18. Exclusividad.
ADELA
Domingo 7, Febrero 2016.
Ingreso al estudio y todo se siente tan familiar que suspiro disfrutando del silencio, el cual estoy segura que no durara mucho tiempo. Los programas de los domingos son diferentes a los semanales, trabajamos menos carga horaria y además un domingo de por medio es de las chicas y el otro es de los chicos.
Leo tuvo que volver a Londres de nuevo, su álbum se está vendiendo muy bien y lo necesitan allá. Para hacer más apariciones en programas y esas cosas. No me quejo, lo tuve por todo un día y nos despedimos ayer a la tarde en el aeropuerto; eso es mucho más de lo que podría decir si saliera con otros artistas. Y sí, digamos que acordamos que estamos saliendo.
Es raro siquiera pensarlo.
Ayer paso todo día con mis padres y mis hermanos con mis tías, no corrió no se intimido, ni siquiera se equivocó de nombres. Elena y Belén lo amaron, bueno, eso lo puedo atribuir a que ambas estaban mirando atentamente a dos miembros de la banda de Leo. Aún no obtuve respuestas acerca de Scott y Elena, pero ya lo sabré.
—Ela, ¿cómo estás? —Aylen me regala una cálida sonrisa y me da gusto verla en su humor habitual. Esta vestida con una pollera larga, unos tacones y una camisa blanca con bordados.
—Bien, ¿y tú? —Nos acercamos a la máquina de café y mesa de dulces. Ella parece no decidirse entre dos barras de chocolate, al final toma ambas. Me levanta los hombros.
—Podría estar mejor, supongo. Un poco cansada, ya sabes, Lorenzo y yo estamos discutiendo algunas cosas—contesta, puedo ver que no se decide si seguir contándome. Suspira—. Lorenzo quiere tener hijos, yo no.
»No es un capricho mío infundado, simplemente no me siento capacitada para ser madre. Ya sé que una persona no nace sabiendo y que nunca sabré si soy buena en ella a menos que tenga un hijo pero con el ritmo de vida que llevo, no creo poder darle el lugar, el tiempo y el amor que merece. A duras penas lo veo a él y quiere agregar a alguien pequeño a la ecuación, a un ser que necesitara mucho más que comida, agua e ir al baño.
— ¿Le has dicho todo esto? —Yo me decanto por una barra de yogurt y una paleta de chocolate. Nos movemos hacia las sillas y nos sentamos—. Él no puede imponerte nada y a mi parecer, tienes un argumento válido para ti y eso debería ser suficiente para él.
—Él no lo ve así, dice que hago excusas y que no debería contra... —Ella se detiene, pensando sus palabras—, no debería pensar así. Que un hijo sería una bendición.
—Eso no es lo que le estas discutiendo, eso no entra en la discusión que tienen. No puede utilizar argumento que no tiene que ver con el tema. Si no quieres tener un hijo todavía, él debe entenderlo.
Ambas nos volteamos al escuchar la voz de Aaron, sus ojos brillan fuertemente mirando a Aylen. Una de sus manos sostiene un maletín y el otro su saco.
—Buenos días, Aaron y aunque disfruto mucho de tu compañía... ¿qué haces aquí? —Aylen no parece querer responder a su comentario así que yo me encargo de cambiar de tema—. Es domingo de chicas.
—Jordan dice que si bien Brisa está bien, tiene unos días libres más obviamente. Así que me pregunto si podría venir a acompañarlas.
—Si ese es el caso prepárate para nuestra sesión de catarsis, necesito hablar de algo con ustedes, —responde Celine llegando, nos besa a todos en la mejilla. La detengo sosteniéndola por el brazo—. ¿Qué?
—No creas que me olvide, puede que lo haya dejado para más tarde, eso no quita que quiero una explicación.
— ¿Sobre qué?
—Sobre qué hacía Nathaniel en tu casa la noche del accidente de Brisa.
Aaron levanta las cejas y se sienta con todas nosotras. En sus ojos veo brillar la curiosidad y Aylen se ve sorprendida de mi comentario.
—Lo es y no lo es —contesta hundiendo sus hombros—, hablamos y me explico muchas cosas que antes no entendía.
— ¿En serio? Wow, ¿te explico porque te engaño con su supuesta estilista y buena amiga? Haber veamos, ¿qué excusa te puso? ¿No lo pudo evitar, no? Ella se le tiro a él y no pudo reaccionar.
—No, no, él sabe que estuvo mal y me prometió que no lo volvería a hacer. Nathaniel me explico lo que él sentía que le faltaba a la relación y decidimos volver a intentarlo.
— ¿Estás segura que quieres, Celine? Te vimos llorar por ese tipo, derramar la gota gorda y ahora quieres que lo identifiquemos como tu ¿novio? —Aylen hace una mueca al pronunciar esa palabra, como si le supiera mal en la boca.
—Mi único comentario va a ser que si Nathaniel Donovan te vuelve a fallar, entonces es mejor que corra porque no va a salir entero de esto. No voy a decir mi opinión —dice Aaron frunciendo el ceño—, porque sé qué harás lo contrario.
— ¿No vas a decirme que es una estúpida decisión? —Celine me mira y se muerde el labio. Yo suspiro profundo.
—Creo que ya te lo dije con todo lo que he dicho antes y cuando lo descubriste engañándote. Porque sé que te mereces mucho más. Llámame ambiciosa o egocéntrica pero sé que todas nos merecemos un hombre que baje 3000 estrellas y más.
»Jayden hablo conmigo, me dio una supuesta explicación de porqué me dejo en el altar. Él me estaba engañando, Celine. No lo endulzó, solo me lo dijo. Y no niego que decidí dejarlo en el pasado pero el pasado no se borra y no se olvida. No se arregla Celine. Te costó superarlo, ¿por qué volver a ello? Por eso me pongo así cuando vienes y me dices que vas a dejar que Nathaniel vuelva a tu vida como si lo que hizo ya estuviera cerrado y arreglado. Él te corto en pedacitos y, siendo la mujer fuerte que sos, te recompusiste vos sola. Nathaniel Donovan no se detuvo ni un momento para ver el desastre que hizo, no volteo y trato de arreglar la situación porque sabía que la había cagado. Ahora que de la nada se le ocurre un milagro de excusa, viene, te la dice y te la crees... si la decisión ya la tomaste, ¿qué quieres que te diga?
—Perdón por interrumpir pero Jordan preguntan si están listos para el programa. —June interrumpe la situación con precaución—. Ya casi es la hora.
—Dile que en cinco... —Aaron nos mira alternativamente a mí y a Celine.
—No, le dile que ya vamos. Yo no tengo nada más que decir —digo parándome y dirigiéndome al estudio.
***
Axel se presenta en mi casa más tarde con dos potes de helado. Hoy Celine busco todas sus cosas en mi casa, ya no se estaba quedando conmigo de todos modos. Desde que Celine le pidió espacio y tiempo, Jordan se recluyo. Y no lo culpo.
—Entonces Celine y Nathaniel están juntos de nuevo, ¿ese no era el ex que la había engañado? —Yo asiento mientras devoro mi pote. Él niega con la cabeza—. Supongo que no estás de acuerdo.
—Pienso que él le hizo mucho daño, y si bien, Nathaniel pudo haber visto por un milagro el error que hizo, yo no podría confiar de nuevo en una persona así.
—Así cómo no confías en Jayden.
—Jayden nunca me pidió volver con él. Ambos queríamos avanzar y no veo nada de malo en ello.
—Es decir, piensas que la gente puede avanzar y cambiar.
—Sí, pero eso no es lo que quiero decir cuando digo que no apruebo lo que hizo Celine —digo entrecerrando mis ojos hacia mi mellizo—. Si bien el engaño es un tema muy personal, yo tengo la idea de que la persona que engaña tiene el deber de admitirlo y dejar a la otra persona sanar. Tampoco digo que esas personas no merezcan un final feliz en sus vidas. Pero jamás perdonare a alguien que les hizo daño a mis amigos que son familia. Yo puedo perdonar a Jayden, ahora, no me pidas que haga lo mi mejor amiga.
—Te podría decir que eres hipócrita.
—Entiendo que digas eso —contesto hundiendo los hombros—, pero así me siento.
—Yo también te entiendo, Ela. Es difícil ver a la gente que se quiere sufrir. Por eso si alguna vez Derek o yo nos cruzamos a Jayden, deseara no haber nacido. Lo mismo va para Leo si te hace daño.
—Leo y yo recién nos estamos conociendo.
—Sí, sí, así todas las historias de amor empiezan. Y después, casamiento instantáneo. —Él se ríe cuando le tiro un almohadón encima—. Eh, puede pasar.
—No tengo planes de casarme pronto, hermanito.
— ¿Alguna vez te gustaría casarte?
—No lo sé —contesto con honestidad, juego con la cuchara entre mis labios—; mi respuesta hubiera sido que no unos meses antes.
— ¿Por qué?
—Porque hubiera seguido odiando a Jayden con una intensidad poco sana. No digo que verlo sano completamente todo pero fue un paso en la dirección correcta. Ahora pienso que el casamiento podría ser una opción en el futuro.
—Yo creo que quiero casarme, encontrar a esa persona indicada.
—Lo harás, Axel. De los tres eres el que más tiene posibilidades de que eso pase.
—No lo creo —responde señalando mi celular que empieza a sonar—. Leo te llama.
Niego con la cabeza mientras me paro y me llevo el celular al oído, me alejo a mi balcón cerrando la ventana.
— ¿Leo?
—Hola, Adela. —Su voz rasposa invade mis oídos y sonrío—. ¿Cómo estás?
—Bien, en casa —digo apoyándome en la baranda y dejado mí helado en el banco que tengo acá—, ¿tú?
—Cansado y agotado. Hoy tuvimos muchas entrevistas. Estoy quedándome en lo de Scott de lo mal que estoy, los chicos también se quedan. Ninguno tiene ganas de manejar.
—Me imagino. Deberían descansar.
—De todos modos, quería llamarte. Ya sabes, para que no te olvides de mí.
—No me olvido de ti, Leo. Me gustó mucho que hayas conocido a mis padres como ¿amigo? —Pruebo las aguas con esa palabra. Aún por teléfono puedo imaginarme una mueca en su cara—. ¿No te gusta la palabra?
—No es exactamente lo que somos, así no, no me gusta.
—Sincero.
—Siempre, Adela —responde él haciendo sonreír—. No me gusta la palabra porque no quiero que salgamos con otra gente y eso es lo que haces cuando declaras que sos amigo de alguien.
— ¿Quieres exclusividad?
—Quiero eso porque quiero ser el único que esté tratando de conocerte. No es algo de posesión ni esa mierda.
Su comentario me toma por sorpresa e inclino mi cabeza, siendo honesta no me molesta que quiera tener exclusividad. En su voz no nota rabia o celos obsesivos. Y viéndolo desde su punto de vista, también quiero saber que él no tratara de conocer a otras mujeres.
—La exclusividad va en ambos sentidos, Prince.
—No tengo ganas de conocer a nadie más, Adela. Eres la única que ocupa mis pensamientos.
—Me pasa lo mismo —digo haciendo que él suspire y yo río—. Se siente intenso.
—Me gusta que seamos algo intensos, aunque también me gusta nuestro ritmo.
—A mí también.
—Entonces, estamos en la misma página, ¿no?
—Eso parece. —Axel abre la ventana y me hace mímicas que no entiendo—. Dame unos segundos, Leo.
Axel me dice rápidamente que va a pedir una pizza y gaseosa para que comamos. A la vez que me comunica que se quedará a pasar la noche aun cuando su departamento no está tan lejos. Me encojo de hombros.
— ¿Estás acompañada con uno de los chicos? —Leo pregunta pero de nuevo no escucho más que curiosidad.
—Axel. Aunque a veces los chicos también vienen pero esta noche es de hermanos.
—Bueno, no te robo más. No quiero que me odie.
—Les caíste muy bien a mis hermanos pero —digo riendo—, especialmente a mis tías.
—Todos fueron muy amables y encantadores.
—El encantador fuiste tú, Leonardo Prince.
—No quieres empezar una competencia por quién de los dos es más hipnotizante, Parker. Te deseo una buena noche entre hermanos.
—A ti te deseo una buena noche con los chicos. Mándales saludos.
—Lo mismo digo, Adela. Descansa.
—Descansa, Prince.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro