Capítulo 4
Al otro día...
Recostado en su sofá, aún seguía preocupado por mí, como seguiría por lo de mis padres; Sadie pasó por su lado, él le acarició la espalda y se levantó a tomar el celular.
A punto de llamarme, sonó el timbre y frunció el ceño.
Abrió la puerta y quedó sin aliento al ver a Maciel. Maciel era el sujeto a quien Layne le compraba droga y heroína...
Nervioso e incómodo, nunca imaginó que aquel sujeto iría hasta su departamento...
Maciel le sonrió con sorna.
- ¡Vaya! Era cierto. Por fin saliste de esa jodida prisión.
-...
- ¿Y cómo te ha tratado la vida, sobrio y limpio?
-...
- ¿Qué?- sacó un paquete blanco de sus jeans. Era cocaína - ¿A caso no extrañas consumir esta joya?
Layne nervioso y tenso, miró aquel paquete de cocaína y tragó profundo.
-... No, Maciel. Eso se acabó para mí. Ahora te voy a pedir que te retires.
- ¡Oh, vamos! Solo será este paquete ¡Vamos! Como en los viejos tiempos - Layne se enfadó.
-Ya te dije que no y si no te largas ahora, llamaré a la seguridad del departamento para que te saquen - Maciel frunció el ceño.
-Veamos cuanto te dura este puto cambio de desintoxicación.
-No volveré a caer en esa mierda y menos para comprártela a ti.
-Admítelo, estúpido. Estás perdido sin consumir. Tarde o temprano tu cuerpo te pedirá y estarás tan desesperado, que, aunque te rehúses, me buscaras, y no sé si para ese entonces, querré venderte- Layne furioso, lo tomó de su camisa.
-Sal de aquí, imbécil ¡Largo!
Maciel volvió a sonreír con mofa y se fue, pero antes de hacerlo, dejó el pequeño paquete de cocaína en el mueble de Layne y luego se marchó riéndose a carcajadas.
Layne destrozado, vio aquel paquete y se le aceleró la respiración. Una gota de sudor le corrió por la mejilla, y desesperado, corrió a tomarlo y lo botó a la basura.
-¡NO!
Atormentado, se echó en el piso y se llevó las manos a su cabeza. Aquello no era nada fácil y ahogado, se le vinieron un sinfín de cosas a la cabeza.
<< Margarita. >>
<< Mi amada y única, Margarita. >>
Desesperado, corrió a tomar el celular y me llamó...
Ordenaba unos libros, cuando de pronto sonó mi celular. Al ver que se trataba de Layne, le contesté de inmediato.
- ¡Halo, Layne!
-... Margarita... - su voz sonaba extraña.
- ¿Layne? ¿Estás bien? ¿Qué pasa?
-... Siento molestarte... ¿Cómo estás tú con lo de tus padres? - más me preocupé.
-Yo estoy bien. Lo de mi madre es habitual, pero ¿A ti qué te ocurre? Te escuchas muy afligido - Ya no pudo más.
-Te necesito, ternura... Ven a mi departamento, por favor...
<< Layne. >>
Más me angustié por él, y asustada de que no le pasará nada, corrí hasta su departamento...
Subí casi corriendo por el ascensor, y este al abrirse, corrí hasta su puerta.
- ¡Layne! ¡Layne, ábreme la puerta, por favor!
Le grité y golpeé a su puerta. Él la abrió y con los ojos llenos de tristeza, me abrazó fuerte y rompió en lágrimas.
Me conmovió hasta mis entrañas el verlo tan débil y vulnerable, que lo abrasé fuerte, muy fuerte y dejé que llorara. Necesitaba sacar toda esa tristeza que tenía; acaricié su ancha espalda, luego su largo cabello dorado y sentí que Layne me abrazó con más cariño, lo que me estremeció por completo.
A pesar de estar triste, él se sintió protegido y feliz en mis brazos. me amó con todo su corazón y esbozó una cándida sonrisa.
Me miró con ternura, y yo preocupada por él, no lo pude evitar y le acaricié su mejilla. Layne quedó aún más cautivado y me sonrió con dulzura.
-Ya me siento mejor. Gracias.
- ¿Qué te pasó, Layne? Dímelo, por favor - me miró a los ojos.
-Maciel, el tipo al que yo le compraba droga vino a verme. Quería venderme.
-¿Qué? ¿Y tú le aceptaste? - se le escapó un suspiro agobiado.
-No, pero te confieso que dudé... Estuve a punto de decirle que sí, pero de inmediato me retracté. Ternura, fue tan horrible, sentí que de verdad necesitaba consumir otra vez. El cuerpo me pedía a gritos por volver a consumir esa mierda - dijo angustiado y otra vez acelerado y yo tomé su rostro con cariño.
-No. Tú no necesitas volver a consumir esa jodida mierda, Layne. Nunca necesitaste de esa porquería para poder vivir.
-... Lo sé, pero es que es tan difícil, hermosa. Créeme, que lo intento día a día.
-Y lo seguirás haciendo, porque eres valiente. Eres un buen hombre, Layne y sé que lograras recuperarte y salir de todo esto - me miró perdidamente enamorado.
-No sé que haría sin ti. Cuando le dije a Maciel que no le compraría nada, lo hice pensando en ti - el corazón se me agitó y el aliento se me retuvo.
-... Layne - él acarició mi rostro y me observó con destellos.
-Te amo, Margarita. Estoy locamente enamorado de ti, ternura.
Su suave voz fue como bálsamo para mis oídos y corazón; le sonreí con emoción y le confesé lo que yo también sentía por él.
-Mi Layne - me sonrió con amor - Yo también te quiero. Me enamoraste desde el primer momento cuando me sonreíste.
Me sonrió emocionado, con destellos en su rostro y volvió acariciar mis mejillas.
-Mi vida. Mi amada, Margarita.
-Layne.
-Te amo. Te amo más que a mi vida y solo quiero hacerte feliz.
-Oh, mi amor.
Le dije a punto de llorar de alegría y Layne, con ternura, sostuvo mi mejilla y me besó largamente.
Nos sonreímos plenos, muy felices, y yo acaricie su cabello.
-Te prometo que todo saldrá bien - me contempló.
-Tú me das la fuerza para seguir y enfrentar lo que sea.
-Te amo, mi Layne.
-Y yo a ti - me murmuró y volvimos a besarnos con deseos y amor.
Tomados de la mano, llegamos hasta el cine para ver la película de acción que se estaba estrenando en cartelera.
Con un paquete enorme de palomitas de maíz, Layne me puso una cara chistosa y yo estallé en risas.
Layne, era muy divertido y chistoso, lo que me hacía quererlo y amarlo mucho más. Se acercó a mí con las palomitas, me tomó de la mano y nos fuimos a la sala.
Estaba tan feliz, porque esa era la primera vez Layne y yo íbamos juntos al cine. Nuestra primera salida oficial como novios.
Sentados frente a la gran pantalla, él me miró y sonrió con destellos en su rostro. Estaba muy contento, pleno y realizado.
Efusiva, me sentía tan afortunada, que no dejaba de vibrar y sonreír. Atesoraba cada segundo, minuto e instante que transcurría. No quería por nada en el mundo que esa noche acabara. Miré a Layne y él me sonrió. Besó con ternura mi mejilla.
La película estaba entretenida, y todos atentos e intrigados, él me vio con dulzura y su corazón se le aceleró fuera de control en su pecho. Sintió que casi se le saldría.
Tomados de la mano, salimos de la sala y comentamos la película.
-Me sorprendió mucho que el motorista tuviera la llave.
-Es cierto y la parte cuando estaba él y Mat en la azotea. Creí que caerían al vació - dijo sorprendido y yo le sonreí.
-Pensé lo mismo - ambos reímos, y Layne sin dejar de mirarme risueño, yo me perdí en las facciones de su rostro. Sus ojos celestes me hacían perder la cordura y me encantaba su barba de chivato. Además, suspiraba por lo atractivo que lucía con esa chaqueta roja a cuadros.
Él me observó con ternura.
-¿Qué ocurre? - mis mejillas se enrojecieron.
-Nada... Solo te estaba mirando - acarició mi rostro.
-Eres tan dulce. Te amo- mi corazón estalló de alegría y amor.
-Yo también te amo, mi Layne. Te amo con todo mi corazón.
Le dije y él se estremeció por completo. Me contempló perdidamente enamorado y me besó.
Llegamos a su departamento y Layne al abrir la puerta, nos encontramos con su linda gatita, Sadie, la que me enamoró al instante, pues era la primera vez que la conocía.
Layne, alegre, la cargó en sus hombros; me derretí al ver aquella imagen suya con su gatita. Se veía demasiado tierno cargándola en sus brazos. él me sonrió.
-Cariño, te presento a Sadie- me le acerqué para acariciarla.
-Oh, que linda es. Es una princesita- él me vio con sus ojos llenos de amor y de ternura.
Sentados en el sofá, bebíamos jugo, cuando Sadie se acercó a Layne, para que él le acariciará el regazo. Yo le sonreí.
-¿Está operada?
-Oh no. Jamás la expondría a algo así.
-¿Por qué? - le pregunté extrañada.
-Porque me da miedo la anestesia. Me asusta pensar que le puede pasar algo grave si le colocan esa cosa.
-Pero amor, no le va a pasar nada malo. Solo se dormirá unas horas y luego estará bien, además, le harías un favor. Al operarla no tendrías que preocuparte si Sadie con sus "amiguitos" - Layne río.
-De hecho, ya tuvo sus primeros gatitos. Eso fue antes que yo me internara en rehabilitación.
-¿Y qué hiciste con ellos?
-Los di en adopción. Recuerdo que venía llegando de una junta con los chicos, de la banda, y vi que Sadie estaba pariendo en mi closet. Tuve que ayudarla.
-Oh. Nunca lo había imaginado - volvió a sonreírme.
-Bueno, esa es la verdad. Le tengo mucho miedo a la anestesia. Por eso no la he operado.
-Comprendo. Entiendo el miedo que sientes, es con lo que suelo vivir también, pero en otros aspectos - volvió a sonreírme y tomó mi mano.
-Gracias por entenderme. Creo que tenemos muchas más cosas en común de lo que imaginé.
-Así es, por eso también te entiendo.
-No te preocupes, juntos iremos superándolas - le devolví la sonrisa.
-Es lo que más deseo.
-Igual yo. Haberte conocido es lo más bonito que pudo haberme pasado.
-Mi Layne. Solo quiero verte feliz.
-Créeme, ya lo soy teniéndote en mi vida.
Lo miré perdidamente enamorada y él me contempló con ternura.
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