Capitulo 3. Tercer paso: Conquistar su estómago.
Misael salió del baño con un suspiro profundo, el único justificativo para estos extraños momentos,era que su mente estaba agotada por las últimas dos noches.
Pero al avanzar hacia la cocina, su nariz de manera inconsciente, inhaló el aroma dos veces que provenía de ella.
Como un cachorro hambriento guiado por el delicioso olor, se le hizo agua la boca, y cuando se despertó del aturdimiento, ya estaba sobre la espalda de Eugine.
Demasiado cerca.
Retrocedió dos pasos, sintiendo cómo el rubor invadía su rostro. Se convenció a sí mismo de que era el vapor de la olla rebosante de aromas jugosos lo que le había dado un tono rojizo ambiguo en las mejillas.
El hombre solo fingió que no había pasado nada, observando de reojo la actuación vergonzosa de su amado. Sonrió internamente con alegría mientras continuaba sazonando el estofado, aparentemente indiferente y sin apartar la mirada de la olla.
—¿Ya saliste? Falta un poco para que esté listo —dijo, rompiendo el silencio.
—Ah, uh, estem... eh... yo voy a aprovechar y buscar las clases del inicio del cuatrimestre —respondió visiblemente confundido, mientras corría con el cabello aún húmedo en busca de sus apuntes.
Con unos joggers sueltos y un buzo aún más grande, Misael se sentó en la mesa con una caja llena de papeles y cuadernillos.
Eugine, sin sentido de la vergüenza, abrió la heladera, tomó dos vasos de la alacena y sirvió gaseosa para ambos. Si Misael le dijo que se sentiera cómodo, por supuesto que Eugine haría todo lo posible por exprimir esas palabras a su beneficio.
—Aca tenés —dijo con una sonrisa mientras colocaba un vaso frente al joven—. ¿Encontraste lo que buscabas?
Misael asintió, todavía un poco avergonzado por su reacción anterior.
—Sí, sí, mirá esto es lo que hicimos al inicio, no es mucho, pero igual en unas semanas debemos entregar un proyecto en equipo, deberías conseguir un compañero.
Eugine se sentó frente a él, apoyando la mano en su barbilla con una mirada profunda.
—No conozco a nadie más aparte de vos. ¿Podría unirme a tu grupo? ¿Cuántos son ustedes? Si te causa problemas, puedo preguntar yo mismo, no te preocupes por eso.
—Oh, no, mmmm, como te explico...somos solo Lu y yo. Es que ella ha estado enferma últimamente, y prefiero que trabajemos solo los dos, es para que ningún compañero sienta que tiene que cargar con su parte.
El hombre entrecerró los ojos, por un momento, algo se le cruzó por la cabeza, pero esa idea salió rápido de su mente.
—Con más razón, que mejor que tener alguien que pueda ayudarte, tranquilo a mí no me importa. Y si tu novia no llega, quédate tranquilo que yo te apoyo y te doy una mano.
—¿Enserio?
—¡Claro!, aparte vamos a pasar bastante tiempo juntos, me estás haciendo un favor después de todo, lo mínimo que puedo hacer es darte una mano.
Misael suspiró, sintiendo un peso levantarse de sus hombros. En realidad, a veces estaba más agotado por el estrés que por el desgaste físico, no le vendría mal un poco de apoyo.
Con Lucía, su novia desde hacía poco más de un año, se conocieron en el ingreso a la universidad y él siempre estuvo allí para ayudarla. Por alguna razón, ella era propensa a las gripes fuertes, desapareciendo por días, especialmente en épocas de entregas de trabajos prácticos o en equipo, donde parecía enfermarse aún más.
Misael lo tomó como un deber, aislándose gradualmente de los trabajos en conjunto con otras personas. No soportaba escuchar que su novia era desconsiderada e irresponsable. ¿Qué culpa tenía ella de enfermarse todo el tiempo?
Así que, poco a poco, comenzó a trabajar solo junto a ella, aunque esto implicara que las tareas que normalmente se desarrollaban entre cuatro o seis personas recayeran sobre uno solo.
Con una suave sonrisa agradeció, tomo un poco de gaseosa y comento de que se trataba este trabajo que cubría un setenta por ciento de la calificación de la materia.
—Tenemos que elegir o crear una historia corta que podamos representar en un storyboard de veinticuatro paneles. Debemos seleccionar los planos y enfoques. Además, hay que sumar una paleta de colores que refleje las emociones que queremos evocar. Sería bueno una música instrumental que complemente la narrativa visual, aunque el profesor en ese aspecto no sea limitante, a mí me gusta la idea de que la melodía evoque las emociones y no tanto la letra.
Misael se detuvo, tomó aire y miró a Eugine buscando una opinión.
—Creo, pienso lo mismo —dijo por inercia, sin embargo, se perdió luego de "historia corta".
Pero en realidad, la mirada del joven se iluminaba de una manera al hablar, que dejaría a cualquiera embobado.
—¡Genial! —dijo con una sonrisa—. Si llegamos con el tiempo, deberíamos considerar los efectos de luces para realzar ciertas escenas y momentos clave de la historia.
Al ver el rostro impasible de su compañero, Misael cayó en cuenta de algo: Eugine no había asistido a clases en todo este tiempo.
—Disculpa si me fui por las ramas, mmmm, ¿sabes de lo que estoy hablando?
En absoluto, no entendía ni una palabra.
—Solo por encima.
—Lo siento, lo olvidé —dijo avergonzado. Tomó una hoja y un lápiz y comenzó a dibujar mientras explicaba lo que era un storyboard.
Sus manos comenzaron a moverse con gracia sobre la hoja blanca, trazando líneas abiertas que se entrelazaban con facilidad en un bosquejo fluido.
La mirada de Eugine se tornó profunda, sus pestañas se abanicaron y se humedecieron ligeramente. Los recuerdos dejaron de ser simples imágenes en su mente y cobraron vida una vez más frente a él. Aquel rostro cálido y lleno de pasión resurgió ante sus ojos, como si el tiempo hubiera vuelto hacia atrás, como si nunca se hubiera ido. Era como ver otra vez a su viejo amante, y no al joven adolorido y cabizbajo que era ahora.
—Y , ¿mejor? Decime si necesitas que te explique de nuevo, no tengo problema.
—Ah, sí, ahora entiendo.
—¿Estás bien?
—Sí, sí...oye, ¿ya eligieron la historia?
—Aún no.
—¿Cómo deciden cuál elegir?
—Mmmmm...
Misael desearía ser sincero y confesar que a Lucía le importaba muy poco este proyecto. Cuando intentó debatirlo, ella simplemente respondió con mala gana: "Lo que quieras, me da igual". Pero temía que si compartía eso, parecería un idiota frente a Eugine.
—Ella tenía algunas ideas, pero como está muy enferma, sería mejor que lo definamos nosotros y luego le mande un mensaje. Si está en desacuerdo, seguro me lo hará saber.
Eugine arqueó una ceja, cuando su amante ocultaba algo, el labio superior vibraba un poco, era algo ligero, pero a los ojos de Eugine esto no pasaría por alto.
Hay algo en todo esto que no le agrada y aún no sabe qué es. Intentando apaciguar el malestar en su pecho, suspira para calmarse.
—Bueno, se de una historia. No creo que muchas personas la conozcan, tal vez te guste.
—Te escucho.
—Bien...esto ocurrió hace siglos y siglos atrás...
En los tiempos primigenios, un demonio curioso cruzó del inframundo hacia el plano terrenal. Exploró los bosques, el cielo, el mar y la tierra en su esplendor. El sol, la noche, el frío y el calor. Todo era nuevo para él, y se dejó llevar por las emociones que despertaban en su ser.
Fue entonces cuando conoció a un humano, un joven lleno de alegría. El demonio, capaz de cambiar de forma, decidió ocultar su apariencia demoníaca y adoptar la imagen humana movido por la curiosidad.
Todos los días, observaba al joven mientras recolectaba frutas o cazaba animales. Un día, lo siguió hasta su hogar y descubrió que él estaba solo, al igual que él. Dentro de sí, el demonio no entendía lo que le estaba sucediendo, solo sentía una necesidad urgente de verlo, hablarle, tocarlo.
A diferencia de lo que todos le decían que era acorde a su naturaleza, él no quería dañarlo.
Practicó sus palabras, pero estas salían ininteligibles, así que comenzó a reflexionar sobre cómo actuar.
Pasaron muchas lunas hasta que una noche, agotado por el mediocre resultado de sus intentos, se quedó solo en la orilla del río.
Al amanecer, el joven se encontró con el hombre sentado en la piedra donde él solía lavar su ropa.
Al principio se sorprendió, pero al no conocer la maldad del mundo, tampoco comprendía el miedo que lo habitaba.
El joven se maravilló al ver unos ojos rojos como la sangre, se encandiló.
Ambos, de alguna manera, lograron comunicarse; al principio con gestos, luego con dibujos. Todas las mañanas, el demonio esperaba en aquella roca y el joven humano iba hacia él, con la felicidad de saber que lo acompañaría en el transcurso del día.
Sin que lo notaran, surgió lo que las personas llaman amor.
Pero, ¿cómo podría un demonio estar con un humano?
Las acciones equivocadas deben pagarse; nunca debió acercarse a ese joven.
La muerte fue el único destino para esa persona.
El demonio sintió como si algo dentro de él hubiera sido arrancado, un dolor diferente al que la carne en su mayor suplicio pudiera sentir. Lloró y gritó tan fuerte que las criaturas de la noche se asustaron.
Tomó en sus brazos a su joven amante y volvió hacia el inframundo, acusando al demonio que mató a su amante y pidiendo al gobernante de ese plano que lo ayudara.
Él lo amaba.
Pero, ¿cómo sería su vida inmortal sin él a su lado? En realidad, nunca había prestado atención a ello.
La respuesta fue sencilla: debes dar algo a cambio. Pero no solo el demonio debía entregarlo; si ambos se amaban con esa supuesta magnitud, deberían estar dispuestos a darlo todo de la misma manera.
La vida inmortal del demonio se redujo a unos cuantos siglos, otorgando la misma cantidad de siglos a su amante humano.
Pero el destierro no era lo único a lo que se enfrentaría el demonio, sino a una maldición retorcida. Ambos cuerpos estarían conectados, el vínculo entre un demonio y un humano equivalía a una vida compartida.
Cuando el cuerpo sufriera, el demonio se recuperaría como cualquier otro demonio, pero el humano cargaría principalmente con el dolor. Y no solo eso, la curación se llevaría los años que el demonio le había cedido. Era el precio a pagar por una vida de siglos juntos, pero este lazo se realizaba una sola vez, y el humano no tenía la voluntad para romperlo.
Al final, con mala suerte, solo le aguardaría dolor y sufrimiento. Pero si todo fluía en armonía, la pareja viviría muchos siglos juntos.
Así nació una nueva especie de demonios, dotados con este poder. Muchos lo consideraban algo bueno; solo el futuro podía discrepar o no con esto.
A medida que los años pasaban, el peso de la maldición se hacía más evidente, pero su amor solo se fortalecía, arraigado en la devoción mutua que compartían.
Al menos, estos dos amantes vivieron juntos por siglos, trayendo consigo una nueva especie que se propagó por el mundo y una inspiración para aquellos que buscaban el verdadero significado del amor y la conexión entre seres tan dispares como el cielo y la tierra.
—Y, ¿que te parece? —dijo Eugine un poco ansioso.
—Creo, creo que la escuché antes.
—¿Enserio? ¿Dónde? Que raro, no es muy conocida ¿No te gusta? Puedo pensar en otra, si no te agrada.
—Espera...espera un segundo...
Misael sintió un fuerte dolor de cabeza, corrió hacia el baño y se mojo el rostro. Estaba algo mariado, bajo la tapa del inodoro y sento por un momento.
¿Enserio ya lo había escuchado?
En realidad, no lo recuerda, pero es tan... ¿familiar?
Acaricio su frente por un momento, hasta que el cuerpo se relajo un poco. Luego de varios minutos, salió, solo para encontrarse la mesa preparada, y Eugine de espaldas sirviendo el estofado en dos platos hondos.
Había pasado demasiado tiempo desde que Misael se deleitaba con el sabor de la comida casera.
Al sentarse lentamente, su mente seguía algo aturdida. Eugine, en silencio, colocó el plato frente a él.
El primer bocado del estofado abrió aún más su apetito; la carne estaba tierna y jugosa, deshaciéndose en su boca. La salsa estaba impregnada con el aroma de hierbas frescas alegrando su paladar.
Con cada bocado, Misael se sumergía en el placer de la comida. Cuando se dio cuenta, ya estaba saboreando el segundo plato con ansias renovadas y su mente más clara.
El joven agradeció a los cielos por las manos que habían preparado esa comida; era como si conocieran exactamente lo que le gustaba. Miró a Eugine con la boca cerrada y los cachetes llenos; este solo lo observo con algo de ternura y le hizo un gesto con la mano, como diciendo "ya, ya, segui comiendo; después hablamos".
Misael observaba cómo Eugine recogía los platos y se despedía, una sensación de desconcierto se apoderó de él. Lejos de lo que esperaba, el hombre se marchaba.
Eugine, por su parte, tenía la intención de quedarse hasta altas horas de la noche. Incluso consideraba la idea de improvisar un lugar para descansar, tirar un buzo en el suelo si fuera necesario y acurrucarse ahí arriba. Sin embargo, algo en la actitud del joven le hizo dudar.
¿Estaba siendo demasiado... pesado?
Quizás era mejor retirarse por hoy y volver a intentarlo mañana. Por un momento, el temor al rechazo lo invadió y con un suspiro resignado, Eugine se despidió.
Misael cerró la puerta tras la partida del hombre y se dejó caer en su cama. En ese momento, su habitación parecía más vacía, más desolada de lo habitual.
Una sensación de extrañeza se apoderó de él, cerró los ojos con fuerza e intentó dejar de pensar en lo que no entendía ni siquiera qué era.
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Nota de la autora:
Miniteatro.
Manual del Demonio Inmortal.
(Edición limitada by Eugine)
Habilidad 3 : Cocinar Deliciosamente.
¡Atención, estimados demonios inmortales! Exploraremos una habilidad crucial para asegurar que tus esfuerzos por traer a tu humano destinado sean un éxito rotundo.
¡Recuerden! ¡Un estómago lleno es la llave hacia el corazón de tu presa!
Así que aquí hay algunos consejos para perfeccionar tu arte culinario demoníaco:
Conoce tus ingredientes, desde las almas recién cosechadas hasta las especias demoníacas más picantes, familiarízate con una amplia gama de ingredientes tolerables para los humanos, no te olvides, querés que su corazón muera por vos, pero no literalmente.
Sé creativo pero no aterrador, combina ingredientes de forma innovadora, pero asegúrate de que tu plato sea visualmente atractivo, que no sea más repulsivo que una película Gore.
Y por último, pero no menos importante, recuerda que mostrando el código QR que viene en el reverso de la portada accedes a un 15% de descuento en
DI-YUMI y todas sus sucursales.
Anotación:
Solicitar catálogo, y adherirse al newsletter quincenal.
(Las ofertas son muy buenas)
Típ: Compra los productos en polvo, son más fáciles de pasar desapercibidos en el plato.
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