Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

26. En todos los sentidos.

ADELA

Jueves 25, Febrero 2016.

Jordan llego pasadas las seis de la mañana. Lo primero que me dijo es que la junta directiva de la radio y él habían llegado a un acuerdo. Arreglaron para que otros locutores de la radio nos reemplazaran por hoy a todos. Luego dependía de mi volver al trabajo o si los chicos se iban a turnar para reemplazarme.

Después de aclarar todo eso, Jordan me dijo que había encontrado información interesante sobre quién había infiltrado las fotos a los medios.

—Todos concuerdan que la persona que entrego el paquete con las fotos y un breve informe sobre la conversación que supuestamente tuviste con Jayden es un hombre de 50 – 60 años con barba y ojos negros.

—Esa descripción no concuerda con Jayden —digo inmediatamente, abro mis ojos—; él no lo hizo.

—No nos adelantemos —contesta Jayden. Leo toma una de mis manos sobre la mesa—. Es posible que él no haya entregado la información personalmente.

— ¿Encontraste algo más? —Derek se sostiene del respaldo de mi silla—. ¿Adela va a tener que hacer un comunicado?

—Nunca he hecho uno. Ni siquiera cuando paso lo de la boda, Jayden se ocupó de ello.

—Lo único bueno que hizo.

—Adela, hacer o no un comunicado debes decidirlo tú. Yo puedo decirte que hacer un comunicado puedo aclararlas cosas como hacer que los medios se aferren más a la historia. Todo tiene sus pros y sus contras. —Jordan une sus manos—. Seguiré investigando sobre quién pudo ser. También hablaré con Jayden.

—Él dijo que iba a buscar al responsable.

—Bueno, eso puede servir —responde Jordan sonriéndome de costado—. Si él fue, no tiene que tener miedo de que vaya a verlo.

—¿Todavía tenemos trabajo, no? —Miles le guiña un ojo a Jordan, quien sonríe un poco más grande. Aylen le pega en el brazo—. ¿Qué? Quiero saber si se han hartado de nosotros.

—No, todavía no. Pero mañana todos debemos volver al trabajo como todos lo días —contesta nuestro jefe parándose de la silla—; Adela, tú puedes tomarte los días que consideres.

—Te cubriremos. —Aaron apoya su mano en mi hombro y lo aprieta—. No tienes que preocuparte.

—No lo hago. Pero gracias a todos —digo mirando a todos en la habitación—, todos significan mucho para mí.

Mis ojos se posan en los de Leo durante más tiempo, él no suelta mi mano. Erick y Philip bufan.

—Creo que esa es nuestra señal para irnos a asearnos a nuestras casas.

—Concuerdo con Erick —dice Miles agarrando su abrigo y pasándole el suyo a Aylen—; te quiero mucho, Ela, pero necesito bañarme.

—Lo sé. Ya huelen mal.

—No seas mala con nosotros. —Celine me abraza fuerte y luego a Leo. Sorprendido le responde—. Algún día tomaremos algo los dos, ya sabes, quiero saber que te traes con mi amiga.

—Todas queremos saber —agrega Brisa quien me rodea los hombros y me besa la mejilla—; cuídense, nos vemos mañana.

—Ten por seguro que nos pasaremos por acá —asegura Aylen. Miles nos abraza a ambas juntas—. No rompas mis huesos con tus abrazos, Miles.

—No lo hare, muñeca —responde a lo que Aylen pone los ojos en blanco. Miles me guiña un ojo—. Me ama.

—Lo vemos —contesta Aaron frunciendo el ceño hacia ellos. De inmediato se le pasa cuando me ve—. Llama si necesitas algo. Cualquiera de los dos.

—Vendremos mañana a molestarlos luego del trabajo. —Philip es el último en saludarnos de los chicos—. Traeremos cosas dulces.

Derek y Axel también se ponen sus abrigos. Ambos me dan un abrazo gigante, y palmean la espalda de Leo.

—Saluda a papá y a mamá por nosotros. No queremos molestarlos, deben estar cansados.

—Lo hare, Axel.

Cuando todo el mundo se fue, suspiro tirándome en el sofá. Leo se sienta al lado mío y pasa uno de sus brazos por mis hombros.

— ¿Cansada?

—Un poco. No acostumbro a tener tanta gente por tanto tiempo en mi departamento —digo viendo de costado. Me acomodo mejor contra su cuerpo—, aunque admito que se sintió bien tenerlos.

—Ellos te aman.

—Yo también los amo.

Con mi cabeza contra su pecho, escucho los latidos de su corazón. Son calmados pero firmes. Exactamente como Leo Prince.

Sus dedos acarician mi cabeza y dejan ir mi cabello de la gomita de pelo. Masajea mi cuero cabelludo despacio, al mismo tiempo, su otra mano toma mis piernas y las pasa sobre las suyas.

— ¿Quieres que me duerma? —Mi pregunta hace que suelte una risa baja y ronca—. Porque lo estás logrando.

—Solo quiero tenerte entre mis brazos. Si logro hacer que tengas un tiempo más de descanso, es solo un extra positivo —murmura contra mi frente cuando baja la cabeza. Deposita un beso allí—. Me gustas cómo te sientes en mis brazos.

—Te gusto mucho.

—Sí, lo haces.

—Te enloquezco mucho.

—Sí, también lo haces.

—Te quiero conmigo.

—Yo también lo hago. ¿Estás enumerando las cosas que causas en mí?

—Tal vez. O tal vez me gusta saber que te vuelvo un poco loco.

—Adela Parker. No sé las palabras exactas para poder explicarte lo mucho que causas en mí en el poco tiempo que nos conocemos —dice Leo sin dejar de mimarme—. Cada vez que te veo recuerdo cuando leía sobre las almas gemelas. Esas almas que te las cruzas una y otra vez, que te enseñan, te hacen crecer. ¿Sabes que en realidad las almas gemelas no siempre son destinadas a mantenerse contigo?

—No —murmuro contra su pecho—, ¿piensas que no vamos a durar juntos?

—No, todo lo contrario. Pienso que en nuestras vidas pasadas aprendimos del otro tanto que nos reconocemos con rapidez. Pienso en mis otras vidas no pude mantenerte en mi vida, y por ello en esta vida quiero con todas mis fuerzas mantenerte conmigo.

»No siento que seas mi media naranja, Adela. Porque no creo en las medias mandarinas. Pienso que las personas que buscan a su mitad, no saben que realmente lo que las completa está en ellas. Yo puedo ser feliz sin ti, sé que puedo; como también sé que tú puedes seguir adelante sin mí. No somos indispensables. No soy un pulmón ni tu corazón. Pero sé que seríamos el doble de feliz juntos, que puedes mejor mi vida y que yo puedo intentar hacer lo mismo con la tuya.

—No te necesito pero te quiero conmigo —digo en voz baja, lo siento sonríe contra mi piel—; lo entiendo.

—Yo no busco perfección, Adela. Ya no. Solo quiero que estés conmigo hasta que no quieras más, que sepas confiar en mí... y que si en algún momento esa confianza se acaba, me lo dirás. Porque lo único que no quiero que se acabe es la comunicación.

—Digo lo mismo. —Me levanto de su pecho y tomo su rostro en mis manos—. Confió en ti.

—Yo confió en ti —murmura él viéndome a los ojos—, sé que mi corazón de a poco empieza a latir por ti.

— ¿Ese es tu modo de decir que estás cayendo por mí?

—Me gusta más la palabra enamorándome que cayéndome, pero sí —responde sonriendo—. Cada día un poco más.

—Es bueno que no sea la única —murmuro acercándome a su cara—. Ahora te voy a besar.

—Adelante, bella locutora.

Esta vez sus labios son más atrevidos contra los míos; lejos queda el beso delicado de la cocina para dar lugar a un beso más profundo.

Sus manos me sujetan contra su cuerpo haciendo que me mueva totalmente a su regazo de costado y mis manos se aferran a su pelo.

Pero el beso no sube de volumen. Ambos sabemos que mis padres duermen arriba y que no podemos avanzar más allá de esto. Yo no quiero terminar siendo como sus hermanos con sus historias sobre padres y parejas, así que limito nuestro beso a eso, solo un beso. Por ello cuando nos separamos, tratamos de recuperar el aliento. Leo deja un suave beso en mi cuello y en mi hombro antes de que yo me vuelva a acurrucar contra su pecho.

—No bromeabas —digo sonriendo luego de unos segundos. Él vuelve a acariciar mi pelo.

— ¿Sobre qué exactamente? —Su voz es un poco más gruesa que antes.

—Sobre que te enloquezco —contesto moviéndome un poco sobre sus piernas y él suelta un gruñido bajo—, en todos los sentidos.

—Pensaba que no te quedaban dudas —responde dejando otro beso en mi frente.

—Ahora ya no.

—Solo espera y verás, Adela.

— ¿Esperar qué? —Frunzo mi ceño cuando él agarra mi barbilla y hace que lo mire.

—Espera a cuando pueda devolverte la locura que causas en mí —dice con sus ojos celestes fijos en mi mirada. Él me vuelve a rodear con sus brazos—, ahí despejare todas tus dudas.

—Me no tener que esperar, Prince.

—Pero debemos hacerlo y no solo por tu padres, Adela. —Leo suelta un suspiro—. Quiero que ambos estemos en bien. No quiero que tengas preocupaciones innecesarias sobre nosotros en tu mente.

—Lo sé —respondo distraídamente. Mis ojos empiezan a cerrarse—; creo que te usare de almohada un momento.

—Puedes usarme de almohada todo lo que quieras, bella locutora. Estoy a tus servicios.

—Me gusta traerte loco —murmuro contra su pecho.

—Y a mí me gusta que me vuelvas loco.

***

ADELA

Sábado 27, Febrero 2016.

Leo ha ido a su habitación en él, luego de que yo haya insistido, con Boden y Peter mientras que Lee se ha quedado cuidando la puerta de mi edificio. Aunque han algunos paparazzi dando vueltas, la mayoría de los medios se está enfocando en la siguiente noticia.

Irónicamente la persona que ahora tiene los focos es Levlia Pash, la ex de Leo, quien se ha casado en Las Vegas un día después de que las fotos de Jayden y mías fueran expuestas. Así que supongo que le debo unas gracias muy grandes.

Me desplomo sobre mi cama de espaldas y suelto un suspiro profundo. Necesitaba un poco de espacio luego de tener días siendo rodeada de mucha gente. Gente que amo pero gente en fin. Ayer los chicos volvieron como prometieron, se quedaron menos tiempo aunque comimos juntos; Teo y Aria también vinieron, ellos se disculparon porque no haber venido antes. Ellos trabajan más turnos en la radio que nosotros por lo que solo negué con la cabeza.

Mi celular empieza a vibrar sobre el cobertor haciendo que ruede y vea quien es.

— ¿Adela?

—Jayden.

Me siento inmediatamente al borde de mi cama y aliso una de mis manos por mi pierna. Escucho ruido del lado de Jayden.

—Hola, Ela —dice despacio, supongo que espera una mala reacción de mi parte—, ¿podemos hablar?

—Sí, podemos.

—Tengo pruebas de que yo no fui, ¿puedes entrar a tu mail? Te las puede enviar por ahí.

—De acuerdo, dame unos minutos —contesto moviéndome hacia mi notebook y abriéndola sobre mi cama—; ya estoy.

—En el mail vas a encontrar un video de vigilancia del noticiero con la persona que dejo la información de nuestra reunión. Vas a ver la hora y el día al costado.

— ¿Y en el segundo video?

—Me vas a ver a mí, en ese mismo horario, rodando una escena para una nueva serie. Estuve todo el día en el estudio —responde con voz firme. Yo abro los videos y los observo—. No sé todavía quien fue pero puedo decirte que yo no fui.

— ¿Cómo conseguiste la cámara de seguridad?

—Sé Jordan solo consiguió una descripción pero Jordan no se acostó con una de las chicas que trabaja en ese canal de noticias. —Jayden maldice—. Eso se oyó muy mal.

—Nunca pensé que diría esto pero tu pasado mujeriego ha rendido frutos. —En los videos es muy claro que Jayden no era esa persona. Aun así recuerdo las palabras de Jordan—. Jayden...

—Sé que esto solo me descarga como la persona que entrego la información, Ela pero no descansare hasta tener las pruebas de que yo no tuve nada que ver con esto.

—Te quiero creer, Jayden, de verdad lo hago.

—Con que aún me des el beneficio de la duda, por ahora, Adela, seguiré luchando por sacar la verdad a la luz.

— ¿Por qué quieres hacerlo?

—Porque sé que te hice daño hace muchos años y si bien jamás voy a recuperar tu confianza con totalidad, sé que puedo probarte que cambie.

—Gracias por hablar aclarar el tema del...

—Si van a exponer nuestra reunión quería que supieran una sola cosa y es tú no abortaste. No estoy en contra de ello. Hubiera sido tu derecho, Ela —dice Jayden. Puedo sentir que tiene las emociones a flor de piel—; pero eso no es lo que sucedió. Y quería que tuvieran los hechos reales.

—Gracias.

—No lo me las des. No hice nada para merecerlas. Te hablo más tarde, Adela.

—Jayden —digo antes de que corte. Él suspira—, creo en ti.

—Tampoco merezco que lo hagas.

Jayden cuelga antes de que pueda contestarle, por lo que solo dejo el celular de lado. Muerdo mi labio inferior con mi mirada en los videos hasta que escucho un golpeteo en mi puerta.

— ¿Todo bien, hija? —Papá se apoya sobre el marco y yo solo cierra mi notebook—. ¿Algo en lo que puedo ayudar?

—No, solo... Jayden tiene una cuartada. O algo así —digo sonriéndole cansada. Papá asiente con la cabeza—. Pero ya sabíamos que él no había entregado la información.

—Le crees de todos modos.

—Lo hago, papá. —Él se siente al lado mío—. No debería con el historial que tenemos.

—La verdad saldrá a la luz —murmura sobre mi frente. Deja un beso allí—. Tu madre y yo acabamos de terminar de empacar.

—Los voy a extrañar.

— ¿Por qué creo que eso es mitad perdón y mitad verdad? —Él me sonríe y toma un de mis manos—. ¿Leo se quedará contigo?

—Hasta que tenga que volver a Londres. Simon lo llamo ayer diciéndole cómo van las cosas.

—Me gusta ese chico.

—A mí también. Pero de verdad los voy a extrañar.

—Nosotros a ti. Estamos a tres horas; solo llama si nos necesitas.

—Lo haré —murmuro abrazándolo—, lo hare, papá. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro