OTROS OJOS IV*
Dedicado a la bebé Zrako97 que hoy (31/08/20) cumple años♥
¡Que te la pases increíble, que cumplas muchísimos años más!
Una actualización no es el mejor regalo del mundo, pero algo es algo ¿no? ♥♥ jejejejeje
Capitulo largo (again) por los 500 seguidores
(supera las 9 mil palabras, perdón)
¡¡¡Muchas gracias!!!
⚠️ Contenido explícito ⚠️
Aniversario
Jeongguk, frente al espejo, no se decidía entre usar una camisa de botones negra o una gris. Se ponía por encima cada una, y bufando, las dejó en la cama de nuevo.
—Ponte la negra —habló MinRi, saliendo del baño con una bata y una toalla envuelta en la cabeza —Así iremos combinados.
Jeongguk sonrió —Excelente. Solo no me hagas ponerme una corbata, amor.
—No lo haré. Pero ya métete a bañar guapo, que no llegaré tarde por tu culpa.
—Sí, sí.
Jeongguk se metió al baño con una sonrisa y la omega se sentó frente al tocador.
Los días se habían pasado volando y antes de lo esperado ya habían pasado dos semanas desde que se habían vuelto novios. Jeongguk se mostró cariñoso desde el día uno, mientras MinRi cada día se iba abriendo y desenvolviendo, a pesar de no ser muy cariñosa. El alfa vivía sorprendiéndola con motes y actitudes tan lindas y románticas que ella terminaba queriéndolo hacer también.
Y ese día, sábado, era un bonito día para demostrarlo.
Daehyun y Seongji cumplían veinticinco años de enlazados y lo iban a festejar con todo el pueblo a lo grande en la plaza principal. Y obviamente tenían que ir, lo que lo convertía en su primera salida pública como pareja, ya de forma oficial.
La albina no podía evitar temblar al imaginarse el escenario. A las pláticas que tendría con varios adultos por estar junto a Jeongguk, pero sobre todo a las miradas que estarían sobre ella y su novio durante todo el rato.
Antes de que MinRi lo notara, ya había pasado el suficiente tiempo como para que el alfa saliera del baño con el pantalón de vestir negro sin abrochar, el torso descubierto y el cabello húmedo, que secaba con su toalla.
La omega sonrió. Eran pocas las veces que Jeongguk se soltaba el cabello. Casi siempre salía de la ducha con una cebolla baja -y prácticamente goteando- o ya salía con el cabello seco.
Verlo así de guapo, con el cabello azabache llegándole por debajo de los hombros, la hizo sonreír ampliamente. Se paró del tocador después de ponerse crema facial y golpeó el asiento sonriente.
—Siéntate mi amor.
Los motes cariñosos nunca podían faltar.
—Primero dame un besito.
Y los besos tampoco.
MinRi tomó la cintura del alfa, dejó un beso en la comisura de su labio y después en sus labios. No importaba a qué hora, cuantos o que tanto duraban, los besos de Jeongguk siempre eran bienvenidos.
El alfa se sentó con su sonrisa de conejo y se dejó mimar. La albina secó su cabello con la secadora por unos largos minutos y cuando la apagó para tomar un peine del baño para desenredar el suyo, Jeongguk aprovechó para hablar.
—¿Por qué estás tan nerviosa, linda?
MinRi, con las facciones serias con el perfecto mensaje "¿Es enserio que me estas preguntando eso?" escrito en la frente, se asomó del baño —Por primera vez vamos a salir como pareja y obviamente todos van a estar de curiosos.
—Chismosos —corrigió el alfa.
—Exactamente.
—Pues ignóralos, mi vida —respondió simple —Sonríe y pídeles que se metan en sus propios asuntos y que nos dejen en paz.
MinRi ladeó la cabeza con los mismos gestos endurecidos —¡¿Cómo les voy a decir eso, Jeongguk?! Todos van a estar ahí.
El alfa se recogió el cabello —Pues yo si voy a decir eso.
—Estás loco, mejor llegando a la plaza corremos y nos refugiamos con nuestros amigos. ¿Sí? Si adultos nos hablan sonreímos y hablamos con educación y salimos de ahí apenas tengamos oportunidad.
—No podría estar más de acuerdo —sonrió —Sigues tú bonita —se puso de pie —Pon tu hermoso trasero aquí y déjame secar tu cabello.
MinRi soltó una risa nasal y antes de sentarse, se acercó al alfa —Ahora yo quiero beso.
—Los que quieras.
Después de darse un beso más largo que el anterior, el alfa secó el cabello largo de MinRi. Besó su coronilla y lo cepilló cuando ya estaba seco. Puso a calentar la plancha del cabello -uno de los mil regalos por parte de Sunah- en lo que se metía al baño para cambiarse.
Jeongguk se arregló mejor la cebolla y con ayuda de la plancha conectada, alisó un poco el cabello que caía levemente por los lados de su cara y su fleco. MinRi regresó del baño y cuando la miró por el reflejo del espejo, se quedó boquiabierto.
La albina se puso de perfil y después de frente para mirar como el vestido negro se ajustaba demasiado a su cuerpo.
—Sunah le pidió a las Min que me lo hicieran. Insiste en que el negro es mi color —sonrió, pero al ver a Jeongguk con prácticamente corazones en los ojos, soltó una risa —¿Tan rara me veo?
—Te ves tan hermosa que no puedo quitarte la mirada de encima.
MinRi volvió a reír, negando levemente —Nunca me la quitas.
—Pues ahora con más razón.
Jeongguk la tomó de la cintura y besó su mejilla al pegarla a su cuerpo. Miró a ver su reflejo, y los dos, como idiotas, comenzaron a posar como si el espejo fuese una cámara profesional.
El alfa volvió a dejar un beso en su mejilla, esta vez demasiado sonoro —Ya me voy a cambiar
—Quédate sin camisa por más tiempo —Jeongguk levantó la ceja —Porque la camisa se te va a arrugar...
El pelinegro se acercó a la oreja de la albina y mordió la parte superior antes de susurrar —Cuando lleguemos me quito lo que quieras.
La albina, con una sonrisa avergonzada, golpeó el hombro del alfa como reprimenda, observándolo tratar de esquivar el golpe y corriendo con una cara graciosa hacia el perchero donde su camisa estaba colgada.
La albina se sentó en el tocador y después de ponerse sus aretes -en la perforación que Jeongguk le había hecho varias noches atrás- comenzó a separar su cabello en secciones para alisarlo.
Miró la espalda del pelinegro por el reflejo y después de sonreír enamorada, murmuró por lo bajo.
—Puede que te tome la palabra... —soltó casi inaudible.
—Te oí.
—Ya sé.
///
—Entonces... —Hoseok, su amigo de la infancia, habló con una sonrisa, extendiéndole una cerveza —¿Lee Sunji?
Namjoon apretó la quijada y se giró de inmediato para ver a Hoseok.
—¿Quién te fue con el chisme?
El omega se hizo de los oídos sordos y abrió su lata de cerveza —¿No es poco ético salir con la hermana de tu cuñada?
Namjoon trató de patear a Hoseok, pero el omega fue más rápido y se movió antes de que lo pudiera tocar.
—Ya, ya —soltó una risa, reincorporándose a su lado —Sabes que es broma. Se ven lindos. Creo que Sunji es la que mandaría en la relación.
Namjoon sonrió, mirando su cerveza —Yo también.
Los dos sonrieron y le dieron un sorbo a su lata de cerveza, observando como poco a poco llegaba la gente. Cuando los Min llegaron, Yoongi se sentó con ellos, Jungwoo corrió con sus amigos y sus hermanas caminaron juntas sin rumbo por la plaza. Después llegó Jimin con sus padres. Ambos saludaron a los jóvenes y después se fueron con los adultos, dejando a su hijo con ellos.
—Oigan —Hoseok habló mirando a la entrada —Cuando llegue Jeongguk Namjoon nos va a platicar algo importante.
Jimin levantó una ceja —¿Y a ti ya te lo contó?
—Algo así —respondió simple.
—¿Pero Jeongguk si estará con nosotros?
—Oh —Hoseok se paró derecho —No había pensado en eso. Yo digo que sí. Ya es el supremo, ya no está obligado a estar con los ancianos.
—Y si sigue con ellos, entonces vamos por él y ya.
—Llegó alguien.
Los cuatro se giraron en dirección de la entrada del lugar, donde Sunji y su padre y madre, iban entrando. Llevaba su cabello semirecogido y con un vestido azul ni suelto ni pegado.
Yoongi sonrió —La loca.
Namjoon respondió con un golpe en la nuca.
Aunque parecía lo contrario, Sunji era una amiga muy cercana de Yoongi. Se trataban como hermanos que no dejaban de molestarse con leves golpes o insultos inofensivos. Cómo pasaba demasiado tiempo con sus hermanas poco a poco la fue conociendo y sin evitarlo ya la consideraba una excelente amiga.
Y eso ya todos lo sabían, por eso, escuchar a Yoongi llamar loca a Sunji no era nada del otro mundo, al igual si la rubia golpeaba al peligris o si lo llama abuelo o amargado, sin importarle que casi tuvieran la misma personalidad.
—¿Le dices loca porque sí se atrevió a meterse con los Sung?
—Cierto —el peligris asintió —No es loca, es suicida.
—Es valiente —agregó Jimin.
Hoseok levantó una ceja —Pero no tan valiente como los que acaban de llegar.
Los cuatro miraron nuevamente hacia la entrada.
Jeongguk, con el cabello atado y con un traje negro con aires semiformales, llegaba tomado de la mano con MinRi, con el cabello suelto y liso y luciendo un vestido negro completamente ceñido a su cuerpo.
Los cuatro miraron a Ilhwa, Sunji y Haneul, que soltaron un gritillo al verlos. No pudieron evitar reír al ver la cara que MinRi les hizo y la sonrisa de idiota en la cara de su mejor amigo.
—Pobre Min-ah. Lidiar con mis hermanas, Sunji y ahora con Jeongguk.
—Todavía no puedo creer que sea verdad —Jimin suspiró inaudible.
—Pues si quedan.
Los cuatro siguieron a la pareja con la mirada, que hacían una reverencia a los Jeon y se saludaban después con abrazos.
El peligris golpeó el pecho de Jimin levemente —Vamos por él.
Jimin asintió con una sonrisa y caminaron hacia la pareja.
MinRi abrazaba el brazo de Jeongguk hasta que un toque en su hombro la hizo girarse.
—Hola Min-ah —habló Jimin con su melodiosa voz, haciendo sonreír a la albina al instante.
—Hola —respondió risueña —Que bueno que los veo, no les había podido agradecer por lo que pasó en el bosque. Perdonen por hacerlo hasta ahora.
Ni Jimin ni Yoongi dejaron que la albina hiciera una reverencia. Negaron con las manos y la cabeza como locos, tomándola por los hombros y enderezando su espalda.
—No hagas eso, enserio no tienes nada que agradecer —Jimin habló.
—Además, Gguk-ah hizo que todos nos hicieran una reverencia en el consejo.
MinRi se giró hacía su alfa, que desvió la mirada de inmediato, repentinamente sintiendo interés por la decoración dorada de la plaza.
—¿Enserio? —preguntó sin quitar la mirada de su novio.
—Sí —respondió Yoongi —En fin...
—¿Te podemos quitar a Jeonggukie un rato?
MinRi sonrió —Claro.
Los alfas tomaron al pelinegro por el brazo, pero él se inclinó hacia la albina.
—Ahorita me deshago de ellos —prometió en voz alta.
—No hay prisa, yo voy con mis niñas.
Jeongguk fue jalado nuevamente, pero MinRi tomó ambas mejillas del alfa y le plantó un beso en los labios.
—Diviértanse —agregó antes de darse vuelta y caminar en dirección a sus amigas.
El alfa supremo sonrió y caminó junto a Jimin y Yoongi hacía donde estaban Namjoon y Hoseok sentados con una sonrisa burlesca en sus rostros.
—¿Qué? —fue lo primero que dijo cuándo se sentó en medio, con todos mirándolo con curiosidad.
"Ahora te toca a ti"
MinRi ocultó su risa con la lata de cerveza en sus labios, observando como todos miraban expectantes al alfa. Jeongguk la miró y blanqueó los ojos después de mirar a sus amigos.
"Sálvame, mi amor"
Jeongguk respondió, pero MinRi ya estaba en medio de la conversación con las hermanas peligrises.
—¿Y? —Jimin levantó las cejas.
El alfa pelinegro parpadeó varias veces —¿Me hablaron? No los oí.
Yoongi blanqueó los ojos —¿Desde cuándo hay un MinRi y tú?
—Desde hace meses —respondió simple, tomándole a la cerveza de Namjoon como si fuese suya.
—¿Y cómo fue? —Hoseok indagó con una sonrisilla.
El pelinegro se encogió de hombros —Se dio.
—Pero...
—La adoro en todos los sentidos, ya dejen de preguntar.
Había una gran diferencia entre las amistades de Jeongguk y las de MinRi.
Las de la albina, en su mayoría eran omegas románticas. Les interesaba saber cómo es que MinRi se sentía con Gguk, cómo la trataba, que le gustaba de él, y la omega, aun siendo reservada, les contaba. Jeongguk y sus amigos no eran así. Los alfas en su mayoría, si es que les llegara a importar la relación, no preguntarían cómo se siente Jeongguk o cosas por el estilo, sino sólo preguntarían el comienzo o el por qué, solo por saber. Para no quedarse con la duda o en pocas palabras, por chismosos.
Al contrario de lo que MinRi pensó que sucedería, los alfas no insistieron como lo hubiesen hecho sus amigas. Ellos entendieron —o aceptaron a regañadientes— que Jeongguk no diría nada y ni se molestaron en preguntar de nuevo. Mucho menos cuando un nuevo tema salió.
Hoseok agitó las manos, llamando la atención de los alfas —Esperen, esperen, ya que estamos todos, Namjoon nos va a decir algo.
Jeongguk levantó una de sus cejas —¿Qué es?
—Cállate Hoseok.
—No, no te calles Hoseok —Yoongi sonrió.
—¿Qué pasó? —Jimin frunció el ceño y se acabó la cerveza de golpe, mirando la cara de maldad que cargaba Hoseok mientras miraba a Namjoon a los ojos con una ceja elevada.
—¿Tú o yo? —el omega le preguntó al alfa con hoyuelos, y Namjoon, después de inhalar y exhalar repetidas veces, miró con seriedad a Hoseok, que le respondió con una sonrisa con aires de inocencia.
—Te odio —dijo serio.
—¿Entonces yo?
El alfa castaño blanqueó los ojos, pero se rindió —Le voy a pedir a Sunji que sea mi novia.
Los tres alfas miraron boquiabiertos al alfa castaño más alto.
—¡¿QUÉ?! —Jimin prácticamente gritó, encogiéndose en su lugar cuando captó miradas de los demás.
—¡¿Sunji y tú?! —Jeongguk preguntó fuerte también, sin importarle si lo miraban o no.
El peligris frunció el ceño —¿Qué a ti no te gustaba Mi—
Tanto Jimin, como Namjoon miraron secamente a Yoongi, que se calló de inmediato.
—¿MinRi? —Jeongguk preguntó con las cejas fruncidas —A Nam nunca le gustó MinRi —habló sonando obvio.
—Claro que no —dijo Jimin rápidamente — Pero ¿Entonces ya están saliendo? ¿O apenas te le vas a acercar?
Namjoon le agradeció mentalmente a Jimin por seguir la conversación.
—Ya estamos saliendo —explicó tranquilo, arrebatándole la cerveza a Jeongguk, que le sonrió como niño en respuesta.
—¿Por eso te volviste loco cuando se metió con los Sung?
Namjoon bufó como si hubiesen dicho una broma —No me volví loco.
Yoongi y Jimin lo miraron serios.
—¿Desde que el alfa se metió al territorio sales con ella? —Preguntó Hoseok estupefacto.
—Algo así. Me gusta mucho, pero estoy o estamos llevando las cosas de forma tranquila.
El único omega de la mesa frunció el ceño, recordando las palabras de Sunji hacía unas semanas atrás. Si no mal recordaba, la rubia había dicho que ella definitivamente no quería eso de "tranquilo y sin prisa", pero no sería un maldito y se lo diría al alfa, traicionando su confianza.
Pero tal vez sí podía ayudar...
—¿Y ella quiere eso?—Hoseok preguntó, haciendo que todos los alfas lo miraran con el ceño fruncido.
El alfa con hoyuelos frunció el ceño —¿Sí?
Namjoon podría ser un genio, o un estratega o hasta un dios, pero con el tema de los amores se notaba que no era el mejor.
—Eso no sonó convincente. ¿Hablaste con ella y le dijiste que lo quieres llevar tranquilo? ¿Le dijiste por qué?
—No —respondió dudoso —Pero se entiende que q-
Hoseok negó levemente —Alfas...
Se puso de pie después de blanquear los ojos, y con la cerveza en mano, dio dos pasos.
—¿A dónde vas?
—Con mis amigas.
—¡Hoseok-ah! —el castaño se giró levemente —¿Qué hago? —Preguntó sintiéndose inseguro de repente.
—Pregúntale —respondió simple —Que siente, que quiere. No es tan difícil.
Hoseok caminó hacia la mesa donde estaban sentadas las omegas y Sunji. Todas escuchaban a MinRi emocionadas y la omega parecía explayarse con las palabras por su sonrojo y movimiento de manos.
—Fue mi idea —escuchó hablar a MinRi, que estaba sonrojada —¿Pueden creerlo? Estamos combinados como —Miró a Hoseok sentarse a lado de Ilhwa —¡Hola Hobi! —señaló la mesa en la que estaba con la cabeza —¿Lo llenaron de preguntas? Dime que sí.
Hoseok sonrió y despistadamente miró a Sunji —Algo así.
///
Las horas pasaban y como era de esperarse, nadie se quedó en el mismo lugar. Jeongguk había escapado de los ancianos y sus pláticas donde debatían la idea de irse a la ciudad. Tal vez era su tercera o quinta cerveza, pero no le importaba mucho.
MinRi estaba bailando con los niños de alguna familia junto con Hoseok y el alfa sonrió enternecido por la vista.
—Así que ya hay un MinRi y tú.
Namjoon le tendió una cerveza helada a su mejor amigo y se recargó junto a él en la barda de piedra que delineaba el terreno de la plaza.
—Todavía no lo puedo creer —sonrió y abrió la lata —Es demasiado bueno para ser verdad.
Namjoon, sin quitarle la mirada de encima, sonrió —Me alegro mucho por ti.
—No me esperaba lo de tu y Sunji, eh —se giró levemente para mirarlo por primera vez. El castaño giró levemente su cabeza e hizo una pequeña mueca.
—Si... Hoseok es un estúpido —dijo soltando una risa nasal —Pero de hecho de eso quería hablarte. Necesito preguntarte algo.
Jeongguk asintió, dejando su cerveza de lado —Dime.
—¿Me odiarías si te digo que quiero irme del pueblo?
Jeongguk sonrió incrédulo, y después le pegó el hombro levemente —¿Me vas dejar solo, maldito?
Pero Namjoon no sonrió. Miró hacía el frente y suspiró —No estoy jugando, Kookie.
—¿Por qué mierda te quieres ir? —ya sin una pizca de broma en su voz o expresión corporal, Jeongguk se paró frente a Namjoon con los ojos más abiertos de lo normal y el ceño fruncido.
—Sé que Sunji se va a querer ir y es mi oportunidad — el pelinegro abrió la boca, pero no dijo nada. El castaño, al ver eso, continuó hablando —No me malinterpretes, Gguk. Amo el pueblo, muchísimo, pero me siento estancado aquí, como si estuviera a punto de asfixiarme —movió sus manos, sin evitar el hacer ademanes para expresarse —Quiero aprender, ayudar. Quiero salir de aquí. Estudiar filosofía, ver el mar con mis propios ojos, salir...
Jeongguk se preocupó cuando los ojos de Namjoon se veían más decididos que nunca. Quiso decirle cómo él se sentía, pero se arrepintió. No quería ser egoísta, así que todas esas palabras las cambió, y comenzó a hablarle de forma objetiva, fingiendo no estar tan lastimado o sorprendido por la inesperada decisión.
—Jamás te odiaría —fue lo primero que dijo —Mucho menos te detendría, pero tienes que pensarlo bien. Son tres años Nam, no verás crecer a tu hermano por un tiempo o tal vez no conocerás enseguida a tu primer sobrino. Irse no es tan fácil como suena.
El castaño asintió —Sí recuerdo que casi no me reconoces.
Jeongguk se volvió a recargar a su lado y mirando al cielo, hizo una mueca.
—Si decides irte MinRi se va a poner muy mal.
Namjoon negó cortamente —Estará bien. Te tiene a ti. Pero no se lo digas. Yo veré cuando hacerlo.
—Por favor piénsalo bien.
Namjoon conocía perfectamente a Jeongguk. y cuando vio sus ojos de ciervo y escuchó su voz apagada, lo rodeó con su hombro, sonriendo levemente.
—No te pongas triste, Kookie —habló suave.
—Te vuelvo a ver después de cinco años y resulta que ahora tú te vas.
—Pero como tú, también regresaré —sonrió y Jeongguk soltó una risa nasal —Oh, calla.
MinRi, con pasos apurados, comenzó a caminar hacia ellos. La sonrisa de Jeongguk apareció por fin y Namjoon le dio un zape leve al más alto.
—¡Hola Namu! —la albina abrazó a Namjoon con una sonrisa.
—Hola enana —el castaño respondió en su cabello y la soltó cuando la omega se paró sonriente frente a ellos.
—¿Ya hablaste con Sunji? —preguntó la peliblanca elevando sus cejas varias veces.
Jeongguk la miró ofendido —¿Tú ya lo sabías?
—Claro —sonrió con aires de inocencia —Me contó cuando me quedé con Yowon, en tu celo.
El pelinegro se giró hacia el alfa castaño, que le sonrió sin mostrar los dientes —¿Por qué no me lo dijiste antes?
—Porque no es cualquier cosa, Jeongguk —habló obvio —Y no quería decir nada hasta estar seguro. A parte sé que tienes muchas cosas en la cabeza y estás muy ocupado como para escuchar todas mis dudas.
—Eres mi hermano —soltó ofendido —Todo, menos MinRi, queda en segundo plano cuando se trata de ti.
Tanto la albina como el castaño soltaron una risa, una más fuerte que otra.
—Bueno, bueno —la albina sonrojada agitó sus manos —¿Ya hablaste con ella?
—Aún no. Nos vimos antes de venir y ahorita que esté con sus amigas no la quiero interrumpir —sonrió —En un rato iré.
MinRi asintió. A sus espaldas, Seongji, sonriente por tener una nuera, la llamó a ella y a Jeongguk, posiblemente para presumirlos con sus amigos.
La pareja sonrió y juntos se disculparon con Namjoon, quien negó con la sonrisa que lo caracterizaba y los miró caminar tomados de la mano hacia donde los llamaban.
—Nam —Un alfa se paró a su lado.
—Ya sé que me vas a decir, Jimin. Estoy bien.
El alfa más bajo por unos cuantos centímetros se recargó a su lado con los brazos cruzados.
—MinRi está ahí, con tu mejor amigo y ahora resulta que tú y Sunji se traen algo. ¿Soy el único imbécil que no sabe nada?
—Nadie sabía nada, Jiminnie —explicó con una sonrisa triste.
—Necesitas hablar.
Namjoon sonrió —¿Cómo haces para saber que hay en mi cabeza?
—Jeongguk podrá ser tu hermano pero yo soy tu alma gemela y lo sabes.
Jimin no mintió. Parecía como si los alfas castaños compartieran un tipo de lazo amistoso o algo parecido. Namjoon leía a Jimin a la perfección y viceversa, como en esa ocasión. A los ojos de Jimin, el alfa se estaba ahogando en sus propias palabras sin soltar.
—Supongo que tienes razón —Namjoon musitó antes de darle un sorbo a su lata.
—¿Entonces? ¿Sunji?
—Me gusta mucho —sonrió —Es la primera vez que lo digo en voz alta —soltó una risa nasal —Pero antes de hacer o decir cualquier cosa necesito aclarar mi mente. Últimamente he estado pensando en qué era MinRi para mí. Durante todo el tiempo que traté con ella siempre la vi como un amor imposible y uno no correspondido, Jimin. Pero no sé si realmente estaba enamorado de ella.
El alfa más bajo ladeo la cabeza y entrecerró los ojos —Creo que desde el segundo que lo dudaste ya es una prueba clara de que no.
—MinRi me dijo que estaba enamorada de mi —Jimin lo miró rápido —Pero sé que era mentira. Una mentira que ella misma se creyó —suspiró —Estaba buscando algo a que aferrarse y pues, me escogió a mí.
Namjoon no era tonto. Durante cinco años MinRi no mostró señales de estar interesada en él de forma romántica. Era una mujer cariñosa y dulce con él, hasta ahí. Pero luego un extraño la marca y MinRi está sorpresivamente interesada en él y le pide escapar.
Después de besarse y de ordenarle a la albina que se fuera, Namjoon no pudo dormir ese día, ni el día siguiente.
Sabía que MinRi estaba equivocada, pero aun así la besó. Su egoísmo pudo más que su lógica y se terminó aprovechando de ella. Y cuando resultó que Jeongguk los apoyaba, se sintió peor.
—¿Cómo te sientes ahora?
—Como un idiota Jimin —respondió con toda la sinceridad del mundo —Me gusta Sunji, me encanta. Está hermosa, está buena, es valiente, amable, sincera, divertida y podría seguir todo el día diciendo lo que me gusta de ella. Pero la verdad me duele ver a Minnie con él.
Jimin escuchó el dolor en su voz —Nam...
—Pero cuando estoy con Sunji todo se me olvida y me convierto en un cachorro otra vez. Solo pienso que quiero hacerla sonreír hasta que me muera.
—Nam... —repitió.
—Soy un puto desastre. Y por eso me voy a ir.
Jimin se paró derecho y lo miró estupefacto —¿Cómo?
—Jeongguk quiere mandar a varias personas a la ciudad para que después todo lo que aprendieron en su tiempo allá lo apliquen aquí.
—Mi padre me habló de eso —Jimin frunció el ceño —¿Pero de qué te sirve irte?
—Sunji se va —hizo una mueca —Y no hay poder humano ni cánido que la haga cambiar de opinión, y realmente no la quiero perder. Apenas estamos empezando y me da miedo que si se va, estos sentimientos se vayan con ella. O que ella regrese ya sin ningún interés en mí.
Jimin lo miró sin siquiera esconder el enojo en su mirada o en su voz.
—Namjoon no seas un imbécil.
—Si me quedo aquí siento que nunca voy a superar a MinRi por completo y si nos vamos juntos podré concentrarme en Sunji.
—Escúchate hyung —Namjoon lo miró, y no supo si su tono de voz derrochaba molestia o decepción —No te estás yendo por las razones correctas.
—Esa es una de muchas, Jiminnie —respondió —Pero sé que en esto tienes razón. No es lo mejor, pero es la única opción que me queda.
—Lo que estás escogiendo es el camino fácil, no te hagas pendejo.
—No pretendo hacerlo —respondió brusco mirándolo a los ojos —Sé que lo soy.
Jimin soltó una risa nasal —¿Estás consciente que si Sunji te escucha decir eso la vas a destrozar?
—Cállate, Jimin —Namjoon empujó levemente al alfa, haciendo obvio que ese último comentario había causado algo en él.
—Cállate tú —respondió sin esconder su molestia —Piensa antes de hablar. Me extraña ser yo quien te esté diciendo esto.
—Vete a la mierda —Namjoon contestó antes de lanzar la lata de cerveza al bote de basura con mucha más fuerza de la necesaria y después caminar hacia cualquier otra parte de la fiesta.
Jimin no lo siguió. Necesitaba ser duro con él para que se escuchara a sí mismo. Eso era ser su alma gemela. Abrirle los ojos y estar con él en todo ese camino de descubrir qué es lo que realmente quiere, o en esta ocasión, hacerle ver que si quería estar con Sunji, necesitaba sacar por completo a MinRi de su corazón.
///
Sunji miró a su hermana, quien sonreía abrazada de Seokjin. No se hablaban, hasta casi ni se miraban, pero parecía que no dejaban de decirse chistes o algo parecido porque las risas no parecían querer detenerse.
Luego miró a Daehyun y Seongji, que se dieron un beso de esquimal para sonreírse después de abrazarse de lado. La pelinegra recargó su cabeza en el hombro de su esposo y miraron la fiesta, que seguía igual de animada que antes.
Luego estaba ella, sentada sola en una de las tantas mesas con su cerveza caliente en la mano. Según ella, luciendo patética ante cualquiera que la mirara.
Namjoon buscó entre las mesas y las personas, y después de varios intentos, la encontró. Sonrió y caminó hacia la rubia frente a él.
Arrastró la silla que estaba a su lado y se sentó, pero Sunji parecía que no lo había ni olido ni escuchado.
—Hola de nuevo —el alfa murmuró, estirando de forma gentil el dedo meñique de la rubia.
Sunji se giró levemente, reconociendo la presencia del castaño apenas escuchó su respiración tras ella. A pesar de que lo había visto varias horas antes, ya sentía que lo extrañaba, especialmente porque cada vez se veían más seguido y durante más tiempo.
—Hola.
Aunque estaba feliz de verlo, su triste semblante no cambió en lo absoluto.
Namjoon, por supuesto, no tardó en notarlo. Siguió la mirada de la rubia y no supo qué pensar cuando estaba clavada en MinRi y en Jeongguk.
No sacó conclusiones antes de tiempo, pero inconscientemente recordó a Yoongi cagándola cuando los cinco estaban sentados juntos.
Tal vez nunca se lo había dicho directamente, pero Namjoon podía jurar que la beta se sentía insegura. Y por un lado la comprendía. Que un alfa te comience a cortejar cuando antes no se despegaba de una omega era extraño para cualquiera. Especialmente cuando justo cuando hablan se da la noticia que esa omega ya está enlazada.
A los ojos de cualquiera —y desgraciadamente—Sunji lucía como la segunda opción de Namjoon. Un plato de segunda mesa.
Estaba de más mencionar que obviamente no era así. Lo de Namjoon y Sunji fue completamente inesperado.
A pesar de que ya se conocían desde antes, las pláticas cuando se encontraban en el bosque o en la calle fueron haciéndose más amenas y como fueron pasando los días la distancia se fue acortando y la confianza aumentando. Y antes de que se dieran cuenta Sunji ya estaba tirada en casa de Namjoon con toda la confianza del mundo mientras él acariciaba su cabello y daba ligeros jalones inofensivos para hacerla enojar porque se veía tierna.
De repente, cuando borrachos se besaron sin pensarlo mucho, se volvieron una especie de amigos con derecho o más, alguien con quien solo te besabas cada que se veían a solas.
Pero los intereses fueron creciendo por parte de ambos hasta que Sunji fue la primera en confesarse, y por ende, en preguntar qué debía hacer.
Ese "Aclárame que sientes para saber qué hacer con esto" mientras lo miraba con las manos en el pecho tratando de hablar seria para esconder sus nervios no podía salir de su mente. Tampoco cuando le preguntó lo obvio: sus sentimientos por MinRi.
Si actualmente seguía teniendo dudas, en ese entonces su mente estaba lo que le seguía de confundida, más con la llegada de la rubia, que causó un caos en su interior.
No sabía si se arrepentía o no, pero le respondió que MinRi fue una clase de primer amor o flechazo hacía muchos años y que ahora la veía como su mejor amiga y una omega a quien protegía por mero instinto.
Sunji, cómo cualquier persona normal, no se le vio feliz con esa respuesta. El alfa no supo si le creyó o no, pero la plática murió ahí.
Que la estuviera viendo en esos instantes sentía que le estaba confirmando que no le creía en lo absoluto, pero de nuevo, no quería sacar conclusiones por sí mismo.
Se recargó a su lado y pegó su cadera con la de ella, eliminando cualquier espacio que los separara.
—¿Por qué esos ojos tristes? —preguntó serio, pero mostrando preocupación después de llevar un mechón de su cabello tras su oreja.
Sunji no lo miró, ni siquiera se inmutó. La beta, o era muy sincera y explosiva o era seria e indiferente, no había de otra, mucho menos un punto medio.
Namjoon temía que a su lado, la rubia estuviera en modo antipática. No porque le molestara en realidad, sino porque realmente no quería verla con los ojos apagados y sin brillo que tenía ahora.
Quería ayudarla a mínimo sonreír, pero cuando estaba decidida, o en ese caso, indiferente, era extremadamente difícil.
Sunji suspiró y se cruzó de brazos, dejando la cerveza a su lado —A veces, cuando vengo a eventos como estos y veo a parejas así, me pongo a pensar de más —sonrió forzada —Regreso a casa y le pregunto a nuestros ancestros por qué nací beta. No me gusta sentirme insegura, pero cuando estoy a tu lado mi mente se vuelve un caos. Porque por mi culpa no podemos tener un lazo y tal vez ni siquiera cachorros. Cómo mujer no tengo nada que ofrecerte.
Eso era nuevo. Había intuido que Sunji no amaba ser una beta. Verla intentar conectarse con su lobo casi inexistente en el bosque lo hacía obvio, pero eso de un lazo y una familia no se le había pasado ni un poco por la cabeza.
—Estás muy equivocada —fue lo primero que dijo, haciendo que Sunji por fin le sostuviera la mirada —No vuelvas a decir eso, nena. Si tanto quieres un lazo, vamos a conocernos tanto, que cuando apenas nos veamos ya sepamos que sentimos y que pensamos.
La rubia soltó una risa nasal —Siempre tienes algo lindo que decir.
Sonrió, acariciando su mejilla, para después girarse nuevamente y mirar su entorno.
Namjoon sonrió triste, sin mostrar los dientes pero no dijo nada. Se dejó caer en el respaldo de la silla y suspiró inaudible, sin saber qué hacer, ni siquiera que pensar.
Sunji no tenía ni idea de que él se quería ir con ella a la ciudad. Y a decir verdad, no sabía cómo lo tomaría. Esperaba que se emocionara y se lanzara a besarlo con efusividad, o al menos que sonriera, o mínimo que se lo tomara a bien.
Cuando se trataba de la beta rebelde no sabía exactamente qué esperar.
Así que, aun guardándose ese secreto, no entabló una conversación con la rubia hasta que la dejó hasta la puerta de su casa y le dio un casto beso en sus labios a escondidas de todos.
///
Cuando llegaron a casa, apenas cruzaron la puerta, Jeongguk desabotonó su camisa y MinRi recogió su cabello y lanzó sus tacones a alguna parte del recibidor.
—¿Tu cuarto o el mío?
—El tuyo.
Desde el día que iniciaron su noviazgo no habían dormido separados. Todas las noches decidían sobre en qué cuarto iban a dormir y cambiaban constantemente de lugar.
—Hoy me encantó.
—Pues a mí me encantas tú —Jeongguk besó a MinRi por milésima vez en día —Se me olvidó lo mucho que todos te quieren. Hasta me puse celoso.
—Si a mí me quieren, a ti te adoran —MinRi correspondió su beso, y siguió la conversación en lo que subían las escaleras —Nunca te había visto con tus amigos de la infancia.
—Seokjin antes se juntaba más —el alfa sonrió —Pero hoy estuvo más pegado que nunca a Sunah. Les pediré que nos juntemos uno de estos días, los extrañaba.
—Invítalos a cenar —sonrió —Yo me voy con mis amigas de paseo y ustedes ya se ven aquí.
Jeongguk arrugó la nariz —Ya veremos.
MinRi paró en seco —No guardé la comida en el refrigerador, no tardo.
Jeongguk asintió y cuando llegó a la habitación gris de la albina se tiró de espaldas sobre la cama, con un brazo extendido y el otro tras su cabeza, después de haberse quitado los pantalones y lanzarlos al piso sin cuidado.
MinRi entró después, directo a su cajonera para tomar su pijama.
—Amor —Jeongguk sonrió —¿Me ayudas?
El alfa no tardó ni medio segundo en ponerse de pie al ver a la albina de espalda y con el cabello recogido hacia un lado. Con una mano en su cintura y la otra en el cierre del vestido, comenzó lentamente a bajar la cremallera. Al ver la espalda desnuda, sin rastro de sostén, tragó en seco.
Descubrió sus hombros y no pudo evitar dejar un beso en ambos. Después bajó y dejó uno sobre la columna levemente marcada. Cuando tomó el borde del vestido para jalarlo, MinRi sonrió.
—Gracias.
Y caminó hacia el frente, dejando al alfa con las manos en el aire. Jeongguk sonrió y negó para sí mismo, sentándose en el colchón.
—De nada.
La omega, dándole la espalda, se quitó el vestido con un poco de dificultad, sintiendo la mirada del pelinegro tras ella. El alfa no se paró ni insistió, solo decidió disfrutar la maravillosa vista frente a él. Jeongguk jaloneó levemente su rostro hacia abajo y suspiró al ver que la albina llevaba puesta unas bragas negras y de su corte favorito.
Ella, tratando de ocultar su sonrisa, se puso una blusa de tirantes y un pequeño short como pijama.
Cuando terminó de cambiarse, se dio media vuelta y caminó hacía el alfa, parándose entre el espacio que había entre sus piernas. Jeongguk no dejó de mirar a la albina, que se dispuso a terminar de desabotonar la camisa negra del alfa.
—¿No vas a ir por tu pijama? —el alfa negó —¿Quieres que te traiga una?
—Dormiré en boxers.
Cuando la camisa de Jeongguk fue despojada de su cuerpo, el alfa no tardó en tomar a MinRi por la cintura y sentarla en su regazo.
Como si tuviese prisa, se abalanzó a su boca. La albina intensificó el beso apenas empezó y abrazó el cuello del alfa, metiendo la mano entre sus negros cabellos y restregándose sobre él sin darse cuenta.
El alfa respondió tomándola por el trasero y levantándola nuevamente para colocarla mejor sobre su regazo —o sobre su entrepierna—. La omega se restregó más y Jeongguk la tomó más fuerte.
El beso siguió pasional, húmedo y caliente. La omega succionó la lengua del contrario y él respondió mordiendo y jalándo su labio inferior para después lamerlo.
La ligera tela del boxer del alfa se movía a medida que la cadera de la albina se mecía. MinRi podía sentir algo duro y casi palpitante donde estaba sentada. Temía estarle haciendo daño, y quiso aprovechar cuando Jeongguk se separó de su boca; iba a preguntarle si le dolía o si estaba cómodo en esa posición, pero cuando su húmeda lengua tocó su cuello, dejó de pensar.
Gimió y se meció hacia adelante cuando el alfa lamió hasta topar con su oreja. Lamió el lóbulo y apretó con fuerza su trasero soltando un jadeo. La omega sintió un cosquilleo y gimió nuevamente sintiendo la lengua del pelinegro pasearse por sus clavículas.
Jeongguk subió las manos y con cuidado tomó el borde de la blusa.
—¿Puedo? —preguntó con una voz que hizo que MinRi se mordiera el labio.
Cuando la albina asintió, el alfa se hizo un poco hacia atrás. Subió la blusa lentamente, observando fijamente cada centímetro de piel que quedaba al descubierto. Primero el abdomen algo plano, después sus costillas levemente marcadas, y al final. y lo que más esperaba: sus pechos.
Levantó la blusa de una forma, que al hacerlo rápido, los pechos rebotaban al ser descubiertos. Apreció cada segundo del movimiento y cuando frente a su cara estaban los pechos de la albina, tragó en seco. Arrojó la blusa a alguna parte de la habitación y se quedó quieto solo mirándolos.
Ni el sostén, ni la ropa que usaba MinRi le hacían justicia. Sus pechos estaban más grandes de lo que se veían con ropa o de lo que se imaginaba.
MinRi estaba más sonrojada que nunca, con Jeongguk bajo ella boquiabierto con sus pechos en la cara, literalmente.
El pelinegro los tomó con ambas manos e inhaló con fuerza.
Sobrepasaban el tamaño de su mano y estaban perfectos. Redondos, grandes, con los pezones erectos.
Comenzó a masajearlos con cuidado. Los juntaba, los hacía rebotar levemente, con sus pulgares acariciaba los pezones y la omega no podía sentirse más nerviosa y avergonzada, sin saber si era mejor mirar lo que hacía el alfa o evadir cualquier clase de contacto visual.
El pelinegro, ya ansioso, lamió justo en el centro. La tomó por su estrecha cintura y con la boca poco a poco se fue encaminando al pecho derecho. Sintiendo como si su pene fuese a explotar dentro de su ropa interior, besó y lamió la parte baja de su pecho, mirándola a los ojos.
Quería provocarla. Que lo tomara de la cabeza y que ella misma lo hiciera tomar su pezón en la boca, pero la omega gimió levemente y se meció sobre su regazo de forma delicada. Volvió a lamer la suave piel, evitando a toda costa tocar ni un milímetro del pezón, pero, de nuevo, MinRi solo cerró los ojos y se lamió los labios.
Con una sonrisa traviesa en su rostro, Jeongguk delineó con la punta de su lengua toda esa bendita piel, y después con fuerza succionó. Dentro de su boca jugó con su lengua y mordió levemente la punta. La albina lo tomó por la nuca y gimió sintiendo algo cada vez más duro en su trasero.
El alfa acarició el otro seno con la mano y soltó el pezón de su boca. Solo besó la punta, después la mordió suavemente para terminar jugando con ella con la punta de la lengua. Ansioso, volvió a bajar y succionó la piel para dejar una marca.
Pellizcó su otro pezón al mismo tiempo y cuando se aseguró que el chupetón ya estaba hecho, volvió a su botón rosado pálido para succionarlo.
La abrazó por la cintura con una sola mano y se giró para quedar sobre ella en la cama. Soltó el pecho de su boca y se acostó junto a MinRi, bajando levemente al cuerpo para quedar a la altura del pecho que le faltaba por lamer.
Jaló la punta del pezón con los dientes y succionó esta vez con fuerza. Su lengua no dejaba de juguetear dentro de su boca y la albina trataba de evitar a toda costa el contacto visual y soltar gemidos por la vergüenza.
Jeongguk estiró el pezón con sus labios y lo soltó solo para verlo rebotar. Con el dedo corazón y el anular acarició la piel ya enrojecida e hinchada. Por la humedad los dedos resbalaban sin problema por la zona, haciendo que el alfa jadeara y se mordiera los labios.
Podría estar toda la noche chupando y tocando sus senos.
O todo el día o hasta probablemente todo el mes.
Volvió a succionar y lamer de forma lasciva y sin vergüenza todo el pecho, pero esta vez, con su mano derecha dibujó un camino que inició desde el centro de su pecho, continuó hasta su vientre y terminó en el elástico del short.
Como MinRi tenía las piernas abiertas no hubo dificultad alguna para que el alfa pudiese meter la mano. Con lentitud y sumo cuidado, el alfa tocó sobre la ropa interior. Con su dedo corazón comenzó a acariciar. Mordió la piel suave de su boca cuando notó que MinRi no estaba mojada, estaba empapada.
Presionó un poco más fuerte en la zona, ahora agregando el dedo anular. MinRi inconscientemente respondió levantando sus caderas y llevando su cabeza hacia atrás, ya sin contener sus gemidos.
El alfa mamó más fuerte, encantado por la forma en que MinRi reaccionaba a su tacto. Comenzó a dibujar círculos en su vulva aún cubierta por la tela y jadeó al sentir que sus fluidos eran tantos que ya estaban traspasando la tela. Dejó de hacer presión y subió la mano para tocarla directamente, pero cuando levantó el elástico de su braga, MinRi se tensó. Por el lazo, el alfa no sólo sintió su excitación y nervios, también miedo. Algo que no había sentido.
El pecho de la albina subió con más fuerza y sintió sus piernas temblar.
El alfa succionó más fuerte el pezón y abandonó el elástico. Recorrió su cintura de forma casi territorial y la pegó más a su cuerpo. Dejó su pezón libre y besó sus clavículas, su cuello hasta que llegó a sus labios. Empezó con lengua y con MinRi respondiéndole de inmediato.
Como fueron pasando los segundos el beso fue bajando intensidad hasta llegar a los piquitos. El alfa dejó uno en sus labios y luego en su nariz, luego en sus mejillas, haciendo reír a la omega entre sus brazos.
—Dejémoslo hasta aquí —Jeongguk dijo sonriendo.
MinRi lo abrazó más fuerte luego miró hacia abajo, donde la prominente erección del pelinegro chocaba con su piel.
El alfa sonrió avergonzado —Voy al baño.
Se giró para salirse de la cama, pero antes de que pudiera moverse mucho, la albina acarició su espalda, haciéndolo parar.
—Hazlo aquí — Jeongguk ladeó su cabeza con los ojos muy abiertos —Ya sé qué harás en el baño, hazlo aquí —respondió simple —Quiero ver.
Algo en su voz, en su mirada o en su actitud hizo que su polla respingara y respondiera por él.
La albina se sentó con curiosidad y nerviosismo. Tomó la ropa interior del alfa y la bajó con lentitud. Como el pelinegro estaba recostado, su pene no tardó en pegarse a su abdomen de manera brusca. Aunque lo había visto levemente cuando al alfa le llegó el celo, verlo ahí, orgullosamente erguido y a todo color era completamente diferente. Las venas se marcaban de una forma exagerada y estaba más grande y gruesa de lo que pensaba. Tenía ligero vello que empezaba desde debajo del ombligo y lo hacía lucir más sexy y varonil. No sabía mucho sobre testículos pero los suyos no se veían muy grandes. Su cabeza era de un color rosado obscuro o de un café tenue y ya estaba mojada por el fluido que salía de la punta.
Jeongguk, bajo la mirada curiosa de la albina, tomó su grosor con su mano derecha. Aunque preferiría mil veces que ella fuese quien lo masturbara, no dijo ni hizo nada. Jamás guiaría sus manos hacía su hombría ni mucho menos la acercaría a su rostro. Así que, mirándola una vez más, comenzó con los movimientos en su pene.
MinRi se lamió los labios y observó al pelinegro. El alfa comenzó lento, observándose a sí mismo por no saber exactamente qué hacer. MinRi frente a él se inclinó un poco más y Jeongguk no pudo evitar aumentar la velocidad al ver sus pechos colgar de esa forma tan sensual. Más aún porque ya estaban claras todas las marcas que les había hecho. Se veían, a causa de su blanca piel, los chupetones, las mordidas y cada succión. Cuando vio como sus pezones se volvían a endurecer solo con verlo, soltó un pequeño jadeo.
Para la omega no había nada más sexy que Jeongguk callando sus jadeos mientras se masturbaba tosco y rápido. Cómo se veían sus brazos, como se contraía su abdomen. Sin poder evitarlo, pasó una de sus manos por su torso y acarició la piel dura y tonificada.
—Rin —Jeongguk habló —¿Puedes ayudarme con algo?
MinRi tragó en seco, sintiéndose repentinamente más sensible al escuchar su apodo dicho por un Jeongguk jadeante.
—¿Qué hago?
—¿Puedes escupir aquí? —preguntó —No necesitas tocar, no te preocupes —pidió sin bajar ni un poco la velocidad.
La albina se acercó a su pene mientras salivaba más de lo que ya lo estaba haciendo. Cuando el pelinegro pidió eso para facilitar la fricción y lubricar su pene, se imaginó que la albina solo escupiría o hasta que por la pena dijera que no.
No que se inclinaría de esa forma tan caliente, menos que sacaría la lengua a centímetros de la cabeza de su pene y dejara caer la saliva que parecía agua.
Su imaginación pudo más que él al tener esa vista y aumentó la velocidad junto con la fuerza de su agarre, soltando gemidos graves que ni se preocupó en ocultar.
MinRi, ya rendida, volvió a la boca del alfa y lo besó de forma lasciva, acto que Jeongguk recibió encantado y con más efusividad que nunca.
Amaba besarla y lo hacía que tenía oportunidad. Desde el más mínimo roce hasta la forma más pasional y caliente.
MinRi, nerviosa, llevó su mano al pene del alfa, y tocando el largo y los dedos de Jeongguk se unió al vaivén. El pelinegro se giró y quedó sobre MinRi al otro lado de la cama, sin despegarse de sus labios por un segundo.
La omega siguió masturbando junto con la mano del alfa; con la otra mano tomándolo por la nuca más tosco que antes. Jeongguk se sentía avergonzado y también muy cerca de correrse. Se levantó y poniendo las rodillas a la altura de la cintura de MinRi, quiso intentar algo.
MinRi leyó su mente y con sus manos juntó sus pechos, mordiendo su labio cuando el alfa deslizó su hombría entre ellos.
El contraste entre las pieles y la vista frente a él, hicieron que Jeongguk aumentara la velocidad. La albina, más por curiosidad que por cualquier otra cosa, acarició el falo cada que se deslizaba. Calculó de manera rápida y acercando la cabeza, sacó la lengua para que la cabeza del pene chocara con ella cada que embestía.
El sabor salado y raro de inmediato llegó a sus papilas gustativas y el alfa al sentir el contacto en la zona más sensible que tenía no pudo evitar gemir.
—Verga... —jadeó.
Sin pensar tomó las manos de MinRi y aumentó la fuerza con la que juntaba los pechos.
—¿Me puedo venir ahí? —preguntó soltando sus manos y volviendo a tocar su polla.
MinRi asintió con una sonrisilla y miró al alfa masturbarse brusca y toscamente frente a ella. Segundos después, el cálido líquido blanco salió de su punta, cayendo en el pecho y un poco en el abdomen de la albina. Jeongguk, después de apreciar la vista por unos segundos, se quitó de encima.
—No te muevas, voy por papel.
La omega asintió con una sonrisa por la cara del alfa y lo vio correr al baño con el gran pene flácido colgando de entre sus piernas. El pelinegro regresó, recogió su ropa interior del piso y después de ponérsela de nuevo, limpió a la albina con las mejillas sonrojadas y su sonrisa de conejo.
Cuando terminó, dejó un beso en cada uno de los pezones y fue a tirar el rollo y la toallita que había utilizado. Regresó listo para ir a la cama con su novia, pero MinRi en lugar de estar acostada, estaba frente a su cajonera.
Miró a Jeongguk y sonrió con las mejillas coloradas.
—Me cambiaré de ropa interior —Explicó antes de caminar hacia el baño.
—Hazlo aquí —respondió el alfa con una sonrisa, sentado en el colchón.
—Cállate —MinRi sonrió y cerró la puerta del baño de golpe.
Jeongguk se recostó en el lado en que acostumbraba dormir y volvió a sonreír. No quería recordar lo de hacía unos momentos porque no quería lidiar con su pene de nuevo, pero MinRi avergonzada, sonrojada y con los labios hinchados era su nueva adicción. Sus gemidos se volvieron su canción favorita y toda ella en su razón para despertarse cada mañana.
La albina regresó con unas bragas azules y el alfa abrió los brazos.
—Ven aquí, hermosa.
MinRi sonrió y se paró junto a la cama, con uno de sus brazos tapando sus pechos —Primero déjame busco mi blusa.
Jeongguk negó con una sonrisa —Así quédate.
La peliblanca se dejó convencer y se refugió en los brazos del alfa, que comenzó a rascar su espalda después de cubrirlos con la sábana.
—Opino que nuestras pijamas sean solo nuestra ropa interior.
MinRi soltó una risa nasal—Duérmete amor.
—Me encantas —La albina soltó una risa —Rin.
—¿Sí?
—Me encantas.
—Me encantas más —Respondió —Ahora duerme.
—A ver, dame un beso.
La albina levantó su cabeza y contendiendo su sonrisa, lo besó. Jeongguk hizo una mueca.
—A ver, dame otro.
La albina blanqueó sus ojos con una sonrisa y volvió a juntar sus labios con los de él.
—Dame o-
Antes de que pudiera terminar la frase, la omega lamió sus labios.
—Te gané —Sonrió —Suelta feromonas ¿Sí?
Jeongguk la pegó más a él y enterrando su nariz en el cabello blanco, cerró los ojos y soltó feromonas de protección. MinRi se pegó más a su pecho y después de recibir un beso en la coronilla, cerró los ojos.
—Descansa, mi amor.
Jeongguk sonrió —Igualmente preciosa.
♥♥♥
Cuando estoy escribiendo un cap, siempre en la parte de arriba (al inicio) escribo lo esencial del capítulo, esta ocasión decía "primera aparición pública kookri, reunión de amigos de la infancia, cómo se siente nam, avisa que se va y un faje leve kookri" EL FAJE LEVE TERMINÓ DE 2527 PALABRAS Y EN UNA RUSA KSKSKSK
Nueve...
Un capítulo con demasiadas emociones, lo sé.
¿Cómo va a reaccionar Sunji cuando sepa que Nam se va con ella? ¿Cómo reaccionará MinRi? Hay que recordar que Jeongguk nunca tocó el tema de Nam con MinRi (por culo principalmente) KSKSKSK
Me encanta sorprenderlos con contenido sexual inesperado JAJAJAJJ, por cierto, ¿Les gustaría que les dejara una advertencia antes o prefieren que los sorprenda como ya es costumbre? ¡Los leo!
Dato interesante:
Desde que escribo lazo he tenido un dilema muy grande con MinRi, y ahí les va: Si la omega no fuese de un clan especial, su cuerpo estaría lleno de cicatrices. En especial todas sus muñecas. Pero por su capacidad curativa, nada dejó marcas, por lo menos físicas.
Oh, y si han leído lazo en estos días (tipo, leerlo todo de golpe), habrán notado el desmadre que tenía con el consejo de alfas, porque no sabía si se escribía "concejo" o "consejo", y para aclararlo, aquí les dejo las definiciones:
Concejo: Cuerpo deliberativo de nivel u órgano de gobierno o de una corporación pública y privada // Corporación o grupo de personas integrado por un intendente y varios concejales que se encarga de administrar y gobernar un municipio
Consejo: Organismo constituido por varias personas encargadas de una labor empresarial, judicial, o institucional // Cuerpo consultivo que informa y asesora a un gobierno sobre determinada materia
La definición que más se adapta a la reunión que tienen los alfas que Canus, es a la última, ya que Jeongguk es quien toma las decisiones y los jefes de las familias (por así decirlo) lo único que hacen es aconsejarlo e informarle lo que pasa en todo el territorio. No tienen nada que ver en la toma de decisiones ni nada de eso.
Ya aclarado esto, les pido una disculpa por el desmadre que hice y por si los llegué a confundir JAJAJA
En fin, siempre pueden unirse al grupo de wha y siempre les responderé con gusto, tanto en el grupo como en privado. (Díganme su user cuando se unan, porque aunque no lo crean, ya tengo a muchos de mis lectores identificados lol, especialmente los que más comentan). Soy buen pedo, lo juro.
en fin, sin ya nada más que agregar, gracias por leer y nos leemos muy pronto uwu.
-hienaaa
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