*Capítulo 3*
════ ∘◦❁◦∘ ════
A la mañana siguiente George despertó aún recordando el sueño. Odiaba volver a la realidad y verse solo en aquel cuarto. ¿Por qué todo debía ser tan doloroso?, por un momento deseo no tener sentimientos así todo sería mucho más fácil de superar. Giró su rostro y observó que un pequeño rayo de sol se colaba entre las oscuras cortinas de su cuarto. Arrugó el ceño, no quería ver la luz del sol ni menos levantarse, no estaba de ánimo para ello.
Sintió como poco a poco sus parpados se cerraban, pero antes de poder cerrarlos por completo, la puerta de su cuarto se abrió.
-Buenos días, George.-saludó Percy entrando a la habitación de su hermano y caminando en dirección a la ventana y abrir las cortinas-Hoy es un lindo día-agregó girando sobre sus talones y observando a su hermano.
George se tapaba el rostro con la almohada y refunfuñaba en contra de Percy sin importarle que aun estuviera en su cuarto.
-¡Vete Percy!-dijo aun con la almohada sobre su rostro.
Percy hizo un movimiento de varita y la almohada salió volando de los brazos de George, siendo atrapada por su hermano.
-No me iré. Además, mamá dice que el desayuno está listo.
-No tengo hambre-dijo a la vez que se sentaba en la cama y buscaba su varita con su mirada, hasta encontrarla. La tomo, pero esta vez Percy fue mucho mas rápido que él. La varita de George salió volando de sus manos, hasta las manos del pelirrojo mayor.
-Solo ve a desayunar
-Ya te lo dije, no tengo hambre. -mascullo con mirada seria.
-Entonces, solo ve acompañarnos...Mamá y papá quiere a toda la familia reunida.
-¿Sucedió algo? -la voz de George sonó preocupado.
-No -respondió soltando un suspiro y sentándose a los pies de la cama de su hermano -Mamá no quiere seguir viendo dos sillas vacías, George. Ya una es dolorosa, pero dos....Es demasiado, siendo que el dueño de la segunda silla sigue en esta casa.
George observo a su hermano con el ceño ligeramente fruncido. ¿Por qué no lo comprendían a él? ¿acaso era tan difícil de darse cuenta que al verlos los recuerdos de Fred volvían a su mente?
-Si para ti es difícil, imagínate para nosotros. ¡Por Merlín, George! Eres su gemelo! -exclamo poniéndose de pie y dándole la espalda a George. -Es como si lo estuviéramos viendo a él...
George bajo su mirada a un punto de la cama y analizo las palabras de Percy. Viéndolo de esa forma, tenía razón. Suspiro. Aun así, sentía que las palabras de su hermano no tenían motivo alguno para él. Su cuerpo lo sentía cansado y con pesadez, no quería levantarse, tan solo deseaba estar ahí, esperando desaparecer por completo.
-Haré un esfuerzo, Percy -respondió con voz ronca -No prometo estar mucho tiempo allá.
-Con que deje a nuestros padres felices, estaría bien. -respondió girándose con una pequeña sonrisa. -Ve a ducharte. Yo ordenaré tu cuarto...
-No es necesario -hablo rápidamente -solo bajaré por un momento.
-Aun así, necesitas un baño. No me gusta verte así.
-Ya había olvidado lo mandón que eres-mascullo poniéndose de pie bajó la atenta mirada de su hermano, quien frunció el ceño.-¿Qué?
-Dormiste con ropa...
-¿Quieres que duerma desnudo? -inquirió levantando ambas cejas sorprendido.
-¡No me refiero a eso, George!, te dormiste con la ropa que llevabas ayer en la tarde...
Y era cierto, George se observó y llevaba los mismos pantalones y camisa con lo que había salido. El cansancio y la pena lo habían vencido, tanto así que no tuvo fuerzas para ponerse el pijama.
Caminó hasta su hermano y le quitó la varita que, con un leve movimiento, ropa limpia y una toalla se posaron en sus manos, y así dirigirse al baño.
Al llegar al baño, puso seguro a la puerta y apoyo su espalda en ella. Posó su mirada a sus pies reteniendo las lágrimas que amenazaban con salir. Todo se volvía mucho mas difícil, desde el ponerse de pie, hasta fingir que estaba "bien". Se acercó al espejo y su reflejo nuevamente le enseñó lo idéntico que era a Fred, pero él no era su gemelo. Solo era George Weasley uno de los propietarios de la tienda de bromas mas exitosa en el mundo mágico. Un éxito que en otras circunstancias habría sido su máximo orgullo, pero no lo era. Las cosas habían cambiado por completo en su vida, y aunque la tienda mantuviera su éxito a lo largo de los años, ya no le importaba en lo absoluto; tan solo quería que su otra parte estuviera con él.
Comenzó a quitarse la ropa de forma lenta, sus manos estaban temblorosas y sus ojos poco a poco comenzaban a nublarse producto de las lagrimas que se acumulaban en ellos. Había días en que toda acción por más mínima que fuese, le llevaba un esfuerzo mucho más grande que lo habitual, y ese era uno de esos momentos y días en que su mente y cuerpo no tenían las energías necesarias para llevarlas a cabo.
Con desánimo se adentró en la ducha y dejó que el agua caliente callera sobre sus hombros, dejando que las lágrimas cayeran y se perdieran a sus pies, mezclándose con el agua. Sentía su pecho apretado, la pena lo embargaba con todas sus fuerzas. Poco a poco se dejo caer en la ducha, abrazó sus piernas y escondió su rostro entre ellas, dejando que el agua recorriera su cabeza y espalda.
En ese momento tocaron a la puerta, la primera vez fue de forma suave, la segunda vez fue un poco más fuerte y la tercera de forma violenta, tanto así que George se sobresaltó y levantó su cabeza a la vez que agudizaba su oído y así poder escuchar a alguno de sus hermanos, pero nada sucedió. Siguieron tocando la puerta de la misma forma.
-¡YA VOY!-gritó con fastidió a la vez que se incorporaba y lavaba su cabello para luego enjabonar su cuerpo.
George terminó de ducharse y comenzó a secar su cuerpo, se vistió de forma rápida. Unos pantalones vaqueros y una sudadera. Movió su varita y su cabello se secó lo suficiente como para que las pequeñas gotas no siguieran deslizándose por su espalda y torso.
Movió su varita, pero seguía con sus manos temblorosas por lo cual no pudo realizar magia. Suspiró, tomó sus cosas y salió del baño para dirigirse a su cuarto, dejó sus cosas sobre la cama y guardó su varita en uno de sus bolsillos dirigiéndose hasta donde se encontraba su familia. Bajó las escaleras con pesadez hasta el último peldaño, y visualizó a su madre sirviendo el desayuno. La mujer fue la primera en percatarse de su presencia.
-George querido-sonrió Molly al verlo caminando hacia él y dándole un sonoro beso en la mejilla.
En la mesa ya se encontraban Percy, Charlie, Ginny, Ron, Harry y Hermione quienes lo observaron con una pequeña sonrisa.
-Es bueno verte hijo.-dijo el señor Weasley desde su puesto-acompáñanos a desayunar.
George solo asintió con pesadez dirigiéndose a su puesto junto a Charlie. Se sentó y bajó la mirada posándola en sus manos que jugueteaban entre sí. No quería observarlos, ni siquiera quería hablar. Solo sentía la necesidad de estar ahí sin intervenciones mas que su presencia.
-¿Mamá?-la voz de Charlie hizo que todos dejasen de prestarle atención a George y la dirigieran a él-¿Sabes cuando viene Bill y Fleur?
La señora Weasley quién aún mantenía su mirada preocupada en George, dio un ligero respingo y observó a Charlie.
-¿Bill?-inquirió moviendo su varita a la vez que las tazas se llenaban de té caliente. Charlie asintió llevándose una cucharada de avena a la boca-Esta semana. Dijo que tenían algo importante que anunciar.
-¿Se irán a Francia?-preguntó Ron sirviéndose tostadas jamón a pesar de que tenía su cuenco con avena.-¿Por qué?
-Nadie dijo que se irían a Francia, Ron-respondió Ginny bebiendo un poco de su té observando discretamente a George.-Podría ser otro el motivo.
-Concuerdo con Ginny-habló Hermione asintiendo con su mirada fija en el pelirrojo.
El señor Weasley, Ron, Charlie, Harry y Percy observaron a George con semblante preocupado, mientras que la señora Weasley se acercaba a él para abrazarlo. El pelirrojo a pesar de que mantenía su mirada perdida en sus manos, su cuerpo tembloroso lo delataba. George lloraba en silencio. El tener a su costado una silla vacía, le hacía recordar que una parte importante de él ya no se encontraba en aquella casa ni en ningún otro lugar.
-Tranquilo cariño, te prometo que un día...
-No lo voy a superar nunca mamá-dijo George deshaciendo el abrazo para observarla.
-No iba a decir «superar», por que como dices, nunca se supera. Solo aprendes a vivir con el dolor-sonrió débilmente-Al fin de cuentas la vida tiene cosas buenas y malas, pero solo queda en nosotros saber vivir con ello.
El joven pelirrojo siguió observando a su madre para luego desviar su mirada a los demás. Todos lo miraban como si comprendieran lo que él estaba sintiendo, si como ellos supieran el dolor que se experimenta cuando te arrebatan algo de forma violenta, sin siquiera poder luchar. A pesar de estar rodeado por su familia, sentía que no lo comprendían del todo. Sentía sus miradas clavadas en él a la vez que sus lágrimas seguían deslizándose por sus mejillas. Lagrimas que para algunos no tenían motivo, pero para él si lo tenía y era el motivo más doloroso que había experimentado en su vida; la muerte de su gemelo Fred.
Nota: Capítulo actualizado. Espero que les haya gustado :)
Sorry si los hice llorar o romper su corazón :/ . Espero sus comentarios.
Caro
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro