Capítulo 1
Morir a manos de la zanpakuto de un shinigami es la forma en que un hollow puede separar su alma de esa bestia devora almas en la que se transformó por acontecimientos que provocaron un hueco en su corazón.
Pero, ¿qué sucede cuando no mueres a mano de ello, ni por el ataque de otro hollow? ¿Qué sucede cuando simplemente tu ser es llevado por el viento?
Nadie podía saber a ciencia cierta si eso era posible, no existían pruebas de que siquiera eso llegaría a suceder.
Sin embargo, una vez sucedió.
No fue un simple hollow, no fue un simple arrancar, la ocasión se dio en nada menos que en un Espada, uno tan fuerte que era capaz de tener una segunda etapa de la resurrección.
Algo insólito pero que le arrebató su forma física por lo que parecía ser para siempre, pero solo era lo que parecía.
Una feroz batalla donde el interés por el corazón, el menosprecio por la naturaleza humana, la determinación para ganar y proteger, el descontrol de la naturaleza hollow colisionaron y desbocaron en una muerte injusta del Espada en cuestión.
Aunque la palabra muerte no era acertada, él no había muerto, simplemente se desvaneció, pero el seguía atrapado allí en Las Noches, en Hueco Mundo.
Su ser divagaba en el aire, en la arena, en el cielo nocturno permanente.
No podía sentir nada y a la vez lo sentía todo, no podía ver nada y a la vez lo veía todo, era un estado que le hacía sentirse rodeado de todo y a la vez de nada.
Pero seguía sintiéndose solo.
Siempre lo había estado y en sus últimos momentos lo estuvo pero había logrado mostrar interés genuino en ellos, en los humanos que se enfrentaron contra él, los que le mostraron que el corazón iba más allá del supuesto órgano que se encontraba en el pecho y hacía fluir la sangre por su cuerpo.
Hubiera querido tener más tiempo para poder encontrar su propio corazón, aquel que le permitiera encontrar y tener lazos tan fuertes como los que aquella mujer tenía con sus amigos, en especial ese lazo que tenía con el shinigami de cabellos naranjas.
Anhelaba un corazón para tener un lazo así y llenar ese vacío que por un largo tiempo le acompañó.
Pero en su estado ya era más que imposible.
●●●
Poco más de un año transcurrió, pero el Espada en su estado no era capaz de percibir el tiempo que pasaba, para él solo era una larga eternidad de agonía y soledad siendo parte del todo.
Pero ese día en especial un suceso extraño obligó a su ser a separarse de ese supuesto "todo".
Un shinigami había estado experimentando en Las Noches, haciéndose con las investigaciones previas del Espada Szayel Aporro Granz, y en uno de los experimentos una Garganta se abrió en medio de todo el basto cielo nocturno.
Aunque a simple vista parecía que no transportaba nada, el computador del shinigami tenía registro de que se llevaba energía del lugar y la escencia del 4to Espada, Ulquiorra Cifer.
El viaje durante la Garganta era extraño, podía sertir como a la fuerza su ser era obligado a recuperar una forma fisica.
Al principio no dolía, pero entre más tenía consciencia de su cuerpo el dolor se hacía presente, un fuerte dolor y cansancio que le hacía querer gritar pero su voz no salía, su mirada se perdía buscando alguna luz en medio de la oscuridad.
Cuando la luz se fue distinguiendo y su cuerpo se había formado por completo tan solo fue capaz de distinguir unas alas de hielo y la voz de quien parecía ser un niño antes de perder la consciencia, cayendo en un profundo sueño.
En sus sueños sumidos en oscuridad había sonidos en la lejanía, sonidos a los que no estaba acostumbrado porque en Hueco mundo no existían sonidos tan bellos como el trinar de las aves, el sonido de la brisa moviendo las hojas de los árboles o el sonido de la corriente tranquila de un río.
Esos sonidos jamás se encontrarían en Hueco Mundo.
Pero sí en el Mundo Humano.
Abruptamente despertó al momento en que se dio cuenta de ello, al hacerlo un haori de capitán se resbaló hacia su regazo pues había sido cubierto con ello mientras permanecía recostado sobre el pasto.
Miró sus manos y las desconoció por el tono vivo que su piel mostraba, sus uñas no eran negras, su cabello era más largo de lo que era antes, y su hueco ya no estaba, eso fue lo más sorprendente de todos los cambios en su físico.
— Usas ropas rasgadas de Arrancar, tu reiatsu es similar al de un Espada, sin embargo, te ves como un humano cualquiera pues careces de un hueco y una máscara hollow —La voz vino desde atrás de Ulquiorra y al voltear para ver quién le hablaba, se dio cuenta de que se trataba de un shinigami de cabellera blanca y ojos azules.— ¿Qué eres?
●●●
Toshiro esperó por una respuesta que nunca llegó, pues aquel que yacía sobre el pasto con su haori de capitán en las piernas miraba a la nada sin emitir palabra.
Aunque no necesitaba una respuesta, pues si bien nunca lo llego a ver en persona, cuando se habló de todo lo sucedido con los Espada, se dieron los nombres y descripciones de cada uno de los que Aizen tenía en su ejército.
Sabía que se trataba del 4to Espada, pero las descripciones dadas por Ichigo no coincidían completamente, aún así, cuando le vio caer de una Garganta voló hacia él queriendo atacarlo, pues a causa de Mayuri y sus experimentos con hollows y Arrancar, muchos de estos se descontrolaban, escapaban y causaban desastres en el mundo humano.
Pero al verle caer sin reaccionar supo que no estaba bien, además de que a primeras su apariencia era más humana de lo que cualquier Arrancar tenía normalmente.
Lo sostuvo en plena caída antes de que tocara el suelo y trató de hablarle pero Ulquiorra se había desmayado para entonces. Por eso le dejó reposar en el pasto y se retiró el haori para cubrirlo cuando notó los leves temblores que el cuerpo del Espada presentaba.
No era alguien despiadado a menos que las circunstancias lo ameritaran o que tuviera un momento donde sus impulsos le hacían actuar sin control alguno, así que mostró cierto grado de empatía y por eso había hecho aquello a la espera de poder hablar con él.
Así llegó hasta el momento donde ahora estaba frente a él esperando una respuesta.
— Soy Ulquiorra Cifer —Fueron las palabras que recitó, pero incluso Toshiro notó que el pelinegro las dijo más para si mismo que para él, como si tratara de convencerse de que así era.— ¿Estoy en...
— Sí, estas en el mundo humano —Respondió antes de que el Espada acabara su pregunta. Toshiro dio un suspiro y se acercó con cautela para tomar su haori, después de ponerselo volvió a hablar.— Pero estas muy lejos de la ciudad de Karakura, así que si planeas retomar tu pelea con Ichigo, es mejor que desistas, especialmente porque si significas un peligro para el mundo humano tendré que eliminarte... Si te doy esta oportunidad es porque Ichigo aseguró que había Arrancar buenos, no desperdicies dicha oportunidad, soy más fuerte de lo que mi aparien...
— Lo sé, eres un capitán después de todo. La apariencia no influye en la fuerza que puedes poseer, aprendí eso al juzgar pronto a Ichigo Kurosaki. —Ulquiorra admitió muy a su pesar aquello, pero era cierto, por juzgar a Ichigo y tratar de predecirlo terminó convirtiéndose en polvo. Aún así, esa enseñanza era parte de lo que ahora consideraba interesante para aprender sobre el corazón, así que al final aceptaba que juzgar a todo como basura era un error.— Gracias por no asesinarme, supongo.
Para Ulquiorra tratar de mostrar cortesía a un shinigami sin dudas era algo que le costaba, pero por algo tenía que empezar si esta vez trataría de llenar el vacío de su ser.
Claro que tratar una vez más de buscar un corazón era algo que le daba miedo, pero no desaprovecharía la oportunidad que se presentaba ahora que nuevamente tenía una forma física.
— Si ya estás bien entonces haré de cuentas que no te vi y seguiré con mi trabajo... Deberías irte en cuanto puedas, incluso si soy el único shinigami aquí, si alguien más te ve, dudo que corras con la misma suerte.
Con esas palabras el capitán Toshiro abrió el Senkaimon para retirarse, aunque dio una última vista al Espada y decidió darle algo.
— No tengo muchas ganas de comer esto, tomalo, quizá a ti te guste —Al decir eso, de entre sus ropajes sacó una pequeña bolsa y se la lanzó directo al regazo de Ulquiorra.— Son amanattô.
Era mentira que no quería comerlos, eso se notó en su mirar, pero no dio oportunidad a que se le dijera algo y simplemente se fue através de Senkaimon, dejando confundido al Espada.
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