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LAZOS (PT. 2)

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Jason y Roy intercambiaron miradas tensas. La sombra que había cruzado la ventana era rápida, casi imperceptible, pero ambos sabían que en Gotham, cualquier cosa inesperada podía significar problemas.


—No me gusta esto, Jay —murmuró Roy mientras echaba un vistazo afuera.


—Lo sé —respondió Jason en un tono bajo, mientras intentaba calmar al pequeño que seguía temblando en sus brazos.


El niño se aferró a Jason con más fuerza, enterrando su rostro en el pecho del vigilante. El caos en las calles de Gotham continuaba resonando en el exterior, pero dentro de ese edificio, el silencio se volvía inquietante.


—Que está pasando —pregunto unas de las personas que estaban con ellos en el edificio.


—No se preocupe esta situación pronto acabara, alguien está encargándose de esto, no deben temer— dijo Batman mientras salía de una esquina de aquel edificio.


—¿Quien?— pregunto jason extrañado por la actitud de su mentor.


—La esperanza— dijo mientras abría la puerta del edificio y todos se sorprendieron al oír un increíble silencio.


De repente, un fuerte zumbido resonó en el aire, y una figura se deslizó por la ventana abierta. Con un golpe seco, Superman aterrizó con gracia en el suelo del edificio. La luz del sol iluminó su capa roja y su emblemático escudo en el pecho.


—Batman... —dijo Superman, su voz profunda y serena—. Escuché que había problemas en Gotham. Estoy aquí para ayudar.


Jason sintió una mezcla de alivio y confusión. Superman era un símbolo de esperanza, alguien que había inspirado a millones. Pero en Gotham, donde la desconfianza reinaba, la presencia del Hombre de Acero era tanto un respiro como un recordatorio de lo que estaba en juego.


Superman miró a su alrededor, notando la tensión en los rostros de las personas reunidas.


—Escuchen —comenzó, su voz resonando con un tono firme y tranquilizador—. Sé que muchos de ustedes están asustados y confundidos. Gotham ha pasado por momentos difíciles, y el caos que se ha desatado hoy es solo un capítulo más en la historia de esta ciudad.


Los criminales que han escapado buscan sembrar el pánico, pero no permitiré que eso suceda. Este lugar está lleno de personas valientes y fuertes, y juntos podemos enfrentar este desafío.


Superman se acercó , mirando hacia las calles. Vio cómo grupos de criminales aprovechaban el desorden, pero no estaba dispuesto a dejar que el miedo ganara.


—No tengan miedo. La justicia está aquí. No estamos solos. Batman, la liga de la justicia, y muchos otros están en esta lucha por un futuro mejor.


Con un movimiento de su mano, Superman levantó vuelo y se posó en lo alto del edificio, su figura imponente recortándose contra el cielo.


—¡Escuchen! —Gritó, su voz resonando en las calles—. La violencia no es la respuesta. ¡Gotham es más fuerte que el caos!


Los criminales que habían comenzado a desatar su furia se detuvieron, mirando al héroe en el aire. Algunos empezaron a retroceder, sintiendo el peso de la determinación que emanaba de Superman.


—Si quieren cambiar sus vidas, es momento de dejar atrás el camino de la delincuencia. Hay esperanza para todos, incluso para aquellos que creen que no la merecen. Pueden elegir un nuevo comienzo.


Las palabras de Superman calaron hondo en algunos de los presentes. A medida que su discurso continuaba, el aire se llenó de una nueva energía. La valentía comenzó a sustituir el miedo, y el caos empezó a dar paso a la razón.


Mientras Jason observaba desde el interior del edificio, sintió que la influencia de Superman estaba cambiando el rumbo de la noche. Era un recordatorio de que, incluso en la oscuridad, siempre había espacio para la luz.


Con la convicción de que tal vez, solo tal vez, Gotham podría encontrar la paz, Jason apretó al pequeño en sus brazos, sintiendo que la esperanza era más poderosa de lo que había imaginado.


—¡No más violencia! —Gritó otro, arrojando su arma al suelo—. ¡El cambio es posible!


Jason observó cómo el miedo comenzaba a desvanecerse. La atmósfera de tensión en las calles se transformaba en algo más esperanzador. Cada gesto de rendición de parte de los criminales era un pequeño triunfo, un paso hacia la redención.


—Esto es solo el comienzo —dijo Superman, descendiendo lentamente hacia el grupo—. Si están dispuestos a cambiar, habrá quienes estén listos para ayudarles. Recuerden, no están solos.


La multitud se miró con incredulidad. Algunos comenzaron a llorar, otros abrazaron a sus seres queridos, mientras los ojos de Jason brillaban con nuevas posibilidades.


Finalmente, Superman se dirigió a los presentes, su mirada firme y reconfortante.


—Si están listos para dejar atrás la oscuridad y abrazar la luz, den un paso al frente. El futuro puede ser diferente, solo si ustedes deciden hacerlo posible.


Una pausa cargada de emoción siguió, y después de un momento que pareció eterno, varios hombres y mujeres comenzaron a avanzar hacia adelante, uniendo sus manos en señal de unión.


Jason sintió que una ola de esperanza lo envolvía. Miró al niño en sus brazos, que ahora tenía la mirada fija en el héroe, y sonrió.

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ASILO ARKHAM


— ¡Este es el momento que he estado esperando! —exclamó Harley, mirando el explosivo con ojos brillantes—. ¡Gotham necesita su rey y su reina!


Se levantó de la cama que había sido su prisión por tanto tiempo y comenzó a moverse por la celda con un aire renovado de determinación. La idea de reunirse con el Joker la llenaba de energía, y la promesa de caos y destrucción en la ciudad la impulsaba aún más.


—Nyssa quiere que volvamos a reinar, y no podría estar más de acuerdo. Pero... —su sonrisa se desvaneció por un segundo mientras pensaba—. ¿Qué querrá de nosotros?


Sin poder resistir, volvió a reír mientras giraba el explosivo entre sus dedos. Era un artefacto pequeño pero poderoso, y la idea de usarlo para espacar y causasr estragos en Gotham la emocionaba. Sin embargo, sabía que debía ser cuidadosa. Después de todo, el Joker no toleraba la traición.


—Primero, tengo que salir de aquí —murmuró, mirando por la ventana de su celda, donde el cielo se oscurecía a medida que el sol comenzaba a ponerse.


Decidida, se acercó a la puerta, buscando el control de la cerradura que había visto al personal de seguridad usar tantas veces. Con un giro de su muñeca, comenzó a jugar con el mecanismo, utilizando una aguja que había escondido en su uniforme. Había aprendido unos trucos durante su tiempo en Arkham, y ahora era el momento de ponerlos en práctica.


Mientras trabajaba en la cerradura, su mente divagaba. Pensaba en el Joker, en los planes que tendrían, en cómo Gotham no podría resistir la combinación de su locura y el poder que Nyssa les ofrecía.


Finalmente, el clic del mecanismo la sacó de sus pensamientos. La puerta se abrió lentamente, y Harley sonrió con malicia al ver la luz del pasillo.


— ¡Libertad! —gritó mientras salía de su celda, disfrutando cada paso que la acercaba a su amado.


La adrenalina recorría su cuerpo mientras avanzaba sigilosamente, evitando a los guardias y los sistemas de seguridad que tanto conocía. Era como una danza, y ella era la estrella del espectáculo, lista para volver a brillar en el escenario del caos.


Al llegar a la sala de control, se encontró con el lugar vacío. Era el momento perfecto. Con rapidez, se dirigió a los monitores y comenzó a manipular los sistemas de seguridad.


—Un poco de esto, un poco de aquello... —murmuró mientras iniciaba el apagón que sumergiría a Arkham en la oscuridad—. Y ahora, ¡a disfrutar!


Con un clic final, la pantalla se apagó, y la risa de Harley resonó nuevamente en el silencio. En cuestión de minutos, el caos reinante en el asilo se desataría.


Sin embargo, en el fondo de su mente, una pregunta persistía: ¿Qué planes tenía Nyssa Raatko? No podía dejar que su deseo de reunirse con el Joker nublara su juicio. Era un juego peligroso, y debía jugarlo con astucia.


Mientras las luces comenzaron a parpadear, el sonido de las alarmas resonó en todo Arkham. Harley corrió hacia la salida, sintiendo cómo el corazón le latía con fuerza. Ya no había vuelta atrás.


Era el momento de actuar. Gotham necesitaba su caos, y ella estaba lista para entregárselo. Colocó el artefacto en una pared y se escondió tras los muros, esperando la explosión. Después de una gran detonación, salió de su escondite. Con una última mirada al asilo que había sido su prisión, Harley sonrió y salió al mundo, lista para reclamar su lugar junto a su rey.

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Holaa espero que esten bien!!
un fuerte a brazo a todos, el lunes estare actualizando el siguiente capitulo!

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