy poco para terminar el dibujo de la pared así que decidí que tomáramos un descanso.
—Está quedando hermosa -Mencioné admirando nuestras horas de trabajo.
—Claro, solo hay que ver a los pintores -Mencionó orgulloso, yo solo sonreí.
—Engreído -Mencioné burlescamente.
—¿Ah sí? -Cuestionó sonriéndome arqueando una ceja.
—Oh si -Respondí seguro sonriendole.
—No soy engreído -Mencionó pasando su pincel con pintura morada por mi cara, yo solo atine a poner una cara sorprendida mirando su sonrisa.
—¿Ah si?, pues ni yo una buena persona -Mencioné pintando su mejilla con mi pintura amarilla riéndome, eso ocasionó que comenzará una pelea para ver quien terminaba con más colores en el rostro, sin quererlo en uno de mis movimientos terminé haciendo que quedáramos recostados en la cama conmigo arriba de Yugo con mis piernas flexionadas a los lados de su cadera -Parece que tienes más colores en el rostro que yo -Mencioné riéndome pasado mi pincel con pintura azul en su nariz, él también se estaba riendo, hasta que fuimos conscientes de la posición en la que estábamos, yo solo me le quedé mirando fijamente a los ojos y él me miraba de la misma manera -Yugo... -Pronuncié quedamente sin despegar mi vista de sus hermosos ojos, quité mi cabello un poco de mi rostro con mi mano izquierda pasándolo tras mi oreja y después hice la más grande locura del mundo, junté nuestros labios sin pensar en nada más, cerré mis ojos al sentir el contacto de sus tersos labios con los míos, mi beso comenzó siendo tierno y a la vez procuraba demostrarle todo lo que sentía por él en esa simple caricia, Yugo poco a poco salió de su impresión y pasó su mano izquierda tras mi cabeza enredando sus dedos en mi cabello haciendo que el beso se volviera mucho más demandante, sentía que mi corazón estaba a punto de salirse de mi pecho, sus labios eran más dulces y suaves de lo que había imaginado, amaba sus labios, amaba todo de Yugo, nos separamos un poco cuando el oxigeno comenzó a hacer falta, me quedé unos segundos con mis manos enmarcando su rostro dando una ultima probada a sus labios abriendo mis ojos para mirarlo -Yugo, yo... perdona -Mencioné tratando de quitarme de encima de él, pero antes de que pudiera hacerlo él me jaló cambiándome de posición, ahora él era el que estaba encima mio, mis ojos temblaron levemente por ese simple acto mientras lo miraba insistentemente -Yugo ¿qué...? -Ni siquiera pude terminar mi pregunta ya que él puso su dedo índice sobre mis labios.
—No digas nada -Mencionó mirándome fijamente con una sonrisa en sus labios, posteriormente me volvió a besar, sus labios me entregaban la caricia más dulce y a la vez más ardiente que jamás iba a poder recibir de alguien más -Yuri... -Mencionó quedamente separándose un poco de mis labios solo para volver a profundizar el beso que me estaba dando, sentía que mi cuerpo estaba comenzando a experimentar emociones que nunca antes había experimentado, ya no sabía nada en ese momento, ni siquiera me importaba algo, solo me importaba seguir degustando los deliciosos labios de Yugo.
No había pensado ni siquiera en la hora, ni en nada, estábamos perdidos entre nuestros besos hasta que escuché la voz de Mieru llamándome.
—¡Yuriiiiiiiii! -Gritó subiendo las escaleras, podía escuchar sus pasos acercándose por el pasillo, además de que la puerta estaba abierta, Yugo rápidamente se quitó de encima mío y yo me bajé rápidamente de la cama haciéndome el que estaba pintando, sentía mi rostro arder de lo rojo que seguramente estaba debido a los besos que nos estábamos dando, Yugo solo se hizo el que estaba "jugando" con los plumones de la caja -¡Hermano! -Exclamó apareciendo frente a la puerta con una gran sonrisa.
—Hola Mie-eru -Mencioné apenado tratando de poner mi mejor sonrisa.
—Buenas noches -Saludo Yugo algo cohibido.
—Oh, buenas noches, mi nombre es Mieru y soy la hermana menor de Yuri -Mencionó sonriéndole.
