único.
Si hubiera muerto en ese momento no tendrían algún arrepentimiento, ya que había cumplido con sus ideales auto-impuestos como santo, más haya de haber dejado a esa podré niña sola, cuando le prometió llevarla de nuevo con el al santuario y segura.
Terminado el combate y casi exhausto, al abrir los ojos se sorprendió al notar como la atractiva mujer de cabellos negros. Encontrandose con el horrendo dolor en su pecho ya desapareciendo, casi por completó tras la estranción de ese extraño cristal.
Permitiendose hacer algo que rara vez hacia, cerrando los ojos, dejándose descansar apoyado entre los brazos de Calvera recuperando el aliento tras la batalla y burlar en la muerte como por 5 vez en su vista.
— Mierda... — Se quejo, cuando de un momento a otro la mujer lo soltó dejándolo caer al suelo, sonriéndole con gracia.
— Levántate. Volveremos a mi Bar a descansar y sanarte mejor, no te dejare mucho tiempo pegado a mi de esa forma. — Sacándole lengua se jacto, pero aún así se ofreció su mano para levantarlo y llevarlo con más seguridad, después de todo seguía cansado y herido.
— ¿No tienes poderes divinos? Podrías curarnos ahora ¿No? — Aceptando su mano se levantó, buscando a Sasha con la mirada para llevarlos con ellos, debe totalmente cansada y con sueño. La pelea duro toda la noche cuando menos.
— Podría. — Se encogió de hombros. — Pero prefiero hacerlo en mi casa. — Terminando la conversación, Kardia sujeto a ambas mujeres encima de él para llevarlos de forma rápida de vuelta a dónde Calvera vivía, siendo sorpréndete la velocidad que tuvo.
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— No puedo creer que seas tan imprudente. — Crítico, tenía ganas de golpearle el pecho pero ya estada muy herido para hacerle esa maldad. Lejos de ellos, Sasha estaba dormida.
— Mira quién habla ~ La que de fue sola. Suerte que te salve de ese tipo. — Se cruzó de brazos. Ya la mujer estaba en su vestido de siempre mientras Scorpio estaba solo sin la camisa para ser curado.
— ¿Celos? Porque desde que el apareció, te noto casi coqueteandome en una pelea contra el. — Rio, el hombre frente a el se llevó la mano al pecho haciéndose el indignado. — Me sentiría halagada si alguno fuera buen partido. — Ahora solo le estaba molestando.
— Estás bien buena, pero no soy tan fácil.
— Jajajajaja. — Solo se pudo tomar ese comentario con gracia, más por la actitud defensiva que tomo Kardia. — Dejando ese de lado, ¿Que tienes en el corazón específicamente? He aprendido a usar mi cosmos desde los 15 y creo que podría ayudarte, pero no me parece a ninguna enfermedad conocida.
— ¿Cómo te lo digo? — Paso su mano por su nuca, algo incómodo. — Originalmente era un corazón débil, no tenía tanta esperanza de viva, pero cuando me uni al bando de Athena un hombre me vio de la sangre de la diosa para sobrevivir, pero el problema será ahora que mi pecho se puede prender en llamas cuando sea, uno de mis compañeros usa su aire frío para retrasar eso.
Shock. La expresión de la descendiente del los dioses se quedó congelada, lo decía sin ningún tipo de problemas, o remordimiento. Hasta asustada.
— Vaya... Tono que no tienes problemas.
— Supe que iba a morir desde temprana edad. — Se encogió de hombros. — Ahora solo quiero vivir sin ataduras o miedos.
— ¿Morir peleando es tu ideal?
— No es lo peor pero de nada me arrepentiré luego.
Calvera suspiró, era rara de escuchar una declaración como esa. Pasando la mano por el rostro del Scorpio, provocándole un sonrojó que lo dejo pasmado por unos segundos. Hasta que a los pocos segundo su mano lado a dónde estaba su pecho.
— Es un destino bastante cruel. — Con una mirada de pena le declaró. Poniendo incómodo al Scorpio. — Creo que puedo ayudarte en ese caso, pero no sé si sería un poco complicado.
— ¿Enserio puedes sanar mi corazón? — Estada un poco cuestionante a esa idea.
— Solo puedo intentarlo. — Quitando su mano de su pecho y pasandola por su flequillo declaró.
Kardia se volvió a cruzar de brazos, considerando mucho la idea. Alargar su viva era algo a lo que ya había renunciado, pero no negada que la idea de no estar toda la vida atado a Degel no le molestaba, por más que fueran amigos en la guerra si Degel moriría el lo seguiría. Kardia quería solo vivir su vida llena de emociones, más nada y estar limitado de esa forma, casi le irritada.
Por lo mismo quiso escapar un rato, y disfrutar un suspiro lejos del santuario totalmente solo.
Era un tema complicado ya que está opción entre los caminos cambiada muchas cosas para su persona. Su viva y su muerte son cosas que ya había aceptado como lo mismo.
— No sé que decirte. ¿Tendrías que hacer un ritual o una cosa de esas?
— Un cantico de sanación. — Bueno, eso de cierta forma le ponía más tranquilo. Parecían interesante las habilidades que los dioses de esa región podían hacer.
— Bueno, intentemos. — Suspiró derrotado.
La mujer le pidió que se acostara en sus piernas, dejándole el espacio para tocar su pecho. Apenas notaba como varias cicatrices se adornaban en este.
Empezando a rezar en un idioma que Kardia desconocia por completo, asumía que era propio de la región. Pero que lo empezó a hacer sentir muy cansado, de repente era capaz de escuchar concretamente el latir de su pecho, pero sintiéndose enteramente relajado en el proceso. No sentía dolor, y todo recuerdo de este sentimiento se desvanecía en su mente con mucha velocidad.
Se sentía enteramente calmado. Casi con sueño. La voz de Calvera razonada en el fondo de su mente siendo eso lo que lo mantenía conciente.
Al abrir los ojos, sentía el cosmos de la mujer inundando su pecho, de una forma que le reconfortada.
— ¿Ya pasó todo? — Con mucha pereza abrió los ojos. Llevando su mano a su pecho no sintió nada diferentes.
— Creo. La verdad tu corazón parece ser un bomba de tiempo, sentía un inmenso calor que me quemada las manos mientras intentada sanarlo. — Mirando sus manos, parecía con ligeros signos de haber sufrido una quemadura. Cosa que preocupo al Scorpio.
— Gracias. Espero esto haya dado su resultado. — Apartandose de la mujer, el hombre busco sujetar sus manos, agradeciendo que solo estaban rojas. — Te esforzaste mucho por mi. — Cuando ella estaba por hablar el interrumpió. — ¿Te puedo var un beso?
Shock.
— ¿No que no eras tan fácil? — Bromeó, apuntando el pecho del hombres con su mano.
— Es para agradecerte, es la única forma que tengo. — Era su defensa pero que Calvera no tomo mucho enserio. Este hombre le sorprendes porque era un poco infantil, bruto y a cierto punto tierno.
Sujetando ligeramente su cabello, busco que lo viera a la cara, pues se había volteado después de la propuesta.
— Solo porque me pareces lindo. — Y dicho esto. Acepto varle un beso en los labios al Santo de oro.
Tenía que admitir que sabía besar, dejándose llevar un poco, para terminar abrazados por unos minutos.
— Repito lo que dije; Eres muy linda. — Lamiéndose los labios declaro.
— Gracias, si te interesa, ven a visitarme cuando esto acabe.
— Lo prometo. Si sobrevivo vendré, de paso para robarte otro beso. — Por unos 5 segundos volvió a besarla. La mujer quedó roja de la vergüenza.
— Ya. Mejor descansa, cuando la pequeña Sasha se levanté tendrán que irse.
— Como digas.
Y como dijo ese día, Kardia termino cumpliendo su promesa, cuando su tiempo logro alargarse para que viviera por su propia cuenta.
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Siempre he tenido la idea que si Kardia OBLIGATORIAMENTE no se tenia que morir, Calvera pudo haberlo sanado. O bueno, es una idea mía.
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