*Capítulo 19*
════ ∘◦❁◦∘ ════
Se sentía abrumado y el nerviosismo no lo ayudaba; mucho menos la intensa mirada de Mia quien seguía observándolo en silencio. Volvió su mirada a ella soltando un suspiro.
—Venía a disculparme, Anderson. —comenzó a decir mientras movía una de sus piernas —. Fui algo grosero en la forma en que rechacé tu invitación.
—No lo creo —respondió ella arrugando el ceño para luego quitarse los anteojos y dejarlos sobre su cuaderno —. Solo fuiste sinceró —sonrió de forma débil.
—Aun así, te hice sentir mal —agregó escondiendo su mirada de ella —. No lo mereces. Eres alguien increíble. —argumentó volviendo a observarla. Le entregó la pequeña bolsa de papel, dejándola frente a los ojos de la joven —. Es mi forma de pedir disculpa.
Mia lo observó por algunos segundos más, para luego abrir la bolsa y observar lo que había en su interior. Sacó la pequeña caja y George observó como los labios femeninos se curvaban al darse cuenta de lo que eran, lo que le pareció lo más tierno al pelirrojo.
—¿Cómo supiste que me gusta lo dulce? —preguntó observándolo mientras abria la caja y los aromas de las delicias llegaban a ambos.
—Intuición, quizás —sonrió —. Me alegra saber que te gustan.
—Mucho, es más... —le acercó la caja a George ofreciéndole a que probara alguno, pero él desistió —¡oh vamos, Weasley! No pienso comer todo esto sola, aunque es tentador —dijo entre risas.
—Entonces, deja tentarte... —respondió reprimiendo una risa.
Aquella mención hizo que Mia se sonrojara, pero mantuviera la sonrisa en sus labios; lo que provocó que George mantuviera su sonrisa, mientras se masajeaba su cuello de forma nerviosa.
—Gracias, Weasley —musitó Mia —Creo que esto, me ayudará a estudiar por las noches.
—¿Estabas estudiando? —Mía asintió a la vez que mordía un chocolate e insistía en que George probara algo. —. Está bien, tu gana —respondió mientras sacaba uno de los chocolates —. ¿Cuándo comenzaste las clases?
—Mas bien, estoy tomando una nivelación antes de comenzar el semestre —respondió algo avergonzada, mientras George comía del bombón —el año pasado, me fue mal en una asignatura; y no es que me justifique —mencionó de forma rápida —. Pero tuve muchos problemas que me afectaron a nivel académico —se encogió de hombros — y si no quiero perder la beca, es mejor que apruebe.
George asintió mientras su cabeza analizaba lo dicho por Mia. Nunca creyó que alguien como ella tuviera ese pequeño problema académico. Mas bien, pensó que no tendría ningún tipo de problema. La joven demostraba que todo iba bien en su vida, que nada era grabe; pero se había equivocado y solo esperaba no volver hacerlo.
—Estoy seguro que aprobaras esta vez —respondió tratando de levantarle el ánimo. —Se ve que eres muy aplicada —agregó observando los libros que había sobre la mesa y los distintos bolígrafos sobre esta. ¿Por qué los magos no los utilizaban?, sería mucho más fácil y rápido para ellos al momento de escribir.
—Gracias, Weasley.
—Bueno, es mejor que me vaya. —dijo levantándose de su asiento. —. Trata de descansar de vez en cuando, Anderson —mencionó observándola con las cejas alzadas.
—Lo haré —respondió con una pequeña sonrisa, mientras se ponía de pie. —Y muchas gracias por los chocolates y todo.
—Entonces... —tomó su bolso y lo colgó de su hombro —¿disculpa aceptada?
—De verdad no sé por qué me pides disculpas. No te comportaste mal, ni siquiera fuiste grosero...
—Lo fui...
—Pero si eso te deja tranquilo, disculpa aceptada, Weasley.
George sonrió agradecido para luego despedirse de Mia, quien lo acompañó hasta la entrada. Al llegar al alfeizar, él se detuvo y se giró para observarla. Quería decir algo más, pero por segunda vez, no sabía cómo hacerlo. ¿Que estaba sucediendo?
Soltó un suspiro resignado arrugando de forma leve el entrecejo, para luego salir del departamento de Mia. Dio un par de pasos y llego al suyo, buscando entre los bolsillos de su chaqueta las llaves, encontrándolas a los pocos segundos. Entro a su departamento y colgó las llaves cerca de la entrada caminó hasta la sala dejándose caer sobre el sofá. Se quitó el bolso de su hombro dejándolo a su lado, para luego cerrar los ojos y permanecer de esa forma por algunos segundos.
No comprendía nada, ¿Por qué se sentía confundido? Nunca había experimentado esa sensación, mucho menos con alguien que conocía hace tan poco tiempo. Él nunca se ponía nervioso con nadie.
Abrió los ojos y se recostó sobre el sofá, no sin antes quitarse los zapatos y chaqueta, dejándolos en el suelo. No tenía ánimo de nada, solo deseaba permanecer para siempre recostado. Y es que, desde hace algún tiempo, su estado anímico se encontraba inestable, lo que le recordó lo que le dijo Ginny hace un tiempo: "Las pérdidas de la guerra afectan de distintas formas" ¿Por qué Ginny debía de tener razón? Primero era su estado psicológico, después la magia... ¿luego qué? Aunque no lo pareciera, extrañaba ser el George Weasley de antaño; pero, aunque deseara volver a ese pasado, no podía hacerlo, no sin Fred. Su gemelo era una parte importante de su persona, tanto que aun sin que estuviera a su lado, influenciaba en él.
Y es que en ese momento comenzó a comprender el por qué se le dificultaba hacer magia, y es que hace algún tiempo, por algún motivo leyó acerca de cómo la magia se producía en los magos y brujas. Llegando a la respuesta de que la magia era mental. Así es que, mientras él siguiera en un estado de angustia y elevada pena; nunca podría llegar a realizar magia como antaño.
Se acomodó en el sofá y sus ojos comenzaron a cerrarse, dejándose llevar por el cansancio y la sensación de estar flotando en el aire, pero, aun así, sabía que solo estaba cayendo en un profundo sueño, por lo cual, las sensaciones de su cuerpo, no eran reales.
—¡Despierta Weasley!
Aquel grito sobresalto a George, provocando que pusiera de pie de un salto y observará asustado a su alrededor, buscando a quien lo había despertado de esa forma tan...Poco habitual para él.
—¡Fred Weasley! —habló con seriedad observando a su hermano —Por poco muero...
—No es tan terrible —lo interrumpió haciendo un ademan como restándole importancia.
En ese momento, George cayó en cuenta de las palabras de su hermano. Escondió su mirada de su gemelo y arrugó el ceño. Era uno más de sus sueños y, aun así, Fred seguía utilizando palabras demasiado duras, sin importarle demasiado como se estuviera sintiendo por dentro.
—Lindo departamento —dijo observando a su alrededor y caminando de forma despreocupada por el lugar —. Y linda vista —agregó observando la calle muggle por la gran ventana de la sala. —¿Es cierto que los muggles utilizan algunas plantas como amuleto? —inquirió aun observando por la venta, con sus manos en los bolsillos de su pantalón.
—Yo...No lo sé —respondió George mientras pensaba en que las conversaciones de su hermano eran cada vez más extrañas. —¿Qué haces en mi sueño? —preguntó cruzándose de brazos mientras se acercaba a él.
—¿Tu sueño? —inquirió volteándose a él con un dejo de ironía y una ceja alzada. —¿De verdad crees que es un sueño?
—Lo creo —asintió con mirada seria —Cada vez que estoy contigo es porque estoy dormido, sino no podríamos...
—Hablar ni vernos....
Aquella respuesta hizo que George se sintiera mucho peor de lo que ya se sentía. La situación se estaba volviendo muy extraña, aunque, nunca había sido normal. ¿Qué persona soñaba con un familiar muerto, solo para hablarle y decirle cosas que no tenían sentido?
—Cada vez que sueñas conmigo, es porque me necesitas Georgie. —respondió Fred mientras se acercaba al sofá y se sentaba. Observó por algunos segundos la fotografía en movimiento que tenía George en una pequeña mesa y arrugó el ceño —Siempre he creído que los recuerdos son valiosos, pero lo tuyo, es demasiado.
—¿De qué hablas? —preguntó aun de pie observándolo.
—Hablo de que estas olvidando tu vida, George. Estas demasiado ensimismado en los recuerdos, que no ves más allá que tu propia nariz. Me prometiste que no te encerrarías en la soledad.
—¡Perdón por no poder superar tu partida! —menciono con ironía —. Y ¿sabes qué? ¡nunca lo voy a superar! —espetó con la mandíbula tensa.
Fred lo observó con burla con las cejas alzadas, algo que a George no le había gustado. Odiaba cuando su hermano se burlaba de él.
—No creo que sea así. Por lo menos no del todo —agregó cruzándose de brazos y ladeando un poco la cabeza —¿Qué tal tu vecina? Anderson, ¿no?
—¿Qué hay con ella? —preguntó con un tono de voz mucho más calmado, a la vez que su expresión corporal comenzaba a relajarse, siendo notorio para Fred.
—Al parecer comienza a ver algo... —dijo observándolo con una sonrisa, para luego ponerse de pie —En fin. Sería bueno que cumplieras tu promesa. Además, ella estará de cumpleaños ¿no?, sería un buen momento para que te acerques un poco más.
—¿Qué intentas hacer Fred Weasley? —preguntó observándolo de forma suspicaz, mientras se acercaba—. Algo tramas.
—No estoy tramando nada, George. —aclaró de forma seria —Solo quiero que vuelvas a ser feliz, que vuelvas a reír e inventes nuevas bromas.