—Es un gusto Mieru, soy Yugo y soy... amigo de tu hermano -Mencionó después de pensar unos segundos, yo solo lo miré extrañado, no entendía a que se debía que había titubeado para decir que era mío.
—Bien, Yugo, ¿te quedarás a cenar? -Cuestionó descolocando al oji-azul.
—¿Huh?, yo... no podría causarles esa molestia -Mencionó apenado negando con sus manos.
—No es ninguna molestia -Mencionó ella sonriéndole, yo solo permanecía en silencio escuchándolos.
—¿Con quien hablas hija? -Cuestionó mi madre acercándose a la puerta.
—Con un amigo de Yuri, má -Mencionó ella volteando a verla, mi madre ya se encontraba en la entrada de mi habitación.
—Mucho gusto señora Hochun -Mencionó Yugo haciendo una pequeña reverencia.
—Má, él es Yugo, es un amigo, vino a ayudarme a pintar esto -Mencioné señalándole la pared.
—¡Vaya, es una gran obra de arte! -Exclamó ella emocionada -El gusto es todo mio Yugo -Mencionó sonriéndole -Me encantaría que te quedaras a cenar con nosotros, acabamos de llegar de casa de mi hermana y trajimos la cena de paso, seguramente Yuri no fue ni para invitarte algo de tomar, ¿verdad? -Cuestionó mi madre cruzándose de brazos, recordándome el mal hábito que tenía con las personas que me visitaban.
—¿No sería mucha molestia? -Cuestionó él apenado.
—Para nada, vayan a lavarse el rostro y las manos y bajen a cenar -Mencionó mi madre sonriéndonos -Mieru, ayúdame a servir la mesa.
—Claro -Respondió mi hermanita yendo tras mi madre.
—Iré a lavarme el rostro al baño de afuera, tu usa el de aquí -Mencioné apenado saliendo de mi habitación rápidamente.
Mientras me lavaba el rostro en el lavabo pensaba en los besos que había recibido de Yugo y los que yo le había dado, mi rostro ardía, puse mi mano izquierda en mi cara pensando en lo que acababa de ocurrir, no sabía si era bueno o era malo.
Después de unos minutos salí del baño y me asomé en mi habitación para ver si Yugo seguía ahí, pero no era así, al bajar lo encontré junto a mis padres y a mi hermana en el comedor, sentí como se me hizo un hueco en el estómago, nunca me hubiera imaginado algo como esto.
—Hijo, siéntate a cenar -Mencionó mi padre viéndome bajar finalmente de las escaleras.
—Si -Mencioné sentándome junto a mi madre puesto que Mieru se había sentado a un lado de Yugo.
La cena pasó rápidamente mientras hablábamos con mis padres sobre cosas irrelevantes, también le habían preguntado a Yugo de donde era, si tenía hermanos y más cosas, me sentía apenado del interrogatorio que le estaban realizando, al terminar de cenar Yugo agradeció la cena y mencionó que era algo tarde y que se tenía que ir.
—Muchas gracias por la cena y la compañía, siento retirarme, pero es tarde, no es propio seguir con mi visita a estas horas -Mencionó seriamente, de pronto su actitud era muy propia, me extrañé un poco, tal vez se debía a la presencia de mis padres o qué sabía yo.
—De acuerdo Yugo, espero que vuelvas pronto -Mencionó mi madre sonriéndole.
—Fue un gusto conocerte -Mencionó mi padre sonriéndole, yo no podía salir de mi asombro de lo bien que había simpatizo con mis padres.
—Con gusto vendré otro día, con su permiso -Mencionó sonriéndoles, mis padres asintieron.
—Te acompañaré a la entrada -Mencioné levantándome rápidamente de mi lugar, Yugo asintió sonriéndome, de camino a la puerta ninguno de los dos dijo algo, sentía la tensión crecer entre nosotros.
—Nos vemos mañana -Mencionó sin saber como despedirse.
—Nos vemos mañana -Mencioné mordiendo mi labio inferior, no sabía que más decir.
—Yuri -Mencionó intentando decir algo yo solo lo miré impresionado, pero él se quedó callado y sonrió, yo sentía que mi corazón estaba a punto de salirse de mi pecho.
—¿Hablamos después? -Cuestioné finalmente, él asintió sonriéndome y después hizo un ademán de despedida, yo solo lo correspondí, posteriormente el subió a su moto, se colocó el casco y se fue, yo solo me quedé en silenció poniendo una mano en mi corazón sintiendo como los latidos de este retumbaban en todo mi ser -Cálmate corazón, no sabemos que fue todo esto -Pensé algo afligido entrando nuevamente a mi casa para terminar de cenar, me sería difícil dormir esa noche.
----Fin del flashback----
—Yuri, saldrás a comer, ¿verdad? -Cuestionó Ryo poniéndose a mi lado.
—¿Huh?, ¿qué pasó? -Cuestioné extrañado saliendo de mi mundo.
—Ryo te estaba peguntando si saldrás a comer, ¿te pasa algo hoy? -Cuestionó Yuya extrañado.
—Algo así, les contaré, pero antes debo aclarar algo -Mencioné algo turbado -Me pueden decir que hora es -Mencioné soltando un hondo suspiro.
—Las nueve treinta y ocho -Mencionó Marik sonriéndome.
—¡¿Qué?! -Cuestioné exaltado, nuestro receso era a las nueve y treinta, seguramente Yugo creería que no iría -Debo irme, los veo más tarde -Mencioné saliendo rápidamente del salón dirigiéndome a la azotea para ver a Yugo.
Corrí lo más rápido que pude hasta llegar a la azotea en cuanto abrí la puerta vi que Yugo estaba por tomar el picaporte para abrirla.
—¡Yuri! -Mencionó sorprendido.
—Lamento la demora -Mencioné algo apenado.
—Pensé que no... -Comenzó a decirme mirándome fijamente.
—¿Vendría?, supuse que lo pensarías, disculpa mi demora, me perdí en la hora -Mencioné arreglando mi cabello.
—Como sea, amm... hablemos -Mencionó haciéndome un ademán para que entrara y se sentó a un lado de la pared del edificio.
—Bien, supongo que comenzaré -Mencioné sentándome a su lado sacando toda la valentía que había en mi ser, debía decirle como me sentía, si no... tal vez no lo haría jamás.
—No, yo primero quiero hacer algo -Mencionó sonriendo.
—¿Qué quieres hacer? -Cuestioné algo extrañado, él solo sonrió y de un momento a otro se acercó a mi atrapando mis labios con los suyos, su mano derecha se mantenía tomándome del mentón y su brazo izquierdo pasaba tras mi cadera haciendo que nuestros cuerpos se juntaran mucho más -Yu-go -Intentaba decirle algo, pero no podía, sus labios no me dejaban pronunciar palabra alguna, sentí como mordió levemente mi labio inferior haciendo que una corriente eléctrica recorriera mi cuerpo, realmente sus besos eran adictivos, enmarqué su rostro con mis manos correspondiendo las caricias que sus labios me entregaban, solo procedimos a separar nuestros labios cuando el oxígeno nos comenzó a hacer falta.
—Yuri, me gustas, me gustas mucho -Mencionó mirándome a los ojos dejándome descolocado.
—Yugo tú, tú también me gustas -Revelé apenado -No simplemente me gustas, yo te quiero -Mencioné sintiendo como mis mejillas iban adquiriendo un tono rojizo más brillante que el ejercido por nuestro demandante beso.
—¿Me quieres? -Cuestionó sonriéndome dulcemente tomando mi rostro entre sus manos.
—Si, desde la primera vez que te vi -Mencioné desviando mi mirada para no verlo bajando un poco mi rostro.
—Oh Yuri -Mencionó subiendo mi mentón con su mano haciendo que lo mirara -Fui muy tonto al no darme cuenta de tus sentimientos, la verdad es que todos estos días que hemos pasado juntos, cada uno de ellos, me han hecho quererte, pensé que era una locura, se suponía que yo quería a alguien más, pero... me di cuenta que realmente no sabía lo que era querer a alguien hasta que me encontré pensándote cada vez que te ibas, sintiendo la necesidad de verte y sintiendo como latía mi corazón por el hecho de volver a tenerte cerca, y cuando por fin me besaste no sabes lo que sentí fue... fue todo, comprendí que estoy enamorado de ti -Mencionó sonriéndome.
—Estoy soñando, ¿verdad? -Cuestioné impresionado de escuchar sus palabras.
—Claro que no, no estás soñando, te lo demostraré -Mencionó volviendo a unir nuestros labios en un cálido beso que terminó con una mordida a mi labio inferior esta vez con un poco más de fuerza, pero sin dañarme.
—Auch -Mencioné sonriendo al sentir su acción -Ya vi que no estoy soñando -Mencioné abrazándolo fuertemente -Yugo te quiero, sabía que tú eras mi destino, siempre creí fervientemente en eso -Mencioné acomodando mi rostro entre su hombro y su cuello incándome para no estar mal acomodado.
—El destino no se equivoca -Mencionó sonriéndome -Bueno, entonces, lo único que me falta es saber algo -Mencionó pensativo poniendo su dedo índice en su mentón mirando al cielo mientras hacía una linda mueca.
—¿Y qué es eso? -Cuestioné curioso.
—Saber... si quieres ser mi novio -Mencionó devolviendo su rostro para mirarme, yo no podía creer lo que estaba escuchando, pero a los segundos salí de mi asombro y reaccioné.
—¡Por supuesto que quiero serlo! -Exclamé emocionado tomando su rostro entre mis manos plantándole un demandante beso -¡Yugo te quiero! -Exclamé feliz al separar nuestros labios.
—Yo también te quiero Yuri -Mencionó dulcemente besando mi mejilla, mi corazón se sentía feliz y en paz, por fin era novio de Yugo, por fin yo también podía sentirme completamente feliz.
Estuvimos disfrutando de nuestra compañía lo que quedaba del receso sin embargo cuando llegó la hora de entrar a clases sentía que me entristecía solo de pensarlo y mayor era mi tristeza al saber que saliendo iríamos a casa de Yugi para saber que le pasaba, mi amigo era importante, pero también quería pasar tiempo con mi ahora novio.
—¿Te veré en la salida? -Mencionó abrazándome con fuerza antes de dejarme marchar a mi clase.
—No podré verte -Mencioné tristemente -Yugi quiere que vayamos a verlo a su casa, no se siente bien y quiere hablar con nosotros -Mencioné haciendo una pequeña mueca de tristeza.
—Entiendo, entonces no habrá de otra, nos veremos hasta mañana -Mencionó afligido.
—Quién diría que te vería así por no poder verme -Mencioné sonriéndole.
—Espero que no se te suba a la cabeza, pero, eres la única persona con la que me pasa esto -Reveló sonriéndome.
—Me gusta ser la única -Mencioné feliz -Te quiero -Mencioné sonriéndole dándole un pequeño beso en los labios.
—Yo también te quiero -Mencionó sonriéndome -¿Qué haré toda la tarde sin tus besos?, no sabes que infierno tuve que pasar toda la noche y gran parte de la mañana -Mencionó haciendo un lindo puchero.
—Entonces mañana te besaré mucho más para reponerte las horas -Mencioné sonriéndole.
—Esa idea me gusta -Mencionó sonriéndome cálidamente -¿Le contaras a los chicos que somos novios? -Cuestionó sonriéndome.
—Me gustaría decirles mañana en el receso -Mencioné feliz.
—Bueno así les decimos juntos -Mencionó sonriéndome, yo asentí feliz.
—Bien, entonces hasta mañana, ya pasaron diez minutos y debemos entrar a clase -Mencioné tratando de zafarme de sus brazos.
—De acuerdo -Mencionó pesadamente -¿Un ultimo beso? -Cuestionó poniendo una linda carita a la que era difícil decir que no.
—Bien -Mencioné besándolo dulcemente haciendo que poco a poco el beso se hiciera más demandante -Ya esta, nos vemos amor -Mencioné sonrojándome de la palabra que acababa de utilizar para llamarlo.
—Me encanta cuando te sonrojas y también me encanta que me llames así -Mencionó feliz -Nos vemos amor, al rato te llamaré -Mencionó sonriéndome soltándome para que fuera a mi clase, yo asentí sonriéndole y me retiré rápidamente antes de no poder dejar a mi novio nunca.
Las cosas buenas de la vida si pasaban y estaba feliz de que algo tan lindo como tener a Yugo de novio me hubiera ocurrido.
Fin del POV de Yuri.
----Continuará----
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Mucho amorts♥ ¡Pawn juntos! *-* bien, espero que les gustara el capítulo, era hora de algo bueno n.n
¡Vaya! Ayer cumplí un año de ser escritora, estoy muy feliz por eso *o* no puedo creer como ha pasado el tiempo :') espero que tenga un nuevo año llenándolos de bellas historias y así n.n
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