Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

6. Rumba

Esto tiene que ser una gran, gran broma. Ese imbécil no puede estar hablando en serio. No voy a llevarlo conmigo a ninguna parte; pero, Pipe aparece y bastante raudo anota su nombre en una lista que ya se para que es.

―Estás dentro, amigo ―le dice levantándole el pulgar.

―No soy tu amigo ―él le replica, como el neandertal que es.

Tan creído y ni siquiera sabe socializar.

―Ahora lo eres ―Pipe le rechista de muy buen humor y eso tampoco parece gustarle.

―No lo apruebo ―niega rotundo otra vez.

―Vamos chucho, que no es tan grave.

―Y ahora, ¿a quién llamas chucho? ―replica como un niño malcriado, y Pipe solo sacude sus manos muy divertido, y se va.

Todo esto se ha convertido en una completa mierda. Y mi corazón nuevamente ha sido roto, por segunda vez. Lo sé, demasiado prematuro para pensar así, pero en serio me encantaba. Mi querido Adrián se retira con su adorable y delicada novia, y dejan al energúmeno ese ahí sentado. Pipe lo convence a regañadientes luego de ladrarle como perro rabioso para que nos lleve en su carro, quedamos boquiabiertos cuando vemos su fabuloso Audi.

¡Demonios! Muy a tono con su ropa y estilo.

Pero es un idiota de lo peor.

Antes de irnos, lo hago pasar por mi casa para ponerme cómoda; cosa que no le gusta, porque cuando llegamos pregunta todo tieso si es en ese lugar donde vivo, y yo me jacto con todos mis pulmones de vivir en un humilde edificio de apartamentos cerca de la zona de Chapinero. Me puse pantalones negros ajustados, una camiseta holgada y chaqueta para el frio excesivo que hace allá arriba. Estaba de mal humor, y el hecho de que se haya ofrecido para venir me puso peor. Así que esta noche, apenas lleguemos al sitio, me voy a emborrachar, y a olvidarme de él.

Llegamos sobre las once al lugar, y estaba a reventar. Todos los amigos de Pipe ya estaban allí bastante ensalzados. Se saluda con todos con su particular parsimonia de manos y de paso ellos a mí dándome la bienvenida, ya los conozco a la mayoría. Son amables, y pagan por una buena rumba. A Andrés, le miraron como bicho raro. Con esa pinta de chepito bien arregladito, estaba fuera de lugar; se veía un poco mayor que todos nosotros.

Y como poco me importa que haya venido busco parche aparte para cumplir mis propósitos porque el causante de mi mal humor irónicamente había venido conmigo. Así que empiezo a beber como desquiciada todo lo que me ofrecen los conocidos, los que no disimulo y los boto, tampoco soy confiada. Muy mala idea beber así, lo sé, ¡pero y qué!

Bailo desinhibiéndome de todo con la música, mientras él solo me observa con cara de pocos amigos. Veo a una chica acercársele, así que me dedico a ver su reacción. La despacha sin ningún remordimiento, y luego de eso en ningún momento toma un solo trago de los que le ofrecen. Eso me parece una actitud bastante odiosa, por lo menos debería disimular. Dejo de bailar y abandono al parejo que me he encontrado, de reojo he visto que hay alguien que no ha parado de mirarme desde que llegó a la fiesta, y no, era él insípido de Andrés. Tal vez un amigo de Pipe, por como hablaban y brindaban. Me acerco a donde está sentado el insípido sentado como una ostra. Habría preferido estar más ebria que borracho de cantina para hacerlo, pero qué más da.

―¿No bebes? ―pregunto empinando una pola.

―No. Soy el conductor elegido.

―¡Ah sí! ¿Y de quién?

―Tuyo, por supuesto.

―Olvídalo, puedes irte cuando te apetezca. Ahí está el camino, anda. Shu, shu.

―Que graciosa. Vine contigo, como tu acompañante, y eso haré.

Vaya, vaya, eso es nuevo. Después de lo de hoy no creí que tuviera un gramo de responsabilidad con toda esa arrogancia.

Me sacudo.

―No hace falta ―espeto―. Puedo cuidarme sola.

―No, no puedes, ¿ya miraste cómo estás?

―No papá. Ese no es tu problema ―bufo y mi estómago empieza a dar vueltas recordándome que he hecho toda una mezcolanza.

Salgo corriendo y él también lo hace detrás de mí. Me vomito. ¡Demonios! Al final si creo que estoy muy borracha, y por andar de sobrada la revoltura me ha mareado muy feo. Él me agarra y sostiene mi pelo, me pongo terca y trato de apartarlo; pero estoy que me caigo. Todo se mueve a mi alrededor o soy yo que ya no tengo equilibrio. Estoy hecha un asco, pero eso no me impide ver que cuando acabo de botar todo me limpia con un pañuelo que saca de su bolsillo trasero. Estoy de no creerlo, le manoteo para que no se haga el caballero fino cuando no es más que un prepotente. Además, que el pañuelo se ve demasiado fino.

Oigo múltiples voces que hacen querer reventar mis oídos, entre ellas distingo la de Pipe y la de él, y la otra no tengo idea de quién es. Él me leja poniéndome detrás de él, y discute una y otra vez y estoy tan atontada que no sé cómo termina echándome en su hombro, entre las protestas de mi amigo y mis pataleos.

―¡Oye! ¿Qué crees que haces? ―grito fuerte, lo agarro del pelo.

Que me lleve así solo me hace sentir peor.

―Salvarte el trasero. Que más ―le escucho gruñir.

¿Pero salvarme de qué?

―Déjame, quiero seguir bebiendo.

―Creo que ya bebiste suficiente.

―¡Ese no es tu problema!

Pataleo para que me baje, pero no lo hace.

―¡Bien! Lo harás; pero no aquí ―dispone y yo me pregunto en qué momento se volvió el que toma mis decisiones.

―Déjame bajar ―pataleo de nuevo con todas mis fuerzas, y nada.

Me tira dentro del auto y antes de que pueda arrastrarme a abrir la puerta arranca llevándome hacia no sé dónde. Lo siguiente que sé, es que no volvemos a la ciudad. Llegamos a un lugar desconocido para mí, pero muy bonito. De lujo.

―¿Dónde estamos? ―me tambaleo al preguntar esto, me atrapa de la cintura. Por fuera todo es tan lujoso―. ¿Un hotel o un motel? ¿Qué pretendes?

Intento apartarme.

―Esto es un chalet, aprende a diferenciar. Y estas en el lugar donde podrás beber a tus anchas.

―Contigo. Estúpido ―lo insulto.

―Si. Conmigo.

―Quien te lo pidió.

―Por desgracia para mí, yo me invité solito.

Entramos al lugar, o más bien me arrastra dentro, me quedo lela observando lo hermosa y reconfortante que es por dentro.

―¿Dónde queda el baño?

―Por allá. ―Señala hasta una puerta―, y si, puedes usarlo ―dice con mucha sorna en su voz, luego se marcha dejándome allí.

Después de rodar mis ojos me apresuro y voy hacia donde indica. Entro de inmediato y luego de lavar mi cara para serenarme y quitar los rastros de vomito en mi boca hago pis, mi vejiga ya estaba casi reventando. Me recompongo lo más que puedo y al salir nuevamente vuelvo a la sala y me tiro sin su permiso a mis anchas sobre uno de los sofás, se siente abullonado y tan cómodo. Espero a que aparezca porque no lo veo por ningún lado. Y muy contrario a lo que pienso que él muy imbécil me iba a dejar allí sola, un rato después aparece sin la chaqueta de su traje, sin corbata y con un vaso y una botella de wiski en las manos. Toma asiento a mi lado en el sofá y sirve el vaso. Cuando lo hace intento atraparlo y él lo aleja bebiéndoselo de un solo sorbo. Se levanta y se acomoda en un sillón frente a mí y sigue sirviéndose tragos.

―¡Oye!

―Te dije que no necesitas beber más, seguro tu sangre se volvió toda alcohol con lo que has ingerido en ese lugar. Además, te vomitaste, ¿acaso, eres alcohólica?

―¡Ese no es tu problema!, es el mío ―gruño molesta.

Él, deja a un lado su botella y el vaso, se levanta del sillón y se acerca nuevamente a donde estoy.

―Sí. Eres un gran, gran problema para mí ―dice con su forma arrogante de hablar.

Me quedo quieta oliendo su aliento a wiski y de seguro caro y fino como los que toma tío Edilberto; sin embargo, la posición en la que estamos me recuerda a cuando estuve en su oficina, y había atrapado mi mano para impedir que me llevara mi hoja de vida. Me agito con el repentino acercamiento, su respiración se siente tan o más agitada que la mía. Y también creo que ha comenzado a hacer calor. Mucho. Sin pensarlo tiro de su cuello y él del de mi camiseta. Nuestras bocas están tan cerca. Mi aliento es puro alcohol revuelto, pero él de él, huele a wiski fino que calienta como el fuego. Fuego que calienta mis sentidos y otra cosa entre mis piernas.

¡Oh, no!

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

Gracias por leer!!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro