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Capítulo 16. Pijamada






















































—Hoy el sol está muy fuerte.— habló Athenedora observando el paisaje, desde su asiento.

Paola y Sulpicia asintieron con la cabeza mientras que las dos tomaban el té con el dedo meñique alzado como si fueran de la realeza, bueno.. por lo menos Sulpicia si lo era.

—Estoy... muy aburrida.— refufuñó Sulpicia, mirando a la neófita que se encontraba distraída, para luego mirar a Athenedora que la miraba.— nuestros maridos están muy ocupados con temas aburridos.

—Muy aburridos.— concordó Athenedora para mirar a Paola bastante callada.— ¿Como te está yendo en los estudios?

—Oh...— parpadeó varias veces y miró a Athenedora.— los estudios van bien, ya me se casi todo y estoy repasando...

》Excepto por matemáticas... malditas matemáticas.《

Athenedora y Sulpicia se rieron cómplices.

—Bueno, pero tienes a Jane para que te ayude.— habló la pelinegra con una sonrisa en sus labios.— ¿No es así Athenedora?

—Si, Jane es muy buena enseñando.

—¿Buena enseñando?— se quejó con un ceño fruncido.— le falta paciencia.

》Literalmente me tacha las ecuaciones con una gran X.《

—Pero te dice que sigas practicando.

—Bueno... si.

—Realmente Jane habría usado su don con cada error que hicieras.— habló Athenedora pensativa.— pero no lo hace.

》Tienes suerte.《

Paola bufó molesta dejando la taza de té casi vacía.

—No hablemos de ella.— refufuñó.— ¿Por qué estamos hablando de ella?

》No quiero hablar de ella.《

—¿Y... por qué no?

Paola levantó la mirada mirando sospechosamente a las dos reinas que sonreían inocentemente.

—Porque me saca de quicio.

—Si... de quicio.— hablaron las dos a la vez, confundiendo a la neófita.

—¿Que les pasa?

—Nada.— respondió Athenedora, tomando un poco más de su té.— solo estamos aburridas.

—Mmm...— Paola las miró sospechosamente pero luego decidió ignorarlas, ocurriéndole una idea.— ¿Que tal si hacemos una pijamada?

—¿Una pijamada?— preguntó Sulpicia.— ¿Solo nosotras tres?

—Si.— respondió rápidamente hasta que lo pensó mejor.— bueno... tal vez podemos invitar a Heidi, ¿Así se llama?

—Si.— se rió la peliblanca ante la falta de memoria de Paola.— ¿Y...— Athenedora miró  a Sulpicia, las dos sonriendo para luego mirar a Paola que las miraba confundida.— podemos invitar a Jane?

La neófita se tensó y arrugó la nariz sin saber que decir.

—Bueno... no creo que diga que sí.

—La convenceremos.— habló decidida Sulpicia.

—Bien... entonces debo hablar con Heidi y ustedes convencen a Jane de que se una.

—Esta bien.— sonrieron las dos.— ¿A qué hora? ¿Y en donde?

—En mi habitación, a las 20.— se levantó Paola de su lugar.— iré a acomodar algunas cosas y de paso repasaré lo que tengo que estudiar.

》Nos vemos mis reinas.《

—¡Esto será divertido!













































Paola estaba empujando su cama contra la pared para que haya más lugar para que estén cómodas. Luego agarró dos sillones que robó de la recepción y las puso en el otro lado, contra la pared.

Sillones exclusivos para las reinas.

Agarró una sábana y las puso en el suelo, y tiró varios almohadones allí, que le robó a Demetri y a Félix de sus habitaciones.

Sonrió satisfecha.

—Listo.

Dos golpes en la puerta hacen que Paola se acercara a abrir, encontrándose allí a Sulpicia y Athenedora que le sonreían amablemente.

—¡Mis reinas!— saludó contenta Paola, colocándose a un lado para que pasaran.— espero que se sientan cómodas.

》Mi habitación es algo... chiquita.《

—Estaremos bien.— le respondió la peliblanca mirando el como había acomodado todo el lugar.— ¿Lograste invitar a Heidi?

—Sipi.— respondió mirando confundida a Sulpicia que sonreía pero no hablaba.— ¿Le... sucede algo a Sulpicia?

—Oh.. tranquila.— hizo un gesto con la mano la peliblanca.— solo está emocionada, cuando esta así no puede parar de sonreír.

—Oh...— murmuró asintiendo con la cabeza lentamente.— siéntense en los sillones...

Sulpicia y Athenedora le hicieron caso y se sentaron en los sillones cuando la puerta vuelve a sonar.

Paola la abrió y suspiró de alivio al ver que era Heidi que estaba del otro lado, mirándola con aburrimiento.

—Mmm.... que bueno que viniste.— le habló incómoda Paola, dejándola pasar.

—¿Tú me invitaste no?— Heidi pasó y miró sorprendida a las dos reinas allí. Aunque la neófita le haya dicho que ellas estarían allí no le había creído.— Mis reinas... es un placer verlas aquí.

—Es un placer que hayas venido Heidi.— habló Sulpicia con una sonrisa en sus labios mientras Paola miraba afuera, a los dos lados, sin rastros de Jane.

Suspiró aliviada y cerró la puerta.

—Bueno... siéntate en esa almohada.— señaló Paola.— ya comenzaremos con la pijamada...

—Solo falta Jane.— comentó Athenedora mirando exclusivamente a Paola que miraba de reojo la puerta.— ¿Lograste repasar?

Paola al escuchar aquella pregunta miró a Athenedora con una sonrisa incómoda.

—Si, si... — susurró cruzando sus manos en frente suyo.— ya repasé, solo falta que el amo Marcus me diga las fechas de los exámenes..

—¿Y con matemáticas?— preguntó Sulpicia, saliendo de su emoción, para mirar a Paola con una sonrisa peligrosa en sus labios.— ¿Te está yendo bien?

—Más o menos...— susurró incómoda al tener la mirada de las dos reinas sobre ella, una mirada que le provocaba escalofríos.— ya me se resolver las ecuaciones pero la geometría... agh... me cuesta más...

—¿Y Jane? ¿Te ayuda?

—Ya hablamos de esto.— les reprochó Paola, poniendo sus manos en su cadera mirando molesta a las dos reinas.— lo hablamos hoy temprano, ¿Por qué vamos a hablar de esto otra vez?

—Cuidado por como le hablas a las reinas Paola.— interrumpió Heidi molesta.

—Tranquila Heidi.— le respondió Sulpicia sonriéndole con amabilidad.— Paola tiene razón...

》Ya hemos hablado de esto, perdónanos Paola si te hicimos sentir incómoda.《

—¿Que? ¿In-incomoda?— tartamudeó nerviosa.— ¿Por... por hablar de, de Jane?

》Pff... ¿Por-por qué lo-lo estaría?《

Las tres mujeres alzaron una ceja en una maléfica sincronización al verla nerviosa.

—No estábamos hablando de Jane sino de las matemáticas Paola.— sonrió burlona Athenedora.

Paola abrió la boca y la cerró inmediatamente sin saber que decir, avergonzandose por completo. Sulpicia y Athenedora se miraron al mismo y se sonrieron al ver a Paola avergonzada mientras se columpiaba hacia adelante y atrás mirando a cualquier lado de la habitación.

Heidi estaba a punto de hablar cuando dos golpes en la puerta la interrumpe, provocando que Paola se tensara y nerviosa se dirigió hacia la puerta para abrirla.

Apenas la abrió sus orbes se encontraron con el rostro de la hermosa rubia de orbes rojos. Paola sonrió tensa y nerviosa al ver a Jane parada en frente suyo.

—Ho-hola..

—¿Llego tarde?

—No, no... no para nada.— tartamudeó nerviosa, corriéndose a un lado para que la rubia pasara.— ya estamos todas.

Paola cerró la puerta detrás suyo, viendo como Jane se inclinaba con respeto hacia las reinas y saludaba con un asentimiento de cabeza a Heidi que fue correspondida con el mismo gesto.

La pelinegra sonrió y se sentó en una almohada, lo más lejos de la rubia que ésta se había sentado al lado de Heidi, mirando a todas esperando que comenzaran a hablar.

—Y...

—¿Y?

—¿Que se hace en una pijama?— preguntó Athenedora mirando a la pelinegra.

Paola parpadeó varias veces y le dijo.

—¿Me estas jodiendo?

—¿Que?

Paola, sin poder evitarlo, se golpeó su frente con la palma de su mano.

—Bueno... es normal contar cosas... chismes...

—Oh... pero ya hemos hablado de eso.

—Cierto.

Silencio.

—Bueno... yo tengo uno.— interrumpió Heidi, llamando la atención de todas.— ayer vi a unos humanos que olían delicioso...

—Nada de...— interrumpió Paola con una sonrisa tensa.— humanos y comida por favor...

—Oh si... cierto.— rodó los ojos Heidi.— tú no eres una asesina..

La pelinegra aplanó los labios molesta con la castaña ante ese tono despectivo hacia ella.

Déjame matarla.— susurró amenazante su hermano, sentando a su lado que se remangaba los brazos como un luchador.— nadie te habla así.

—Ya está muerta.— se burló la pelinegra a su hermano.

—¿Que dices Paola?

La pelinegra se sobresaltó al escuchar la pregunta de Sulpicia y se avergonzó aún más al ver al tener las miradas de todas sobre ella.

Debía dejar de hablar sola.

—N-nada..— se rió nerviosa.— Entonces... ¿Que quieren hacer?

—No se...

Silencio.

Paola bufó y se levantó del sillón, dándole las espaldas a Jane y Heidi para abrir su ropero.

—¿Que haces Paola?— preguntó curiosa Athenedora cuando sus ojos se abren de sorpresa al ver lo que tenía entre los brazos la pelinegra.— ¿De donde lo sacaste?

—¿Esto?— sonrió inocentemente.— me lo afané.

—¿Te...

—Lo robé.

—¿Y... en qué momento?

—Oh pos... cuando los reyes se fueron y ustedes estaban en el jardín con Jane...— comenzó a explicar mientras conectaba la television ultra moderna con el módem, sobre el escritorio en frente de las reinas.— me escapé y me  robé un televisor.

—Pero...

—¡Ta-da!— sonrió contenta al tener la tele prendida, mientras agarraba el control en uno de los cajones del escritorio.— y tenemos telecentro gracias a la recepcionista y.. ¡Oh! Tambien tenemos uifi... así que podemos ver en youtube, y Netflix tenemos gracias a Clara.

—¿Clara?

—La recepcionista.— le respondió rodando los ojos, ante la falta de conocimiento del nombre de la única humana que trabaja en este lugar.— ella está pagando la aplicación por dos televisores, así que ella lo ve en su casa y yo aquí...

》Obviamente le pagué por adelantado, le di lo último que tenía ahorrado.《

—Chica precavida.— la halagó Sulpicia.

—Por su pollo.

Paola giró sobre sus talones para mirar a Athenedora y Heidi que no salían de su asombro.

—¿Que quieren ver?

—No lo sé...— susurró Athenedora.— hay tantas opciones...

》¿Que nos recomiendas?《

—Tengo una re lista jefa.— le respondió cuando una lamparita se enciende sobre su cabeza.— ¡Ya se!

》¡Veamos Rapunzel! ¡La versión de Barbie y la nueva que sacó Disney!《

—Es infantil.— rodó los ojos Heidi.— veamos una de terror.

—¿Te-terror?

—Estoy de acuerdo con Heidi.— apoyó Jane mirando a la pelinegra que comenzaba a entrar en pánico.— veamos una de terror.

Paola quería negarse, inventar una excusa cuando los aplausos emocionados de Sulpicia y la sonrisa de Athenedora la interrumpió.

—¡Me encanta!— chilló Sulpicia.— veamos una por favor.

La pelinegra al darse cuenta que ella era la única que no quería, se guardó sus palabras y asintió con la cabeza, con una sonrisa tensa.

Paola odiaba con su vida las películas de terror.

Pero no iba a demostrar su miedo a vampiras de más de mil años... además... ella era, ahora, un vampiro... ¿Debía dejar de temerle?

Esperaba no demostrar su miedo a las demás.





















































40 minutos después...

Athenedora, Sulpicia, Heidi y Jane tenían cara de querer matar a la pelinegra.

¿Por qué?

Por sus gritos.

—¡CORRE PERRA CORRE!— gritó Paola hacia el televisor, teniendo una sábana sobre ella, tapándose hasta el cuello intentando ocultar sus manos temblorosas.— ¡PARA EL OTRO LADO PELOTUDA!

》¡RAJA DE AHÍ AMIGA, DALE! ¡NOOOOOO EL NEGRO! ¡¿POR QUE SIEMPRE MATAN A LOS NEGROS?!《

—¡AH NO! ¡¿PERO VOS SOS BOLUDA O TE HACES?!— le gritó esta vez enojada.— ¡ANDATE DE AHI BOLUDAAAAA Y YA LA ATRAPÓ!

》¡LE DIJE QUE VAYA PARA EL OTRO LADO!《

—¡AHHHHHH AHÍ APARECIÓ! ¡ATRÁS TUYOOOOOO!— gritó tapándose la sábana hasta la cabeza, tapándose los oídos no queriendo escuchar lo que continuaría, ya que el silencio del suspenso la alteraba mucho.— ¿Ya pasó?

—Si.— susurró bajo Jane, que se encontraba sentada a su lado.

Paola se destapó lentamente abriendo su ojo derecho lentamente cuando de repente aparece otra vez la monja, logrando que un grito de susto brotara de su garganta.

—¡La puta madre!— se tapó de vuelta y le susurró enojada a Jane.— eres mala...

》Me mentiste.《

Paola al estar tapada por la sábana no vio la sonrisa burlona de los labios de la rubia, que disfrutaba el verla temblorosa del miedo por una simple y patética película.

—Ya está... ya pasó.— susurró Athenedora mirando la película disfrutando de esos dos segundos de silencio.

Paola se destapó una vez más y miró la película tapada hasta la garganta mientras abrazaba la almohada que estaba sobre sus piernas.

—Oye...

El susurro de Jane sobre su oído logró asustar a la pelinegra que dio un pequeño salto al tener el aliento fresco sobre su oído. Inconsciente giró su rostro hacia ella sintiendo una rara sensación en su estómago al tener el rostro de la rubia solo a unos centímetros suyo.

Maldecía el momento en que Jane y Heidi decidieron sentarse en frente de las reinas, casi en los pies, quedando un lugar en el medio donde se tuvo que sentar ella, que para su desgracia tuvo que compartir su sábana con las otras dos, mirando las tres juntas la película en el suelo mientras que las reinas miraban desde el sillón la televisión.

Pero volviendo a la rubia... la tenía demasiado cerca, hasta sabia que su rodilla izquierda, ya que estaba sentada en forma de indio, chocó varias veces con la pierna de la rubia.

—¿Me estas escuchando?

Paola parpadeó varias veces volviendo en sí, al haberse perdido ante la mirada rojiza de Jane, que al estar a oscuras y que solo este iluminado por la luz del televisor esa miraba parecía brillar como un sol.

Se veía hermosa.

—Y... me estas ignorando otra vez.

Paola tragó saliva nerviosa al ver el ceño fruncido de la rubia y respondió en susurro.

—Lo-lo siento..— tartamudeó en voz baja.— ¿Que.. que pasa?

—No te robes toda la cobija.— susurró molesta, agarrando un poco más de la sábana, quitándole un poco a la pelinegra que tenía un montón.

—Oh... si si... lo siento...

Jane terminó de colocarse mejor la sábana sobre su cuerpo y volvió su atención a la aburrida película en frente suyo. Que, con los segundos que pasaba, no pudo evitar fruncir el ceño al tener todavía la mirada de la neófita sobre ella.

Giró su rostro hacia Paola, recorriendo con su mirada cada parte del rostro de la pelinegra. Desde sus labios entre-abiertos, para pasar por la nariz respingona y chiquita para luego para en sus ojos que brillaban de curiosidad hacia ella.

¿Por qué?

—¿Por que me miras?

Vio como parpadeó varias veces y apartó la mirada rápidamente de ella.

—Yo... yo no, no te estaba mirando.

—Aja... lo que digas.

—Shhh...

Jane y Paola aplanaron los labios al haber recibido el chito por parte de Heidi, que estaba concentrada en la película.

Paola miró hacia el televisor sintiendo un raro sentimiento en su estómago, de los nervios, al no poder quitarse de la cabeza los ojos rojizos de la rubia.

Y teniéndola a su lado, tampoco ayudaba a concentrarse, aunque no se quejaba ya que odiaba las películas de terror.

—La película terminó.

La pelinegra parpadeó varias veces sorprendida al ver lo rápido que había pasado la hora que ya se podía ver los créditos de la película que pasaban rápidamente por la pantalla.

—¿Quieren ver otra?— preguntó Paola, levantándose de la almohada mientras se estiraba, acercándose al televisor.

—¡No!

Paola miró confundida y sorprendida a las reinas ante ese grito tan fuerte que éstas dos la miraban con pánico.

—Ok...— respondió con dudas mientras se ataba sus cabellos es un moño casi desarmado.— entonces... ¿Que quieren hacer ahora?

Las reinas se miraron para luego mirar a Heidi y a Jane. Athenedora estaba a punto de hablar cuando dos golpes en la puerta suena por la habitación.

Paola frunció el ceño confundida y se acercó a abrirla. Apenas la abrió dijo.

—¿Que quieren?

—¡Roba almohadas!— señaló indignado Demetri.— ¡Devuélveme mis almohadas!

—Vinimos a buscar nuestras cosas.— respondió Félix mirando seriamente a la neófita.

—¿Y tu?— le preguntó Paola a Alec, que estaba en el medio de Demetri y Félix.

—Vine a saber que eran esos gritos de gallos.— respondió serio.— y ver si mi hermana no te mató.

》Pero veo... que sigues aquí.《

Paola tragó saliva ante esa sinceridad en las palabras del castaño. Realmente no dudaba de que Jane y hasta Heidi, que las dos pudieron haberle arrancado la cabeza o hacerla sufrir con el don de la rubia por los gritos que soltó, pero que, pensó que no lo hizo por la presencia de las reinas.

Alabada sean Athenedora y Sulpicia.

—¿Quieren pasar?— preguntó la pelinegra que al ver el ceño fruncido de Demetri y su boca abierta para hablar, lo interrumpió.— no, no te devolveré tus almohadas.

》Así que pasen.《

—No tengo nada que hacer... así que...— habló Félix entrando a la habitación siendo seguido por Alec y Demetri que la miró con mala cara.

—Mis queridos Félix, Alec y Demetri.— saludó contenta Sulpicia, que los tres se inclinaron con respeto hacia las reinas.— es lindo verlos aquí.

—Es un placer verlas a ustedes también.— respondió Alec, para mirar a su hermana que se encontraba sentada con aburrimiento.— Jane...

—Alec...

El mellizo se sentó al lado de su hermana mientras que Félix y Demetri luego de saludar a las reinas se sentaron cada uno al lado de Heidi.

—Esperen un segundo...— habló Demetri, dándose cuenta de un detalle en la habitación.— ¿De donde sacaron ese televisor?

—Es mío.— respondió Paola, mirándolo amenazante a Demetri.— y quiero tus malditas manos lejos de mi televisor.

》No te lo pienso prestar.《

—Igual no lo quería.— refufuñó el castaño.

—Bien... ahora que somos más... ¿Que quieren hacer?

—¿Que estaban haciendo antes?— preguntó con curiosidad Félix.

—Estábamos viendo una película.— respondió Paola.

—¿Y los gritos?

—Paola gritó porque tenia miedo.— explicó Heidi de mal humor.— era solo una película de terror.

—Pfff..— se rió Demetri.— ¿Les tiene miedo a las películas de terror?

Paola frunció el ceño molesta, enojándose al ver las burlas y risas de Félix y Demetri hacia ella, que sin dudarlo, agarró una almohada y con sus dos manos comenzó a golpearlos con su arma sobre la cabeza.

—¡Dejen de reírse!

—¡Para! ¡Para!

Paola dejó de golpearlos cuando recibió rápidamente un almohadazo provocando que sus cabellos se soltaran. Los orbes rojizos de la pelinegra miró peligrosamente a Demetri que sonreía divertido con una almohada entre sus manos.

—Esto es guerra.— masculló Paola, soplando un mechón de sus cabellos en frente de sus ojos.

—Adelante.

Demetri y Paola comenzaron a golpearse con las almohadas ignorando por completo la apuesta de Athenedora y Sulpicia de quien ganaría, además de las caras aburridas de Heidi, Alec y Jane.

Paola en un momento derribó a Demetri que no esperó y se subió encima de él para luego comenzar a ahogarlo, o en un intento de asfixiarlo, como si eso fuera posible, cuando recibe un almohadazo por su lado izquierdo. Giró su rostro, encontrándose a Félix que movía su mano hacia el, provocándola. Paola estaba lista para atacarlo cuando recibe otro golpe de parte de Demetri, los dos comenzaron a golpear con almohadazos a la pelinegra que gritaba.

—¡Hijos de puta!— vociferó intentando golpear a Demetri y a Félix pero le era imposible ya que era bombardeada todo el tiempo por esos dos.— ¡Ya verán!

》¡Mierda! ¡Tiempo fuera!— se comenzó a reír al no poder defenderse.— ¡Tiempo fuera dije la puta que te parió!《

Y los dos no pararon.

—¡Oigan soretes son dos contra uno!— gritó riéndose a carcajadas, intentando a la vez defenderse.— ¡Boludos cortenla loco! ¡No respiro!

》¡Me haré pipí!《

—¡No necesitas respirar!— le gritó Félix dándole un almohadazo en la cabeza.

—¡Y ni siquiera debes ir al baño!— respondió Demetri dándole un almohadazo en el brazo.

—¡Ya, ya!— gritó intentando darle un almohadazo fallando como una campeona.— ¡Me rindo! ¡Me rindo!

》¡Dije me rindo la que te re mil parió!《

Los almohadazos se detuvieron.

Paola que se había hecho bolita aún parada, se dejó de cubrir con sus brazos para mirar a esos dos que sonreían victoriosos de haberle ganado, pero que, la pelinegra se los sacó de un almohadazo.

Aunque solamente logró pegarle a Félix ya que la almohada se le resbaló por lo tanto solo pudo pegarle una cachetada a Demetri que se quejó del dolor.

—¡Eso dolió mujer!— gritó furioso.— ¡Y me diste corriente!

—¡Te lo mereces por pelotudo!— le gritó con una sonrisa ladina.— ¡¿Y cómo mierda te voy a dar electricidad?! ¡No seas más boludo de lo que ya eres!

—¡Te estoy diciendo que me diste corriente!— la señaló furioso.— ¡Y dolió!

—Oye... tienes una pequeña grieta aquí Demetri.— habló Félix mirando con curiosidad la mejilla del castaño, viendo una perfecta pero muy chiquita grieta en el pómulo del cazador.— parece de una uña.

Paola se miró sus dedos y les mostró a los presentes, dejándose ver sus uñas cortas y prolijas.

—Yo no creo haberte marcado.— susurró Paola comenzando a preocuparse por la mejilla del castaño.— te di una cachetada, no clavé mis uñas en tu piel.

—Pero me diste corriente.

—Y otra vez sopa.— rodó los ojos Paola.— ¡Que no te di corriente!

》¡Estoy muerta!《

—¿Los cadáveres pueden dar corriente?— preguntó con curiosidad Athenedora.

—No lo sé y no me interesa.— bufó Paola cansada.— ¡Mira como estoy! ¡Un desastre hijos de puta!

—¡Deja de insultar!

—¡El insulto es mi segundo idioma pelotudo!— le gritó a Félix.— ahora...— comenzó a saltar en su lugar, moviendo sus manos hacia arriba y abajo intentando relajarse, ya que sentía en su cuerpo pequeñas cosquillas, como cuando tu pie o pierna se duerme, esa rara y fea sensación de tener que despertarlo, pero lo más raro es que lo sentía principalmente en sus manos.— iré al baño a arreglarme...

》No toquen mis cosas.《

Amenazó principalmente de Demetri y a Félix.

—Ya vuelvo mis reinas.— se inclinó con respeto hacia Athenedora y Sulpicia y salió de su habitación, soltándose sus cabellos para peinarse.

Pero.

Apenas salió su cuerpo se paralizó al ver los pasillos oscuros, fríos y tenebrosos. Ese pequeño rato de distracción y diversión desapareció por completo en su sistema, volviéndole a aparecer la película de terror en su cabeza.

Tragó saliva del miedo e intentó obligar a sus pies a caminar pero este les fallaba. Sus piernas temblaban.

—Padre nuestro que estás en los cielos...— susurró al escuchar pasos del lado derecho, esperando que fuese un vampiro pero no pasó nadie.— santificado sea tu nombre...

》Venga a nosotros tu reino... ¡La puta madre!— chilló al ver que se cayó algo del lado izquierdo y el ambiente se había vuelto helado.— no puedo...《

Paola corrió rápidamente hacia su habitación entrando y cerrando la puerta con pánico como si alguien la persiguiera. Sus ojos rojizos se clavaron en sus visitantes que la miraban confundidos y las reinas preocupadas.

—Necesito que alguien me acompañe.

—¿Por?

Paola hizo un puchero y susurró jugando con sus dedos.

—Tengo miedo.

Félix, Demetri junto con Heidi se comenzaron a reír a carcajadas, burlándose de ella. Mientras que Alec negaba la cabeza con una sonrisa en sus labios y Jane miraba atentamente los gestos de la pelinegra, pareciéndole cierto punto, adorable.

—¡Ya no se rían!— gritó pisoteando el suelo.

—Silencio.— ordenó Sulpicia, que los otros tres se callaron inmediatamente.

—¿Tienes miedo Paola?— preguntó Athenedora mirando a la pelinegra que asintió con la cabeza, sin mirarla.— ¿Por qué no nos dijiste que le tenías miedo a las películas de terror?

—Porque... porque ustedes estaban muy entusiasmadas.— susurró.— y yo, yo no quería arruinarles su emoción...

—Esta fue tu idea Paola.— comentó Sulpicia.— todas debemos disfrutar de esta noche...

》Fue lindo de tu parte querer que nosotras la pasemos bien pero nosotras también queremos que tu disfrutes esta noche.《

—Solo es una película.

—Heidi.

—Disculpe mis reinas.— habló con todo respeto Demetri.— pero Heidi tiene razón, es solo una película.

》Ella ahora es un vampiro, no puede tenerle miedo a algo tan ridiculo como una pelicula de terror.《

—¡Por eso!— chilló Paola.— ¡Soy un vampiro, se supone que no existen!

》¡Si nuestra especie existe, los fantasmas también al igual que los hombres lobos! ¡Todos los humanos que mataron deben querer buscar venganza!《

—Que ridícula eres.

—¡Heidi!— le regañó Sulpicia. 

Paola aplanó los labios avergonzada y disgustada consigo misma, que con toda su valentía ordenó a sus pies a irse de su habitación para enfrentar su miedo y de demostrarle a la tonta de Heidi que no era ridícula, ignorando por completo los llamados de Athenedora y Sulpicia. 

Sus pasos eran fuertes y sonoros, sus manos se encontraban hechas en puños y sus pasos se aceleraron aún más al oír ruidos extraños a su alrededor.

—No te pasará nada.— susurró para si misma, deteniéndose en su lugar al sentir un soplido en su nuca.— no.. no te des la vuelta...

》Muévete, sigue caminando...《

—Padre nuestro que estas en los cielos...— pensó rezándole a Dios, volviendo a caminar.— santificado...

De repente sintió una mano sobre su hombro obligándola a girar que Paola, cerró los ojos, soltó un grito de susto y con su puño atinó a querer pegarle al fantasma que éste la detuvo por la muñeca.

¡¿Acaso sabe pelear?!— pensó quedándose quieta del miedo.

—¿En serio?— se burló Jane, provocando que Paola abriera los ojos sorprendida.— ¿Ibas a pegarle a un fantasma?

—¡Jane!— la llamó feliz, sorprendiendo a la rubia al verla contenta por ella.— eres tú...

》Que alivio.《

—¿Te emociona que sea yo?

—Me tranquiliza.— susurró aliviada, mirando a los ojos de la rubia, para luego mirar su muñeca y volver su atención a la rubia.— ya puedes soltarme.

Jane soltó la muñeca que tenía entre sus manos y notó que había usado un más fuerza de lo normal en su agarre ya que Paola se encontraba acariciando la zona donde la había agarrado.

—¿Qué haces aquí?— preguntó curiosa la pelinegra, olvidándose por completo su miedo, los ruidos y el ambiente frío a su alrededor, teniendo su atención exclusivamente  en la rubia en frente suyo.

—Las reinas me pidieron que te acompañara al baño.— respondió con simpleza volviendo a caminar hacia los baños del castillo.— no entiendo para que quieres ir allí, no lo necesitas.

—¡Por supuesto que lo necesito! ¡Oye espérame!— Paola corrió hasta colocarse al lado de la rubia, intentando mantenerle el paso.— ahí hay un espejo muy bonito y necesito lavarme la cara, peinarme mis cabellos... retocarme...

》Son costumbres que todavía no se me van.《

Silencio.

Jane solo asintió con la cabeza sin darle tanta importancia. Paola aplanó los labios al ver que no logró que le respondiera, ni siquiera lograba tener una conversación larga con ella. De hecho, la rubia siempre cortaba su conversación con monosílabos fríos sin intenciones de querer escucharla. Cuando ambas están solas en la habitación Paola a veces requiere de distraerse para hacer los ejercicios de matemáticas, por lo tanto, intenta mantener una conversación con su rubia profesora pero ésta ni siquiera la mira y a veces ni le responde, solo le dice una sola frase.

》Sigue estudiando.《

¡Nada más!

Odiaba el silencio.

Como ahora.

—¿Y ahora que te pasa?

Paola parpadeó varias veces sorprendida al escuchar aquella pregunta por parte de la rubia, que no se había dado cuenta que ya habían  llegado a las puertas de los baños.

—¿Que me pasa?

—Has estado gruñendo como un perro y haciendo gestos sin darte cuenta.

—¿Me has estado observando?

Jane se sorprendió por aquella pregunta y apartó la mirada hacia otro lado, intentando evitar la mirada brillosa llena de curiosidad por la neófita.

—No eres tan disimulada que digamos...— susurró como respuesta.

—Yo.. es que... no me gusta el silencio.— susurró Paola.— hace que mi cabeza piense demasiado, recuerde mi vida anterior y que quiera volver a ella...

》Pero no puedo hacer eso.《

—Llegará un momento que tú pasado no lo recordarás.— respondió con simpleza la rubia.

—Tú... ¿Ya no te acuerdas de tu vida?

Para Paola no se le pasó por desapercibido como el cuerpo de la rubia se había tensado como la tanza de un arco. Supo inmediatamente que Jane si recordaba de su vida como humana y que no fue una vida divertida con familiares amorosos como los de ella.

Y dentro suyo... se preguntó, ¿Que fue lo que le pasó? ¿Cómo llegó a convertirse en un vampiro?

¿Como fue su vida humana?

—Ya no lo recuerdo.

—Se que me estas mintiendo.— respondió, ganándose una mirada molesta.— pero no te presionaré para que me lo digas...

》Cuando estés lista, puedes buscarme y hablar de ello.《

Jane alzó una ceja mirándola con burla, intentando ignorar un sentimiento cálido que nació en su pecho, queriendo olvidar de qué alguien, después de tantos años, se preocupa por ella ya que ni siquiera sus reyes ni con su hermano, tocó el horrible tema de su vida como humana.

Siempre lo ha guardado en su interior, como una caja de tesoro.

Envenenandola lentamente.

—¿Quién dice que te necesitaré para hablar de ello?

—Bu-bueno... se que hablar con alguien sobre algo que no quieres hablar es bueno.— susurró nerviosa.— además...

—¿Además?

—Ademas...— susurró mordiendo su labio inferior, nerviosa, que a último momento cambió sus palabras.— Se que comenzamos con el pie izquierdo.— comenzó a hablar, tomando valor.— tuvimos nuestros... desacuerdos... pero también tuvimos momentos agradables... que... creo, a decir verdad, no tuvimos ningún momento agradable...

》¡Pero podemos tenerlo!《

—Ve al punto.— demandó la rubia.— me molesta cuando balbuceas.

—Oh... entonces te gustan las palabras directas... sin anestesia...

—Así es.

—Bien.— susurró tomando una gran bocanada de aire, preparándose mentalmente y dijo.— entonces... yo... me gustaría que tú y yo...

》¿Quieres ser mi amiga? 《














Paola en el medio de la película:


Paola cuando quiso ir al baño:



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¡Aquí nuevo capítulo!

¡¿Que les pareció?!

¿Les gustó?

Amo escribir los pequeños momentos entre Pao y Jane...

¿Que creen que le dirá Jane?

¡Voten y comenten!

Puedo decir que el próximo lunes habrá continuación. <3

Así que nos vemos el lunes que viene.

Cuídense.

Besitos.

~M.





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