*Capítulo 36*
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El cielo nublado y las bajas temperaturas del día, hacían querer encontrarse en un lugar cálido y tranquilo, así como podría ser su hogar. Aunque no había estado motivado en ir a ver a sus padres, la verdad es que la insistencia de Molly Weasley había ganado en que fuera unos días a la madriguera.
En cuanto llegó su madre lo abrazó con cariño para luego reclamarle el por qué no había escrito ni mucho menos visitado, aun estando tan cerca del Callejón Diagon como para haber viajado con polvos Flu o como última opción, haber tomado el autobús noctambulo; lo cual no pudo de debatir.
A pesar de todo, de alguna u otra forma había extrañado estar allí, sentir el calor y los exquisitos aromas que emanaban desde la cocina desplazándose por toda la casa. Esos aromas tan característicos a canela, jengibre y chocolate caliente.
George suspiró y continúo observando el cielo desde la ventana de la sala, mientras el cielo comenzaba a oscurecerse y los copos de nieve continuaban deslizándose, cayendo suavemente en el césped acompañado del ruido y ajetreo de su madre y hermanos se oian algo distantes. Y es que era víspera de navidad, más específicamente la noche de veinticuatro; ese había sido el motivo por el cual su madre había insistido en que los visitara y él como aún tenía en mente lo sucedido con Mia hace ya tres semanas, había olvidado por completo la festividad.
—¡Ginny, trae la canela por favor! —exclamó su madre desde la cocina.
—¡Voy mamá! —exclamó desde la sala —George...¿Podrías terminar de arreglar la mesa por favor?
George volvió su mirada a su hermana y asintió aun saliendo del pequeño trance en el que había sucumbido observando los copos de nieve caer. El pelirrojo se acercó a la mesa y continuo con la tarea que su hermana había estado realizando. Colocó los cubiertos y luego siguió con las copas y algunos adornos navideños que iban al centro de la mesa. Pese a concentrarse en lo que su hermana le había pedido, su mente comenzó a viajar entre los recuerdos. Fred y Mia eran quienes ocupaban su mente en ese momento y la tristeza no se hizo esperar. Las fiestas de fin de año, sobre todo las de ese año serían las mas nostálgicas para él y para el resto de su familia.
El bullicio y ajetreo de los últimos detalles de los preparativos para esa noche buena siguieron escuchándose por toda la madriguera. Poco a poco la casa de los Weasleys comenzaba a tener mas gente y con ello, la bienvenida de sus padres para luego reír un poco.
El primero en llegar fue Bill junto a Fleur quien aún no se le notaba mucho el vientre de embarazo, pero si se veía mucho más alegre que de costumbre. Luego, fue el turno de Percy y Audrey; Harry, Andrómeda y el pequeño Teddy.
—¿Como es posible que Charlie aun no llegue? —inquirió la señora Weasley mientras agitaba su varita y algunas bandejas flotaban hasta la mesa, colisionando una con la cabeza de George. —Lo siento cariño.
—Estoy bien mamá —murmuró sobándose parte de la coronilla mientras observaba la mesa con el ceño fruncido y se alejaba de ahí.
—Casi lo olvido. Me lo encontré en el ministerio esta mañana. Dijo que llegaría un poco tarde —anunció Bill mientras jugaba con el pequeño Teddy sentados en la alfombra y Harry le hacía morisquetas.
—¿Y ahora lo dices William Weasley? —inquirió enfadada la señora Weasley con el ceño fruncido y Fleur solo observó a su marido con una ceja alzada.
George rió observándolo desde el otro lado de la sala. A pesar de que ese momento era solo de felicidad, sentía que el sentimiento serio pasajero, más aún, él se sentía fuera de lugar. No estaba con ánimos de celebración ni mucho menos.
—Esperaremos a Charlie—anunció la señora Weasley resignada mientras observaba la mesa ya lista—. Solo si a los demás no les importa....
—Yo tengo hambre—Exclamó George arrugando el ceño.
—Bueno, hay varios panecillos y bocadillos dulces para la espera —respondió mientras se dirigía a la cocina y daba por zanjado el tema.
George se cruzó de brazos y bufó mientras se dejaba caer en el sofá y observaba como Bill y Fleur hablaban de forma cariñosa mientras su hermano acariciaba el vientre de su cuñada, en tanto Harry cargaba al pequeño Teddy mientras Ginny era quien le hacía morisquetas al pequeño haciéndolo reír. Suspiró, el ver a sus hermanos de forma cariñosa con sus parejas le hizo recordar a Mia y el alejamiento que tuvieron después de haberle contado lo que realmente era. El pensarlo de esa manera, como si fuera un fenómeno no le gustaba, pero era la verdad, ante los ojos de la chica él era un fenómeno.
—¿Puedo sentarme junto a ti?
La voz de Andrómeda Tonks hizo que levantara la mirada. La mujer lo observaba con una pequeña sonrisa, pero a pesar de ello, su mirada reflejaba aun el dolor ante la pérdida de su familia.
—Por supuesto —Le indicó mientras asentía ante su pregunta y ella le ofreció una taza de chocolate caliente —Gracias.
—Es lindo que tu madre nos haya invitado a Teddy y a mí a cenar con ustedes —habló con tono tranquilo para luego beber de su chocolate caliente.
—¿Por qué no hacerlo? —observó a la mujer quien sonrió de forma débil —Lupin y Tonks fueron miembros importantes de la Orden, como lo fue usted y su esposo. Prácticamente fuimos familia en momentos difíciles.
Y así había sido. Durante la guerra la orden del fenix solo se tenían unos a otros, no podían confiar en nadie más que no sean ellos mismos. Los señores Tonks habían prestado su hogar como guarida provisoria en el traslado de Harry desde Privet Drive hasta la madriguera.
George observó a la señora Tonks por un momento, quien bajó su mirada. Se mantuvieron en silencio, solo oyendo las voces y risas de los demás que se encontraban a su alrededor.
—¿Como ha ido todo en Londres muggle?
George desvió su mirada y observó como su madre golpeaba suavemente a su padre en la mano al querer probar una papa asada.
—Bien... —murmuró —Todo bien.
—Incluyendo a Mia ¿no? — George la observó sorprendido —Se podría decir que Harry me comentó algo sin querer... Pero ahora que te veo, podría casi asegurar que no todo va bien.
—¿Puedo hacerle una pregunta?
—Claro.
—Si los muggles supieran de nuestra existencia ¿cree que nos aceptarían?
Andrómeda lo meditó por algunos segundos y George sentía que su mirada trataba de ver sus recuerdos. El pelirrojo volteó y volvió su atención a sus hermanos. Percy se encontraba charlando con Fleur mientras ella sonreía y asentía; Ginny junto a Harry jugando con el pequeño Teddy...
—Algo debió de haber salido mal para que estes preocupado ¿no? —espetó la mujer haciendo que George volviera su atención a ella —Sino fuera así, no estarías haciendo ese tipo de preguntas.
—Solo digamos que...No salió como esperaba. Bueno, tampoco es que hubiera decidido hacerlo en ese momento —comentó sin ánimos.
—Ya veo... —murmuró bebiendo un poco de su chocolate caliente y sonriendo en dirección a Teddy y Harry quienes la observaban a la distancia y reían —. Lo único que puedo decir es que, así como hay magos que no son tolerantes en cuanto a los muggles, también hay muggles que no lo son con los magos. Es cosa de observar a tu alrededor y tienes un ejemplo cercano —George la observó un poco confundido —Harry. Él creció con sus tíos Muggles que no toleraban la magia y por lo mismo, sufrió de muchos abusos...No tuvo la contención que necesitó en algún momento por parte de ellos, no lo alimentaban bien y....Bueno, ya sabes su historia. Pero en tu caso, lo poco que conozco de ti puedo deducir que, si te gusta esa chica, es porque algo bueno debe de tener. A mi parecer no es una mala persona ni mucho menos una muggle intolerante como lo fueron los tíos de Harry con él. Solo dale un poco de tiempo para que asimile. Además, hoy es noche buena, todo puede suceder.
George la observó por un momento para luego asentir y bajar su mirada a su taza de chocolate caliente. Andrómeda tenía razón, podría ser que aún no asimilaba del todo lo dicho por él ese día, pero ¿Y si en verdad esa era su verdadera reacción? ¿Si Mia no toleraba que el fuera un mago? Pero por otra parte su corazón quería creer que ella era una persona tolerante que solo necesitaba tiempo y George se aferró a ese pensamiento esperando no equivocarse.
—¡Ha llegado el hijo y hermano más guapo de la familia, yo obviamente! —exclamó Charlie riendo mientras entraba a la madriguera y varios de sus hermanos se acercaban a saludarlo.
—Creí que el trabajar con Dragones te haría mucho más humilde —murmuró Percy mientras abrazaba a Charlie con una sonrisa.
—¡Oh que dices Perce! Sigo siendo humilde —respondió entre risas.
Percy rodó los ojos y volvió a la cocina en el momento en que su madre se abria paso entre los demás para saludar a Charlie.
George observó desde lejos como todos sus hermanos y demás invitados saludaban a Charlie, percatándose que la señora Tonks ya no se encontraba a su lado, sino que también se había acercado a Charlie para saludar.
El pelirrojo se mantuvo en su lugar y siguió bebiendo de su chocolate caliente. Hace un tiempo estaba más retraído, no le agradaba estar rodeado de muchas personas como en ese momento en particular, por lo cual solo se mantuvo alejado de todo aquel alboroto por la llegada de su hermano.
—¿Y tú no me vas a saludar Weasley? —La mirada de George se fijó en la de Charlie quien se acercaba a él.
George se puso de pie y sonrió para luego abrazarlo con uno de sus brazos mientras que con el otro, alejaba su tazón de chocolate caliente del cuerpo del mayor para no quemarlo.
—¿Todo bien en Rumania?
—Todo bien —asintió con una sonrisa —¿Qué hay de ti? Supe que tuviste un pequeño malentendido con Mia —murmuró.
—¿Como lo sabes? —Charlie enarcó una ceja —Bien, si...Pero no diría que fue un malentendido, sino que...Mas bien, ella supo lo que en verdad soy.
—¿Un idiota? —rió y George arrugó el ceño enfadado —Todos sabemos eso George.
—No Charlie, no soy un idiota —murmuró con los dientes apretados —. Hablo en serio, ella supo que soy un mago.
George suspiró resignado y se dejó caer en el sofá en donde había estado sentado segundos antes. Sintió el cuerpo de su hermano a su lado, podía casi acertar que lo observaba fijamente, pero él no quería hacerlo.
—No leí tu mente y mucho menos adiviné lo sucedido —comenzó a hablar Charlie con seriedad —. Me encontré con Mia en el pasillo, ella iba saliendo de su departamento...
George lo observó con un dejo de sorpresa.
—Te la encontraste... ¿Que hacías allá? —arrugó el ceño.
—Fui por unas cosas que había olvidado—Se encogió de hombros restándole importancia —. Nos saludamos y me comentó lo sucedido.... Pero no porque ella hubiese querido decirme —acotó de inmediato —sino que yo me di cuenta de que algo sucedida cuando me preguntó por ti.
—De seguro nos odia Charlie —murmuró con total pesimismo, mientras dejaba su tazon en el suelo junto a uno de sus pies —. Nos odia.
—Yo no diría eso... —George lo observó confundido —Cuando me comentó lo que había sucedido, lo hizo con un poco de vergüenza y arrepentimiento; se le notaba en su semblante que esta arrepentida de las cosas que mencionó. Lo que sea que te haya dicho, sé que esta arrepentida. Y ¿Sabes algo? Si hubiese sido otro muggle con quien hubieses tenido el problema, te diría que des vuelta la página y que te olvides de ella. Pero con Mia es distinto, ella no nos odia, solo estaba asustada, confundida...No sabe aún como afrontar lo que le dijiste.
George escuchaba lo que su hermano le decía, tal vez tenía razón y solo se encontraba confundida, aun sin saber cómo reaccionar del todo.
—Si las cosas son como tu piensas, espero que volvamos a...
—¡A la mesa todos, la cena esta lista! —exclamó la señora Weasley.
George no continuo con la conversación. Tomó su tazón de chocolate caliente y lo llevo consigo a la mesa, seguido de Charlie quien lo observaba con el ceño y labios fruncidos.
—¿De verdad no me dirás nada? No puedes dejar una conversación a medias —alegó Charlie mientras se sentaba en la mesa junto a Fleur.
—Ya lo hice —respondió tranquilamente George mientras se ubicaba frente a Charlie y junto a Percy —No diré nada más.
—¿Por qué...? Oh ya lo veo, no quieres asumir lo evidente.
—¿Se puede saber de qué están hablando? —preguntó Ginny observándolos.
George observó a su familia y amigos quienes lo observaban a él y Charlie con curiosidad sin comprender nada de la situación. Sintió como sus mejillas se sonrojaban y bajó su mirada un tanto nervioso, mientras Charlie solo reía.
—¿Podemos comer? Tengo mucha hambre —Observó a su madre quien asintió y todos comenzaron a servirse de las delicias que Molly Weasley había preparado.
La cena transcurrió de forma tranquila, algunos hablaban de forma animada mientras que otros reían de algunas bromas o por lo menos trataban de hacerlo. George observó a sus padres quienes a pesar de sonreirle a la señora Tonks, su mirada seguía siendo la misma desde la muerte de Fred. Así mismo observó a todos a su alrededor y pudo visualizar como todos a pesar de las risas y conversaciones amenas, ocultaban el dolor de la perdida.
Bajó su mirada a su plato, el cual seguía a medio terminar. Lo alejó de él y bebió un poco de su cerveza de mantequilla y se dirigió al patio trasero, no sin antes disculparse con los presentes.
A pesar del frio, se mantuvo observando caer los copos de nieve para luego elevar su mirada al cielo mientras ocultaba sus manos en los bolsillos de su pantalón. Era la primera navidad que pasaba sin su gemelo, esa era la primera de muchas que vendrían.
Caminó por el patio y observó como la nieve seguía acumulándose en el césped y en las ramas de los árboles, provocándole una sensación de nostalgia. A pesar de que se encontraba en el silencio de la noche, los murmullos de la madriguera junto a algunas risas, quebraban los momentos silenciosos, sobre todo cuando todos comenzaban a reir con alguna anécdota del momento.
En ese momento que se encontraba sumido en sus pensamientos, sintió como alguien le ponía un abrigo sobre sus hombros, provocando que se sobresaltara.
—Tranquilo...Soy yo —respondió Charlie con una sonrisa.
George suspiró y bajó su mirada por un momento para luego volver a observarlo.
—¿Que haces aquí?
Charlie soltó una pequeña risa.
—Esa pregunta debería hacerla yo. ¿Qué haces aquí?
—Necesitaba estar a solas un momento... ¿Y tú?
—Queria saber si estabas bien... —murmuró.
George negó bajando su mirada y observó cómo sus zapatos se humedecían con la nieve. Sentía el frio en su cuerpo, aun teniendo el abrigo que su hermano había dejado sobre sus hombros.
—Es la primera navidad que pasamos sin Fred —musitó George sin querer levantar su mirada y solo sintiendo que sus ojos se humedecían al nombrarlo.
—Lo sé...Está siendo difícil para todos en verdad. —permaneció un momento en silencio y agregó —Papá y mamá recordaron cuando ustedes siempre hacían bromas en la cena navideña. A pesar de ser un momento feliz, varios de nosotros terminaron derramando algunas lágrimas.
George también recordaba esos momentos. En la navidad de 1996, habían llevado algunas de las bromas de su tienda que hacia solo unos meses, habían abierto. A pesar de que a su madre siempre los regañaba por ello, más de una vez George la vio reir por sus ocurrencias.
—Cierto, por poco lo olvido... —murmuró Charlie agitando su varita y en unos segundos, una caja mediana envuelta en papel rojo y moño dorado, se depositó sobre las manos de George —Tal vez le comenté a Mia que pasarías la navidad en casa y me pidió que te lo entregara.
George observó el obsequió que tenía entre sus manos, paso sus dedos por la envoltura para luego abrirlo. Al hacerlo, un sobre con la letra ordenada y pulcra de Mia se encontraba dentro.
George
El pelirrojo abrió el sobre y le entrego la caja a Charlie para que la sostuviera mientras él comenzaba a leer:
Hola George.
Espero que estes pasando una linda noche buena o navidad (dependiendo en que momento estes leyendo esto).
Se que las disculpas y resolver los malos entendidos se deben hacer de frente, pero dada las circunstancias, quise hacerlo de esta manera. Se que reaccione mal, tal vez no fue la forma que esperabas que lo hiciera, pero...Estaba confundida, no sabía si creerte o solo me estabas tomando el pelo. Tal vez me estoy excusando y Dios...Odio cuando las personas hacen eso, pero es la verdad; no supe cómo reaccionar. Cuando nos distanciamos, tuve el tiempo más que suficiente para pensar y pude darme cuenta de muchas cosas de las cuales estaba equivocada. Quiero creer o mas bien, estoy casi segura que tú no eres como los otros que destruyeron el puente en el cual murieron muchas personas. George, luego de las fiestas, ¿Podríamos hablar?
Espero que puedas disfrutar de las fiestas junto a tu familia, yo estaré con la mía..
Con cariño, Mía A.
Pd. Espero que te gusten los brownies.
George observó a Charlie quien en ese momento estaba comiendo uno de los brownies, mientras cerraba los ojos y disfrutaba de aquella delicia.
—Dame eso... —le quitó la caja de las manos y la cerró provocando que Charlie hiciera un puchero.
—Están deliciosos... —murmuró aun con un trozo de brownie en su boca —Mia cocina muy bien...No le digas a mamá que dije eso.
—Bien, no se lo diré solo si me ayudas en algo.
Charlie mastico aún mucho más lento y se dio el tiempo para tragar lo que tenía aun en la boca, para luego asentir.
—¿Tiene que ver con la carta?
—De hecho, si.
Nota de autora.
Hola a todos....
Lo sé, lo sé, estuve mucho desaparecida y no me voy a excusa pero solo les diré que hace días quería actualizar pero me distraía con muchas cosas y no terminaba nunca el capítulo.
¿Valió la pena la espera? Quiero pensar que si y que disfrutaron del capítulo. Me encantaría leer sus impresiones después de tanto tiempo.
Caro.
PD. ¡Gracias por los 29K de lecturas!
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