Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Mala idea

Nechystyy 


—¿Cómo van a poder escaparse Ekaterina? —pregunta Strash haciendo alusión a nosotros— Si ellos los encuentran aquí, seremos nosotras ejecutadas antes de que ellos tengan tiempo de ser cuestionados. 

La general, Ekaterina, mira la pendiente empinada y mira el fondo de la gruta. Espero que ella no esté pensando en lo que yo estoy pensando, estar afuera de la gruta es peligroso y estar más adentro que donde estamos lo es más. Pero supongo que no hay otro medio cuando un grupo de soldados armados hasta los dientes están subiendo la pendiente que lleva a la gruta. 

—¡Cogen todo y váyanse! —ordena Ekaterina juntando todas nuestras pertenencias y las comidas que ella y Strash habían llevado— Strash, vete con ellos sin alejarte demasiado de mí. 

—¿Qué cuentas hacer? —pregunto.

—Desmembrar a tu noviecita si tocas no sea un pelo de Strashnyy —contesta enseñándome una daga en su bota—. No te conviene jugar al estúpido, te he salvado dos veces y no lo haré una tercera vez.

—¿Podrían enamorarse más tarde? —pregunta Strash poniendo el saco que contiene las pertenencias en mis manos— Lo siento bonito, pero he pasado la noche calentando a tu chica y la madrugada a buscarles comida, no puedo llevar sus pertenencias también. 

—Tampoco es tu trabajo hacerlo Strash. Esas idiotas no son nuestros amigos —dice Ekaterina con una mueca—. ¡Oh! Alexei… Recuerda de nunca caminar sola… Que sea en territorio ruso o ucraniano porque la próxima vez que me ves la cara será la última. 

La sonrisa de Ekaterina dice claramente que está pensando mucho en lo que está diciendo. Tendré que vigilar cada paso que da Alexei de aquí en adelante si quiero protegerla contra esta loca. 

—Vámonos Nech, no tenemos nada que hacer aquí —dice Alexei poniendo unas manos frías en mi brazo. 

Ellas nos han llevado solo camisetas y pantalones, no estamos a salvo contra el frío. Queda rezar para que la gruta de sobre nuestro territorio, sino podemos decir adiós a nuestras vidas.

—Nanonos Nech —repite Ekaterina burlándose de Alexei bajó las risas de Strash—. ¡Estúpidos!

Después de dar unos pasos, escuchamos la voz de Ekaterina hablando muy fuerte.

—Debemos apresurarnos, ellos pueden sospechar algo y verificar la gruta si llegan a escuchar el ruido de nuestros pasos, tal como escuchamos la voz de Ekaterina —murmura Strash detrás de mí. Normalmente, no la tendría confianza, pero siento que hoy no es el día en el que Alexei y yo moriremos por las manos de un Ruso—. Ya llegaron, ella les está explicando…

—Que te fuiste a verificar si la gruta tiene agua para beber —termino diciendo girándome para ver su rostro a lo que ella me mira de manera inquisitiva— ¿Qué? No somos tan estúpidos para no aprender el ruso cuando estamos en plena guerra contra vosotros.

Cada vez que la miro a los ojos, siento que hay algo despertándose en mí, pero no sé lo que es. Lo único que sé es que ella es una de las personas que salvaría si la viera en cualquier peligro que sea. 

Instintivamente, tomo su mano izquierda en mi mano derecha. Nuestros ojos se observan y veo sus labios separarse de sorpresa o de no sé qué. El carraspeo de Alexei me vuelve a la realidad y pongo en mi bolsillo la mano que estaba a punto de acariciar su rostro. 

—Tengo que volver, ya estoy demasiado lejos de mi general —dice con una voz dulce al cabo de un tiempo—. Ojalá sea la última vez que nos vemos, dos veces en dos días seguidos ya es suficiente. 

Su voz cambia de tono, se convierte en una voz más severa y estricta. Siento que ya no es Strash, ahora es la soldada que nos está hablando. Pero da igual, no importa en quién se convierte, siento la misma atracción hacia ella.

—¿Qué fue eso Nechystyy? —me pregunta Alexei quitándome algunas cosas de la mano— He pasado casi cinco años poniéndome a tu disposición, corriendo detrás de tí y de tu amor, pero nunca me hiciste tanto caso como le haces a esa.

—Por favor Alexei, omite tus quejas porque no tienen sentido.

—¿¡Sin sentido dices!? —exclama antes de bajar la voz al verme mirar por detrás— La estuviste comiendo con la mirada desde que me desperté, no mirabas que ella, aunque la bien puta esa de general te seguía coqueteando. ¿Por qué me ves la cara de idiota?

Puede que Alexei tenga razón, no cabe duda que Strash no tiene un mejor cuerpo que las dos otras. Pero me atrae cada imperfección en ella, me atrae sus cambios de personalidades. Ella es imperfectamente perfecta. 

—Al menos no tienes el culo de mentirme en la cara y decirme que no es cierto —dice a lo que hago oído sordo a su queja e intento encontrar de dónde proviene el viento que siento soplar en mi rostro.

—Aquí está la salida. Alexei, tenemos que ponernos de acuerdo sobre lo que diremos —me deshago de la comida y me quito la ropa—. Desvístete y ponte las ropas que teníamos puestos aunque están re chingados.

—Están heladisimas.

—Lo sé, pero tendrás que soportarlo hasta que lleguemos a un campo y que nos den ropa de cambios. Es posible que ya saben de lo de las ropas robadas por las Rusas —explico tras ponerme las ropas heladas y esconder mi cuerpo de los ojos calentones de Alexei—. Nadie debe saber que hemos estado con dos Rusas y que ambos estamos a salvo, corremos el mismo peligro de ejecución que ellas corrían si nos hubiese descubierto allí. 

—Sí, pienso hablar de ellas, ¿no escuchaste a la pelinube? —dice haciendo alusión a Ekaterina— ¡Me quiere muerta! Y su amiga carbón no hará excepción a la regla.

—No le digas carbón —digo con tranquilidad, aunque en el fondo estoy en lava de furia—. Ella tiene un color hermoso… Estaré contigo, no te preocupes por lo que dijo Ekaterina. 

—¡Hermoso en tus ojos, maldito traidor!

Termina de vestirse y se pone en marcha, yo me quedo atrás para esconder lo más lejos posible las ropas y la comida.

—Que sea la última vez que te escucho decirme traidor soldada, bien conoces tu rango —digo pasando delante de ella sin coger tiempo para ver qué efectos tienen mis palabras sobre ella.

***
—Si me fío bien a lo que dijiste soldada, habéis encontrado a dos soldados Rusos en vuestro camino y tanto ellos como vosotros salieron indemnes, ¿no es así? —pregunta nuestro superior mirando a Alexei sin parpadear. 

—Ellas intentaron matarnos, pero logramos escaparnos en una gruta —contesta Alexei sin saber que esa puede ser la causa de nuestra posible condenación. Si envían un ejército en la gruta ahora, verán las ropas y la comida—. Al salir de la gruta, les escuchamos hablar. Creo que son dos mujeres, seguro que siguen en la gruta.

《Alexei, ¿a qué estás jugando?》, pienso, aunque guardo mi calma delante de mis superiores. 

—Si ustedes sabían que ellas estaban en la gruta, ¿por qué no les habéis atacado y llevarnos a una de ellas para retirar informaciones sobre los planes del ejército de Rusia? —pregunta un comandante a quien realmente no le gustó ni un pelo.

—Ellas están armadas y nosotros hemos perdido nuestras armas al intentar salvarnos de una avalancha —contesto al ver que Alexei se estaba poniendo la pata en el fuego—. Ellas mismas provocaron la avalancha, no teníamos otros remedios que escondernos.

La mayoría no aprueba mi respuesta, ya que como le he dicho a Ekaterina y a Strashnyy, a nuestros superiores no les importa la vida de sus hombres, sino ganar la guerra.

Apenas lleguemos al pueblito que da la salida de la gruta, nos encontramos con un grupo de soldados que nos llevan delante de nuestros superiores. Y aquí estamos, contestando a multitudes de preguntas, porque Alexei no se ha podido cerrar el pico y ha hablado de las chicas.

—Pueden retirarse, las damas de compañía del pueblo vendrán a cuidarles durante unas horas. Estamos contentos de verlos de vuelta —dice un tercer comandante. 

—No nos quedaremos, soy general de ejército y mis hombres me están esperando —digo.

—General, yo soy tu superior y te ordeno descansar —me dice el superior.

De reojo puedo ver a Alexei sonreír con burlas al escuchar al superior decirme casi lo mismo que yo le dije hace poco.

—Con su permiso —digo antes de girar y salir de la sala.

Treinta minutos después de que Alexei y yo entramos en la cabaña que nos asignaron, dos jovencitas entran en ropa interior y con unos cubos en los brazos.

—Estamos aquí para servirles —dice la más alta mirándome—, para lo que sea que necesitáis.

—Pudieron mandar un hombre también —se queja Alexei.

—Después del masaje puedes salir si quieres, pero yo voy a disfrutar de mi descanso al fin de cuento —digo nalgueando a la más baja quien es la más cerca de mi alcance. 

El masaje es delicioso y las masajistas aún más. Me dispongo a salir cuando escucho la voz de Alexei susurrar. Me escondo detrás de la puerta para escuchar mejor.

—Nechystyy no debe saber eso, él piensa que estoy demasiado cansada para enfrentarme con ellas, pero con vosotros tendré fuerza. Estoy segura de que ellas siguen en la gruta, hagamos explotar la gruta —susurra Alexei—. Antes de que tengan tiempo de reemplazar a esas dos chicas, el territorio será nuestro y podremos eliminar poco a poco a los Rusos de nuestros terrenos.









¡Hola amilectores! ¿Qué les pareció el capítulo de hoy?  Espero que les haya gustado.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro