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14. Veo el futuro.

ADELA

Viernes 29, Enero 2016.

Mis ojos se abren con sorpresa al encontrarme, al salir de la cabina de la radio luego de terminar el programa, con Ciro Prince y Meline Prince en persona. Ambos están hablando con June y Teo, al parecer, sobre el programa.

Cuando notan que estamos todos mirándolos, June se sonroja y Teo comienza a darnos las felicitaciones porque hemos superado el número de oyentes. Me dirijo a mi silla cerca de la mesa de dulces y tomo una medialuna, chequeo mi celular y no dirijo mi mirada hacia ninguno de los Prince.

Oigo como los chicos los saludan y me golpeo mentalmente, ellos no tienen la culpa de que este irritable por la falta de noticias sobre Leo. Aun cuando ni siquiera sabía que estaba fastidiada con él.

Celine se sienta en la silla de al lado y me mira fijamente, Brisa solamente menciona que Miles los invito a comer y Aylen se retrae en su propia silla; ha estado así desde que llego al trabajo. Aaron la mira fijamente antes de negar con la cabeza.

— ¿Alguno vi salir a Jordan? —Celine mira hacia la puerta del despacho de él. Todos negamos y ella solo bufa, no vuelve a decir nada más.

Brisa la mira con un brillo en su mirada, escribe algo en su celular.

—Te lo dije, —ella le dice a Celine quien ahora la fulmina con la mirada—, ¿en serio piensas que no se iba a molestar?

—No pensé que lo iba a saber.

—Cómo si las cosas pudieran quedar en secreto en este mundo.

Pienso en mi reunión con Jayden y mis búsquedas en internet sobre nosotros. Esperando que alguien nos haya visto pero ninguna revista ni página de noticias ha escrito sobre Jayden o mí, menos de los dos juntos.

Aaron le acerca un café a Aylen y le dice algo al oído, ella niega. Creo ver como él frunce su ceño y le vuelve a susurrar en el oído. A ella no le gusta lo que le dice y se levanta abruptamente.

—Voy al baño, chicas. —Anuncia sin mirar a Aaron—. Adela me ha gustado mucho lo que has dicho, tal vez luego podamos discutirlo.

No me deja responderle, se va y no mira hacia nuestra dirección. Aaron se sienta en su silla y toma el café que le trajo.

Desvió mi mirada a Ciro y Meline, ahora están hablando con Miles y Erick. Philip se pone en mi campo de visión y sonríe.

— ¿No vas a saludarlos?

Su mirada me evalúa, buscando alguna grieta en mi cara. La cara que les he mostrado a todos desde que no tengo noticias de Leo, y ellos no han parado de preguntarme sobre lo paso en la fiesta. Siempre logro desviar sus preguntas.

—En un momento, estoy respondiendo un mail —contesto, mostrándole mi celular.

Aun cuando no miento porque le respondo a una oferta de trabajo de una revista para escribir una columna, la culpabilidad me golpea; sé que no debería ignorarlos. Bloqueo mi celular ya enviada mi respuesta y me dirijo hacia donde están ellos.

—Adela, un gusto volver a verte. —Saluda Ciro, él me da la mano y me la besa. Meline prefiere un simple asentimiento, está perdida en sus pensamientos.

—Igual. No esperaba verlos.

—Fue algo de último momento, nosotros tampoco sabíamos que íbamos a venir. —Ciro parece buscar dentro de sus bolsillos algo y maldice—. Hermanita, dime que tú agarraste la carta o tendré que ir a buscarla al auto.

Meline no le contesta de inmediato y veo hacia donde está mirando o a quien; sus ojos están fijos en Teo, quien está discutiendo con uno de los nuevos asistentes sobre el manejo del sonido

Ciro niega y le saca su cartera de las manos, busca tratando de no sucumbir al impulso de dar vuelta la cartera; saca un sobre de color crema, el cual me lo da. En uno de los bordes se lee mi nombre y del lado en donde se abre dice "de Leo".

—Él no pudo venir, se tuvo que ir a Londres por algo del disco y los conciertos. Tampoco quería llamarte, demasiado impersonal... sus palabras, no mías. —Ciro me da una media sonrisa, mira hacia los costados y susurra—. Estaba muy preocupado porque piensa que no la vas a leer, sino que las vas a tirar. Por favor, léela. Es mi hermano y sé que a veces este mundo mediático hace ver ciertas situaciones de un modo, cuando en la realidad no fueron así.

Aprieto mis labios y asiento, no espera una respuesta de mi parte pero se ve satisfecho cuando guardo el sobre en mi mochila.

Aaron decide declinar la oferta de ir a comer a un restaurante muy conocido de la zona y, al igual que yo, agradece la invitación. Aylen dice que prometió volver a casa temprano y comer con Lorenzo, su esposo; nos saluda a todos con un beso, aunque la sonrisa que nos muestra no llega a sus ojos.

—Sigue peleando con él... trate de hablar con ella pero no quiere decirme nada, ¿debería preocuparme? —Aaron me acompaña hasta mi auto; le saco la alarma y meto mi mochila en los asientos de atrás.

—No sé. Tú probablemente conozcas mejor sus hábitos, ¿es normal que peleen tanto?

—Los primeros años no, luego se hizo costumbre escucharlos. No gritan, pero levantan la vos... él más que ella. —Se apoya en mi puerta abierta y se pasa una mano por su cabello.

—Aylen es inteligente, ella nos diría si algo malo estuviera pasando —comento. Cuando las palabras salen de mi boca tienen sabor amargo; sé que no son ciertas, que hay gente que calla porque piensan que molestan.

—Sí, probablemente tengas razón. —Trata de darme una sonrisa, solamente logra una mueca rara y preocupada—. Mándame un mensaje cuando llegues a tu casa. Maneja con cuidado.

—Sí, señor. Que tengas un buen día, Aaron.

Lo veo caminar hacia su auto con paso ligero y lentamente. Cuando lo veo salir del estacionamiento aún sigo en mi auto pensando en Aylen, decido mandarle un mensaje.

Para: Aylen.

¿Quieres hablar? ¿Estás realmente bien?

Su respuesta tarde en llegar; estuve a punto de simplemente resignarme, arrancar el auto e irme a casa pero mi celular vibra con fuerza en mi mano.

De: Aylen.

Sí, ¿en tu casa en media hora?

Pienso en las cosas que tengo para cocinarnos algo, decido que tendré que ir a comprar un vino y verduras para hacer un salteado.

Para: Aylen.

Claro, nos vemos J.

Dejo el celular en el asiento de al lado, abrocho mi cinturón y suspiro. Veo mi mochila en la parte de atrás y pienso en el sobre...

—Lo siento Leo, pero tendrás que esperar un poco más.

***

LEO

—Así que abruptamente te agregaron conciertos y tuviste que volver —dice papá mientras deja la taza de café sobre la mesa—. No puedo decir que estoy molesto porque no lo estoy pero deberías hablar con Simon y decirle que no puede manejarte como una marioneta.

Miro a mi padre, Dewey Parker, él siempre sabe que decir y en que tono exacto para que el mensaje sea claro. Él no está ordenándome nada pero tampoco me está solo aconsejando.

Aun cuando estoy en Londres, tengo poco tiempo para ver a mi familia. Por ello al tener un minuto libre, invite a papá a tomar un café.

Aclararme la mente con una cara familiar.

—Tu cara cuenta que tienes algo que decirme.

— ¿Piensas que para que alguien te guste mucho debe pasar mucho tiempo?

—Cuando conocí a tu madre, las cosas sucedieron tan rápido que apenas nos dimos cuenta y ya teníamos a tu hermana en nuestros brazos —dice sonriendo de lado—. El tiempo es tan relativo que un minuto puede ser una hora y toda una vida pueden parecer cinco segundos.

»Puedo decirte que para el amor se necesita compañía, comunicación y confianza. Y otras cosas que cada uno debería ir averiguando. Pero para sentirte atraído por alguien sin una razón directamente física... puedes necesitar seis minutos en una misma habitación o diez semanas sin apartarse del otro. De todos modos, lo que debes saber es que el tiempo lo pone uno y cuando eres una pareja con alguien, lo deciden juntos.

—A veces me sorprende la sabiduría que tienes, padre.

—De algo me tenía que servir, ¿no? Tu madre no fue una mujer fácil de convencer, era y es cabezota pero eso me hizo amarla más. Los años apenas se sienten con ella.

—Espero encontrar a alguien que me haga sentir de ese modo, loco y sanamente enamorado.

—Y si mi intuición no se oxido, creo que encontraste a alguien que podría ser esa persona —contesta él inclinando su cabeza—. Necesitas traerla a casa.

—No nos adelantemos, Dewey.

—No lo hago, veo el futuro.


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