Al otro día.

Con la idea de bajar a tomar aire fresco al jardín del departamento, se colocó una playera blanca y sus infaltables gafas de sol.

Sentado en el pasto, miraba todo el paisaje a su alrededor. Sintió esa inmensa paz y tranquilidad a su alma, que hacía mucho que había perdido.

De repente, la imagen de aquella joven mujer volvió a llamar a su mente y otra vez sonrió. Miró el cielo y se sacó las gafas de sol para contemplarlo con detenimiento.

Así era Layne, disfrutaba de las cosas simples de la vida.

Tenía que entregar un sobre en aquella dirección y me subí al auto para iniciar mi nuevo día.

Según la dirección, era un departamento en un barrio más o menos de buena situación económica, lo que no me agradó mucho, ya que esa gente era pedante y miradora en menos a personas de bajo estatus social, como nosotros.

El mapa en Google me indicó que me faltaba poco para llegar, de modo que me apresure para entregar aquel sobre lo antes posible.

Perdido en el nublado y azulado cielo, vio que el auto de correos se estacionó frente al departamento y yo me bajé de este.

Él me miró fijo y con destellos. Sus ojos brillaron de anhelos.

Cerré la puerta del auto, y dispuesta a entregar el sobre, me volteé y mi corazón se paralizó al ver a Layne frente a mí.

Él fijo en mí, me sonrió, y yo inevitable, le devolví la sonrisa. Sin comprenderlo, me sentí muy contenta y plena de volver a verlo.

Layne se me acercó. Se veía muy atractivo con esa playera blanca. Su despeinado cabello con dreadlocks rozaba con gracia en sus mejillas; lo vi acercarse a mí y escuché una suave balada suya "Confusion", que cantó sin parar en mi mente.

Su dulce sonrisa bailó en mis ojos.

-Hola.

-Hola, Layne.

-Que linda coincidencia volver a verte y justo en mi departamento - abrí los ojos de sorpresa.

- ¿Vives aquí? - más me sonrió.

- Si, vivo en el último piso.

-Oh. Realmente me has sorprendido.

-Jejeje - se sintió increíble - ¿Y qué estás haciendo aquí? Digo, tal vez yo puedo ayudarte en algo.

-Es que necesito dejar este sobre en la conserjería.

- ¿Eres cartera? - me reí con nervios y él me sonrió perdidamente.

-Sí.

-Es increíble - volví a perderme en su dulce sonrisa y el corazón me vibró en el pecho.

Ambos nos miramos risueños.

-Ven, te llevaré a la conserjería.

-Muchas gracias.

Atento, Layne me llevó a la conserjería de aquel departamento y me acompañó.

Entregué el sobre, y él a mi lado, me sonrió con destellos.

Agradecida, ambos caminamos a la salida del departamento y nos sonreímos.

- ¿Tienes que entregar más correos por este barrio?

-No, ahora tengo que ir hacia el norte - risueño, me miró tierno y con deslumbro.

-Quizás, te parezca invasivo y hasta loco, pero me encantaría que nos siguiéramos viendo - mi corazón se agitó de emoción y de alegría - Sé que es loco, aún no sé tu nombre y casi no te conozco, pero no he dejado de pensar en ti desde ayer.

Le sonreí con idilio. Lo encontré muy tierno, lo que me hizo llenarme de suspiros.

-Soy Margarita.

-Que dulce - mis mejillas se enrojecieron y él las contempló con ternura y afán.

Tímida frente a su dulce comentario, desvié la mirada con pudor y el corazón le vibró con locura.

- ¿Entonces qué dices? ¿Podemos ser amigos? - le sonreí.

-Sí, sería grandioso - rio feliz.

-Genial (sacó su celular) Por cierto, este es mi número de contacto para que lo tengas.

- ¡Súper! Te agregaré y te enviaré el mío por Whatsapp - más contento se puso, y sin dejar de sonreír, yo le devolví la sonrisa y contemplé su sonrisa.

Sin duda, era un hombre muy tierno, encantador y sencillo, lo que me hizo volverme loca por dentro.

Al ver mi contacto en su celular, sonrió con ilusión.

-Por cierto ¿Aún sigues escuchando música en tu reproductor de MP3? - reí.

-Sí. Como te dije ayer, no me gusta Spotify.

- ¿Y qué música te gusta? - preguntó con interés.

-Soy anglo. Me gusta toda la música retro. Pop, rock y Grunge.

- ¿Grunge?

-Sí, me encanta.

- ¿Podría ver la música que tienes en tu reproductor? - volví a sonreírle, y con nervios, le mostré la lista de reproducción de mi MP3.

Layne revisó cada una de las canciones y yo lo miré con detenimiento. Tenía unos ojos tan bonitos y serenos, que hacían que se me agitara el aliento y corazón.

Me encantaba su compañía. Nunca me había sentido así por un hombre, y menos con uno como él.

De pronto, Layne se sorprendió y me miró.

-Me tienes a mí y a mi banda en tu lista de música - le sonreí con pudor.

- Eh sí. Resulta que me encantan tus canciones y las de Alice in Chains -me vio embelesado.

-Genial, quiero decir gracias... Me siento muy halagado de que te gusten nuestras canciones - le sonreí. Lo encontré tan lindo y tierno.

Nervioso y un poco tímido, volvió a sonreírme.

-Entonces si te gusta escuchar música en reproductor MP3, debo deducir que también te gustan las cartas escritas a mano.

-Jejeje, así es. Me encantan las cartas - me miró perdidamente.

-Entonces, te escribiré miles - el corazón volvió a vibrarme en el pecho y le sonreí con anhelos, y él sin previo aviso, acarició mi mejilla, lo que me fascinó y volvió loca de nervios y de alegría por dentro.

-Eres tan bonita. No sé qué hiciste en mí, pero ahora solo quiero hacer esto - jadeó y me besó.

Mi alma y corazón estallaron en un chispazo vibrante; lo abrasé y Layne continuó besándome. Correspondí a su tierno y a la vez apasionado beso, y los dos nos besamos y atesoramos aquel mágico momento.

Su canción "Confusion" sonó con más magia y sentimiento en mi mente y oídos.

Con la respiración agitada, no paraba de reírme y solo con su dulce beso en mis labios, conducía a dejar la otra correspondencia que tenía que entregar.

Con su corazón revuelto de dicha y de ilusión, acarició a su gatita "Sadie" y pensó en mí y en el beso que me había dado.

Tomó su celular y buscó mi contacto; miró mi foto de perfil y sonrió perdidamente enamorado...

<< Layne. >>

<< Layne, me besó. >>