George observó en silencio a su gemelo mientras analizaba cada una de sus palabras. Ninguno de los dos dejaba de observarse, manteniendo que el silencio se prolongara, pero el cual no los incomodaba. Fred le devolvía una mirada que quería transmitir fuerza, pero en el fondo, era un torbellino de emociones que no quería dejar ir.
—¿Te das cuenta lo que me pides? —musitó George con la garganta apretada — ¡Es imposible!
—No lo es —espetó —Solo hazlo hermano.
—¿Y qué sino? —inquirió con todo desafiante.
La mirada de Fred paso de tener fuerza a decaer poco a poco, hasta volverse frágil lo que a George comenzaba a inundarlo de nostalgia. Su hermano nunca lo había observado de esa forma mientras estuvo a su lado... Y en ese momento se odio por completo al verlo así.
—Si no, odiaré el no haber sido más rápido para salvarme, el haberte dejado solo; pero por, sobre todo, me odiaré mucho más si sigues sufriendo por mi partida y olvidas vivir.
—Fred... —murmuró.
—Cumple tu promesa George —respondió empujándolo al sofá y provocando que callera sentado —cúmplela —repitió pegándole en el hombro de forma agresiva con su mirada brillante.
George despertó sobresaltado, observó la sala fijando por un momento su mirada en la ventana, arrugó el ceño creyendo haber visto una silueta tras las cortinas, pero solo había sido una ilusión. Pasó sus manos por su rostro con desesperación y trato de incorporarse, pero un dolor en el hombro se lo impidió. Hizo una mueca, para luego observar parte de su hombro y percatarse que tenía una zona un poco roja, como si alguien lo hubiera golpeado.
—Idiota —musitó mientras comenzaba a llorar en silencio.
════ ∘◦❁◦∘ ════
La fecha de cumpleaños de Mia ya había llegado, y a pesar de ser un día con algunas nubes, algunos rayos de sol se abrían paso entre ellas, llegando hasta una de las ventanas del edificio. El ambiente en el quinto piso era alegre, y eso George lo sabía porque había despertado con la risa de Anderson y las ideas de como adornar la puerta de entrada de su departamento. La chica desde muy temprano en la mañana, había comenzado a inflar globos y a reír cada vez que Artemisa gritaba del susto porque uno de los esos se había reventado. A pesar de que a Weasley no le agradaba despertar con tanto alboroto, no le había molestado en absoluto. Hasta el mismo se sorprendió al darse cuenta que mientras se levantaba de la cama, una sonrisa apareció en su rostro.
¿Qué me está sucediendo?
No sabía cómo, pero durante la mañana se sintió con mucha más energía y anímicamente estable como para comenzar a ordenar su departamento y luego salir a buscar el obsequio de cumpleaños para Mia. Y es que el sueño que había tenido con Fred hace tres días, lo había dejado pensativo. Por un lado, su hermano tenía razón, debía comenzar a vivir, y, por otro lado, se sintió un completo maldito idiota al saber que sufría por verlo así. Se podría decir que aquel sueño, había tenido un efecto positivo en su persona llegando a motivarlo a salir de aquel estado de soledad en la que se encontraba sumergido.
George se arregló el cuello de su camisa y observó al espejo por última vez. Sonrió satisfecho al ver el resultado y se dirigió a la sala principal tomando el obsequio que le había comprado a Mia y un pequeño ramo de flores. Caminó hacia la puerta, y tomó las llaves de su departamento para luego, salir y cerrar la puerta tras de si. No tuvo necesidad de acercarse demasiado al departamento de Mia, cuando las voces y risas del lugar se escuchaban por el corredor.
Caminó con paso decidido a conocer un poco más a Mia y con ello, olvidar por algunos momentos el dolor de haber perdido a su gemelo hace algunos meses. Por más que odiará admitirlo, Fred tenía razón.
Cerró los ojos por un momento y soltó un suspiro para relajarse. Tocó la puerta con sus nudillos y oyó como Mia exclamaba ¡Yo abro! Los pasos se acercaron de forma apresurada, hasta que la puerta se abrió. Los ojos de ella al verlo, transmitieron sorpresa, para luego darle paso a la alegría en el preciso momento en que sus labios se curvaban en una gran sonrisa.
—Weasley... —musitó con sorpresa.
—Feliz cumpleaños Anderson. —respondió con una sonrisa.
Nota de autora:
Lo sé, lo sé. Tenía algo abandonada la historia pero nunca fue mi intención de hacerlo, en serio. Aunque no he actualizado muy seguido, sigo escribiendo. Pero díganme, ¿Qué les pareció este capítulo? son 700 palabras menos que el capítulo anterior (aprox).
Creo que a George le hacia falta un tirón de su oreja para que comenzara a "vivir" ¿no lo creen?
Espero que les haya gustado mucho y gracias por seguir la historia y esperar las actualizaciones. Y como siempre, déjenme saber sus impresiones del capítulo.
Caro.
PD. ¿Se dieron cuenta que la historia llegó a los 5K? Muero de felicidad!!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro