*Capítulo 35*
«Te prometo que la verdad no puede herirnos ahora, así que deja que las palabras salgan de tu boca.»
The Words-Christina Perri
════ ∘◦❁◦∘ ════
George tomó la carta entre sus manos y dejó que la lechuza emprendiera vuelo hacia el horizonte. Cerró la ventana y pudo notar la caligrafía de Ron en el sobre.
—¿Por qué esa lechuza te trajo esa carta? — George dió un respingo y giró rápidamente. Observó la mirada de confusión y extrañeza de Mia quien se encontraba de brazos cruzados esperando expectante su respuesta, la cual no llegó. —¿Desde cuándo ese tipo de aves vuelan a pleno luz del día y traen cartas?
George no podía articular palabra alguna, su cuerpo tiritaba un poco por el nerviosismo, mientras que sentía su boca secarse. No sabía que responder, pero de lo que estaba seguro era que no quería seguir mintiéndole acerca de su mundo.
—Me trajo una carta... —dijo con voz débil mientras se acercaba a Mia y la observaba.
—Ya lo se pero...Lo que no entiendo...
—Es mejor que te sientes en el sofá —dijo él interrumpiéndola con total resignación. Mia arrugó el ceño y se fue a sentar aun sin comprender por completo lo que estaba sucediendo.
El ambiente comenzaba a tornarse muy tenso para George, quien comenzaba a frotar sus manos con nerviosismo mientras caminaba por la sala tratando de buscar las palabras correctas para comenzar la conversación, que mas de alguna vez, había deseado que nunca ocurriera.
Observó a Mia por un momento y luego bajó la mirada soltando un suspiro. Ella estaba expectante y George lo notaba.
—¿Me vas a decir lo que sucede, George? —El tono de su voz sonó casi desesperado.
—No es facil Mia....Para nada lo es.
—Solo dilo, George. ¿Qué esta ocurriendo? ¿Por qué un ave nocturna, vuela a plena luz del día y....te trae una carta? Hasta donde se, no son aves de correspondencia y mucho menos...
—Soy un mago —espetó George levantando su mirada y darse cuenta que Mia lo observaba con su labios ligeramente abiertos —Un mago de verdad...
—¿Un mago?... —preguntó aun en estado de shock —Un mago...Ho, ya veo. Como lo fue el papá de Artemisa. Mago de los que hacen trucos con cartas y...
George no dijo nada, solo observó como la mirada de Mia se perdía en algún punto de la habitación, a la vez que su semblante demostraba que había recordado algún momento en particular...El pelirrojo no dejo de observarla con preocupación: La castaña comenzaba a arrugar el ceño mientras su mirada daba a entender que su mente estaba atando varios cabos.
El pelirrojo sintió su cuerpo tensarse y aun más cuando la mirada de Mia cambió a una de incredulidad y la fijaba en él. En ese momento, George sintió el deseo de que todo fuera una pesadilla.
—Mia yo...
—Ahora comprendo —susurró ella sin dejar de observarlo —. Hay muchas cosas que ahora comprendo.... —repitió mientras sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas. Tus actitudes eran bastante extrañas...Y, aun así, hice caso omiso.
—Mia...
—Tu comportamiento al no saber usar un artefacto tan común como encender el horno...O el intentar abrir la puerta de tu departamento con una...Rama.
En ese momento, Mia arrugó el ceño como si estuviera recordando un evento en específico, el cual incluía a su hermano Bill. El pelirrojo se mordió el labio con nerviosismo, sentía temor ante la reacción de la castaña. ¿Por qué cuando todo estaba comenzando de maravilla, debía de estropearse? Mas aun, recién comenzando su relación con ella; era una chica que le gustaba a tal punto que le daba miedo perderla. No quería otra perdida en su vida, no lo soportaría.
—En algún momento quise contártelo...
—La magia no existe.... —murmuró convenciéndose asi misma. George la miró confundido —No tiene lógica...La magia solo existe en los cuentos y películas. ¿Por qué estas mintiendo, Weasley?
—Mia...Se que cuesta creerlo —La castaña se puso de pie y se alejó un poco de él —. Pero es la verdad. La magia existe. Se que tu también te has dado cuenta de eso. No te niegues a creerlo — Mia lo observó y arrugó el ceño; George sentía la mirada como si lo estuviera reprochando de haber hecho algo malo. —Sé que...Sé que a pesar de que te niegues a creerlo, una parte de ti sabe que lo que digo es cierto...
George trató de acercarse a ella, pero Mia arrugó el ceño. Su mirada era fuerte, estaba enfadada con él. El pelirrojo la observó con pesar, el que ella lo odiara era lo último que habría querido en su vida. ¿Por qué en un país donde habitaban millones de muggles, precisamente tenía que haber sido ella quien reaccionara de esa forma? ¿Por qué no mejor se hubiese desmayado como el padre de Seamus? O ¿haberse reído y no haberle creído nada, hasta demostrárselo?
—¿Cuándo me lo ibas a decir? —Después de un momento de silencio, su voz sonó rasposa, seria y con algo de dolor —o ¿Acaso me lo ibas a ocultar por siempre?
—No es fácil para mi contarte esto, Mia. Podría estar en problemas por esto, pero aun así...
—¿Problemas? —arrugó el ceño mientras caminaba por la pequeña sala de la cabaña, mientras los debiles rayos de sol comenzaban a derretir en parte la nieve acumulada en el marco de la ventana —¿Problemas por confesar algo como...eso?
—Es...Largo de contar.
—Te escucho.
George la observó y Mia le devolvió la mirada que denotaba estar convencida de querer oirlo. Suspiro y se sentó en el sofá mientras observaba sus manos y comenzaba a moverlas con nerviosismo. ¿Por dónde comenzaría? Eran tantas las cosas que debía de mencionar...Que las palabras se desordenaban en su mente.
—Bueno...Ya mencioné que soy un mago... —Mia continúo observándolo —La magia existe, es solo que...No podemos hacerla en frente de muggles...
—¿muggles? —preguntó extrañada la castaña.
—Si. Muggles, personas sin magia...Personas como tu. —Ella asintió —Mia...Prométeme que lo que te diré, no se lo contaras a nadie, ni siquiera a Artemisa.
—Aunque lo hiciera nadie me creería, Weasley.
Weasley...La forma en que lo había pronunciado le había dolido. Su tono de voz serio, como si de un conocido se tratara. George sintió su boca seca, pero continúo hablando.
—Tienes razón...Sucede que, ahora que te lo estoy contando estoy rompiendo una de nuestras normas... "El estatus del secreto". Es una ley que impide que los magos hagan magia o digan lo que son a personas muggles... —Mia asintió —Bueno...Los magos existen, desde hace siglos que existen, solo que ahora debemos de permanecer escondidos de ustedes.
—¿Por qué?
—Bueno... ¿has oído hablar de "La caza de brujas de Salem"? — Ella asintió —Por ese motivo los magos y brujas de aquella época tuvieron que esconderse. Los muggles ya no querían que viviéramos entre ellos, no comprendían las cosas que hacíamos...
—Supongo que fue por miedo —acotó Mia.
—¿Y tú sientes miedo?
Aquella pregunta quedó en el aire. Mia no pudo responder tan solo se quedó observándolo y George ansioso por una respuesta que no llegó. Suspiró y bajó su mirada por un momento para luego volver a observarla y acariciar la mano femenina.
—Nunca te haría daño... —musitó —Confía en mi por favor.
—¿Cómo hacerlo cuando solo me cuentas...historias, pero no me demuestras nada?
—Me encantaría hacer magia, pero no puedo Mia...
—¿Por qué no? —preguntó desafiante.
George se puso de pie y comenzó a caminar por la sala. Paso uno de sus manos por su cabeza y la dejó sobre la parte trasera de su cuello. Soltó un suspiro mientras buscaba las palabras precisas en su mente, una forma de decirlo para que la verdad no fuera tan dolorosa...
—Al tiempo de perder a mi hermano en la guerra, no pude volver hacer magia.
—¿De qué guerra me estás hablando? —murmuró Mia observándolo estupefacta.
—El que Londres y todo el país tuviera asesinatos en masa, no fue por causa de ningun grupo "extremista muggle" como algunas veces mencionaron —Su voz sono un poco nerviosa e indecisa en si seguir hablando, pero continuo —. En mi mundo se vivió una guerra contra un mago tenebroso y sus seguidores, Mortifagos. Sus ideales eran la pureza de la sangre y eliminar a todo hijo nacido de muggles y a muggles. Una de las cosas que más deseaban eran no seguir viviendo escondidos...Tomar el control del mundo mágico y del tuyo.
—Pero...Si hubiesen hecho eso...Habríamos estado en una guerra civil y las fuerzas armadas hubiesen salido a las calles y....
—... ¿Y crees que eso hubiese detenido a Voldemort? —La interrumpió observándola fijamente, a lo que Mia arrugó el ceño dudosa —Antes que preguntes, Voldemort fue un mago tenebroso...Fue quien dio comienzo a la primera y segunda guerra mágica —argumentó sin dejar de observarla, dándose cuenta del nerviosismo en ella por lo que acababa de decir —Fue él quien mato a muchos magos, brujas y muggles como tú, Mia...Por culpa de él, muchas familias desaparecieron.
—Pero...Lo que me dices no tiene sentido... —murmura ella bajando su mirada confundida.
George siguió observándola de forma seria, pero a la vez, se sentía mal el estar diciéndole todas esas cosas. Se acercó un poco al sofá y se sentó frente a ella soltando un suspiro.
—¿Alguna vez creíste en la versión del primer ministro muggle cuando les dijo que eran explosiones de gas o de un grupo extremista?
—Yo...Se que fue una explicación vaga, pero fue la oficial en ese momento... ¿Que más podría ser? Había miles de muertes y desapariciones de personas, explosiones en distintos puntos del país y.... —arrugó el ceño mientras levantaba la mirada —El derrumbe del puente Lamberth. —murmuró.
El pelirrojo observó como la mirada de Mia cambiaba de confusión a una de incredulidad...Sintió como el aire de la cabaña comenzaba a ser mas pesado...O tal vez solo era por su nerviosismo y la forma en que la castaña continuaba observándolo.
—¿Me crees? O ¿Aun sigues pensando en que todo es una cruel broma de mi parte?
—Solo respóndeme una cosa: ¿El derrumbe del puente Lamberth...No fue un derrumbe como tal no?
—No —musitó con tono compungido.
—Fueron...Personas como tú.
George la observó en silencio, el tono de voz de Mia había sido un tanto acusatorio y, aun así, sentía que no podía contradecirla. Era cierto, habían sido personas como él las causantes de que aquel puente colapsara y fallecieran varios muggles, entre ellos el hermano mayor de Mia. Pero él no era como ellos...
—No todos los magos y brujas son malos —Se acercó tratando de tomarle las manos, pero las apartó de él —Mia...Por favor. Sabes que nunca te haría daño, ni a ti ni a nadie.
—¿Cómo puedo estar segura de eso?
George sintió como si una bludger golpeara su estómago y lo dejara sin aire por varios segundos. ¿De verdad dudaba de él? Esa pregunta le dolía, pero mucho más la mirada de ella como si estuviera viendo a un simple desconocido con quien acababa de entablar una conversación hace dos minutos.
—Si quisiera hacerte daño, ya lo habría hecho. ¿no lo crees? —Mia no le respondió, solo continúo observándolo —¡Por Merlín Mia! Tienes que creerme...Si tuviera ese pensamiento, no habría luchado en contra de Voldemort y mucho menos hubiera perdido a mi gemelo. —agregó con desesperación—Sabes todo lo que he sufrido en este tiempo por la pérdida de Fred...La última vez viste como me quebraba...
—Sí, lo recuerdo... —murmuró pensativa —Es solo que...
—¿Tienes miedo? —espetó interrumpiéndola.
Mia lo observó por unos segundos antes de responder:
—Si. Tengo miedo George.
George la observó mientras apretaba los puños sobre sus rodillas. Sus nudillos comenzaron a tomar un color mucho más blanco. Estaba reprimiendo las ganas de llorar en frente a ella. Ese llanto de impotencia al no poder hacer mucho más para quitar esa idea equivocada de la mente de quien más quería en ese momento.
El sol ya se había abierto paso entre las montañas a la vez que comenzaba a derretir poco a poco la nieve, dando paso al estado líquido de esta para que comenzara a caer en formas de gotas desde una esquina del tejado, pero aun así el frio permanecía en el ambiente, tanto en el exterior como en el interior de la cabaña en donde se encontraban.
—Lo entiendo... —musitó para luego ponerse de pie y dirigirse a la habitación.
—George de verdad lo siento... —dijo poniéndose de pie y girar para observarlo.
—No tienes que hacerlo...Supongo que es normal sentir miedo ante algo que no tiene lógica ni explicación para ti, Anderson. —respondió observándola.
La mirada de George se había vuelto seria y un poco dura, dándose cuenta de que los ojos de Mia comenzaban a cristalizarse por la actitud de él. Se sintió como si fuera un bastardo que no sabía tratar bien a las mujeres. Pero lo cierto era que le dolía la situación, le dolía que ella no le creyera del todo lo que le estaba contando, pero lo que más lo tenía destrozado era que sintiera miedo de él, cuando solo deseaba quererla y protegerla de lo que fuese necesario.
Esa misma tarde George preparó sus cosas para volver a Londres. No podía seguir en el mismo lugar que Mia sabiendo que ella le temía. Observó a su alrededor cerciorándose de no olvidar nada, para luego tomarlo y salir de la cabaña que compartían, no sin antes detenerse en la entrada y dejar sobre el mueble una pequeña nota para ella, quien en ese momento se encontraba en la cafetería del lugar.
El viaje era extenuante, pero no le importo en lo absoluto ya que el paisaje le permitía reflexionar y replantearse las cosas. No tenía aun claridad de lo que sucedería, pero de lo que si estaba seguro es que, permanecería en Londres viviendo como un muggle. Y si, tal vez una parte de él se aferraba a que la situación entre ellos se arreglara, pero también quería demostrarle a Mia que él no era lo que creía.
El paisaje blanco poco a poco comenzaba a desaparecer, hasta que llego al aeropuerto y se dirigió a esperar su vuelo rumbo a Londres. Observó por el gran ventanal como aquellos transportes muggles volaban sin magia, lo que le hizo recordar a su padre quien de seguro estaría muy feliz de verlos y preguntando a cada persona como era posible que volaran.
—Ya sabes...Ciencia —Le había respondido Mia cuando habían comenzado a conversar sobre los aviones el día anterior a la discusión.
════ ∘◦❁◦∘ ════
El cielo de Londres se encontraba cubierto por las nubes, mientras que unos finos copos de nieve comenzaban a caer por la ciudad. El atardecer con el contraste de la nieve blanca acumulada en las afueras de algunos edificios y calles, hacían ver como si de una postal o pintura se tratara, mas aun con las luces que comenzaban a encenderse en la ciudad.
Suspiró y siguió observando la ciudad, mientras una de sus manos la dejaba en el bolsillo de su abrigo. En ese momento sintió la carta que Ron le había enviado y que aun no leía. La desdobló y comenzó a leerla.
Hola George:
¿Cómo has estado? ¿Cómo sigue la vida en el mundo muggle? Espero que todo vaya bien. Aquí las cosas ya están mucho mejor, hace unos días encontramos a los señores Granger y Hermione les devolvió sus recuerdos. No fue muy agradable la situación pero supongo que su reacción era de esperarse.
Aún no sabemos cuándo regresaremos, pero volveré a escribir en cuanto lo sepa.
Cuídate mucho.
Ron.
George levantó su mirada mientras guardaba la carta de su hermano de vuelta en su bolsillo, y bajaba del autobús tomando su bolso. Caminó unos metros y llego al edificio dirigiéndose a su departamento mientras pensaba en lo sucedido con Mia. Tal vez si aquella correspondencia no hubiese llegado, nada de eso habría sucedido, pero por otro lado...Recordó a Fred y sus palabras: "Que eres mago...Y ella debería de saberlo, ahora" Tenía razón, pero hubiese preferido que la forma hubiese sido completamente distinta.
Al llegar a su departamento, abrió la puerta y dejó caer su bolso en la entrada, mientras cerraba la puerta tras de sí. Caminó hasta el sofá de la sala recostándose y cerrando los ojos. Deseaba que todo fuera una pesadilla. De haber sabido la reacción de Mia, nunca se lo hubiese mencionado.
Nota de autora:
Hola..
Se que he estado inactiva un mes, pero desde la última vez que dejé un anuncio en el tablero, sucedió algo totalmente inesperado para mi (lo explicaré en el tablero de anuncios). Solo espero que aun sigan con la historia de George y Mia, por que como dije en un principio, no la abandonaré, solo me tomé el tiempo para retomarla.
Ahora hablemos del capítulo: ¿Qué les pareció? ¿Se esperaban la reacción de Mia? Como confidencia, había planeado que fuese mucho peor, pero creo que lo que plasme es la reacción que debía de tener Anderson, ni exagerada ni tomando la noticia a la ligera. Pero díganme ¿Cómo reaccionarían uds si la persona que les gusta les dice que es un mago/bruja? colocándonos en la situación de que los libros de Harry Potter no existen y que solo sabemos de las brujas y magos por las películas y cuentos de hadas. ¿Reaccionarían igual que Mia? Quiero saber sus impresiones :)
Espero que todos se encuentren bien, los quiero.
Caro.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro