Ambos trolls seguían callados en la habitación luego de ese "hola", Ramón estaba sentado en la cama, rascando su nuca levemente por los nervios—Poppy yo...—Fue interrumpido por un rápido abrazo de la contraria, escucho a esta sollozar un poco, así que correspondió con cariño.

—¿T-te duele algo? —Preguntó preocupada y aún aferrada a él.

—Absolutamente nada...—Se separaron un rato después, las manos de Ramón aún estaban en los hombros de Poppy, pero ella seguía con la mirada vacía—¿Estas bien?

—¿Qué clase de pregunta es esa? —Tenía razón, era más que obvio que ella NO estaba bien—Solo me alegra verte con vida, me diste un buen susto.

—Lo sé, Cary me conto, juro que no se que paso, un momento estoy normal y al siguiente estoy en el suelo.

—Sí...jamás creí que estarías en esa situación, en parte por tu insensibilidad al dolor creí que nunca te lastimabas—Admitió la de coleta rosada.

—Es todo lo contrario, no sentir dolor me abre las puertas a muchos más problemas, jamás notaría si tengo una enfermedad, porque no siento malestares, o que tengo una lesión, o una herida, o cualquier cosa, el dolor es horrible, pero...es lo que te indica que algo no esta bien—Agarro su mano con fuerza y levanto su cara con su mano, ya que estaba algo cabizbaja—Oye...no te preocupes, estoy bien.

—¿Y si no hubiera sido así? Ayer fue un día muy largo y tuve que lidiar con muchas emociones, regrese a la escuela, vi de nuevo a mis amigos, tuve celos, te bese, discutí con mi papá y de la nada casi te pierdo, fue mucho para mi y ni siquiera logre dormir bien de lo preocupada que estaba, estoy exhausta, pero aún así vine porque necesitaba verte—confesó colocando su mano sobre la del contrario en su propia mejilla, siguieron mirándose con tristeza—Luego de estar tanto tiempo enferma, te acostumbras a la idea de morir, de tener que dejar a todos atrás e irte a quien sabe dónde, es aterrador, y sin embargo, lo que paso ayer me hizo darme cuenta, que no estaba lista para que alguien más muriera además de mí, y que si la vida es momentánea para las personas sanas...es aún más para nosotros, así que...no quiero esperar más, no quiero que llegue el día en que me vaya y no haya aprovechado mi vida al máximo...contigo—Sin haberse dado cuenta, ya ambos estaba muy cerca del otro, sentados en la camilla y tomándose fuertemente de las manos—Te amo Ramón...

—Y yo a ti—Y en un segundo cerraron el espacio entre ellos con otro beso, esta vez menos tímido y corto que el anterior, tanto Cary como Peppy observaban la escena desde la puerta, iban a llorar de felicidad por ver que ahora sus hijos habían encontrado la solución para sus propios problemas, decidieron darles privacidad, mientras ambos jóvenes se quedaron dormidos en la camilla, luego de días muy largos y alocados, estaban cansados pero felices, pero el sufrimiento les dejo una lección, la vida era muy corta como para no vivirla con quien amaban.