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*Capítulo 33*


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La noche de celebración de Halloween, transcurrió entre miedo y algunas risas. Charlie no dejaba de burlarse de George, Mia y Artemisa cada vez que recordaba el grito y rostros al asustarlos con la máscara de uno de los protagonistas de las películas que habían visto esa noche.

George por otro lado solo arrugaba el ceño al ser el centro de las bromas de su hermano. Tal vez en otro momento hubiese reído, pero no lo era. Fue con aquel acontecimiento en que comenzó a darse cuenta de que talvez, ya no reiria con las bromas que algunos años atrás, le hubiesen parecido graciosas.

Y de ese modo Octubre se había despedido junto a Charlie, dandole paso a noviembre, mes en el cual comenzaron las primeras temperaturas bajo cero y con ellas las primeras nevadas. George solo deseaba que el centro de Skie, estuviera lo mas nevado posible para poder sorprender a Mia y confesarle sus sentimientos.

Porqué George había decidido confesarle en ese lugar sus sentimientos y dejar que todo sucediese de la mejor forma posible, por lo cual, había planificado desde el traslado (con ayuda de Artemisa) hasta la llegada al refugio. El viaje había sido largo y un poco extraño para él ya que aun no podia acostumbrarse a los distintos transportes que utilizaban los muggles.

El viaje hasta el lugar los había dejado sin habla. Mia observaba por la ventana las montañas cubiertas de nieve mientras que a George lo hipnotizaba el paisaje que el camino les mostraba. A pesar que los dos habían crecido en el campo, el paisaje hasta el centro de Skie, era muy distinto.

Al llegar observaron el refugio. Todo era de madera con terminaciones talladas, el lugar era amplio y muy, así como se veía por fuera era mucho más acogedor por dentro. El aroma a canela y vainilla los embriagó junto con la temperatura acogedora del lugar. George quien tenía las manos frías al igual que su nariz, poco a poco comenzaban a calentarse, al igual que las mejillas de Mías que hasta hace un momento seguían mucho más pálidas que de costumbre

Se acercaron al mesón y dieron sus nombres, para luego recibir las llaves de la que sería su cabaña.

—Si gustan pueden dejar el equipaje aquí y uno de nuestros encargados se las llevará hasta la cabaña que reservaron.—dijo una mujer de mediana edad con una pequeña sonrisa.

—¿Te parece bien?—pregunto George observando a Mia

—Si, está bien. Me gustaría beber chocolate caliente...

—Cruzando el Lobby, se encuentra la cafeteria—menciono la mujer—Les sugiero el chocolate caliente acompañado de un croissant.

—Muchas gracias —respondió George dirigiéndose a la cafetería junto a Mia.

Siguieron las indicaciones, mientras observaban las instalaciones maravillados con los tonos naranjas que emitia la luz junto a la madera barnizada de las paredes.

Al cruzar, abrieron una puerta de vidrio y el tintineo de la campanilla se perdió entre las conversaciones de algunas personas que ya se encontraban ahí. Al entrar, el aroma a chocolate los abrazo por completo, haciendo que sus papilas gustativas, en especial las de Mia, comenzaran a activarse. George sonrió al ver como ella se mordía el labio inferior para luego dirigirse a una de las mesas del fondo que daba al exterior.

—Esto es grandioso —habló Mia mientras se quitaba los guantes, bufanda, gorro y abrigo, siendo imitada por George —De verdad, creo que nunca tendré como agradecerte la invitación, Weasley —agregó observandolo mientras se sentaba.

—Si te diviertes me doy por satisfecho —aclaró con una sonrisa sin dejar de observarla.

Mia se ruborizó en el momento preciso en que uno de los meseros se acercaba a ellos a tomar su orden. Cada uno pidió chocolate caliente, pero solo ella pidió acompañado de un croissant.

—Es un buen lugar para relajarse, ¿No crees?—dijo Mia para luego beber de su chocolate caliente.

—Si, ya lo creo—mencionó sonriendo, para luego observarpor la ventana el exterior. El lugar estaba por completo nevado y a unos metros de distancia del refugio, se podían ver personas practicando el deslizarse con dos tablas en los pies—¿Alguna vez has...—titubeo en seguir hablando, en realidad no sabía que estaban haciendo los muggles.

—¿Esquiar?—George la observó y asintió un tanto confundido—No, en verdad nunca lo he practicado —agregó observando en la misma dirección de George—¿Te gustaría intentarlo luego?

—Claro ¿Porqué no?—volvió a sonreír—Ahora que recuerdo, no me has comentado cómo te fue en tu último examen.

La conversación entre ambos siguió su curso entre risas y anécdotas por parte de ambos. El día avanzaba y solo algunas personas seguían practicando el deporte mencionado por la castaña. Pero a George poco le importaba el tiempo transcurrido, su atención estaba sumida en la chica que tenía frente a él: en su sonrisa, su forma de levantar las cejas cuando mencionaba algo emocionante; y como el los débiles rayos de sol se posaban en su cabello, volviendolo aún más claro.

