Cap. 26
Es de noche y para mi suerte ya no tengo que cuidar a mi hermanito, luego del incidente del pañal sucio de Maty, Brenda y yo salimos de paseo mientras que Facundo nos seguía.
-Deja de perseguirnos. -digo girandome para enfrentarlo.
¿Qué quiere? Me está cansando.
-Quiero saber que harán con tu novio desquiciado. -habla serio teniendo los brazos cruzados.
Dile que debemos unir fuerzas y aniquilar a Michael como ninjas o agentes secretos.
-Idioteces no Jonathan. -gruño mirando a un lado -No lo sé, creo que... debo descansar. -murmuro agachando la mirada.
-Es mejor consultar a la almohada. -sugiere Brenda. Es así que regresamos a mi casa, son las 22:30 y me siento muy cansada, mi cabeza me duele demasiado y creo que estoy sudando.
-¿Qué tienes hija? -me pregunta mi mamá, ella toca mi frente y luego acuna mi rostro -Dios, estás ardiendo.
-No es nada. -intento tranquilizarla pero sabe que miento.
Estás enferma, mamá quiere cuidarte.
-Gracias por decirme cosas que ya sé. -contesto en mis pensamientos.
-Debes quedarte en la cama. -me ordena mi mamá mientras que mis primos observaban todo en silencio. Ella me da unos medicamentos y luego me arropa.
-Gracias mamá. -hablo cansada sonriendo.
-Descansa. -murmura y besa mi frente con amor. Ella apaga la luz de mi habitación y cierra la puerta, cuando me quedo sola miro a mi alrededor y las sombras de mi cuarto hace que tenga miedo y me cubra con mis sábanas.
La enfermedad te hace más cobarde de lo normal. -me dice Jonny para molestarme.
-Cállate. -gruño teniendo todas las sábanas sobre mi cabeza. Luego de un momento, el cansancio de mi cuerpo se esparce y lentamente cierro los ojos.
No tengo idea de cuánto dormí pero abro mis ojos para ver la oscuridad de mi habitación. Miro mi cuerpo el cual ya no está cubierto de las cálidas mantas, sino que están en el suelo junto a la cama.
Me abrazo a si misma al sentir frío y me siento en la cama, entonces alguien tapa mi boca con su mano y me obliga a que me acueste de nuevo -Hola Jane. -él sonríe de lado, tiene la ropa de la clínica, su cabello tiene el color de la sangre y su figura emerge de la oscuridad. Es Michael.
-Me visitaste en mi habitación ¿Recuerdas? -susurra mientras frota su mejilla contra la mía -Quise hacer lo mismo. -agrega tomando mis manos y las lleva sobre mi cabeza. Él me tiene inmovilizada con sus piernas a cada lado de mi cuerpo, sin mencionar que el resfrío que tengo hace que esté demasiado cansada para luchar.
Ten cuidado, es peligroso. Recuerda las veces que te acató.
-Lo sé, ya... se me ocurrirá algo. -me digo agitada.
Michael me mira fijamente y luego se acerca a mi rostro, su respiración choca contra la mía, su mirada es profunda y tengo la sensación que esto ya lo viví en algún momento -Quiero tenerte. -susurra él en mi oído haciendo que recuerde.
-Tú... -susurro paralizada, un fuerte escalofrío recorre por mi espina y se me eriza la piel.
-Si Jane... yo. -sonríe de lado para luego comenzar a besarme con cuidado, lento y sueva. Todo lo contrario a cuando lo hizo por primera vez.
-¡Ah! -exclama Mike, luego cae a un lado de la cama inconsciente.
Me levanto y veo a Brenda con una lámpara en las manos, con eso golpeó a Michael en la cabeza.
-Éste tipo es peligroso. -habla casi sin aliento -¿Estás bien? -dice caminando hacia a mí, luego me abraza para frotar mi espalda.
-Con que ése es Michael. -dice Facundo cuando entra a la habitación.
-No... -niego con la cabeza -Ese es Elliot.
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