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*Capítulo 1*


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Hechizos pasaban rosando por su cabeza, pero a él no le importaba. Debía seguir corriendo, y llegar lo mas rápido posible. Cada segundo que pasaba era tiempo perdido. Podría aparecerse, pero no estaba seguro en donde se encontraba su gemelo. Siguió corriendo y una mano lo detuvo, se giró rápidamente y por poco ataca a la persona.

-Estoy aquí Georgie, tranquilo. Todo terminó.

-¿Qué?-observó a su alrededor y la guerra seguía. Le devolvió una mirada extrañada a su gemelo-Corre Fred. -lo tomó del brazo, pero su gemelo no se movió

-Todo paso, no te preocupes.-le sonrió.

Fred tomo su varita y lanzó un hechizo al suelo, provocando una gran explosión. Mientras George era lanzado lejos de su gemelo, Fred le gritaba: Se feliz con la chica de la papelería.

George despertó sobre saltado. Se sentó en la cama y tomó su varita que había dejado en la mesita de noche. Susurro lumos y el lugar se iluminó lo justo, para que pudiera percatarse que seguía en su habitación de la madriguera. Iluminó la cama de Fred y seguía intacta. Su cama estaba ordenada, nadie la había ocupado. Tragó saliva con dificultad y se mordió el labio, evitando que las lágrimas salieran, pero le fue imposible. Solo habían transcurrido tres meses desde el término de la guerra, pero para él, era como si hubiera sido ayer. Aun no podía sobreponerse ante la pérdida de su gemelo, se sentía solo e incomprendido. Nadie en el mundo entendería lo que él estaba sintiendo.

Apagó la luz que salía de su varita y la habitación se volvió a oscurecer. Se dirigió a la ventana de su habitación, el cielo seguía estrellado y la noche tranquila. Divisó los árboles que se movían al compás de una pequeña brisa de viento, todo estaba tranquilo y calmado; por primera vez deseó ser un árbol para no sentir el dolor que llevaba dentro.

Estuvo bastante tiempo observando el campo, tratando de olvidar la pesadilla de esa noche. La había sentido tan real, hasta pensó que Fred estaría con él en ese momento, pero como siempre, la realidad le volvió a dar una bofetada, solo había sido un sueño.

El amanecer estaba dando comienzo, pequeños rayos de sol comenzaban abrirse paso entre la copa de los árboles, sería un lindo día, pero para él, solo sería un día mas sin Fred. Salió de su habitación, y sé dirigió a la cocina. Su madre aún no se levantaba, y agradeció el estar solo, sin nadie que lo observara preocupado por su semblante o preguntándole si comerá algo.

Se sentó a la mesa y con un movimiento de varita, el agua de la tetera comenzó a calentarse y con otro pequeño movimiento, una taza se posó suavemente en la mesa, junto a varios sabores de té y en poco tiempo, ya disfrutaba de aquella deliciosa bebida caliente. Levantó su mirada, y divisó algunos gnomos que salían de su escondite, aquello le trajo recuerdos de cuando era niño y su madre los enviaba a desnogmonizar el jardín, junto a Fred, Ron y la pequeña Ginny. Ellos siempre buscaban la manera de hacerlo entretenido, en especial Fred, quién era el de las buenas ideas...Lo extrañaba, la madriguera y sortilegios Weasley ya no eran lo mismo sin él. Siguió bebiendo de su té, en silencio hasta que hoyó pasos bajando la escalera, deteniéndose en su habitación, para luego seguir bajando y dirigirse a la cocina.

-¿George, querido? -era la voz de su madre. Al verlo sentado en la mesa, una sonrisa apareció en el rostro de la mujer. Se notaba que, al no verlo en su cuarto, se había preocupado de sobremanera -¿Te encuentras bien? -preguntó acercándose a él para luego besarle la cabeza.

-Hola mamá -sonrió al sentir el abrazo de ella. -Estoy bien, solo que no pude seguir durmiendo.

-¿De nuevo pesadillas? -preguntó ella, a la vez que se dirigía a un gran mesón y comenzaba a rebanar pan y con la varita, varios platos, tazas y utensilios se posaban en cada puesto de la mesa.-En un momento estará el desayuno-agregó girando la cabeza en dirección a su hijo.

-Me iré a dormir-respondió George levantándose de la mesa-No tengo hambre, mamá-agregó antes de que Molly pudiera replicar.

Desde lo sucedido, George ya no era el mismo. Su semblante seguía sombrío, el brillo en sus ojos ya no estaba, su mirada no era alegre era opaca, y las ojeras junto a la barba de días, no le ayudaban a mejorar su aspecto. Además, había bajado bastante de peso, solo se limitaba a beber té y dormir. Según Molly, si su hijo seguía así, terminaría desapareciendo por completo.

Esa mañana no fue distinta a las demás, aquel patrón se repetía todas las noches. George ya se sentía cansado, no quería seguir soñando con la batalla. Además el estar en la madriguera o en Sortilegios Weasley le provocaba el mismo daño, todo le recordaba a Fred. Sabía que nunca podría olvidarlo y tampoco tenía pensado en hacerlo, pero necesitaba tener un respiro.

Se recostó en su cama y cerro los ojos, por un momento sintió que su cuerpo flotaba, se sentía liviano y libre. De pronto, abrió los ojos. Se encontraba en la madriguera, Ron le había lanzado un Levicorpus, a la vez que reía sin parar. De pronto, vio a Fred quién lo observaba divertido. Le habló algo al oído a Ron, el cual asintió y con un movimiento de varita, George cayó de bruces al césped.

-Te lo dije Georgie, la chica de la papelería-levantó su varita apuntando a su gemelo. El hechizo levicorpus le dio en el pecho de George, claro que esta vez había sido mucho más potente.

Por segunda vez George despertó sobresaltado. Su hermano no lo dejaba tranquilo, siempre le lanzaba algún hechizo de manera fuerte lo cual hacia que despertara asustado. Además, siempre decía la chica de la papelería, ¿Qué quería decir con eso?, ¿Qué vaya a comprar papeles y vuelva a trabajar?. Podría ser, pero aun así, era extraño. Esos sueños comenzaron días después de la batalla. En ese entonces el aun vivía en el departamento sobre sortilegios Weasley y creía que era por eso que siempre soñaba con su hermano. Pero no fue así, un día en que Ron fue a visitarlo para hablar del futuro del negocio, se percató que su hermano no estaba bien, su semblante no mentía. El pequeño Ronnie, avisó a sus padres y se decidió que debía volver a la Madriguera, George por su parte, creyó que le haría bien estar junto a su familia, pero de nuevo se equivocó, las pesadillas y los sueños con Fred, seguían latente.

Se dirigió al baño y mojo su rostro. Observó su reflejo en el espejo y por un momento creyó ver a su gemelo, pero de inmediato se dio cuenta que no era Fred, era él mismo. Comenzó a observar su rostro, siempre lo hacía, pero esta vez fue de una manera mucho más consciente. Tenía ojeras, sus ojos estaban opacos y como decía su madre, estaba mucho más delgado. El tener una barba de varios días, lo hacía ver de un aspecto andrajoso, como si fuera un vago y no el dueño de una tienda de bromas. Suspiró, apoyó las manos en el lavabo, cerro sus ojos y el rostro de Fred volvió a su mente; siempre con una sonrisa. Sus manos comenzaron a cerrarse alrededor del lavabo, de manera lenta, pero con fuerza. Sus nudillos comenzaron a tornarse mucho más blancos, a la vez que dejaba escapar las lágrimas. Volvió a llorar ese día, volvió la pena a embriagar su corazón, trató de gritar, pero no tenía fuerzas para hacerlo, tan solo tenía energía para llorar hasta quedarse seco por dentro, si es que eso fuera posible.

Se adentro en la ducha, aun con lágrima recorriendo sus pálidas mejillas. El sentir el agua recorrer su cuerpo, lo comenzó a relajar. Sentía que la pena desaparecía poco a poco. Su mente comenzaba aclararse. No podía seguir en ese estado, Fred no hubiera querido verlo así, es más, ya lo habría sacado de la habitación y obligado a volver al trabajo. Siguió en la ducha un poco más de tiempo, hasta sentir que todo lo que le sopesaba desaparecía por un instante. Salió de la ducha, y comenzó a vestirse. Ya listo, peinó un poco su cabello y tomó su túnica.

Bajo las escaleras de forma rápida, pero se detuvo de golpe al oír voces en la sala de estar. Hurgó en su bolsillo y tomó una oreja extensible, y pudo percatarse que aquellas voces eran familiares.

-Mamá dice que de nuevo lo encontró aquí en la cocina -decía Ron a sus amigos y hermanos-Me preocupa que esto siga avanzando y se vuelva loco.

-Ron, no digas esas cosas-respondió Hermione.-Creo que lo mejor es que saliera de casa...

-Lo hemos intentado-agregó Ginny.-Pero no quiere salir, no hay manera.

-Todo esto es mi culpa-habló el azabache-si tan solo...

-Si tan solo Voldemort no hubiera existido nunca, nada de esto habría sucedido. -interrumpió Charlie- Creí que eso era un tema zanjado, Harry.

Todos estaban preocupados por él, hasta Harry se culpaba por la muerte de Fred. Arrugó el ceño, decidió que su familia y amigos no merecían seguir así. Ya bastaba con llevar la pena de Fred y aprender a vivir sin su gemelo, como para que él les dé más preocupaciones.

Enrolló rápidamente la oreja extensible y la guardó en su pantalón. Bajo rápidamente las escaleras dirigiéndose a la salida.

-¡George!-exclamó de forma alegre Charlie, al verlo vestido y listo para salir-¿Necesitas ir algún lugar?-preguntó acercándose a su hermano-Podría acompañarte.

-No, estoy bien. Iré solo-respondió a la vez que arreglaba el cuello de su túnica y observaba a los demás. -No se preocupen, no hare nada estúpido. -agregó al ver el rostro de preocupación de Harry, Ron, Hermione y su pequeña hermana Ginny.-¿Dónde están mamá y papá?-preguntó al no verlos.

-Tuvieron que salir, cosas del ministerio-habló Ron, encogiéndose de hombros.

-Bien, si preguntan por mí, díganles que tuve cosas que hacer-dijo George abriendo la puerta de entrada y saliendo al jardín, seguido de Ginny.

-¿Cosas que hacer? -preguntó la menor de los Weasley alcanzando a su hermano-¿Qué cosas?

George la observó incrédulo para luego arrugar el ceño. Él nunca daba explicaciones, ni menos cuando se trataba de salir. Por Merlín, era un hombre de veinte años, no un niño de cinco.

Ginny al observar el rostro de su hermano, dio un paso atrás. Últimamente hacer enfadar a George no era una buena idea.

-Cuídate, ¿Si?

George solo asintió y besó la mejilla de su hermana, para luego desaparecer de la madriguera.































Nota:

Primer capítulo de "Lavanda para George", espero no haberlos hecho llorar demasiado y si fue asi, lo siento :(. Si les sirve de consuelo, a mi se me rompió el corazón al escribirlo, pero es necesario...

Me encantaría saber sus opiníones y comentarios de este capítulo.

Ohh y muchas gracias por las 216 lecturas!!!, los amo!

Caro.

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