En ese momento una pequeña familia de cuatro personas entro al lugar de forma tranquila, mientras los dos hijos reían entre ellos.

George volteó a observarlos por un momento, volviendo su mirada un tanto nostálgica. Los dos pequeños eran gemelos lo que hizo que el pelirrojo volviera a recordar a Fred y a él mismo cuando no tenían más de ocho años. Suspiró y volvió a observar a Mia quien le devolvía una mirada de comprensión.

—¿Te parece si vamos a esquiar?—preguntó George un tanto entusiasmado, queriendo disipar la nostalgia que lo había envuelto por un momento.

—Me parece bien.

Los dos tomaron sus cosas y pagaron la cuenta, aunque George le habría gustado hacerlo el mismo, Mia no lo permitió. Al salir de la cafetería, el frío viento golpeó sus rostros.

George caminó con las manos en sus bolsillos sin percatarse que una bola de nieve iba en su dirección. Al voltear, observó como Mia reía de forma estrepitosa, abrazándose a si misma sin poder parar de reír.

George enarcó una ceja y tomo un poco de nieve entre sus manos, formando una bola y lanzarla en dirección a la castaña, golpeándola en uno de sus hombros. Y así comenzó una guerra improvisada de bolas de nieve, entre risas abundantes y caídas estrepitosas, bajo la mirada de algunos curiosos que solo sonreían al verlos.

—¡Vamos Anderson, no puedes ser tan mala para aventar bolas de nieve. Te recuerdo que vas perdiendo!—exclamó el pelirrojo con burla, mientras esquivaba una más que Mía le aventaba.

—¡No rías tanto Weasley. Puedes llevarte una sorpresa!—exclamó ella sin salir de su pequeño fuerte que había construido con nieve, mientras preparaba otra bola de nieve y la lanzaba en dirección a George.

El pelirrojo no alcanzo a esquivarla, siendo golpeado en el pecho, provocando una pequeña risa en él y un grito de júbilo en ella. La castaña saltaba de alegría ñ, sin percatarse que otra bola de nieve iba en su dirección, golpeándola en una de sus piernas y provocando que ella cayera de bruses.

—Anderson!—exclamó George corriendo hacia ella para sersiorarse de que estuviera bien—¿Estás bien? Yo lo....

Pero Mía no dejó que terminara de hablar goloeandolo con su pie en una de las piernas de George y provocando que también callera de bruses a su lado.

—Ahora estoy mejor Weasley—respondió mientras reía a lo que George rodó los ojos, para luego acompañarla en las risas.

—Eso es trampa —mencionó con falso enfado observándola.

—Lo sé.

Los dos se observaron y se perdieron en la mirada del otro. George observaba el rostro de Mia y como unos pequeños copos de nieve caian sobre el rostro de ella. Los rayos de sol se posaban sobre algunos mechones del cabello femenino, haciéndoles ver de un color mucho mas claro, lo que provocaba que Anderson se viera aun más hermosa para él.

George sonrió y Mia lo imitó para luego romper el momento desviando su mirada y recostarse sobre la nieve observando las nubes. La observó con curiosidad para luego hacer lo mismo y como si estuvieran conectados de forma psiquica, los dos comenzaron a mover los brazos y piernas para hacer angeles en la nieve. Ambos rieron sin dejar de moverse.

—¿Te parece si vamos a esquiar o prefieres hacer otra cosa? —dijo George a la vez que se ponia de pie y ayudaba a Mia hacerlo.

—Definitivamente vamos a esquiar —respondió a la vez que se quitaba la nieve de las extremidades al igual que George —Esta vez si que me reiré de ti, Weasley.

—Ya lo veremos Anderson —respondió guiñándole un ojo.


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La tarde en el centro de esquí Glenshee fue divertida para ambos. Luego de intentar esquiar y caer muchas más veces de las que podían mantenerse en pie, decidieron ir a la cabaña que George había reservado. Caminaron por algunos minutos y de tanto en tanto, lanzarse bolas de nieve y reir uno del otro.

Al llegar a la cabaña se quitaron los abrigos y accesorios que se encontraban húmedos por la nieve y observaron a su alrededor. George nunca había estado en un lugar como ese, pero le recordó a las tardes de invierno en la madriguera: La chimenea encendida, los colores cálidos de la estructura y muebles, además de la calidez del lugar junto al aroma a canela y chocolate que se esparcía por cada rincón. Se quitó los zapatos, dejándolos en la entrada y se dirigió al pequeño comedor de madera que se encontraba junto a la cocina, en donde habían brownies, rollitos de canela, pie de manzana y un termo.

—Amo estas bienvenidas —acotó George con una sonrisa mientras servía chocolate caliente en tazones ya dispuestos para ello.

—De verdad amo este lugar—agrego ella a la vez que recibía el chocolate caliente que George le ofrecía—Gracias por ...Todo esto Weasley.

—Ya te lo he dicho, te lo mereces—respondió él con una pequeña sonrisa para luego tomar de las delicias y llevarlas hasta la pequeña sala y sentarse sobre la alfombra frente a la chimenea.

—¿Puedo hacerte una pregunta?—inquirió llevando ambos tazones y sentarse junto a él.

—Claro—dijo dándole un pequeño mordisco a su rollo de canela y observarla.

—¿Porque elegiste este lugar?

—Me pareció lindo—respondió en cuanto pudo tragar—Además de ser especial. Es decir...Tiene algo que lo hace especial, cómo tú.

Ante aquellas palabras Mia se sonrojo y sonrió avergonzada, provocando que George tambien sonriera y le acariciara una de las mejillas.

George sintió la suvidad de la piel de Mia al igual que su calidez. No podía dejar de observarla al igual que ella no apartaba su mirada de él a pesar de encontrarse avergonzada. EL pelirrojo dejó su tazón de chocolate caliente a un costado para luego tomar el de Mia y dejarlo junto al de él. Acortó la distancia entre acercando su rostro al femenino, observando aun más de cerca las largas pestañas femeninas y los rosados labios. La joven era muy linda, tanto que se sentía hipnotizado observándola: mientras una de sus manos seguía acariciando su rostro, la otra se posaba sobre una de las manos femeninas, provocando que ella bajara la mirada y la desviara observando a la ventana principal.

—Está nevando —habló con entusiasmo y una gran sonrisa en su rostro.

George arrugó ligeramente el ceño y rió un tanto divertido frustrado por su segundo intento en querer besarla y no poder hacerlo.

—Tengo una idea —mencionó observando como la noche hacia aparición y la nieve caía de forma lenta y delicada. Se acercó a la chimenea y encendió la radio que se encontraba sobra esta. Sintonizó la primera estación radial que encontró en donde estaban tocando una canción lenta —. Salgamos...

Mia lo observó sin comprender, pero asintió. Los dos se pusieron los zapatos y abrieron la puerta, recibiendo el frio aire invernal.

George observó como Mia estaba encantada mirando los finos copos de nieve caer, para luego sacar la lengua y probarla. Aquello le pareció lo más tierno y divertido, lo que llevó a imitarla y luego tomarla de la cintura para acercarla a él.

Dio un paso atrás con una sonrisa en sus labios observando el rostro de Mia quien mantenía su sonrisa, para hacer una pequeña reverencia.

—¿Me concedes este baile?

—Me encantaría.

Mia aceptó la mano de George quien la acercó a su cuerpo tomándola de la cintura y con la otra mano, la femenina mientras ella posaba su mano libre sobre uno de los hombros del pelirrojo.

Comenzaron a moverse al compás de la música, deslizando de forma lenta y delicada sin dejar de observarse el uno el otro. George mantenía su mirada al igual que ella, a pesar de sentirse nervioso, no lo demostraba. Poco a poco comenzaron a acercar sus rostros rozando la punta de sus narices. Él no dejaba de jugetear con su mejilla a la vez que el aroma tan característico de su perfume inundaba su olfato. Fue en ese momento en que George acarició los labios de Mia con la punta de su dedo pulgar y la besó. A pesar de las bajas temperaturas, los labios de ella se sentían calidos, la suavidad de ellos le provocaba la agradable sensación de no querer dejarlos nunca. George la besaba de forma cuidadosa y delicada, a la vez que Mia acariciaba su nuca dejandose llevar por el momento.

George dejó de besarla y apoyó su frente con la de ella, permaneciendo con los ojos cerrados y soltando un prolongado suspiro.

—Eres hermosa Mia... —musitó aun con los ojos cerrados, mientras la nieve seguía cayendo sobre ellos.

—Weasley...

—¿Seguirás llamando Weasley después de haberte besado? —preguntó con tono divertido alejándose un poco de ella y observarla.

—Te llamaré por tu nombre cuando sea el momento indicado...

—Claro... —musitó con una sonrisa —Si es por eso... ¿señorita Anderson, quiere ser mi novia?

Mia lo observó entre divertida y pensativa, para luego acercarse a él. Acarició su nuca y jugueteo con su cabello por un momento. La castaña acortó la distancia y lo besó. George la tomó de la cintura y siguió besándola de forma cálida y lenta.

—¿Eso responde a su pregunta, señor Weasley?

George y Mia rieron para luego seguir bailando bajo la fría y estrellada noche. La canción siguió sonando por algunos hasta que terminó, pero ambos jóvenes siguieron disfrutando de su improvisado baile, hasta que el frio en sus cuerpos hizo que entraran a la cabaña pidiendo refugio y calidez del lugar junto a la chimenea y chocolate caliente. 














Nota de autora:

¡Ahh! por fin sucedió lo que todos querian que sucediera (me incluyo) ¡Viva a la nueva pareja! Jajajaja. Ya pero en serio, estaban dando muchas vueltas, pero como dije en un comentario, George estaba planficando algo especial y ¡TADA! lo hizo en un lugar especial. AMO la escena del baile y sí, me inspiré en el video perfect de Ed Sheeran.

En fin... ¿Que les parecio el capítulo? ¿Que esperan para los siguientes? Los leo.

Caro.

PD.Gracias por el apoyo de siempre con la historia.

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