Capítulo 15
Al fin Jerry había llegado y se llevó a Layne de regreso y de urgencia a la clínica para que le curaran la herida, que por desgracia se le había abierto, y yo a su lado, no me despegué de él por nada.
Ya en la sala de respiración; yo estaba sentada frente a él viéndolo dormir. Parecía un verdadero ángel.
Amándolo con todo mi corazón, no podía, ni quería dejar de mirarlo. Solo quería permanecer allí a su lado, cuidándolo y amándolo, mientras él seguía recuperándose de su herida, y Layne dormido, yo contemplé su rostro tierno y angelical, sus facciones y se me aceleró el corazón. Quería que despertará, quería que abriera sus ojos y me viera junto a él, que estuviese bien.
Con cuidado me levanté de la silla y me le acerqué. Lo miré amándolo con todo mi corazón y tomé su mano con cariño y amor.
—Sigue luchando, mi Layne. Saldrás de esto como me dijiste y volveremos a estar juntos con nuestra bebita, que ya tanto te ama, como yo — se me llenaron los ojos de lágrimas — Te amo tanto, mi Layne.
Quise besar sus labios, me acerqué a ellos y Jerry entró y yo me alejé abruptamente.
—¿Cómo sigue? ¿Ya despertó?
—No, aún no. El doctor dijo que, debido a la gravedad de su herida, tardaría un par de horas en recobrar el conocimiento — Jerry me miró benévolo y tomó mi mano.
—Él estará bien. Yo lo sé, mi amigo es muy fuerte. Solo sigue teniendo fe.
—... Lo sé — Jerry me sonrió.
—Layne no te dejará. Nunca lo ha hecho — me corrió una lágrima.
—Es cierto, él nunca me ha dejado y sé que no lo hará... Pero ahora me aterra que no despierte. Me muero si le pasa algo, Jerry.
—No pienses en eso, ya verás que mi amigo despertará y volverá a ti.
De pronto, él nos escuchó hablar, abrió con disimulo un ojo y me vio llorar y con cariño apretó mi mano.
—¿Por qué hablan como si yo no estuviera? — lo miré sorprendida y Layne me sonrió con destellos. Jerry sonrió más que contento.
—Hola, ternura — el corazón me palpitó de felicidad y alegría.
—¡Layne! ¡Mi Layne!
Me le abalancé con cuidado a su pecho y Layne me sonrió perdidamente enamorado y acarició mi cabeza.
—¡Has despertado, mi vida! ¡Mi amor!
—Si, amor mío y ahora estaré para las dos siempre — lo miré con emoción.
—Mi Layne — acarició mi rostro.
—Te amo, Margarita.
—Y yo a ti, ahora y siempre...
1 semana después...
Con reposo absoluto para su rápida recuperación, había seguido al pie de la letra todas las indicaciones, para que su herida sanara, y yo pendiente y atenta de él, me sentía tan feliz de que estuviese conmigo y con nuestra futura bebe y con amor le daba todas mis atenciones y cuidados, lo que a Layne le hacía más vibrar y amarme con locura.
Besándonos apasionados en nuestra cama, él sostenía mi cabeza con ternura; yo estaba sobre él y tocaba su barba con cariño.
Al cabo de besarnos, nos sonreímos y Layne me miró con fulgor en sus ojos.
—¿Estás bien?
—Si, mi vida — me respondió viéndome de esa misma manera y yo le sonreí.
—Tienes que tomarte tus medicinas. Te traeré agua — quise enderezarme, pero él me retuvo.
—Espera, no te vayas, ternura. Solo quiero que te quedes a mi lado. Solo eso necesito para estar bien, tú amor mío — lo miré perdidamente enamorada.
—Layne mío — vibró de amor.
—Te amo.
—Y yo a ti.
Le jadeé y quise acercarme para besarlo, pero me vino un fuerte mareo y Layne se alarmó.
—Ternura ¿Qué pasa?
—... Estoy mareada... Me da todo vuelta — nervioso y preocupado, se enderezó un poco.
—Ven, recuéstate aquí conmigo, ternura.
A punto de perder el equilibrio, me tumbó junto a él, de espalda y yo feliz de sentirlo junto a mí, mi corazón brincó de alegría, pero aún muy mareada, respiré hondo y Layne atento de mí, me miró y tomó mi mano con cariño.
—Tranquila.
—... — todo me daba vueltas y vueltas.
—¿Es la presión? ¿Verdad?
—... Aja... Todo me da vueltas — le dije angustiada y él apretó mi mano con más cariño.
—Tranquila. Si vas a desmayarte, caerás en buenos brazos y te sostendré con mucho cariño en ellos.
Le sonreí débil, muy mareada y cerré los ojos. Layne volvió a alarmarse.
—¿Ternura?
—... ¿Qué?
—Dime que hago y lo haré.
—... Solo quiero una cosa — me miró más atento — Bésame. Solo quiero que me beses, amor mío.
Layne me miró todo enamorado, sonrió y tomó mi rostro con dulzura; acercó lentamente sus labios a los míos y comenzó a besarme suave, muy apasionado y yo vibré por su largo y romántico beso; besándonos, yo acaricié su barba y él no dejó de besarme. Nuestros labios tronaron y nos miramos perdidamente enamorados.
—¿Cómo te sientes?
—... Mejor, solo por ti — me sonrió sexy.
—Que bien. Así me gusta.
Yo le sonreí, cuando de pronto una brusca patadita de nuestra bebe me hizo gemir con molestia y Layne volvió a preocuparse.
—¡Ay!
—¡¿Qué?! ¿Otra vez estás mareada, mi amor?
—... Tu hija, tu hija está pateando muy fuerte — Layne sonrió y acarició mi barriga. Yo le sonreí toda derretida y él me miró y después miró mi barriga.
—Hoy esta más grande. Nuestra bebita ha vuelto a crecer — me susurró y besó mi hombro.
—... Entonces estoy más enorme — Layne me miró con amor.
—Estás especialmente preciosa y hermosa, ternura — le sonreí con pudor y él volvió a besarme ahora muy apasionado, y yo con anhelos, me dejé besar por sus labios y los dos nos abrazamos fuerte.
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