Epílogo
Los ojos de Gulf estaban humedecidos. Sostenía inconscientemente la mano de Mew con mucha fuerza, mientras se asomaba con extremo cuidado al precipicio.
– ¿Por qué nunca me lo habías contado? Creí que no nos guardábamos secretos.– le reprochó Gulf.
Mew estaba demasiado conmovido como para responder . Gulf lo atrajo hacia su pecho y lo abrazó con dulzura.
– Pensándolo mejor...,– dijo Gulf– yo también tengo algunos secretos de los que no sabes nada...
Mientras caminaban con lentitud hacia la entrada del colegio, Gulf le contó algunas cosas a Mew:
– Yo te empecé a amar desde el momento en el que llegaste al pueblo. Pero me gustabas desde mucho antes. Mikel me hablaba sobre ti en cada conversación que teníamos. Y no perdí tiempo, aquel día te vi y te invité... Yo sé que escuchaste la conversación con aquellos...amigos, aunque siempre me lo has negado. Yo ya te amaba y por eso tenía miedo. Nunca antes me había sentido atraído por un chico. Y sabía que todos los que se juntaban conmigo eran homofóbicos...– Gulf respiró profundo y continuó– Aquella apuesta me dio la excusa perfecta para pasar la noche contigo sin tener que aceptar que me gustabas. – Mew le secó una lágrima en el rostro de Gulf, mientras le sonreía con dulzura– Esa misma mañana decidí contarles la verdad y me alejé de ellos para siempre. No quise decirte nada sobre el intercambio de colegios. Quería darte una sorpresa Ya lo tenía planeado desde hacía meses.Al enterarme de que tu colegio estaba en la lista, me inscribí, quería estar cerca de ti...
Ambos callaron. Se miraron fijamente por varios segundos. Entonces, Mew susurró un "gracias" conmovido y lo besó.
–¡ Pero cuánto amorrrrrr!
Mew y Gulf se rieron.
– Ay...mis papás preferidos...
– Somos los únicos papás que tienes...– lo retó Gulf.
El joven Type sonrió pícaro.
– ¿Ya subiste tus cosas a tu dormitorio? – le preguntó Mew– ¿No te olvidaste nada en casa?
– Sí, papá, ya llevé mis cosas y...no, papá, no me he olvidado nada... Cada nuevo año escolar me preguntas lo mismo y yo... ¿Qué sucede, papá? – ahora Type le hablaba a Gulf que miraba serio a un grupo de personas que habían pasado cerca de ellos.
– ¡¿ Aquel...no es Laurens?!
Mew asintió.
– ¿Y aquel otro, de uniforme, quién es? ¿Su hijo? ¿Tiene un hijo que estudia aquí?– Gulf tenía el ceño fruncido.
Type suspiró.
– Sí, papá, su hijo Tharn estudia aquí...
– ¿Te trata bien? – Mew sonaba preocupado.
– Sí, papá, él no le hace bullying a nadie... Es un nerd. Se la pasa en la biblioteca. Y en los entrenamientos, siempre lo dejo exhausto.
– Muy bien, hijo muy bien.– dijo orgulloso Gulf.
Mew sonrió y dijo:
– ¿Por qué no lo invitas a casa, a comer con nosotros, el primer fin de semana que tengan libre?
Gulf alzó una ceja y Type se rió.
– ¡No me miren así!– se defendió Mew– Que su padre haya sido malo no significa que su hijo también lo sea... Sólo fue una idea...– dijo escuchando la campana que daba inicio al año escolar.
Se despidieron con un abrazo y Type entró corriendo. Iba por la mitad de la escalera cuando vio al joven Tharn que lo miraba medio escondido detrás de una columna, para luego desaparecer por un largo pasillo. Type lo siguió. Miró hacia un lado y hacia el otro y con prontitud abrío de golpe la puerta del pequeño armario en desuso que había debajo de una escalera. Entró y volvió a cerrar la puerta. Se encontró con los ojos de Tharn que lo escudriñaban desde la semi-oscuridad. Al ver aquella boca tentadora, no aguantó más y lo besó.
– Te extrañé mucho...mucho...pero mucho...– le dijo.
– Hablamos todos los días del verano por videollamada...
– No es lo mismo...– dijo Type volviéndolo a besar– ¡¿Tú no me extrañaste?!
– Mucho...mucho...mucho– respondió Tharn con un suspiro.
– Mis papás te vieron a la entrada y me preguntaron por ti...
– ¿Qué les dijiste?– la voz de Tharn sonaba preocupada– ¿Les hablaste sobre...nosotros?
– No, porque no sabía si íbas a estar de acuerdo. Pero me pidieron que te invitara a la casa un fin de semana. Así que si estás de acuerdo, se los decimos...
Tharn asintió.
– Lo que les dije sobre ti es que...en los entrenamientos siempre te dejo exhausto...
– Yo no practico ningún deporte.– se rió Tharn– ¿Por qué mientes?
– No mentí...– le respondió Type, arrinconándolo contra la pared. Podía sentir todo el cuerpo de Tharn rosando su propio cuerpo– No es mentira que...siempre te dejo exhausto...
Y mientras la llamada a los alumnos a clases se oía por segunda vez, la puerta del armaria se bloqueó por dentro. Y como venía sucediendo, desde el año anterior, los besos, las caricias y los gemidos de placer prendían fuego a Type y a Tharn en aquel viejo armario mientras el colegio comenzaba con su rutina, sin darse cuenta de absolutamente nada...
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