Salchichas de enemigos
Ekaterina
Aunque me siento feliz de ver como el río helado se resbala en la montaña y ver a ellos correr como locos para salvar sus vidas, hay algo en mí que impide que yo sea plenamente feliz. Puede que sea el hecho de que yo sé ahora que Strash está viva y que solo se dañó su aparato de comunicación o el hecho de que no quiero fallar a la promesa que me he hecho de tener al general del ejército enemigo en mi cama, pero no quiero que se mueran, o al menos no quiero que él se muera.
Me vale un pedo de Strashnyy lo que puede pasar a esa hembra, a esa estúpida soldada Ucraniana quien estuvo acariciando a su estúpido general.
-General, ¿crees que están muertos? -me pregunta Strashnyy acercándose a mí sudando, aunque estamos en medio de la nieve, lo que significa que estuvo corriendo desde el otro lado hasta llegar aquí- ¿Cuáles son tus órdenes General?
Strashnyy me conoce mejor que mis padres, ella sabe que lo que hice no me queda bien, pero sabe también que no puede actuar sin mis órdenes, aunque sea para ayudarme.
-Ya pasaron tres minutos desde la avalancha, hasta que llegas allí, pasarán tres minutos más aproximadamente -cálculo ayudándola a quitarse las armas que ya no necesita-. Tendrás solo cinco minutos para salvar a ambos si nos fiamos en el hecho de que los humanos pueden sobrevivir entre diez y quince minutos debajo de la nieve.
Le doy un segundo aparato de comunicación para poder seguir comunicándome con ella, aunque ya no esté al alcance de mi vista.
-Soldada Strashnyy, espero que tengas en cuenta que tu misión será cumplida si llegas a salvar al general -ordeno entre dientes. No porque quiero parecer ruda, tampoco es porque no quiero decirlo, sino porque no me gusta la idea de escuchar la risa burlona de mi mejor amiga que sale aunque está corriendo como un tren-. Ríete bien Strashnyy, ríete y verás lo que hago a los que no obedecen a mis órdenes.
-Por favor general, controla tus emociones. Ya estoy llegando, ¿me ves? Creo que perderé dos minutos más porque hay una piedra y la tengo que contornear.
-¡Escala a esa bendita piedra Strashnyy, no tienes tanto tiempo! -ordeno gritando- Vendré a ayudarte a reanimarlos, empieza a buscar.
Con mis dagas hago un agujero en la nieve y escondo a mis armas, no será en mi favor que un idiota del país enemigo los encuentra y nos dispara a Strashnyy y a mí cuando intentamos salvar a sus soldados que intentamos matar. Sí que suena increíble o un poco loco, pero es lo que Strashnyy está haciendo y que en pocos la ayudaré a hacer.
-¡Veo una mano! -exclama Strashnyy de repente. Después se escucha sus gritos picando en la nieve- ¡Joder! Es solo un guante, uno de ellos perdió su guante.
-Sigue buscando Strashnyy, te falta menos minutos de lo que crees -digo sin parar de correr.
-¡He encontrado a la soldada! -grita. Escucho el ruido de ella cavando y sé que ya no estoy lejos- Debería encontrar al general cerca, pero no lo veo, no hay ningún índice.
-Sigue cavando, él debe estar allí. Les he visto abrazarse antes de la avalancha... Debe estar allí, clava Strashnyy.
Al llegar cerca de la piedra, me doy cuenta de que fue difícil para Strashnyy escalarla. Me disculparé con ella por haberla ordenado hacer tantos esfuerzos para salvar dos soldados del ejército enemigo después, ahora me toca a mi escalar esa bendita piedra y ayudarla.
De repente me acuerdo de algo, no me había acordado de esto antes porque estaba pensando en otra cosa. No es sin razón que le había dejado a la soldada, esa quitarme el brazalete que me dio la chica de Neutre.
-Strashnyy, activa tu ubicación -ordeno con voz suave para calmar la furia que se está creciendo dentro de mí-. Bien, ahora aléjate de dos pasos hacia atrás.
En la pantalla del reloj de ubicación, que también es un regalo de la chica ébano de Neutre, veo a uno de los dos puntos moverse. Esta debe ser la señal que emana del brazalete de Strashnyy, lo que significa que el otro es del general.
-Da cinco pasos adelante... Tres pasos a la izquierda... Un paso más... ¡Ya está! Estás cerca de él -digo presionando los puños- Empieza a cavar, ya voy.
Cuando llego a sus alturas, Strashnyy ya había terminado de cavar y me miraba como si tenía vergüenza.
-Aún debajo del frío él no sube su cremallera -dice con una risa divertida-. No me mires así, ambas somos pervertidas.
-En ocasiones como esas se me pasa la perversión Strashnyy. ¿Viste la gruta en la montaña? La avalancha no le ha hecho nada, así que supongo que podremos pasar la noche allí hasta que salga el sol -digo mirando las caras moradas del general y de su soldada-. Verifica si están vivos, no quiero dormir con dos muertos al lado.
-Sus corazones laten muy lentamente, pero están en vida. ¿Cómo haremos para llevarlos hasta allí? Pesan mucho -se queja Strashnyy.
Sé que ella ha hecho muchos esfuerzos para cavar y sacarlos debajo de la nieve, pero ella es una soldada y debería saber que no importa el peso de un soldado, siempre será a un nivel que es posible levantar por si acaso tiene algún problema.
-Acuérdate de los días que hicimos casi sin comer nada por aprender los trucos de socorristas, porque fue tu culpa si mi equipo había perdido aquel día -digo con un pequeño tono de queja en la voz. Strashnyy me hace una mueca, aunque ella diga lo contrario, sé que lo ha hecho porque le gustaba un chico del otro equipo-. Pasa ambas manos debajo de sus axilas, junta los dedos debajo de su diafragma.
-Ni que soy biologista para saber dónde está su diafragma -susurra gruñendo.
-Primeramente, no se dice biologista señorita, se dice bióloga -le corrijo antes de pasar mis manos debajo de las axilas del general. Aunque él está congelado, siento como un choque eléctrico, recorrer mis brazos y ponerme cachonda-. Hmhm... No hace falta que seas bióloga para conocer esas partes de tu cuerpo. Anda, copia todo lo que hago...
-¿Te pasa algo? -pregunta haciendo los mismos gestos con la soldada- Muy raro se te escucha rascarte la garganta... Ya conozco las partes de mi cuerpo que necesito: corazón, pulmones, ojos, nariz, orejas, labios, manos, pies, vientre, nalgas y vagina...
-A tres los levantaremos -digo haciendo oídos sordos a lo que acaba de decir-. Uno... dos... tres... ¡Vamos!
Las manos debajo de las axilas de nuestros enemigos y los dedos juntos en el centro de sus diafragmas, Strashnyy y yo nos ponemos a subir con dificultades la pendiente empinada para llegar a la gruta, dejando detrás de nosotros cuatro rayas hechas por las piernas de nuestros enemigos que eliminen nuestros pasos. Es una manera para nosotras de eliminar nuestras pistas también, ya que no sabemos si soldados de nuestro ejército o del ejército enemigo están buscándonos o buscándolos.
-Para tu información, el diafragma es un músculo ancho ubicado entre las cavidades pectoral y abdominal, lo que significa...
-Entre el pecho y el vientre -termina diciendo Strashnyy-. ¿Puedes, por favor, dejar de jugar a la biologista y decirme cómo piensas calentar a estos dos?
-¡Bióloga Strashnyy! -exclamo poniendo los ojos en blanco- Somos nosotras quienes les vamos a calentar... Con nuestros cuerpos, si ves lo que quiero decir.
-Bióloga o biologista, da igual. No cuentas conmigo para hacer lo que pienso que estás pensando, Ekaterina -dice.
Ya estamos en la gruta, el frío aquí es de cero punto cero cero uno grado menos que el de fuera, lo que significa que la única manera de calentarnos es utilizando nuestros cuerpos.
-Strash...
-Ya sé lo que me vas a decir malyshka, pero no pienso desvestirme y abrazar a un hombre que no sea el marido o el novio que no tengo -dice cortando mis palabras.
-Tranquila chica, estoy de acuerdo por ponerte lejos del general -digo riendo-. Les vamos a colocar en medio de nosotras.
Nos desvestimos sin problema, no es la primera vez que Strashnyy y yo estamos desnudas una frente a la otra. Ponemos nuestros pantalones y camisas en el suelo, levantamos uno tras otro a los chicos para colocarlos sobre las ropas después de haberles quitado sus ropas mojadas.
-No me gusta en nada esa idea -repite Strashnyy unas cuantas veces antes de tumbarse detrás de la soldada.
Para evitar problemas, colocamos a nuestros enemigos frente a frente y nosotras nos acostamos detrás de ellos, con los pechos de cada uno pegado en la espalda de nuestros dos enemigos congelados.
-Salchicha de enemigos -dice Strashnyy tomando mi mano derecha en su mano izquierda, que es la que está disponible, ya que la otra está debajo de mi cabeza.
-Es un lujo para ellos -digo juntando mis dedos con los suyos. Siento que mis ojos se están cerrando poco a poco-, estamos en un hotel de siete estrellas.
¡Hola amilectores! He publicado tres capítulos hoy, pero a partir de mañana estaré publicando un capítulo diariamente.
Gracias por apoyarme en cada capítulo que le guste, hasta mañana para un nuevo capítulo.
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