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Capítulo 1

Acababa de salir de aquella clínica de rehabilitación. Había estado allí por más de un año por su adicción a las drogas y en especial a la heroína. Les prometió a su familia y a sus amigos que se internaría y aunque fue muy duro y difícil, Layne lo logró.

Muchas veces dudó y quiso rendirse, pero algo en lo más profundo de su corazón le dictaba que debía continuar. Tenía que seguir luchando por su vida, aunque eso le costara lágrimas y tiempo.

Su larga melena volvió a crecer. Sus rizos aún destacan en su rostro, además de su peculiar barba de chivato, la que le gustaba tener.

Recordó del porque se había sumergido en aquella oscura depresión, y como consecuencia, había caído en ese hoyo profundo y casi sin salida.

Su dura infancia tras la separación de sus padres fue algo que lo devastó en el alma, en especial porque su padre se alejó de él y no volvió a verlo jamás.

Su adolescencia, nada fácil tampoco. Fue un chico solitario y extrovertido, y dos años antes de llegar a la clínica de rehabilitación, la perdida de la que había sido su novia terminó por apagarlo y hundirlo aún más.

Al recordarlo todo, se sintió atormentar y soltó un suspiro abatido.

<< Basta. >>

<< Ya no puedo seguir así. >>

<< No puedo volver a recaer. >>

<< No. Ya no. >>

<< Debo seguir. >>

Miró por última vez la clínica y luego abrió la puerta y caminó por el largo sendero de arboles y flores.

Salió a la calle y se sintió libre e increíble.

Sintió los rayos del sol en sus suaves mejillas y esbozó su tierna sonrisa, la que había perdido. Sintió el fresco aire puro también en sus pómulos y su corazón vibró con esperanza.

Caminando rumbo a su departamento, pensó en la que era su banda. Sí, habían sido casi dos años en los que estuvo internado en la clínica y de que su banda estaba tomándose un descanso, mientas que él regresaba.

Pensó en cómo sus amigos y compañeros lo acogerían al verlo volver, después de ese largo receso, y pensó también en las ideas que había creado para escribir nuevas canciones y melodías.

Con entusiasmo quería retomarlo todo, quería volver a empezar. Si, iniciar de nuevo, de cero.

Para variar, iba tarde a mi lugar de trabajo, y acelerada, no me importó el semáforo rojo y crucé casi corriendo por medio de la calle.

Trabajaba repartiendo el correo. Era cartera.

Me había conseguido ese trabajo hacia un año, ya que los empleos estaban escasos en el país, y hasta ese momento, me había resultado un éxito trabajar en aquella empresa de correos.

Las piernas casi no me respondían de lo rápido que iba caminando.

Llevaba mi cabello tomado en una coleta y esta se movía al ritmo de mis acelerados pasos.

La canción en mis oídos acabo y empezó a sonar otra de mis tantas bandas preferidas "Alice in Chains". Esbocé una sonrisa y sin detenerme, le subí el volumen a mi reproductor de MP3.

Amaba esa canción, en especial por él como lucía en aquel video musical "Man in the Box".

Ida, veía escenas del video en mi mente, doblé a la siguiente calle y choqué de frente con un sujeto alto. Él me miró abruptamente y yo al ver que se trataba de Layne Staley, se me fue el aliento.

La impresión me abordó.

_ ¿Estás bien?

_... Sí, que torpe. Lo siento mucho. Venía distraída.

_ No te preocupes, yo también venía distraído. – dijo risueño y yo me reí con nervios.

Para haber estado internado por tanto tiempo, lucía muy guapo y atractivo.

Llevaba su peculiar chaqueta a cuadrilles, de color roja, tal como en aquel video y su cabello y barba estaban largo, lo que me derritió por completo.

Layne volvió a sonreírme y miró el reproductor de MP3 tirado en el suelo.

_ ¿Es tuyo ese reproductor de MP3?

Me encantaba como hablaba, muy dulce y tierno. Su voz me transmitía tranquilidad y ternura.

_ Eh, si. – se agachó a recogerlo, y yo por inercia, también me agaché.

_ ¡Guau! Es increíble que aún escuches música en este aparato.

_ Si, es que me encanta. Llevo toda mi música ahí.

_ ¿No te gusta Spotify? – le sonreí con pudor.

_ No realmente. – me miró con detenimiento y luego volvió a sonreírme y me pasó mi reproductor de música.

_ Entiendo. Ten, cuídalo mucho. – le sonreí.

Para haberlo conocido por primera vez, me resultó ser un tipo muy amable y sencillo.

_ Ok. Lo tendré presente.

Ambos nos sonreímos, y yo sin evitarlo, me le quedé viendo idiotizada. Layne me miró dulce y con destellos en su rostro.

Recordé que iba tarde a mi lugar de trabajo y volví a alarmarme.

_ ¡Oh! ¡Rayos! Ya debo irme, o si no, llegaré muy tarde a mi trabajo.

_ ¿Necesitas que te lleve?

<< ¿Pero qué estás diciendo, Layne? >>

<< Vienes recién saliendo de una clínica de rehabilitación, por lo que no tienes ningún auto para ofrecer a llevarla. >>

Yo lo miré y volví a sonreírle.

_ No hace falta, de verdad. Muchas gracias. – él insistió en sonreírme.

_ Ok.

_ Bueno, adiós y lo siento de nuevo por haberte chocado.

_ No hay de que disculparse, adiós y buena suerte. – su sonrisa me atrapó.

_ Suerte para ti también, Layne.

Con el corazón pegado en la garganta, seguí caminando y él se me quedó viendo risueño.

<< Que linda y dulce muchacha. >>

Al llegar a su departamento se encontró con su madre, amigos más cercanos y los de su banda, quienes le dieron la acogedora bienvenida. Layne, sorprendido, y a la vez agradecido, sonrió de felicidad. No se esperaba algo así.

Su madre lo abrazó fuerte y a él se le llenaron los ojos de lágrimas. Era un muchacho sensible y de buenos sentimientos.

Su madre le entregó en sus brazos a su querida y preciada gatita "Sadie" y Layne la recibió con todo su cariño.

Sus amigos le sonrieron y él volvió a sonreír y a reírse de emoción.

_ Muchas gracias, en serio, a todos por estar aquí, y a ti mamá. Gracias por cuidar todo este tiempo a Sadie.

_ Sadie fue una muy buena chica, casi no me dio problemas. – él tierno le acarició su cabeza.

_ Qué bueno. Me alegra oír eso, y ahora está linda damita, volverá con su papá, que la adora.

_ Creo que te extrañó mucho. Esa gatita te ama, Layne.- él volvió a sonreír y todos también lo hicieron con alegría.

Ordenando y desempacando su ropa, recordó de pronto a aquella joven muchacha y esbozó su dulce sonrisa.

<< Era una mujer muy bonita. >>

<< Tenía una sonrisa muy angelical. >>

Sin evitarlo, su corazón se le agitó y deseó volver a verla...

Repartía el correo en el centro de la ciudad y de pronto se me vino a la mente la dulce imagen de Layne, cuando chocamos de frente y él se portó tan tierno y amable conmigo.

Aún estaba sorprendida. Era Layne, y justo, yo choqué con él.

<< ¿Habrá salido de la rehabilitación? >>

<< Espero que se haya recuperado de su enfermedad. >>

<< Pobrecito. Ya ha sufrido bastante. >>

Recordé su rostro y sus ojos tan celestes, y pasivos, y se me aceleró la respiración. Perdida en aquel recuerdo y en su imagen, no vi venir el lomo toro y pasé sobre él, lo que me hizo saltar bruscamente en el auto y desperté abruptamente de aquel recuerdo.


Esta es mi primera historia que escribo de Layne Staley, y la escribí con mucho cariño. Espero que sea de su agrado y que me dejen sus votos y comentarios.

Hasta el próximo capitulo :) 

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