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Capítulo 25. El despertar


































—¿No oyes nada?

—No.— susurró el cobrizo.— no hay nada...

》No escucho nada en su mente.《

Carlisle estando a su lado suspiró amargamente viendo a la pelinegra acostada en una cama. Aplanó los labios preocupado por el estado en el que se encontraba aquella vampira, su brazo izquierdo torcido al igual que los dedos de su mano y la falta de la extremidad derecha, más la falta de consciencia. Para que su hijo no lograra escuchar su voz, era muy probable que ya no estuviera con ellos, sin embargo al ver cómo los pequeños rayos rodeaban al cuerpo inerte de la neófita como si la estuviera protegiendo del enemigo a su alrededor, como si supiera de su presencia, le hacía ver lo contrario.

Era un raro y asombroso don.

En definitiva, los Vulturi habían encontrado otra joya para su clan.

—Vamos hijo.— susurró el rubio, abriendo la puerta de la habitación que parecía ser de la muchacha.— debemos avisarle a Marcus.

Edward no le respondió sino que asintió con la cabeza, saliendo ambos de aquella habitación. Carlisle recordando los viejos tiempos que estuvo allí, caminó por los pasillos siendo seguido por su hijo hacia el gran salón donde allí se encontraban los tres reyes y la guardia.

Toda la guardia.

Apenas el rubio abrió las gigantescas puertas sintió más de 20 pares de ojos sobre él, pero el que más le preocupaba era de su viejo amigo Marcus. Cruzó miradas con el castaño teniendo que apartarla al no poder soportar ver los orbes dolidos, llenos de amargura, enojo y tristeza en él.

Y todo por esa muchacha.

Y sabía lo que estaba sintiendo el castaño en este momento.

Él lo había sentido varios años atrás, cuando su hijo, Edward, había tomado aquella decisión de morir al haber creído que su pareja había fallecido.

El dolor de perder a tu hijo.

Ya que Edward le había contado, muy por arriba, como era la relación del castaño con la pelinegra inconsciente, el verdadero motivo de que estuvieran allí.

—¿Y bien mi querido amigo?— la voz de Aro llamó su atención, viendo al pelinegro que también tenía una mirada llena de preocupación en sus orbes.— ¿No hay ninguna noticia?

—Lo lamento Aro.— respondió Carlisle colocándose en el medio del salón junto con su hijo a su lado.— Pero la muchacha, Paola, no ha dado ningún indicio de despertar.

》Y como siempre, no me he podido acercar a ayudarla con su brazo... lo que parece ser su don, la protege.《

—Comprendo.— susurró Aro con una mueca amarga.— ya han pasado dos semanas.

》Si no fuera por el poder que recorre por todo su cuerpo, esos mini rayos, pensaríamos que ella...《

—Ella volverá.— masculló con la mandíbula tensa Caius, sorprendiendo a Aro al escucharlo hablar.— ella despertará.

》No nos puede dejar, no puede dejar a Marcus.《

El pelinegro asintió con la cabeza estando de acuerdo con él para luego mirar a su ex cuñado que tenía la mirada perdida, sentado sobre su trono, sin oír ni ver nada a su alrededor.

—Gracias por haber escuchado nuestro pedido querido amigo.— volvió a hablar Aro mirando al rubio que éste asintió con la cabeza.— se que habrá sido raro pedir su ayuda luego de los acontecimientos...

—Han pasado 10 años.— interrumpió Carlisle.— todo quedó bien.

—En un futuro nos gustaría visitarlos y ver el crecimiento de tus hijos Edward.

El cobrizo asintió con la cabeza a regañadientes.

—Nuestra casa esta abierta para ustedes.— respondió Carlisle.— pueden visitarnos como amigos.

》Ahora... me gustaría ver cómo se encuentra Marcus.《

Aro, Caius, Carlisle, Edward y parte de la guardia pararon sus orbes en el castaño que miraba hacia algún punto perdido en el salón. El patriarca Cullen hizo una mueca con sus labios y con pasos lentos se acercó al castaño para preguntarle de su bienestar.

—¿Marcus?— lo llamó.— ¿Cómo te sientes?

》Puedo ver todavia pequeñas marcas en tu rostro, ¿Te duele?《

Nada.

Carlisle aplanó los labios preocupado al verlo de aquella manera y más al notar las pequeñas marcas, aberturas, en su piel que cubre gran parte de su rostro, manos y hasta podría jurar en gran parte de su torso y piernas.

Heridas que le hizo la neófita.

Sin embargo habían pasado dos semanas.

¿Como era posible que todavía no sanara?

—¿Quién es?

—¿Cómo?— preguntó confundido Carlisle al escucharlo decir aquella pregunta.— no te levantes Marcus...

》Creo que deberías estar en tu habitación re...《

—¡¿Quién es el traidor?!— rugió furioso el castaño bajando los escalones y dirigiéndose hacia la guardia.— ¡¿Quién es el maldito cobarde?!

—Joder.— insultó Caius molesto.— arruinó por completo el plan.

—¿El plan?

—Marcus, por favor.— lo llamó Aro molesto, acercándose al castaño que agarraba a uno de la guardia por el cuello.— tranquilízate, no debemos perder la cabeza.

》Y menos en frente de la guardia ni de nuestros invitados.《

Carlisle frunció el ceño al ver cómo Marcus no le hacía caso a Aro, es más, hasta lo empujó mandándolo a volar por los aires sorprendiendo a gran parte de la guardia que lo ayudó a levantarse.

—Marcus debes calmarte.— habló preocupado Carlisle al ver cómo esas grietas se abrían con los movimientos furiosos que hacía el castaño buscando a alguien dentro de la guardia.

—No te escuchará.— susurró Edward leyendo los pensamientos furiosos de Marcus, que buscaba con desesperación al traidor que había allí en el clan, el causante de que la neófita estuviera en aquella cama inconsciente.— esta muy perdido en el dolor y la traición.

¿A qué se refería con el plan?— le preguntó Carlisle mentalmente.

—Caius y Aro habían planeado reunir a toda la guardia con una excusa diferente a la verdadera razón de la reunión.— susurró lo más bajo posible.— que a través del don de Aro vería quien es el traidor.

—¿Traidor?— volvió a preguntar Carlisle mentalmente.

Edward estaba a punto de responder cuando algo llama su atención. Intentó apagar las demás voces e intentar escuchar aquel llanto de una mujer.

》Tengo miedo.《

Edward abrió los ojos sorprendido y miró a su alrededor en busca de aquella voz. Miró y miró notando que todos estaban concentrados en los reyes incluido su padre.

》Duele, duele mucho.《

》Alguien... alguien ayúdeme.《

Edward ignorando la situación en el salón giró sobre sus talones siguiendo aquella voz. Buscando a la persona de ese pedido de ayuda.

—¿A dónde vas?

El cuerpo de Edward se tensa como la tanza de un arco y mira sobre su hombro a la mujer de cabellos rubios, pequeña y de orbes rojizos que lo miraba con ganas de matarlo.

—Jane.

—El amo no te dio el permiso para pasear por el castillo.— masculló con la mandíbula tensa la rubia.— vuelve adentro.

Edward estaba a punto de hablar cuando una vez más escucha aquella voz.

》Marcus...《

》Jane...《

》Alec...《

》Félix, Demetri, Lucas... ¿Dónde están?《

》Duele.《

》Tengo miedo.《

—Esta aquí.— susurró sorprendido el cobrizo confundiendo a Jane.— ella esta volviendo.

Jane al escuchar aquellas palabras no dudó en ningún momento en correr hacia la habitación de la neófita, sorprendiendo a Edward al verla irse hacia la habitación de aquella muchacha en vez de avisarle a los reyes Vulturi. Edward volvió entre sus pasos, viendo todavía un gran escándalo en el ambiente en donde Alec se encontraba usando su don para controlar a varios de la guardia mientras que Félix junto con su padre intentaban calmar a Marcus.

Suspiró.

—Ella está volviendo.— habló con voz fuerte y clara, llamando la atención de todos, inclusive de Caius que se había levantando del trono al escuchar sus palabras.— la neófita, Paola, estoy escuchando sus pensamientos.— miró a Marcus.— te está llamando.



































































Le duele todo.

Quiere llorar del dolor.

Quiere gritar de frustración.

¿Dónde estaba?

¿Por qué hacía frío?

¿Por qué estaba todo oscuro?

Tenía miedo.

¿Dónde estaban los demás?

¿Dónde estaba Marcus?

¿Qué había pasado?

Millones de pensamientos se crearon en su mente como si hubiera despertado luego de un gran y profundo sueño, un sueño que no podía salir.

No podía mover su cuerpo.

No podía abrir sus ojos.

Sentía que flotaba en el vacío solamente sintiendo dolor y frío.

—Hermana.

—¿Lucas?— preguntó pero su boca no había abierto.— ¿Dónde estas? ¿En donde estoy?

》¿Por qué no te veo? ¿Me quedé ciega? ¿Qué me está pasando?《

—¡Ya cállate!

—¡No me grites!

—¡Me asustaste boluda!

—¡Che no me insultes!— lo regañó.— ¡Y no hables así!

—Tonta, realmente me asustaste.— sollozó el menor, preocupando a la pelinegra intentando buscarlo pero no se podía mover, ni sus ojos abrir, era como si estuviera congelada en el vacío.— no reaccionabas... no despertabas, parecía que realmente estabas muerta.

—Yo... no se que decirte.— le respondió arrepentida al escucharlo llorar.— perdón, no quise asustarte...

》Es como si recién despertara... como si... cargaras el celular después de haber estado apagado por bastante tiempo.《

—¿Te estas comparando con la batería de un celular?— preguntó confundido el menor.

—Creo que si.

Los dos rieron.

—Es raro.— susurró la pelinegra.— no me gusta esta sensación, no me gusta esto.

》No me gusta no poder moverme, no poder gesticular, no poder verte.《

—Bueno, parece que tu cuerpo no soportó tu don.

—¿Mi don?

—¿No lo recuerdas?— preguntó el menor.— ¿Todavía estás dormida?

》Pudiste defender a Marcus gracias a tu poder.《

—Así que... tengo un don.

—¡Y está re piola hermana!— chilló de la emoción el menor.— ¡Sos como Thor en versión femenina! ¡O como storm de los X-men!

—¿En serio?— preguntó anonadada.— o sea... ¿Soy una mezcla entre un Dios asgardiano y un mutante?

—¡Y un pokémon!

—¿Eh?

—¡Si, como Pikachu!

—Ay, siempre me gustó Pikachu.

—¡Fue genial lo que hiciste! ¡Los hiciste explotar! ¡Boom!— siguió chillando el menor sobre sus oídos, logrando que Paola se sintiera más relajada y feliz al escuchar a su hermano en ese silencio y vacío que la rodea.— ¡Cinco rayos cayeron del cielo! ¡Fue asombroso!

》¡Sos re piola Pao! ¡Tu poder es..! ¡Es increíble!《

—Entonces... cada vez que use mi don... ¿Pasará esto?— preguntó confundida y de mal humor la pelinegra.— ¿Seré como una estatua?

—Bueno... no lo creo.— respondió el menor.— sufriste lesiones, tu mente había salido de una muy fuerte ilusión, tu cuerpo estaba débil...

》Y ellos... ellos te torturaron, fue muy pero muy feo.《

—No debiste ver eso.

—Quería ayudarte.— susurró el menor con tristeza y vergüenza.— pero no podía hacer nada.

》No sirvo de nada.《

—No, eso no es cierto.— le respondió la pelinegra con firmeza.— siempre me ayudas...

》Me ayudaste el primer día en que llegamos aquí, me ayudaste a salir de aquella ilusión, me ayudaste guiándome hacia Marcus y me ayudaste a no perder la consciencia en ese momento. Lucas, siempre me ayudaste, yo... yo no sabría que sería de mi si no estuvieras conmigo, como ahora, en este momento me estas ayudando a recuperar mi consciencia, a despertarme.《

—Y pronto lo harás.— respondió el menor contento.— oye no me agradas, es una conversación privada.

—¿Lucas?— preguntó confundida Paola.

》Está hablando... c** a...《

—¿Que fue eso?

—Vinieron unos vampiros a ayudarte.— le respondió Lucas de mal humor.— uno de ellos puede leer la mente y está escuchando nuestra conversación.

》Que chusma que es.《

—¿Es Charles Xavier?

—No, ya quisiera él ser como Charles.

—¿Está escuchando nuestra conversación?

—Sipi.

—¿Hay gente a mi alrededor?

—Si.

—¿Quiénes están?

—¿Por qué no miras por ti misma?

—¿Lucas?

—Vamos, ya estás recuperando tus sentidos.— respondió suavemente, como si se estuviera alejando de ella.— comienza a mover tus dedos de los pies... intenta calmarte, no te asustes..

》Cálmate y ve abriendo lentamente los ojos Pao.《

Paola al sentir unos intensos cosquilleos en los dedos de sus pies comenzó a moverlos lentamente provocando que un quejido saliera de sus labios al haber querido mover los dedos de su mano izquierda pero que no pudo al sentir un gran dolor sobre este. Comenzó a parpadear abriendo sus orbes y escuchando varias voces sobre ella que solamente le provocaban un gran dolor de cabeza, causando que se enojara, abriera los ojos de repente y gritara con furia.

—¡Se pueden callar la re putísima madre que los parió!

Su grito los calló inmediatamente  encontrándose con dos pares de ojos sobre ella, uno rojizos y otros dorados, que el primero sabía de quien era mientras que los otros orbes  no.

—Paola.

La pelinegra miró a Marcus y se preocupó al ver al castaño llenos de cicatrices, grietas en su rostro y grandes y oscuras sombras debajo de sus orbes.

—¿Marcus?— preguntó preocupada Paola sentándose en la cama haciendo fuerza con su torso cuando suelta un gran quejido de sus labios al haber querido apoyarse sobre su brazo izquierdo.

—Cuidado.

—¿Por que me duele tan...— y Paola no pudo terminar de hablar al ver su brazo izquierdo doblado de tal forma que era horrible de ver al igual que sus dedos que estaban de una forma no muy sana para sus ojos. Si fuera humana, le habría bajado la presión o hasta un maldito infarto al ver el estado de su brazo.— ¡¿Pero qué mierda?!

》¡Joder me dejaron como Woody de Toy Story!《

—Tranquilícese por favor.— habló una nueva voz, una voz varonil, suave y cálida. Los orbes de Paola miraron hacia su lado derecho, encontrándose a un joven de unos 23 años, rubio, pálido y de orbes dorados.

—¿Me acabas de decir que me calme?— preguntó Paola con la mandíbula tensa, mirando furiosa al rubio, señalándolo con su brazo derecho cuando se da cuenta que no había tal extremidad en ella. Miró su lado derecho sin procesar lo que sus orbes estaban viendo y comenzó a jadear y a llenarse de arcadas al ver que no tenía su brazo con ella, recordando como aquella vampira le había arrancado su extremidad.— ¡Oh Dios! ¡OH DIOS, NO TENGO BRAZO, NO TENGO MI BRAZO!

》¡PAPÁ NO ESTA MI BRAZO! ¡PAPÁ NO LO TENGO! ¡ESA PERRA HIJA DE MIL PUTA ME LA ARRANCÓ!《

—Paola...

—NO TENGO BRAZO, ME FALTA MI BRAZO.— chilló moviéndose de adelante hacia atrás, queriendo llorar del pánico.— OH DIOS, ME VA A AGARRAR UN INFARTO.

》ME FALTA EL PUTO BRAZO, EL MALDITO BRAZO DERECHO, NO TEN.《

Paola no pudo terminar de gritar al haber sentido y recibido una gran cachetada en su mejilla, tan fuerte que le giró su rostro. Parpadeó varias veces sin poder creer que la golpearan y más al sentir el escozor en aquella zona.

—¡Jane!— la regañó Marcus, molesto.

Paola giró su rostro, furiosa, con la niña rubia, que se había colocado del lado derecho, en frente del rubio, que apretando su mandíbula con fuerzas y mandando dagas invisibles a través de sus ojos intentaba contenerse en gritarle en la cara cuando al ver el rostro molesto de la rubia, explotó.

¡¿Ella estaba molesta?!

¡Paola estaba furiosa!

—¡¿QUÉ DEMONIOS TE PASA JANE?!— rugió Paola en la cara, ignorando la presencia de todos allí.— ¡ESTOY SIN BRAZO SI LA TUVIERA AHORA TE JURO QUE..!

Y la pelinegra no pudo terminar con su griterío y su furia al sentir dos brazos rodeándola sobre sus hombros. Su boca se quedó abierta en una perfecta O y sus orbes se nublaron ante la ponzoña de querer llorar al recibir aquel abrazo.

Si.

Jane la estaba abrazando.

Era un abrazo cálido apesar de sus bajas temperaturas.

Era un abrazo que increíblemente sentía que la estaba curando, como si todos sus dolores hubieran desaparecido.

Paola se mordió el labio inferior intentando callar sus sollozos y escondió su rostro en el hueco del cuello de Jane, cerrando sus ojos y disfrutando del aroma a vainilla que le llegaba a su nariz, logrando que se calmara y que dejara de temblar, que no se había dado cuenta que lo estaba haciendo.

—¿Mejor?

Paola disfrutó del susurro de Jane sobre su oído izquierdo y de igual manera, le respondió.

—Sí.— susurró.— gracias.

Un carraspeo interrumpió la comodidad de Paola y a regañadientes, la pelinegra, aceptó la separación de Jane que la miraba seriamente provocando que la neófita tuviera un gran ataque de nerviosismo ante esa mirada rojiza y más al darse cuenta de aquella muestra de afecto en frente de todo o caso todo el clan y con dos personas que no conocía.

Era raro que Jane mostrara ese tipo de afecto en frente de otras personas y más hacia ella, que sin embargo, le gustó.

Le había gustado aquel abrazo y quería uno más.

—Como veo que ya estas más tranquila.— habló Aro, con un tono divertido en su voz, llamando la atención de la pelinegra, avergonzadose aún más ante las miradas picarona y divertidas de las reinas, de los idiotas de Félix y Demetri, hasta de Alec e inclusive del cobrizo que no conocía y de Marcus.— vas a estar bien, tu brazo está sano, esta aquí...

》El doctor Cullen, un gran amigo de nuestro clan, te ayudará a colocartelo.《

Paola parpadeó confundida, mirándolo como si le hubieran salido dos cuernos al pelinegro al escuchar aquello cuando la voz de Demetri llama su atención.

—Si, aquí está.

Y Paola quiso vomitar al ver cómo el castaño movía su brazo de un lado a otro como si fuese un pedazo de maniquí y no su brazo derecho.

—Demetri.— lo regañó Aro, provocando que el castaño dejara de mover el brazo y que lo sostuviera mejor.— Paola no sabe mucho de nosotros, no sabe como funciona nuestro cuerpo y claramente no sabia de que puede volver a tener su extremidad en su cuerpo así que no trates a esa parte como un juguete.

—Me siento como un fenómeno.

—Estábamos preocupados por ti.— respondió Marcus, agarrándole las mejillas a Paola para que lo mirara a él.— has estado inconsciente por dos semanas.

—¿Pasaron dos semanas?— preguntó aturdida.— ¿Y esas heridas? ¿Que fue lo que te sucedió?

—Yo estoy bien.— respondió Marcus esquivando la pregunta provocando que Paola frunciera el ceño enojada con el.— ahora estoy bien.

》Estoy mucho mejor al ver que despertaste.《

—¿Te parece si ya pongo tu brazo en donde pertenece?

Paola que había estado a punto de hablar miró al rubio que le había hablado y con dudas asintió con la cabeza.

—¿Dolerá?

—Poner tu brazo derecho no.— respondió con sinceridad.— lo que si dolerá será colocarte tu brazo izquierdo y tus dedos en su lugar.

—La puta madre.— insultó Paola sintiendo que en cualquier momento se desmayaría de vuelta.— ¿Y por qué no lo hicieron cuando estaba inconsciente?

》Me ahorraba todo el dolor.《

—Tu don no nos dejaba acercarnos a ti.— respondió el doctor Cullen.— había como pequeños rayos protegiendo tu cuerpo, si nos acercábamos nos atacaba.

—Vaya... realmente tengo un don.— susurró Paola pensativamente.— perdón si realmente los ataqué, no fue mi intención.

—Tranquila.— respondió con una sonrisa amable en sus labios el rubio, provocando que Paola realmente dudara de su sexualidad ante lo hermoso y perfecto que era ese hombre.— nadie ha sufrido daños...

—¿Y las heridas de Marcus?— insistió Paola mirando de reojo al castaño, sin pasarse desapercibido como se había tensado él y la mayoría.— fui yo, ¿Verdad?

》Y no me mientas Marcus.《

—No lo hiciste.— la defendió.— te tenía que llevar al castillo, te tenía que traer aquí...

》Te tuve que alzar entre mis brazos y soporté tu poder que te protegía de mi, y corrí lo más rápido que pude hasta aquí. No fue tu culpa Paola, estabas inconsciente.《

Paola no estaba de acuerdo en eso.

Había lastimado a la única persona que lo quería y la protegía con todo su corazón.

Había lastimado a Marcus.




Cuando Jane abrazó a Paola (incluido la reacción de Demetri y Félix)



Cuando Paola abrazó a Jane

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¡Aquí está!

¡Nuevo capítulo de Latina!

Disfruten, ahora si nos vemos.

¿Que les pareció?

Ya saben lo que le pasó a Paola y a Marcus.

¿Les gustó?

¿No les encanta los momentos entre Jane y Paola?

¿Que creen que pasará en los siguientes capítulos?

¿Que les gustaría leer?

¡Voten y comenten!

Vamos que falta muy poquito para las 100 mil lecturas <3

Cuídense.

Besitos.

~M.






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