*Capítulo 15*
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A pesar de que se encontraban en un pequeño rincón del caldero chorreante, en donde difícilmente podría ser observado a simple vista, aun así, algunas personas lo veían con curiosidad. Trató de mantener su atención en lo que le estaba hablando su hermano, observarlo solo a él. Pero aquella sensación de sentirse observado permanentemente por varias miradas, le complicaba el hacerlo. Suspiró y paso sus dos manos por su cabello de forma desesperada.
—Entonces... —Bill dejó de hablar al ver que George observaba su cerveza de mantequilla como si lo hubiera estado regañando —¿Sucede algo?
—¿Alguna vez que has sentido observado? —preguntó el menor aun sin levantar su mirada.
—Tal vez...¿porque lo preguntas? —inquirió con curiosidad, siendo observado con las cejas alzadas por su hermano. Bill enarcó una ceja y comenzó a observar a su alrededor sin detenerse en nadie en particular, pero aun así, provocando que algunos magos y brujas, desviaran su mirada de ellos y volvieran a prestarle atención a sus asuntos. —Si me lo preguntas, creo que es normal que te observen.
—¡Me han estado observando desde que cruce esa puerta! —exclamó apuntando en dirección a la entrada del lugar —sin mencionar las miradas del callejón Diagon.
—Eres el dueño de una de las tiendas más famosas del mundo mágico, George. —bebió de su cerveza para luego limpiar sus labios y proseguir —además, debes de agregarle que hace bastante tiempo que no eras visto por estos lugares. —acotó
—Aún así, no es motivo para que observen hasta el mas mínimo detalle en mi persona —argumentó con enfado. —Me quiero ir.
—¿Qué?
—No soporto estar un minuto mas aquí. —aclaró poniéndose de pie mientras tomaba su bolso —¿vienes conmigo?
Bill observó su reloj y asintió. Los dos pelirrojos salieron del lugar, no sin antes despedirse de Tom. George al salir de la taberna y alejarse de las miradas de los curiosos, respiró mucho mas tranquilo. Sentía como la sensación de haber tenido una carga demasiado pesada en su espalda, desaparecía.
—Ginny me comentaba que tu nuevo hogar se encuentra muy cercano al caldero chorreante —Comenzó a decir Bill observando a su hermano quien asintió —Eso es bueno, así puedes visitarnos cuan...
—¿Sabes por que vine a vivir al Londres muggle? — preguntó interrumpiendo a su hermano, quien negó —Por que quiero alejarme de todo lo que tenga que ver con la magia. —respondió observándolo fijamente a la vez que se detenía.
—¿Alejarte de la magia? —inquirió incrédulo deteniéndose también—No puedes alejarte de tu propia naturaleza George...Es algo...
—¿Por qué no? —preguntó cruzándose de brazos —Si no fuera por la magia, Fred seguiría vivo...
—Así es que es por eso —rió sin gracia —¿De verdad crees que si la magia no existiera, Fred seguiría vivo? —George asintió —¡Estas loco! Mira...Pongámoslo de esta manera: en el caso de que la magia no existiera y el innombrable hubiera sido solo un simple muggle, Seria un psicópata, de esas personas que solo matan por diversión o por dinero. Aunque Voldemort no se alejaba de aquello. —agregó con tono pensativo y el ceño fruncido.
George lo meditó por un momento para luego reanudar su camino seguido de su hermano mayor. Sabía que tenía razón, pero esa idea era la única a la cual podía aferrarse para encontrarle un sentido a la muerte de su gemelo. Y es que en cierta parte, su propia teoría tenia mucho –demasiado- sentido para él. La magia se estaba volviendo algo con lo cual, ya había perdido a su hermano, y si supieran su secreto, de seguro lo observarían como un fenómeno del cual debían alejarse, sobre todo sus nuevos vecinos.
Levantó su mirada al cielo y observó como algunas aves surcaban el cielo junto a una pocas nubes deslizándose suavemente, mientras que el rostro de Fred volvía a su mente. Sonrió para si, para luego observar el edificio frente a él. Había llegado a su hogar.
Se dirigió a la entrada, a al vez que oía murmurar a Bill cosas como: «Se parece a Grimmuld Place», «es un lindo lugar.» Entraron al edificio y se dirigieron a los elevadores que los llevaría al quinto piso. Lo tomaron, no sin antes dejar que dos jóvenes de la edad de Ron, bajaran, para luego ellos adentrarse. George presionó el numero cinco, a la vez que su mente seguía dándole vueltas a su teoría, para él, la magia era la causa de todos sus problemas.
Al oír que el elevador se detenía, observaron que la aguja de la pantalla indicaba el numero cinco, en el mismo momento en que las puertas se abrieron. George fue el primero en salir, seguido de Bill quien observaba a su alrededor con una pequeña sonrisa.
George se dirigió al 5-A posándose frente a la puerta. Hurgó entre su bolso y bolsillos las llaves de su nuevo hogar pero no las encontró, estaba casi completamente seguro que las había guardado antes de salir.
—¿Qué sucede? —inquirió Bill observando el nerviosismo de su hermano. George suspiró y se volteó a observarlo.
—No encuentro las llaves, Bill. —respondió con semblante serio —Estoy casi seguro que las guardé antes de salir.
—¿Para que existe la magia? —preguntó a la vez que sacaba su varita y apuntaba a la cerradura bajo la atenta mirada de George.
—¡Weasley! —exclamaron en tono alegre.
Mia Anderson se acercaba a ellos con una gran sonrisa. Llevaba una mochila colgada de uno de sus hombros, y en su brazo derecho, una carpeta negra. George por su parte al oírla, se tensó y observó a Bill con pánico, murmurándole «esconde eso, rápido» Pero Mia se había acercado lo suficiente como para alcanzar a ver que algo estaban ocultando.
—Anderson, hola... —dijo con nerviosismo George, tratando de sonreír.
—¿Estas bien?, te noto algo nervioso —dijo observándolo con extrañeza.
—Si, no te preocupes. Te presento a mi hermano mayor Bill —dijo tomándolo de uno de los brazos, y empujándolo de forma brusca frente a Mia, llevándose una mirada de reproche por parte del mayor. —Bill, ella es Mia Anderson.
George observó como Mia miraba a su hermano con curiosidad, cayendo en cuenta la capa que llevaba Bill. Bajó su mirada y arrugó el ceño de forma pronunciada al recordar que habían caminando dos cuadras por el Londres muggles. ¿Cómo pudieron olvidar ese detalle con Bill?
—Mucho gusto, Mia Anderson —dijo estrechándole la mano a Bill —vivo en el apartamento del frente —agregó indicándole la puerta con el número 5B.
—Así es que, eres vecina de Georgie —dijo el pelirrojo observando a su hermano menor de forma burlona para luego volver con una sonrisa a Mia.
—¿Georgie? —preguntó extrañada para luego volver su mirada a George quien comenzaba a ruborizarse hasta las orejas. Ella sonrió con ternura —Si, soy su vecina. —agregó sin dejar de observarlo.
George pasó una de sus manos por su nuca para luego masajearse el cuello. Su cuerpo estaba completamente tenso, lo que aumentaba el nerviosismo en él. Odiaba que sus hermanos le dijeran Georgie en frente de otras personas. Era un apodo que no le molestaba pero solo si quedaba entre familia.
—Me alegra saber que mi hermano hizo nuevas amistades.—dijo Bill observando a Mia y luego a su hermano.
—Si, bueno eso espero. —respondió ella con una pequeña sonrisa observando a Bill. —Bueno, debo irme...pero antes ¿Necesitan ayuda?—,preguntó observando a George.—Vi que trataban de abrir la puerta con…Supongo que era una rama o algo así—agregó no muy convencida.
George la observó nervioso, ¿Qué tanto había alcanzado a observar? Considerando su respuesta, pensó que no tanto…¡Por Merlín! ¿A quién engañaba? ¡Si se había dado cuenta, y con mucho detalle!
George observó a su hermano quién le devolvió una mirada tranquilizadora para luego guiñarle un ojo. Bill tenía una respuesta que podría ser convincente para Mia y que su «secreto» siguiera así mismo.
—Sí, sólo era una rama—se encogió de hombros Bill—sucede que mi hermano perdió la llave de su apartamento. ¿Podrías ayudarnos?
—Si claro—asintió ella— a mi me sucede todo el tiempo—rio—Puedes pedirle una copia al señor Phil, es nuestro conserje.
—Gracias Anderson.
—De nada Weasley. Si me disculpan debo irme. Espero volverte a ver, Bill—agregó observando al mayor.
—Ya lo creo.—respondió sonriente a la vez que observaba como Mia se dirigía a su apartamento, abría la puerta de entrada y desaparecía de la vista de ambos hermanos.
Bill se cercioró de que no hubiera ningún muggle cerca de ellos, saco su varita de uno de los bolsillos interiores de su capa, apuntó la cerradura y con un chasquido la puerta se abrió. Los dos hermanos entraron apresuradamente.
George cerró la puerta y colgó su bolso en el perchero de la entrada, mientras que Bill se quitaba la capa de viaje a la vez que observaba todo a su alrededor con una pequeña sonrisa. Se dirigió a una pequeña mesa que se encontraba junto al sofá, y sobre ella, se encontraba una fotografía en movimiento; eran Fred y George cruzándose de brazos y sonriendo de forma burlona, sonrisa muy característica en ellos, aunque ya no lo era en George.
—¿Quieres algo?—preguntó George dirigiéndose a la cocina y sacar dos vasos.— tengo jugo de naranja, ya sabes, si viniera un muggle sería extraño el jugo de calabaza—se encogió de hombros.
—Si esta bien, jugo de naranja—respondió acercándose a su hermano— dime una cosa George, ¿Mia Anderson es el motivo por el que no quieres hacer magia?
Aquella pregunta provocó que George quedará estatico por un momento, lo había tomado desprevenido, pero…¿Por qué había provocado aquella reacción en él?, lo mas sencillo y simple era responder de forma corta y precisa con un «No», pero aquella palabra no salía de sus labios. Y fue en ese momento, que George no supo que responder, ni siquiera como broma; tan sólo una cosa pasó por su mente: ocultar todo.
Nota de autora:
Holaa, se que he estado ausente con esta historia, pero ahora ya estoy de vacaciones y quiero aprovecharlas al máximo, sobre todo escribiendo. :)
Espero que este capítulo haya sido de su agrado, los leo en comentarios.
Caro
Pd. Este es mi regalo de navidad para uds. Disfruten junto a sus familias ✨❤🎄🎁
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