*Capítulo 24*
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Un atardecer con destellos naranjas y una cálida brisa. El cielo celeste y algunas nubes danzando tranquilamente, a la vez que el aroma a lavanda llegaba hasta él. Hacia bastante tiempo que no se sentía así de tranquilo; sintiendo el viento en su rostro, los cálidos destellos del sol, abriéndose paso entre los pequeños espacios de las copiosas ramas del árbol, pero por, sobre todo el aroma a lavanda que inundaba el lugar.
Al sentir la fragancia de la planta, lo primero que llegó a su mente fue el rostro de Mia. Se preguntó si la joven disfrutaba de ese aroma al punto de relajarse. Y es que George, cada vez que aspiraba esa fragancia, sentía que sus músculos se relajaban y con ello, algo de tranquilidad lo embargaba por completo.
—¿Disfrutando de la tranquilidad del lugar?
La voz de su gemelo provocó una pequeña sonrisa en sus labios, pero, aun así permaneció con los ojos cerrados disfrutando del momento. Sintió como algunas ramas que se encontraban esparcidas por el césped, crujían ante las pisadas de su gemelo, quien se sentaba a su lado.
—¿Todo bien Georgie? —preguntó con curiosidad.
George sonrió al mismo tiempo en que abrió sus ojos y observaba a Fred. Su hermano lo observó con extrañeza, sin comprender su actitud peor no dijo nada. Se mantuvo en silencio esperando que le explicara.
—¿Alguna vez, te has sentido completamente feliz? —preguntó George mientras se acomodaba y tanto su atención como su expresión corporal, indicaban que tenia su atención en su hermano.
George observó como Fred arrugaba levemente el ceño, mientras observaba al horizonte, como si estuviera buscando algún recuerdo en específico, para luego volcar su atención a él y sonreírle.
—Si, lo estuve —abrazo sus piernas y apoyo su mentón en ellas, mientras observaba el campo de lavanda —En dos momentos, exactamente.
—¿Cuáles fueron?
—Cuando nos fuimos de Hogwarts y abrimos la tienda —Volvió su mirada a George —No hubo tiempo para más...
George suspiró.
—Lo sé... —musitó bajando la mirada por un momento para luego volver a observar a su hermano —Te preguntaba por que...Así es como me siento ahora, Freddie. Estoy feliz y tranquilo junto a ti. Pero sé que cuando despierte, todo esto desaparecerá hasta las sensaciones mas agradables. Todo desaparecerá.
—No pretenderás quedarte aquí, ¿o si? —inquirió arrugando el ceño y ponerse de pie.
George lo observó confundido por el repentino cambio de actitud de su hermano. Se puso de pie mientras, llevaba ambas manos a los bolsillos de su pantalón.
—George...Si quisieras ser feliz nuevamente, puedes hacerlo.
—No puedo sin ti...
—Si puedes y debes hacerlo —le ordenó —Hay varias personas que aun necesitan de ti y de las bromas. Especialmente una. Ella necesita de ti, como tu de ella. Es algo obvio.
George no quería darle la razón a su gemelo, no deseaba hacerlo pensando en que su vida seguiría con la ausencia de Fred. Honestamente, no veía un futuro del todo feliz sin él.
—Mia puede ayudarte a recordar como sonreír a pesar de las circunstancias. —dijo para luego girar y observar la extensión del campo de lavanda —Aunque no lo creas, ella ha vivido...situaciones complejas y parecidas a esta. Solo date la oportunidad de conocerla.
—Ya la conozco.
—Bueno, si para ti conocerla es verla diariamente, y preocuparte cuando llora...No está mal, pero es algo mediocre —agregó entre risas.
—Pero...¿Cómo sabes que...?
—¡George! —rió observándolo —¡Por Merlín hermano! Vi como la abrazabas en el puente—sonrió con suficiencia al ver el rostro perplejo de George—. Aunque no me puedas ver, siempre estoy a tu lado, nunca olvides eso ¿Si?
—¿Siempre?
—Bueno, no siempre—arrugó el ceño pensativo—. No pretendo observar cuando estés en plena...
—¡Fred! —exclamó golpeando el hombro de su hermano quien rio—Ya entendí.
—Iba a decir intimidad...
—Como si no te conociera —argumentó observándolo de forma mordaz.
Fred reprimió una carcajada que amenazaba con salir, para luego volver su mirada al campo de lavanda a la vez que su semblante se tornaba a uno mas serio. George no quitó su mirada de su gemelo, esperando que le dijese algo pero, nada sucedió.
De un momento a otro, sintió como si algo o alguien lo estuvieran jalando desde la espalda. George quiso aferrarse a Fred, pero no pudo, mucho menos gritar.
Al abrir los ojos, tomo una bocanada de aire sintiendo como el oxigeno llegaba a sus pulmones, para luego comenzar a toser, por lo cual se incorporó en la cama y permaneció sentado hasta que su respiración se tranquilizó.
Sintió algo suave en una de sus manos, giró el rostro y observó el sweater amarillo que Mis le había prestado el día anterior. Lo tomó y arrugó el ceño levemente, entendiendo el porqué despertó de aquella forma: de seguro durmió con aquel sweater sobre sus brazos, con su rostro escondido en el inhalando su aroma.
Soltó un suspiro tranquilizador a la vez que una pequeña sonrisa aparecía en su rostro. Lo mejor sería que se lo devolviera esa misma mañana. Y con aquello, se dirigió a su ropero buscando ropa limpia, para luego dirigirse a la ducha.
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Terminó de atar sus agujetas y observó su semblante en el espejo. En comparación a la última vez que se había observado de forma detenida, podría decirse que tenía mejor semblante.
Desvió su mirada de su reflejo, tomó su chaqueta, bolso y sweater de Mía, para luego dirigirse a la puerta principal, tomar sus llaves y salir del departamento. Caminó hasta el 5B en dónde vivían las dos mujeres. Llamó a la puerta con sus nudillos y esperó algunos segundos, sintiendo como unos pasos firmes se acercaban hasta la entrada.
Al abrirse la puerta, por poco saca su varita de forma intuitiva de su bolso. La persona que lo recibía era igual a Narcissa Malfoy, salvó su mirada la que le recordó a Bellatrix Lestrange y que si no fuera por qué sabía que su madre había matado a aquella bruja, pensaría que la tenía frente a él.
—Hola, ¿Necesitas algo?'—preguntó la mujer con voz autoritaria.
George trató de decir alguna palabra, pero la impresión al ver a la mujer aún no salía de él. ¿Cómo era posible que alguien pudiese parecerse a otra sin siquiera ser hermanos o gemelos? Sintió como un pequeño escalofrío recorría su espalda y con ello, una repentina rabia lo embargó.
—Busco a Mía Anderson. ¿Se encontrará?—pregunto de forma sería, sin dejar de observar a la mujer.
—Claro, adelante—menciono a la vez que dejaba que George entrara.
La mujer cerró la puerta y se dirigió a la sala en dónde se encontraba Mía absorta leyendo, mientras que los demás libros, se encontraban esparcidos en toda la mesa. Anunció la llegada del pelirrojo, para luego terminar de preparar una taza de té y llevarla consigo, hasta perderse por el corto corredor que dirigía a los dormitorios.
George no le quitó la mirada a la mujer en todo el trayecto, arrugando levemente el ceño para luego volver su mirada a Mis quién seguía absorta en su lectura.
—Gusto de verte Anderson.
Mía dio un pequeño respingo y levantó su mirada para observarlo por primera vez. George por su parte solo sonrió de forma burlona para luego acercarse hasta donde se encontraba ella.
—Weasley
—Espero no interrumpirte—mencionó él.
—Para nada—negó—Ya estaba terminando—agregó sonriéndole—¿Qué te trae por aquí? —preguntó a la vez que ordenaba sus libros y los dejaba sobre una silla desocupada. —¿Te ofrezco algo? ¿Te, café, jugo...?
—No gracias, no te preocupes. Solo venía a entregarte esto—dijo tendiéndole el sweater amarillo que le había prestado—De verdad, muchas gracias.
—Ho...No hay de que, Weasley.
En el momento en que Mía había tomado el sweater, sus manos rozaron las de George. Un momento de solo algunos segundos, pero que había Sido suficiente para sentir una sensación completamente nueva para ellos, provocándoles un leve nerviosismo.
George se aclaró la garganta y pasó una de sus manos por su cabello, bajando por un instante su mirada.
—Bueno, solo venía a devolverte el sweater—dijo observándola aún un poco nervioso.
En ese momento, la puerta de una de las habitaciones se abrió de golpe. Artemisa caminaba a grandes zancadas siendo seguida por la mujer, lo que provocó que el ambiente relajado y ameno de hace un instante, se esfumará y se volviera tenso entre las mujeres.
—Quiero estar sola madre—respondió con pesar dirigiéndose a la cocina y tomar un vaso de agua.
—Debes comprender que ...
—No. No lo comprendo —dijo interrumpiéndola. En ese momento se percató de la presencia del pelirrojo y bajó su mirada para luego observar a su mejor amiga y murmurar: disculpa.
Mia solo asintió con una sonrisa tranquilizadora. Tomó sus cosas que había dejado en una de las sillas, las guardó en su bolso y tomó el brazo de George para salir del departamento, y así darle total privacidad a la discusión de su mejor amiga con su madre.
George por su parte no comprendía mucho la situación, y eso lo agobiaba bastante mas aun, al ver que el rostro de la madre de Artemisa era igual al de las hermanas Black, Bellatrix y Narcissa. En ese momento, recordó a Andrómeda Tonks la abuela del pequeño Teddy. ¿Sabría ella que además de Narcissa, cabía la posibilidad de que tuviera más familiares? La duda siguió rondando en su mente, sin percatarse que junto a Mia habían salido del edificio, sino hasta que sintió una brisa fría en todo su rostro.
George parpadeó y observó a Mia quien caminaba a su lado con el ceño levemente fruncido.
—¿Sucede algo?
—Es solo que...Estoy algo preocupada por Artemisa. —respondió observándolo —. La relación con su madre no ha ido del todo bien desde que mi amiga comenzó a investigar. —mencionó a la vez que algunas hojas crujían bajo sus pies.
—¿Investigar? —inquirió a la vez que Mia suspiraba y se detenía para observarlo.
—Artemisa ha estado investigando acerca de su abuelo. No me preguntes las razones, por que ni yo las sé. Pero desde que lo ha estado haciendo, su madre le a puesto trabas. —se encogió de hombros —. Al parecer no quiere saber nada de ese hombre.
Con aquella confesión la mente de George comenzó a crear distintas teorías acerca de lo que podría ser, pero solo había una pregunta mucho más importante que las demás, y era ¿Sería Alphard Black el abuelo de Artemisa?
—Es un tema delicado —mencionó observando la mirada café de Mia, la cual demostraba preocupación por la situación.
—Si pudiera ayudarla como ella lo hizo conmigo en un momento...Se la debo Weasley —agregó con determinación —Te juro que si tuviera algo de información, la ayudaría. ¿Tu no harías lo mismo por un amigo?
Y aquella pregunta lo descolocó. Sintió como su corazón se apretaba en su pecho y por primera vez, tuvo la idea de que Fred se encontraba expectante observando la situación. A pesar de que no tenía certeza de sus teorías, tenía una leve certeza de que la información de que hablaba Mia, estaba relacionada con su mundo.
—Si, por supuesto —respondió de forma convincente. —. A los amigos se les apoya. —respondió a la vez que reanudaban el camino—Mas aún cuando te han apoyado en momentos difíciles—agregó recordando a Lee y Angelina y como han estado a su lado desde la muerte de Fred.
—Así es...Artemisa ya Sido una muy buena amiga. Ella me ayudó en el momento en que no veía ninguna salida posible. ¿Alguna vez te has sentido de esa forma?
—Si, supongo que más de una vez—respondió observando la ciudad—Algunas veces es difícil salir de la situación, aún teniendo apoyo.—agregó cruzando mirada con ella.
—¿Puedo saber qué te sucedió?
George dudó por un momento. No quería hablar de más, pero si era una respuesta corta y convincente, no tendría problema alguno. Lo meditó, mientras buscaba las palabras precisas, para luego asentir.
—Hace algunos meses, mi hermano gemelo murió. No ha sido fácil desde entonces.
—Lo siento mucho—murmuró ella para luego desviar la mirada—. Mejor hablemos de otra cosa—agregó con una sonrisa al ver el semblante de incomodidad de él—¿A qué te dedicas?
A huir de los recuerdos
—Pues...tengo una pequeña tienda. Pero en este momento la administra un amigo.
—¿En serio? Eso es genial. Me encantaría tener mi propia tienda.
—¿Si?—ella asintió con entusiasmo—¿De que rubro sería tu tienda?
—Me gustaría tener una cafetería, ya sabes cómo la del señor Kowalski. Pero además de eso, le agregaría libros así las personas además de un buen café, pueden disfrutar de una agradable lectura—agregó con una sonrisa.
George observó cómo los ojos de Mía brillaban ante el entusiasmo con que hablaba acerca de sueño. Además su sonrisa, intensifica a aún más la alegría de la joven, esa alegría contagiosa con la cual las personas ríen de forma auténtica. Esa alegría que tan bien conocía pero que de un momento a otro, se volvió una emoción casi irreconocible para él, tanto que poco a poco, sentía que ya no era parte de su identidad como persona.
Siguió observando a Mía, los ojos de ella seguían con ese brillo que le encantaba ver. Su mirada llena de alegría y su risa, era como si quisiera contagiarlo con ello. Pero, aunque Mía se había aferrado a su brazo para seguir el camino, no pudo contagiarse con el entusiasmo de la joven. Trato de reír ante las anécdotas que comenzaba a contar, pero no podía, por más que lo intentará, no lograba hacerlo.
—En fin...—La voz de Mía hizo que George se sobresaltada y la observara sorprendido—Creo que hablé demasiado ¿No?
—No, para nada. De verdad—agregó al ver el rostro de ella—Esta bien, solo un poco más, pero es agradable oírte —agregó con una pequeña sonrisa, la cual sintió como una mueca en sus labios.
—Bueno...—apartó un mechón de su rostro y suspiró mientras soltaba el brazo de él—Es mejor que tome el autobús, debo ir a clases —agregó al ver la hora en su reloj de pulsera.
—Ho...Claro —musitó bajando la mirada por un momento para luego agregar —. Nunca me has comentado que estudias...
—Publicidad. —respondió con una pequeña sonrisa, en el momento en que un autobús se detenía y ella subía. —Nos vemos Weasley —agregó girándose y despidiéndose con la mano.
—Nos vemos Anderson.
George observó como el autobús se alejaba y Mia se sentaba junto a la ventana, sin dejar de mover su mano en dirección a él. Mientras observaba el trayecto, una idea se le vino a la mente: visitar a Harry. Y es que después de la conversación junto a Mia, sintió la necesidad de averiguar sobre la familia Black, y de forma indirecta ayudar a la castaña que tanto le gustaba.
Y a pesar de todo, de no sentirse preparado para una relación estable, se estaba admitiendo a sí mismo, que Mia Anderson le gustaba y atraía.
Nota de autora:
Nuevo capítulo ¡Porfin! Uff...Me costó bastante terminarlo entre: falta de tiempo, cansancio, y que haceres...Pero ya aquí esta. Eso si, no es muuy largo como los demás, pero creo que abunda en información Jajajaja.
Pero lo mas importante de todo, es que...¡Georgie reconoce que le gusta Mia! pero...Ya veremos que sucede con el tema "relación". Sin mencionar el tema de la familia de Artemisa. Eso si que será TEMA ¿Qué creen que suceda ahí?, ya veremos.
Gracias por esperar cada capítulo y por la infinita paciencia con esta escritora que los ha hecho llorar con esta historia.
Caro.
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