Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

*Capítulo 34*

════ ∘◦❁◦∘ ════



L

a noche había caído por completo, el cielo oscuro solo iluminado por la luz de la luna y las estrellas le hacían compañía al viento, el cual, soplaba de forma delicada los copos de nieve que seguían deslizándose por todo el lugar, mientas ellos seguían bailando a pesar de que la canción había terminado hace ya bastante minutos atrás.

George la tenía sujetada de la cintura y su frente apoyada en la de ella, los dos se dejaban llevar como si dos hojas fueran deslizadas por el viento otoñal.
Ella apartó un poco su rostro de él y lo observó. George pudo descifrar su mirada, era una que transmitía cariño.

-Será mejor que entremos -murmuró ella sin dejar de observarlo.

George soltó un bufido y a pesar de que hacia frio, no quería que aquel momento y conexión entre ambos se terminara nunca, pero como siempre, Mia tenía razón.

-Si...Esta bien, entremos.

La tomó de la mano y sintió como si un gran peso desapareciera de sus hombros. George observó la mano de ella con la suya y sonrió para si mismo; nunca imaginó llegar hasta ese momento, no cuando su estabilidad emocional estaba por los suelos cuando la volvió a ver.
Y es que a medida que pasaba el tiempo, George recordaba poco a poco ese día en que la había conocido en el pueblo junto a Fred, y que por alguna razón que el desconocía hasta ese momento, no la había recordado hasta hace un tiempo.

-Toma -dijo Mia entregándole una taza de chocolate caliente -Necesitaremos esto si no queremos enfermarnos.

-Pero habría valido la pena -acotó él mientras se sentaba en el sofá y Mia lo hacia a su lado apoyando su cabeza en el hombro de él.

-Hace bastante tiempo que no me sentía así... -murmuró observando la chimenea.

-Así ¿Cómo? -preguntó acariciando uno de los hombros femeninos mientras besaba la coronilla de su cabeza.

-Feliz.

George se sorprendió al escuchar la respuesta de Mia. No pensaba que ella fuera una persona que no se sentiría feliz en su vida. La observó y vio como la mirada de ella se perdia con un dejo de nostalgia en las llamas de la chimenea. La abrazó de la cintura y la atrajó a él besando su coronilla, sintiendo como la chica que mas quería comenzaba a llorar.
Él no dijo nada, solo la abrazó y le dio a entender que estaba para ella, que cualquier cosa que sintiera, la apoyaría. Tan solo acarició su cabello , mientras ella continuaba apoyada en su hombro dejando que las lagrimas siguieran deslizándose.

-Lo siento yo.... -comenzó a decir ella alejándose un poco de él y mirarlo.

-Hey...No tienes que disculparte -dijo acariciando el rostro de ella a la vez que limpiaba las lagrimas con su pulgar -Si quieres llorar, hazlo.

-Mas bien, debería de contarte algo -murmuró desviando su mirada de George -Más aun ahora que somos pareja.

La observó un tanto confundido pero a la vez expectante a lo que Mia quería decirle. La mente del pelirrojo comenzó a buscar algún indicio de lo que podría ser lo que le estuviera afectando, pero en el momento no recordó nada dejando aún mas preocupado por lo que quisiera expresarle.

Ella suspiró y comenzó a jugar con sus manos, indicios de que estaba nerviosa y que no sabía como comenzar a hablar, o que palabras decir. George toma una de las manos femeninas y la acaricio para que se calmara, provocando que ella lo mirase con cariño.

-Si no te sientes preparada, no lo hagas. -argumentó él con tono cariñoso -. No lo hagas por mi...

-Quiero hacerlo -murmuró aun con su mirada perdida -. Creo que lo mejor es que lo sepas ahora -continuó para luego observarlo.

-Esta bien -asintió el mientras le apartaba un mechón de cabello del rostro -. Te escucho.

La castaña cerró los ojos y suspiró. Permaneció en silencio por unos minutos, como si estuviese buscando el valor que no tenía en ese momento. George volvió a tomar una de sus manos y la apretó de forma suave y dulce para luego besar la frente de ella.

-¿Recuerdas cuando me encontraste en el Millenium Bridge? -George asintió -Bueno, cada año voy en esa misma fecha a dejar flores -rió con ironía -Aunque preferiría hacerlo en otro lugar.

-Mia... -musitó el observándola con preocupación, sin dejar de acariciar su mano.

-Aún recuerdo ese día...Habíamos discutido, él siempre queriendo lo mejor para mi y yo, siendo una necia sin querer escucharlo -respondió con su mirada perdida, recordando cada momento de aquel día -. Si no hubiese sido por mí, él seguiría con vida George.

El pelirrojo no dijo nada, tan solo la observaba y oía cada una de sus palabras, tratando de saber que con antelación lo que la hacía sufrir en silencio. Y es que desde que la había conocido, habían sido muy pocas veces en que la había visto en ese estado; estaba casi seguro que no más de tres momentos la había visto llorar.

-No es tu culpa Mia...No pienses eso.

-George... -cerró con ojos por un momento y volvió abrirlos fijando su mirada en él. El pelirrojo la siguió observando con preocupación- Ese día discutimos-continuo con su relato-Ya ni siquiera recuerdo el cómo comenzó, pero si mis palabras: «Preocúpate de tu familia y no sigas metiéndote en mi vida» Después de eso...Solo me observó y salió del departamento...Y bueno, ya sabes lo que sucedió en el puente...La construcción cedió y las personas que se encontraban en el....

George observó como ella volvió a llorar sin poder terminar su relato. Los ojos de la chica se llenaron de lagrimas, provocando que el se sintiera culpable. Y es que a pesar de no haber sido el causante directo de aquel fatídico día, las personas que lo habían hecho eran como él: Magos y brujas...En ese momento sintió la culpa y la vergüenza inundar su mente.

La abrazó y acarició su cabello para tranquilizarla, sintiendo como ella se estremecía ante las lágrimas y pena que la embargaba.

-Y esa persona era.... -preguntó con nerviosismo en su tono de voz, aun queriendo saber de quién estaba hablando ella en su relato.

-Mi hermano mayor, Alex Anderson. -mencionó mientras se alejaba de él y lo observaba -Además, de mi hermano, era mi mejor amigo y...¡Dios George! Tenía un pequeño de cinco años que debía seguir viendo crecer.

La mirada nostálgica de Mia hizo que el corazón de George se sacudiera de dolor. Nunca pensó sentirse culpable por algo por el cual el no tenía nada que ver; pero aun así, sintió vergüenza de su mundo y de lo sucedido con millones de muggles durante el tiempo que duró la segunda guerra mágica.

-Ahora entiendo por qué....En los días previos a esa fecha te habías alejado... -musitó él recordando aquel momento en que no había visto a Mia en varios días y debió de preguntar por ella a Artemisa.

-Si -asintió ella mientras George limpiaba las lágrimas con sus pulgares -Ha pasado algunos años, y...Puedo decir que lo supere en cierta manera -continuó ella arrugando el ceño -Cuando Artemisa me apoyo, yo estaba en depresión. Mis padres querian llevarme de vuelta a casa pero eso significaba dejar los estudios y....No estaba dispuesta a eso. Es ahí en donde Artemisa se vuelve mi soporte. Entre las terapias y su ayuda, pude salir de ese estado. Y bueno, en esas fechas sigo recordando ese momento, y prefiero encerrarme en mi misma para que los demás no me vean en ese estado.

-Comprendo -murmuró él apartándole un mechón de su cabello.

-Lo peor de todo -continuo -Es que nunca encontraron los cuerpos de las personas. A pesar de que el Támesis sea un rio, hizo que sus cuerpos desaparecieran -suspiró y una lagrima amenazaba con salir -Como familia nunca pudimos darle sepultura a mi hermano...Y...Hay cosas que quisiera recordar, pero no puedo -George la miró confundido -La depresión que tuve, provoco que olvidara varios momentos en mi vida antes de la muerte de mi hermano. En ese tiempo, el psiquiatra que me veía, decía que era normal que después de la depresión que tuve, que algunos recuerdos se borraran de mi mente... -mencionó con lágrimas en sus ojos.

Ahora comprendía el porque Mia no lo había recordado desde el primer momento en que si volvieron a encontrar. Nunca imaginó que hubiese olvidados ciertos momentos en su vida, pero lo había hecho y no por hubiese querido hacerlo, aunque se sintió algo apenado por su confesión.

-Comprendo....Y de verdad lo siento mucho-murmuró mientras la abrazaba y la traía a su cuerpo -Se lo que se siente perder a un hermano -musitó abrazándola aun mas y sintiendo como se estremecía bajo sus brazos.

Después de la confesión que Mia le había hecho ¿Cómo le diria a ella que él era un mago y que personas de su mundo tuvieron algo que ver en el derrumbe del puente en donde murió su hermano? Se sintió culpable por todo lo que había pasado y lo que estaba sintiendo en ese momento.
Siguió abrazandola y acariciando su cabello mientras sentía las lágrimas de ella derramarse en su Sweater. Con cada segundo que pasaba y la oia llorar, sentía como su propio pecho comenzaba apretarse de la angustia que estaba comenzando a sentir.

George mantuvo su mirada perdida en el fuego de la chimenea mientras sus manos seguian acariciandola.
Mia se alejó poco a poco de él y limpio su rostro con sus manos y suspiró, tratando de tranquilizarse, permaneciendo en completo silencio mientras George la observaba.
El ambiente se había inundado de nostalgia y ninguno de los dos queria salir de esa fragil burbuja que había crecido entre ellos. George sabía por lo que estaba pasando ella pero ¿Cómo podia ayudarla? ¿Qué podía hacer cuando el problema que ella tenía era por culpa de personas como él?

La observó comer un trozo de brownie y pensó en que no merecía de estar con ella, no después de la confesión que le había hecho... Pero tampoco podría vivir sintiendo el odio de ella hacia él.

-¿George?

Él la observó con atención .

-Dime.

-¿Crees que algún día superemos sus perdidas? -preguntó ella con voz rasposa producto de haber estado llorando. Mantuvo su mirada en la chimenea esperando la respuesta del pelirrojo.

-Bueno...Cuando Fred murió mamá me dijo que nunca superamos las perdidas, solo aprendemos a vivir con ellas. -respondió manteniendo su mirada en ella y Mia lo observó -Y....En este último tiempo me he dado cuenta de que tiene razón.

Los dos se observaron y por un momento sintieron que todo el dolor de sus pérdidas se esfumaba y tan solo quedaban sus sentimientos.
Mia lo abrazó con fuerza y el con cariño, sintiendo el perfume de la joven inundar sus sentidos. Ese abrazo lo sentían como si fuera la única solución a sus pérdidas y tristeza. Como si el destino o la vida los hubiera unido para apoyarse el uno del otro, pero por, sobre todo, amarse con sus heridas.

Mia se alejó un poco de él y lo observó. George solo acariciaba el cabello de ella con sus dedos, dejándose llevar por la suavidad y la mirada de la joven, quien lo observaba decidida. Él suspiró y tomó el rostro de ella entre sus manos, acariciando sus mejillas con sus pulgares. Poco a poco acercó su rostro al de ella, observando sus labios y luego a sus ojos. A pesar de sentirse nervioso, George rozó los labios de ella con cuidado, como si temiera herirla. Siguió besándola con cariño y dedicación, somo si estuviera acariciando una flor unica en el mundo, y para él lo era.

Una de las manos de George acariciaba el cuello femenino mientras que la otra se posaba en la cintura. Las manos de Mia acariciaban los hombros de él para luego deslizarse por la espalda y acariciarla.

-Mia.... -murmuró rozando los labios de la joven. La observó y notó como los ojos de ella comenzaban a inundarse de lágrimas, reteniéndolas -Mia... -repitió acariciando sus mejillas -Ven aquí, tranquila -murmuró atrayéndola a él para abrazarla -Si quieres llorar hazlo. Estaré contigo, no te dejaré Anderson.

-Disculpa....yo... -murmuró deshaciendo el abrazo de él y apartando su mirada. George la observaba preocupado por la reacción de ella -. La verdad es que...Nunca había hablado de mi hermano con otra persona que no sea Artemisa y mi psicóloga de ese entonces -rio ella resignada -. Lo siento por haberte hecho creer....

-No te disculpes...Primero quiero que estes bien, lo demás...Ya tendremos tiempo para eso -le dijo para luego besar su frente.

Mia le sonrió y George aun podía notar una gran pena que ella llevaba, y es que a pesar del tiempo, el pelirrojo sabía por experiencia propia que una muerte así de trágica y de un hermano, no se olvidaría nunca, solo se aprendía a vivir con el dolor.
George continúo acariciando el rostro de Mia, quien poco a poco comenzaba a bostezar, lo que para el pelirrojo le daba indicios de estar muy cansada.

-Será mejor que vayas a dormir, estas cansada.

-¿No te molesta? -murmuró ella observándolo aun dudosa de dejarlo de esa manera tan abrupta.

-Para nada -murmuró con una pequeña sonrisa.

Mia le sonrió y beso la mejilla de George con cariño, mientras que él sonreía ante su caricia. La joven se puso de pie y se dirigió a la habitación, dejando al joven mago solo en la sala principal, observándola hasta perderla de vista.

Suspiró y volvió su mirada a la chimenea que aun seguía encendida, mientras pensaba en lo sucedido y sobre todo, en la confesión de Mia. ¿De que forma debía de actuar con ella, sabiendo como murió su hermano? ¿Qué sucedería si Mia se entera de que todo lo sucedido con su hermano era por el simple hecho de querer herir a muggles, para así llegar al poder?

George seguía pensando en lo dicho por Mia, mientras que la nieve seguía cayendo de forma tranquila y así transcurrió la noche. Se recostó en el sofá mientras la chimenea seguía consumiendo la leña, pero poco a poco el cansancio comenzó a vencerlo.

El familiar aroma de lavanda volvió a percibirlo, haciendo que abriera los ojos. Observó el campo de lavanda y sonrió al darse cuenta en donde se encontraba.

-¿Qué tal Georgie? -La voz de Fred hizo que girara su cabeza y lo observara. Se encontraba sentado a su lado, observando el campo.

-Fred.... -musitó George observándolo con una pequeña sonrisa -He estado mejor.

-Eso es bueno -respondió su gemelo observándolo -. ¿Has pensado en cómo le dirás todo? Lo siento, pero debes decírselo....

-¿A qué te refieres? -preguntó, no estaba comprendiendo nada.

-Que eres mago...Y ella debería de saberlo, ahora -dijo observándolo de forma seria para luego ponerse de pie y observar la extensión del campo de lavanda.

-No puedo Fred... -murmuró acercándose a su hermano -De verdad que no puedo.

-Puedes y lo harás -respondió él.

En ese momento George sintió que alguien lo tomaba de la espalda y lo alejaba de Fred. Abrió los ojos de golpe y observó a su alrededor. Se encontraba en el sofá de la cabaña del centro de ski. Suspiró al ver pequeños trozos de leña que aun se consumían pero ya de forma debil. Pasó sus manos por su rostro y observó que poco a poco comenzaba amanecer. Los primeros rayos de sol comenzaban a posarse en algunos muebles, dándole un aspecto mucho mas brillante.

En ese momento, fijó su mirada en la ventana y observó que un ave se comenzaba acerca cada vez más, pudiendo visualizar una lechuza. George arrugó el ceño y se acercó a la ventana que se encontraba frente a él. La lechuza se posó en el marco y dejó que él tomara la carta que llevaba amarrada en su pata. El pelirrojo arrugo el ceño de forma débil y desató la carta, sin darse cuenta que Mia observaba la situación un tanto curiosa.





















Nota de autora:

¡Sii actualicé la historia! Linduras perdón por hacerlos esperar con esta actualización. Solo espero que el capítulo compense la espera :).

¿Que opinan de lo que está sucediendo? Pero sobre todo...¿Del final de este capítulo? Hay cosas que por fin se van aclarar y con ello debo decir que Lavanda tiene un total de 43 capítulos, más el epílogo.

Espero que hayan disfrutado de la lectura, nos leemos en comentarios.

Caro.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro