Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Imán de sexo

Nechystyy 


Siento que no hay nada que hacer para salvar a Alexei y permitir que se quede en el campo militar, tengo que mandarla fuera del país antes de que esa loca de Strash no la encuentre. He visto el dolor en sus ojos, he sentido el dolor en su voz y eso me dejó desconcertado. 

—¿En qué estás pensando? —me pregunta Alexei tímidamente, ya que se siente un poco culpable después de que yo le dije que son niños que su locura ha matado y no las dos mujeres como ella esperaba. 

—¡Estoy pensando en la idiotez que hiciste al solicitar que explotaran esas grutas Alexei! ¿Cómo pudiste llegar hasta allí? —pregunto frustrado. 

Me encuentro espalda en la pared, debo elegir entre proteger a Strashnyy o proteger Alexei aunque ambas están en peligro si Ekaterina sospecha que me siento atraída por su amiga, pero no creo que ella pueda dañar a Strashnyy. Bueno… Supongo… porque después de la escena de la granja, ya no estoy tan seguro.

—¡Ellas dijeron que iban a matarme! ¡Qué iban a cortarme en pedazos! ¿Qué querías que hiciera? ¿Querías que esperase que la muerte llega para llevarme? 

—¡Suficiente Alexei! —Vocifero sosteniéndola por los brazos con fuerza— Intenta cerrar el pico durante unos segundos indefinidos, necesito pensar en cómo sacarte del país sin que Strash no se dé cuenta. 

—Strash, Strash, Strash… Veo que es en la única que piensas, me estoy preguntando si eres realmente alextimico o si hiciste que le pusieran en tu diagnóstico para poder putear mejor —espeta.

—No te metas conmigo soldada, no te gustará tenerme como enemigo —le advierto dejándola sola en el búnker. 

Ya pasaron dos días desde que levantamos el campo militar y nos mudamos a uno de los búnkeres del ejército. Mis soldados están todos cansados después de haber pasado tres meses luchando sin descansar un día, razón por la cual nos dieron tres días para recuperar fuerzas y seguir nuestro camino. 

Algunos se quedaron, para hacer creer al ejército Ruso de que seguimos en la ciudad e impedir que nos lo arrebaten, pero todos sabemos que ellos intentarán de todos modos. 

En la noche en la que mis soldados estaban preparando nuestra ida, Ekaterina me había hecho llegar un mensaje diciéndome que ella tenía algo para mí. Principalmente, no quise ir, pero me alegro de que yo haya cambiado de opinión porque así pude salvar a Kái, una niña ucraniana de cinco años que ella había encontrado en una ciudad rusa.

—Le hubiera mandado a una familia rusa para ocuparse de ella, pero Strashnyy pensó que estaría mejor con una familia Ucraniana —me había dicho, cosa que aumenta mi admiración por Strashnyy—. Búscala una familia, ella necesita amor entre cosas.

Observo como la pequeña Kái cambia de posición en la camita, que los soldados y yo le hicimos para que pueda dormir cómodamente, ella parece un ángel. Ella tiene una piel tan pálida que le hace parecer a una muñeca de porcelana, sus ojos grises brillan cada vez que sonríe y su largo cabello rizado bailan cada vez que ella se pone a saltar y a chillar.

—Es hermosísima general, ¿y si nos quedamos con ella? Podríamos enseñarla muchas cosas que no aprendería con otras personas, la miraremos como hubiéramos mirado a nuestros hijos y le daremos todo el amor que necesita —me dice Daya, una de las capitanes. 

Daya es morena, ojos marrones, pelo corto y mide un metro setenta y tres. Tiene aspecto de hombre, pero es más femenina que cualquiera de las supuestas feministas. 

—Me hubiera gustado quedarme con ella, pero no podemos Daya. No quiero que ella sufre al vernos desaparecer un día o que ella desaparezca un día por culpa de nosotros —confieso. 

—Estamos dispuestas a protegerla contra fuego y agua —declara Adalesh, otra de mis capitanes, con una sonrisa encantadora. 

—Te podemos convencer de otra manera —proponen dos soldadas gemelas. 

Sonrío al ver otra oportunidad para una noche deliciosa con estas dos, no obstante, tendría que buscar otro sitio, ya que no quiero espantar a la niña con nuestros gemidos. 

—No puedo declinar una oferta tan sabrosa, pero no podemos hacerlo aquí —digo con una risita—. Al menos que quieren hacerlo afuera, en el frío. 

—Váyanse a hablar de sus cochinadas afuera, sino les voy a dar las palizas que sus madres olvidaron darles —nos advierte Daya, haciéndome pensar inmediatamente en Strashnyy y su carácter especial. 

Minutos después ya estamos, las gemelas y yo, desnudos en el coche. Ambas me hacen disfrutar de una experiencia maravillosa, ser mamada por unas gemelas al mismo tiempo hasta correrme es una fantasía sexual que no tenía en mi vocabulario. 

Les ordeno sentarse y empiezo a penetrarlas con los dedos al mismo tiempo hasta que ellas también se corren, hubiera sido una lástima si yo no hubiera sido hábil utilizando ambas manos.

Me he dispuesto a follarlas una tras otra, pero siento que alguien me está observando. Al levantar la cabeza me quedo estupefacto al ver a Strashnyy mirándome con una mezcla de asco y vergüenza. Mi respiración se acelera, siento que mis labios se ponen re secos dándome unas ganas horribles de tener los suyos en los míos. 

Salgo del carro casi desnudo, la busco en todas partes, pero ella no está. Desapareció sin dejar huellas, eso no es posible, no con la nieve. Antes de que yo tome un resfrío, vuelvo en el coche y me visto para la sorpresa de las gemelas. 

—¿Qué pasó? —me pregunta una de ellas.

—Nada —contesto secamente—. Tengo que ir a ver como anda Kái. 

Es una excusa barata, pero me da igual, no quiero imaginar que estoy viendo a Strashnyy cuando ella ni siquiera sabe dónde estamos. 

—¡Qué raro! ¿Ya han terminado? Pensé que tenías más aguante —me dice Daya en tono burlón. 

—Tengamos una cita y te enseño cuánto aguante tengo —contesto con el mismo tono. 

—No eres mi tipo —contesta. 

Hago unos pasos hacía ella para hacerla sentir que tan fuerte es las ganas que tiene de que yo le folle, ya que tengo unas vibras eróticas muy fuerte, y, como yo lo esperaba, ella se aleja rápidamente de mí. 

—¡Diablos! —exclama— No vuelvas a hacer eso nunca más. 

—Soy un imán de sex○ —susurro—, pero shhhtt nadie debe saberlo.

Mi madre había nombrado mi don como un trastorno que se debe curar, ya que no importa quién es la mujer, yo puedo hacer que me desee con todas sus fuerzas. A pesar de que yo nunca hubiera intentado hacer eso a mis hermanas ni a nadie de mi familia y que ya aprendí a controlarlo, ella no quería que me acerque de ninguna de ellas.

—¿Mamá? —murmura Kái mirando la puerta abierta del búnker.

—¿Viste eso? —pregunto a Daya quién estaba ocupada a buscar los zapatos de Kái a lo que niega con la cabeza sin mirarme. 

Tuve la impresión de ver a una sombra en la puerta, una sombra con aspecto de Strashnyy. Debo estar jodiendo, ella no puede saber que estamos aquí. 

—Hola Kái, ¿cómo te sientes? —pregunta Daya sonriendo a la niña— Tranquila, solo era un sueño. ¿Quieres algo de comer? Te voy a preparar algo de comer.

Después de llevarle unos bocadillos de mermeladas, Daya me hace señas con la cabeza para que la siguiera.

—Alexei me contó todo lo que pasó, ella se siente culpable por la muerte de los niños, pero tampoco entiende por qué te estás alejando de ella si solo intentó deshacerse de dos mujeres poderosas que intentaron matarlos a ustedes dos —susurra mirando a cada lado para asegurarse que nadie nos está escuchando. 

—Ella lo hizo sin mi consentimiento, sí que ellas intentaron matarnos, pero luego ellas nos salvaron de la nieve —digo con naturalidad—. Hay cosas que ella no entiende, somos soldados, cierto, pero antes de todo somos humanos con corazones y familias. 

Ella se queda pensativa y después levanta los hombros para decirme que no sabe, pero no le pregunto qué es lo que no sabe, ya que la respuesta no me importa ni una bomba rusa.

—Puedes utilizar tu "don" para sacar informaciones a una de esas chicas —me dice de repente—, así podremos saber lo que planean hacer y evitar perder tantos hombres en cada batalla. 

—Mi "don", tal como lo dices, solo sirve para follar a quién quiero —espeto—. No veo como podría ayudarte. 

Me mira de una manera como si fuera obvio la respuesta. No sé hasta dónde llegó Alexei en su chisme sobre lo que pasó, así que no puedo hacer conclusiones. 

—Como te dije, Alexei me contó todo. Enamora a la general que ya está soñando con tenerte y disfruta de sus momentos de debilidades para hacerle preguntas sobre su ejército —me aconseja. 

En un punto tiene razón, al enamorar a Ekaterina, podré obtener informaciones confidenciales del ejército Ruso.

—De acuerdo, haré todo para que se enamore de mí y luego de obtener lo que quiero, terminaré con su vida —declaro firmemente. 

Otra vez siento que alguien nos está vigilando, al girarme me topo con los ojitos grises de Kái observándonos con interés. Daya le sonríe, se acerca para tomar su mano y entrar juntas. Al llegar a la entrada, la pequeña voltea la cabeza y sacude las manos como si estuviera despidiéndose de alguien, pero al voltearme no veo a nadie. 

Una cosa está segura, alguien estaba aquí, pero ¿quién? No lo sé. ¿Qué es lo que ha escuchado? Tengo que averiguarlo. Me he dispuesto a entrar en el búnker cuando escucho algo caer detrás de uno de los tanques, saco mi arma inmediatamente, definitivamente hay alguien aquí. 



¡Hola amilectores! No he podido evitar agregar esta parte en la historia, espero que lo hayan  disfrutado.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro