Capítulo 8
Muchos días después...
Los dos más que contentos al estar viviendo juntos, Layne estaba inmensamente feliz al tenerme residiendo con él en su departamento.
Todo su corazón era para mí y mi corazón era todo suyo. Nada podría arruinar la dicha e ilusión que teníamos.
Con cariño, remendaba un suéter descocido de Layne. El otro día lo había visto en su closet y vi que lo tenía roto en la parte de la espalda y quise reforzárselo.
Con mucho cariño se lo remondaba y solo pensando en él, de pronto, Lane salió de la habitación y yo me le quedé viendo perdidamente. Él tenía su cabello con dreadlocks, sus profundos ojos de cielo; se había puesto su chaqueta, roja, de cuero de retazos.
El corazón se me aceleró de amor y Layne me sonrió con ternura, y después vio que yo le estaba reforzando su suéter, lo que le provocó más ternura y me amó con locura.
—Ternura ¿Estás cosiendo mi suéter? — le sonreí.
—Si, cariño. Eso sí, espero que me quede bien, porque no soy muy buena remendando — Layne me sonrió.
—Te quedará muy bien, lo sé.
Yo le sonreí con dulzura y Layne se derritió y se me acercó, muy cerca de mis labios y respiración. Me acechó con sus profundos y mágicos ojos celestes y a mí se me entrecortó el aliento y lo miré amándolo con desenfreno.
—Te amo.
Me dijo, lo que hizo volverme aún más loca por él y solo quise que me besará y yo besarlo.
—Mi Layne — solo pude jadearle y él me miró perdidamente, sujetó mi rostro y empezó a besarme.
Besándonos, Layne me tomó por la cintura, yo lo abrasé fuerte y seguimos besándonos, pretendiendo detenerlo todo con aquel beso.
Nuestros labios tronaron al cabo de besarnos y nos sonreímos contentos, con complicidad, y tiernos, nos dimos un beso esquimal.
—Ven, siéntate aquí en mis piernas. Quiero verte remendar mi suéter — me reí.
—Bueno.
Me senté con mimo en sus piernas y Layne intenso y tierno, volvió a tomarme por la cintura y me acomodó con afán en su regazo.
Dios, me sentía tan feliz y plena en sus brazos y regazo, que él me tuviese así, y me reí y le sonreí con pudor. Sus ojos brillaron de ternura.
—¿Qué pasa? — preguntó sonriéndome todo enternecido y yo más me derretí.
—Nada, es que me tienes toda loca, loca por ti, mi Layne — se derritió por completo y su corazón se aceleró de alegría.
—Tú también me vuelves loco, ternura. Estoy loco por ti — me jadeó y volvió a besarme con afán y deseos.
Sentada en su regazo, tejía más que feliz y con suspiros su suéter, y Layne también muy feliz y contento de tenerme así en su regazo, sentía también orgullo y me miraba con afán y cariño tejerle su suéter. No dejaba de sonreír.
<< Mi amada y preciosa Margarita. >>
<<Ya no me imagino ningún solo día en el que tú no estés en él. >>
—Te amo tanto.
Me dijo de repente, lo que hizo enardecerme toda y lo miré sonriéndole feliz y llena de ilusiones.
Esa misma tarde, estábamos sentados en el sofá viendo una película y yo seguía remendándole su suéter con todo cariño, y Layne junto a mí, me miró enternecido. Yo sonreí y le enseñé como me estaba quedando el remendado de su suéter.
—Ya casi está. Mira — él lo miró con interés, cariño y sonrió.
—Te está quedando muy bien — volví a sonreírle.
—¿Cierto?
—Totalmente. Ahora ese suéter no se me volverá a descocer de nuevo y todo por tus cariños y cuidados.
—Mi Layne. Ven aquí.
Le dije sonriendo y lo abrasé y lo acurruqué en mis brazos. Layne con mimo se acomodó en ellos y esbozó una dulce sonrisa; yo le acaricié su cabeza, su cabello con dreadlocks y él suspiró. Amó que yo lo consintiera. Se sintió como un niño y me abrazó fuerte, con todo su amor. Yo más me estremecí y besé su cabeza.
—Amor mío.
—Amo tanto sentirme así en tus brazos. Que me hagas cariño. Sentir tu cálido y bondadoso amor.
Lo miré perdidamente y Layne me contempló amándome con locura, y bajo mi barbilla, se acercó lento a mis labios y comenzó a besarme con desesperación y anhelos.
Yo rodeé su cuello con mis brazos, y los dos besándonos, nos recostamos suavemente en aquel sofá; Layne se colocó con cuidado sobre mí. Me miró intenso, atrapándome con sus profundos ojos de cielo y sexy mirada. Yo con el aliento y respiración agitada, el corazón se me iba a salir del pecho.
Esa era la primera vez que estábamos en esa situación tan comprometedora, lo que me provocó muchos nervios e inquietud y Layne acarició mi mejilla con cariño, para tratar de calmarme.
Él lo sabía.
—Tranquila, mi niña hermosa. No temas.
—... Es que yo nunca...
—Lo sé. Lo sé — me jadeó y calló mis labios besándome con más cariño y anhelos, y yo amándolo con desenfreno, solo quería sentirme en sus brazos y Layne empezó a hacerme suya.
Haciendo el amor, nuestros cuerpos se unieron en uno solo y acariciándonos por todas partes, nos besábamos a cada instante, como si nuestros labios no pudiesen estar separados.
Layne viéndome intenso y perdidamente al yo estar desnuda frente a él, tocó con placer y cariño mis pechos y después me los besó con goce. Yo le sonreí y me fascinó sentirme así, que él me hiciese sentir así, deseada y amada, y amándonos, él entró lento y suave en mí y comenzó a embestirme con placer, deseos y amor.
Yo gimiendo por sus apasionadas y ricas embestidas, Layne volvió a atraparme con su mirada y ojos profundos y yo hipnotizada en ellos y en él, acaricié sus pectorales y los dos nos miramos locamente enamorados.
Besándonos, nos revolcamos sobre aquel sofá y yo me subí sobre él y comencé a besarlo con todo mi amor. Layne embelesado, se dejó con gusto atrapar por mis labios y cálido beso y me abrazó.
—Mi amor.
—Te amo — me jadeó y nos sonreímos.
Él acomodó mi cabello tras mi oreja y volvimos a besarnos hasta que llegamos al clímax.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro