*Capítulo 22*
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Una semana transcurrida desde que Mia le había pedido a George quedarse en su departamento por un rato. En donde el tema de Artemisa y su familia había quedado a media conversación por parte de ambos: por un lado, Mia no sabía mucho de su amiga solo lo que le había hablado a George en la mesa y por el otro, no ahondaron más allá ya que debía de estudiar.
Una semana en que George no la había vuelto a ver. Al principio había creído que sería por los exámenes que tenía, ya que Mia le había comentado que algunas veces, no tenía tiempo para su vida social, llevándola a encerrarse por días en cuarto y solo salir de el para comer, realizar los que haceres o alguna compra. Pero, cuando habían transcurrido cuatro días en donde solo había visto salir a Artemisa del departamento, la preocupación lo invadió. Al quinto día, cuando se dirigía al departamento que compartía Anderson con Thompson, se encontró con la rubia en el pasillo.
—Esta algo enferma, pero ya mejorara —le había dicho para luego entrar rápidamente al departamento y cerrar la puerta.
Aquella respuesta no lo había dejado para nada satisfecho, sabía que algo más sucedía y no tenía nada que ver con alguna enfermedad. Los pensamientos negativos hacia su persona lo invadían una y otra vez; ¿habría sido por el hecho de las fotografías? Después de lo sucedido, había quedado el tema zanjado cuando le había mencionado que había sido producto del cansancio y el apetito. ¿y si no fue así? ¿Y si Mia sospechaba que algo le estaba ocultando?
Se volvió a observar en el espejo, arregló un poco el cuello de su camisa y soltó un largo suspiro. Se dirigió al guarda ropa y buscó en el fondo de este su varita y una de sus túnicas más elegantes que tenía. Tomó las dos cosas y las guardó de forma cuidadosa en su bolso. Lo colgó en uno de sus hombros y caminó hasta la sala, tomó las llaves y salió de su departamento.
Observó por unos segundos la puerta del 5A, para luego seguir camino aun con su mente un tanto confundida por lo que estaba sucediendo. Realizó el recorrido habitual, hasta llegar al exterior. El cielo poco a poco comenzaba a tornarse gris, según había leído en un periódico muggle, se esperaba algo de lluvia ese día. Caminó con las manos en los bolsillos de su pantalón negro, con el cual se sentía algo incomodo, pero debía de vestir formal, ya que debía de presentarse en el Ministerio de Magia.
Hacía ya dos días había llegado una carta de su padre mencionándole que debía de acudir el Ministerio, ya que comenzaban los juicios a los Mortifagos que habían sido capturados. A pesar de que la palabra de Harry a esas alturas era válida, aun así, necesitaban las versiones de cada mago y bruja que haya combatido en esos momentos con algunos de ellos.
Al llegar a la taberna, saludó a Tom y se dirigió a una de las chimeneas, para luego desaparecer entre las llamas verde esmeraldas. En el transcurso observó varios lugares a su paso, hasta en un momento, sintió como sus pies tocaban suelo firme. Salió de la chimenea y se dirigió hasta la entrada para que registraran su varita.
Mientras el mago observaba su varita, George observó a su alrededor. Hacía muchos años que no visitaba el Ministerio de la Magia. El lugar seguía siendo el mismo, ajetreado de magos y brujas caminando de un lado a otro, pero esta vez era completamente distinto. La sensación del ambiente era de incertidumbre y confianza a la vez. Algunos mas ansiosos que otros por lo que estaba aconteciendo y mucho más, cuando George observó desde su lugar a un chico vendiendo El Profeta, mostrando de un lado a otro el periódico con el siguiente titular: "El juicio a la familia Malfoy".
—Adelante. —dijo el mago entregándole la varita.
George le agradeció y se encaminó hasta la fuente que había en el Ministerio. Con su padre habían acordado verse en ese lugar, para luego dirigirse a los juicios que darían comienzo ese día. Mientras caminaba, algunos magos y brujas pasaban por su lado hablando entre ellos de forma ansiosa. Al llegar a la fuente, observó que no era la misma de antaño; salvó la base. La nueva fuente, mostraba a un mago y a una bruja juntos y delante de ellos a un elfo, centauro y a un duende. Ninguna imagen estaba sobrepuesta una de otra, ni mucho menos daba la sensación de tener alguna importancia mayor. Las estatuas estaban al mismo nivel, lo que transmitía que ninguna persona ni criatura tenía mayor importancia que la otra: igualdad. El pelirrojo sonrió de forma débil sin apartar la mirada de la fuente.
—George. —La voz de su padre llegó hasta él haciendo que se girara y observara como un hombre pelirrojo, con túnica y gorra en forma de hongo, se acercaba con una gran sonrisa. —¿Hace mucho que estas aquí?
—No para nada.
Los dos hombres se abrazaron y George sintió como el aire que había mantenido retenido, salía de forma tranquila en un prolongado suspiro. Se mantuvieron abrazados, hasta que George deshizo aquel momento y volvieron a observarse con una pequeña sonrisa.
—¿Cómo has estado? Te noto más delgado. ¿Estas bien?
—Estoy bien papá, en serio. —respondió aun con la sonrisa en su rostro. Su padre acaricio su mejilla para luego bajar a su hombro y darle un pequeño apretón.
—Tu madre te extraña... —comenzó a decir mientras caminaban y se dirigían a los elevadores —. Deberías visitarnos.
—No creo poder hacerlo —respondió con el ceño un poco fruncido. —Aun no estoy listo para hacerlo, papá ¿me comprendes?
El señor Weasley lo observó por un momento y asintió. George se sentía un tanto ingrato con su familia, más aún, sumándole le hecho de que no les escribía tan a menudo.
Volvió su mirada a los elevadores y tomaron uno que de forma rápida se llenó. Varios magos y brujas saludaban a su padre y él. El joven Weasley permaneció en silencio acompañado de algunos memos inter departamentales, solo escuchando las conversaciones que algunas personas mantenían, hasta que poco a poco varios magos y brujas fueron bajando en distintos pisos. Transcurridos algunos minutos, el elevador se detuvo.
Departamento de Misterios.
George levantó su mirada con el ceño fruncido y observó a su padre quien le devolvió una mirada seria, dándole a entender que ese era el lugar donde se llevarían a cabo los juicios.
—¿Por qué? —preguntó saliendo del elevador ya vacío junto a su papá —Creí que...
—Es lo mejor. Las cosas que se hablaran en este y en los futuros juicios que vienen, son de suma importancia. En ese sentido, Kingsley tomó una buena decisión. —respondió mientras caminaban por los oscuros pasillos, los cuales estaban levemente iluminados. —Ahora...¿trajiste tu túnica? —George asintió —Póntela. Este lugar sigue siendo el más frio del ministerio.
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No podía despegar su mirada de las tres personas que se encontraban en medio de la sala. Y es que en cierto modo todo parecía tan irreal. Draco Malfoy mantenía su mirada en sus manos, las cuales temblaban ligeramente. Narcisa Malfoy, quien se encontraba entre los dos hombres de su familia, mantenía una mirada altanera, decidida ante lo que tendría que decir en frente de todos quienes se encontraban en esa sala. Por su parte, Lucius Malfoy a pesar de observar a todos de forma seria, su mirada transmitía resignación ante lo inminente.
La gran sala estaba repleta de magos y brujas del Wizengamot quienes se encontraban a ambos costados de esta, y en medio, Kingsley era quien ponía orden y autoridad ante lo que se estaba llevando a cabo. Todos los presentes oían como el nuevo ministro de la magia se dirigía a la familia Malfoy y leía los cargos y delitos cometidos. Al finalizar, nadie de la sala hablaba, hasta que Narcisa Malfoy fue la primera en tomar la palabra.
—No me uní a los mortífagos por convicción, ministro —dijo sin dejar de observar al moreno —. Lo hice para proteger a mi familia.
—¿Está completamente segura de eso, señora Malfoy? —preguntó un mago miembro del Wizengamot —. Digo, proteger a su familia de algo que ellos eligieron, ¿no le parece curioso y francamente descabellado?
—Las madres hacemos sacrificios que muchas veces, están fuera lógica. —respondió segura de sus palabras.
George observaba atentamente lo acontecido, para luego percatarse que Narcisa Malfoy no estaba observando al mago bajito que le había formulado la pregunta, sino más bien a Harry, quien se encontraba a un lado de Kingsley. Tanto el azabache como la rubia, permanecieron observándose sin apartar sus miradas uno del otro.
—Pero usted siempre siguió sus ideales. —respondió el mismo mago, provocando que Narcisa volviera su atención a él —. Aclarando que cuando me refiero a familia, es a la suya, los Black.
—¿Qué tiene que ver la familia de mi esposa en esto? —espetó Lucius Malfoy con mirada fría.
—Mucho, señor Malfoy. —respondió el mago —. Los Black siempre se jactaban de su pureza, llegando a inculcar a sus descendientes, que eso los hacia parte de la realeza. —rio de forma fría — Lo cual es gracioso, ya que, la realeza solo existe en el mundo muggle, mundo que su familia odiaba, ¿no es así, señora Malfoy?
Narcisa arrugó el ceño, para luego observar a su esposo por un momento y volver su mirada al Wizengamot.
Todo se estaba volviendo extraño, George aun no comprendía el curso que quería tomar aquel juicio. ¿No era que solo se hablarían de los delitos cometidos? ¿Qué tenía que ver los Black en todo aquello, cuando ya la línea directa del apellido había desaparecido con Sirius?
—No tienes por qué contestar esa pregunta, Narcisa...
—Lucius...Por favor —pidió la mujer observando a su esposo para volver su mirada a lo demás. —. Es sabido por todos que los Black siempre defendieron la pureza de la sangre. Pero no todos los descendientes siguieron esas enseñanzas. Hubo algunos que... —sonrió de forma débil al recordarlos —. Fueron valientes.
—Como su primo, Sirius Black. —corroboró el mago y Narcisa asintió.
—Así es. Sirius nunca estuvo de acuerdo con nuestros ideales, al igual que mi hermana Andrómeda y uno de nuestros tíos, Alphard Black. —mencionó la señora Malfoy recordando a los mencionados. —. A pesar de que Alphard pensara muy distinto a los demás familiares, seguía siendo un Black, por lo cual, era invitado a toda celebración familiar. —arrugó el ceño mientras su mente comenzaba a recordar algunos sucesos. —. Recuerdo que, había rumores entre los Black mayores. Decían que él, estaba emparejado con una muggle, pero nunca se pudo confirmar aquello, solo quedando como un rumor. —aclaró observando a Kingsley.
—Señora Malfoy —habló una bruja de cabello castaño, delgada y de mediana edad —. ¿Podría explicarme, entonces, por qué su tío no fue borrado del árbol genealógico aun sabiendo que pensaba distinto a los demás?
—Los Black no borraban a sus integrantes por pensar distinto, hubiera sido dictatorial...
—Pero, ¿no cree que imponerle sus ideales era dictatorial?
—Le contestaré de una forma que no debería. ¿Cree que usted que la enseñanza que le dieron sus padres, en cuanto a modales y comportamiento, fue dictatorial?
—No, porque ellos solo buscaban que supiera comportarme frente a los demás con respeto.
—Lo mismo buscaba mi familia en cuanto a la enseñanza de la pureza de la sangre. Debe entender que, los Black tenían un paradigma distinto a los demás magos y brujas, lo que no quiere decir que estuviera errado.
—Pero lo estaba...Lo que los hizo una presa fácil y manipulable para el innombrable ¿no lo cree?
—Manipulable no. Solo horrorizados y asustados por lo que era capaz de hacer si no seguíamos sus órdenes o nos equivocábamos.
Mientras George oía cada palabra de Narcisa Malfoy, trataba de analizarlas y comprender todo lo que se estaba hablando hasta ese momento. La conversación seguía tomando un rumbo totalmente extraño, pero presentía que todo aquello, era para comprender por qué actuaron de la forma en que lo hicieron, más aún, después de que la señora Malfoy hubiera dicho: Las madres hacemos sacrificios, que muchas veces, están fuera de lógica. ¿Acaso se estaría excusando por lo causado? El pelirrojo bufó por lo bajo, siendo observado por un momento por su padre, para luego volver su atención al juicio.
—... Como dije en un principio, los Black no borraban a sus integrantes por pensar distinto, lo hacían por sus acciones. Alphard fue borrado por haberle dado dinero a Sirius cuando se fue de casa. En ese tiempo, Sirius ya había demostrado que pensaba completamente distinto, por lo cual, era tratado como traidor a la sangre. El que el tío Alphard lo hubiera ayudado era caer en la deshonra. Por otro lado, el que Andrómeda también hubiera sido borrada, fue por el hecho de haberse casado con un nacido de muggle. ¿Ya lo ve? Las acciones son las que provocan que tomemos decisiones drásticas —aclaró.
—Me alegro que haya querido tomar ese punto —habló un mago rubio y de mirada altanera. Narcisa arrugó el ceño hasta que visualizó al hombre — ¿Cuáles fueron las acciones que la llevaron a mentirle al que, hasta ese entonces, era "su señor"?
—Proteger a mi hijo. Solo deseaba que estuviera bien y con vida, lo demás ya no me importaba, ni siquiera mi propia vida.
—Madre... —musitó el menor de los Malfoy sin dejar de observar a su madre con algo de asombro, para luego bajar su mirada.
—¿De verdad no le importaba su vida, señora Malfoy? Porque si así fuera, ¿por qué no cambió de bando? —pregunto el mago rubio.
—Puedo dar crédito a lo que dice la señora Narcisa Malfoy, es cierto. —habló Harry por primera vez en la audiencia, provocando que todas las miradas se posaran en él —. Ella le mintió a Voldemort sin que este se diera cuenta. Y Draco Malfoy también lo hizo. —mencionó — Draco lo hizo cuando los carroñeros nos capturaron a Ron, Hermione y a mi y fuimos llevado a la Mansión Malfoy. En ese momento, Bellatrix acercó a Draco hasta donde me encontraba le preguntó si era yo. Y les aseguro que, aunque estuve bajo un hechizo punzante realizado por Hermione para que no me reconozcan, Draco si lo hizo; lo que lo llevo a tomar una oportunidad para mentirle a su tía, y así no llamaran a Voldemort. ¿Por qué mintió aun sabiendo que era yo?, solo él aquí presente se los puede decir.
—¿Qué me dice de la señora Malfoy, señor Potter?
—Sus palabras son totalmente ciertas. —dijo el azabache —. La señora Malfoy, fue quien más se arriesgó. Ella mintió a todos los mortífagos y a Voldemort, pero lo hizo por una única razón: saber si Draco se encontraba con vida. De no ser por ella, hubiera terminado muerto en el bosque prohibido. Así es que, si se me permite dar mi punto de vista—observó a Kingsley quien asintió—. Narcisa y Draco Malfoy no debiesen ser enjuiciados.
Aquellas palabras provocaron un gran murmullo y exclamaciones de parte de todos los presentes, exceptuando a la familia Malfoy. Narcisa solo observaba a Harry sin ningún tipo de emoción, Draco con el mismo semblante nervioso, pero esta vez con una pequeña sonrisa asomando en sus labios y Lucius Malfoy, un tanto confundido pero resignado ante el futuro que tendría de ahí en adelante.
George no daba crédito a lo que acaba de suceder en ese lugar. Harry no quería que madre e hijo tuvieran un juicio o más bien, fueran condenados. Pero, ¿Por qué hacerlo por esas dos acciones, cuando durante años fueron los primeros en cometer atrocidades a los demás? ¿es que acaso había olvidado lo sucedido?
—Tiene complejo de héroe—murmuró George a su padre.
—No lo creo...—respondió observándolo—. Harry a demostrado ser lo bastante justo, y creo que después de haber oído un poco de la historia familiar, debieses de darte cuenta de muchas cosas.
—En verdad no—murmuró el pelirrojo con el ceño fruncido—. ¿Qué tiene que ver todo aquello con el juicio?
—Todo. Con la historia de los Black, te das cuenta que muchos toman decisiones con solo un objetivo: proteger y mantener a sus familias unidas.
—Pero lo Black nunca buscaron eso. Con su forma de pensar, solo lograron disolverlas.—argumentó George.
—Dentro de sus pensamientos que les fueron inculcados, el casarse solo con sangre puras, era una vía para mantener primero: la sangre mágica lo más pura posible y segundo: aumentar el patrimonio de bienes y el dinero. ¿puedes ver ahora como todo se relaciona?
George analizó las palabras de su padre. En ese sentido, tenía razón. Tanto los Black como los Malfoy solo buscaban proteger a sus respectivas familias. Tal vez nunca fue la forma correcta de hacerlo, pero como se había mencionado, su paradigma era totalmente distinto a los demás; en su mundo de creencias, era la forma correcta; la única forma que conocían.
Nota de autora:
Primero: Siento mucho la demora, pero como les había comentado, me tomé mi tiempo para escribirlo. El tema que se venía en este capítulo era importante para la trama.
¿Qué les pareció el juicio? o bueno, mas bien, los alegatos. Hasta yo quedé sorprendida al saber de los labio de Cissy como era la familia Black y la vuelta a algo que normalmente es erróneo pero para ellos no. En fin...Creo que hasta ahora es uno de los capítulos mas importantes de la historia y con algunos detalles que pueden ir hilando...
Espero que se encuentren bien, y gracias por la espera y por seguir la historia de George y Mia.
Caro.
PD. Lavanda para George, fue premiado en la categoría de :"Mejor personaje masculino" en los Wizarding Awards.
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