Capítulo Catorce
El camino a aquella mansión fue una tortura para Física, no estaba acostumbrado al cabello corto, además que estaba algo mal cortado debido a las prisas y de la forma en la fue arrebatado. Pero debido a la fría mirada de su abuelo se obligó a si mismo a calmarse e intentar estar callado y sin temblar, cosa imposible.
Al llegar a la mansión bajó, tragando saliva y temblando un poco con cada paso que daba, las sirvientas que estaban allí parecían mirarlo con pena y angustia, como diciéndole que no fuera y encontrase el modo de irse. Pero sólo bastó recordar las primeras y últimas palabras de su abuelo cuando estuvieron de camino.
"—Si intentas escapar... Te irá peor... Es mi casa, seguirás MIS reglas, vamos a comenzar... Enseñándote lo básico de vivir como un verdadero Golden".
Si su padre e incluso su tío Gold, una de las personas más fuertes sentimental y físicamente hablando, habían decidido irse y casi renunciar al apellido debido a sus vivencias, no quería ni imaginarse de que tipo de enseñanza se refería. Tenía miedo, y cuando eso sucedía, solía abrazar su peluche de unicornio favorito, esconderse en su suéter blanco o irse a recostarse con sus padres bajo las sábanas de la cama matrimonial de ambos, pese a ser adolescente, era algo que solía seguir haciendo casi siempre que habían truenos.
—Pasa—Dijo fríamente Henrick, abriendo la puerta de su habitación.
El rubio menor asintió, entrando e intentando mostrarse firme, a un lado de aquella cama había un gran espejo, al lado de una pintura de sus padres de niños, junto a una bella mujer.
—Abuela Gala...—Susurró, pero tan pronto como quiso acercarse, el mayor había vuelto a golpearle en el rostro.
—Prohibido decir ese nombre aquí niño...—Declaró haciéndolo levantarse—Quitate la ropa, ahora. No es una pregunta. Es una orden ¡Rápido!
Entre temblores y leves quejidos debido a algunos golpes que daba el mayor con su cinturón, Física logró quitarse su ropa, temblando ahora debido al frío que tenía. Normal, ya que afuera estaba lloviendo.
—Las manos detrás de la espalda—Susurró con voz autoritaria el mayor, poniéndole esposas al menor, juntando sus manos justo detrás de la espalda de este, soltándolo poco después.
Sólo para tomar una pequeña tabla de madera, larga y algo gruesa, con la cual golpeó cinco veces la espalda del más bajo.
—Espalda recta...
El menor asentía a lo que decía su abuelo, mordiéndose los labios mientras buscaba no llorar. Sintiendo el sonido de las tijeras en su cabello, causando que cerrase los ojos.
—Cabello corto. O te ira mal...
Su voz daba miedo, podía jurar que era la voz que escuchaba en sus pesadillas, diciéndole cosas terribles que podían llegar a sucederle a sus padres o cualquier persona conocida. Cuando el cabello rubio del menor hubo quedado de mejor manera, el mayor se puso frente a él, tomándolo de la barbilla haciéndolo levantar la cabeza.
—Cabeza en alto, hasta que te diga lo contrario—Se acercó un poco más pasando su lengua por las mejillas del menor, sonriendo.
—...—Física quería decir algo, pero sentía como sus palabras morían en su boca, era indefenso, como un pequeño cachorro a punto de ser devorado, asesinado, etc.
—¿Eres virgen?—Le preguntó, separándose mientras se quitaba la corbata.
—No...—Respondió sincero, jamás negaría a su primo, o eso pensaba al menos hasta el momento.
—Bien... No esperes que tenga cuidado entonces.
Se burló Henrick, riendo y recostando al menor en la cama, con su cadera alzada, relamiéndose los labios mientras se masturbaba a si mismo, buscando tener una erección. Susurrándole al menor, que cada persona que iba a aquella mansión a quedarse o trabajar, tenía que pasar primero por su cama.
Eso asqueo al menor, de sólo imaginarse a su padre, tío y posiblemente a Freddy y Fred estando con su abuelo así...
—Que asco... Usted da asco...—Susurró Física, mordiéndose el labio inferior con fuerza.
—... Que boca la tuya niño...
Musitó riendo, jalando de sus manos para acomodarlo, relamiéndose los labios, como era de esperarse, no preparó al rubio menor, entró de una sola estocada dura, y tan pronto como terminó de entrar, comenzó a embestirlo, rápido y sin consideración. La voz del menor sonaba rota y desesperada al gemir, pidiendo que se detuviera de hacer eso, causando más risas en el mayor.
Ya lo tenía en su mansión, ya lo tenía en su cama. ¿Para que detenerse? No es como si alguien importante fuera a enterarse de lo que le estaba haciendo a su propio nieto, lo hizo con sus hijos ¿Por que no?
Quizás a Gold Jr le esperase lo mismo cuando se aburriera de romper a Física. Relamió sus labios al imaginarlo, la cama ya llegaba a rechinar por la fuerza que usaba el mayor. No aguantaba su fuerza, y tampoco se aguantó el darle azotes al cuerpo del menor, ya fuera con la tabla de madera en la espalda entre sus brazos, o en su trasero, cadera y piernas con su cinturón. Cubriéndole la boca con su corbata cuando comenzó a ser demasiado ruidoso y tedioso oírlo.
Al menos, el rubio menor de ojos azules agradecía tener buenos recuerdos con su primo teniendo relaciones, en cierto modo, le calmaba un poco el saber que su virginidad no había sido tomada de aquel modo.
Una, dos...
Cinco, seis...
Nueve de la mañana, cuando Henrick recién se digno de detenerse, con una última corrida en el interior del rubio menor, el cual temblaba, lloraba, sudaba, sangraba y un montón de cosas más, su sensible cuerpo temblaba, ya no estaba pálido estaba rojo o de un rosa oscuro, morado e incluso verde en algunas zonas por los golpes, azotes o mordidas que sufrió. Sonrió al verlo caer inconsciente por segunda vez. Quitándole las esposas y las corbatas, dejándolo en la cama y cubriéndolo con las sábanas sin mucho cuidado, yendo a ducharse.
Al finalizar, se vistió y salió, cerrando la puerta con seguro, aunque dudaba que su nieto fuese capaz de levantarse en un par de horas. Desearía poder enviarle la grabación de lo que le hizo al menor a sus hijos, pero no quería ser demandado o algo parecido, pese a que ganaría fácilmente el juicio, principalmente porque dañaría su reputación.
—Bienvenida Gloria...—Saludó a la chica morena una vez estuvo en el recibidor, sonriendo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro