Fue autómatico: mi sonrisa se borró de mi rostro. Y aquella vida gris y triste que me pareció tan lejana, volvía a ser mi vida...

   – Gulf, ¿no te da vergüenza pasearte con Mew por todo el pueblo?– le decía otra voz– Tus novias van a pensar que...te pasaste para el otro lado...

   Las risas de burla estallaron en mis oídos otra vez. Traté de divisar a Gulf, necesitaba ver su expresión, pero estaba de espaldas a mí. Pero hacía un claro gesto negativo con la cabeza.

   – Yo creo – dijo una voz que hasta ahora no había hablado– que esto no es para burlarse. Lo que sucede...es que nuestro Gulf es tan irresistible qu enamora hasta a los gays...

   Una nueva tanda de risas burlonas llegó hasta donde yo estaba escondido.

   – Sí, Gulf, pensándolo bien. Deberías hacerle el favorcito. Ese chico Mew se ve bastante desesperado... Y convengamos que muy atractivo no es. Quizás si se arreglara un poco, si se vistiera mejor o si no caminara tan encorvado...

   – ¡Sí,Gulf, hazlo! ¡Hazle el favorcito! ¡Cierras los ojos y listo! Cierra los ojos para que no se te baje la motivación...

   Entre risas, la voz que había hablado primero dijo:

   – Hagamos esto...Si te animas a hacerle el favorcito,¡ pero completo! mi motocicleta es tuya... Siempre me la envidiaste... Siempre te gustó... Si mañana vienes y me dices que lo hiciste, yo te creo, y esta lindura es tuya...

   Todos miraron la cara motocicleta roja y negra que estaba cerca de ellos.

   El grupo quedó en silencio. Por varios segundos nadie dijo nada. Y luego, de repente, todos estallaron en vítores, por lo que estuve seguro de que Gulf había aceptado la apuesta.

   Sentí mi rostro empapado y a paso acelerado comencé a alejarme de allí. Pero al llegar al portón de entrada, me frené en seco. Nunca había estado con un chico. Y si aquel viaje representaba todas las cosas que iba a hacer por última vez, entonces aprovecharía la situación.

   No me importaba el motivo por el que Gulf había aceptado pasar la noche conmigo.

   "¿Por qué no?"– pensé– "será mi primera y última vez..."

   No tendría otra oportunidad. Porque la imagen del barranco apareció en mi mente, avisándome que no me quedaba mucho tiempo...

   Volví sobre mis pasos, me sequé el rostro, simulé mi mejor sonrisa y saludé al grupo simulando entusiasmo, al ver las sonrisas burlonas con las que ahora me miraban...