Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

III

Llegué a casa una tarde después de salir con Saúl. Sonó el teléfono y contesté. Era Camila. Me dijo que me había estado llamando por teléfono pero que no me encontraba.

Me preguntó dónde había estado. No sé porqué sentí que no debía decirle que estaba con Saúl.

- te he estado llamando pero nunca estás. mamá dice que sales mucho con un amigo. ¿Quién es él?-.

- no, no es nadie. Nadie importante. Sólo es un amigo, además ni siquiera es guapo-. Respondí nerviosa tratando de justificarme.

- no te pregunté eso. Espera un segundo...- hizo una pausa-  ese amigo te gusta, ¿no es cierto?-.

- ¡claro que no! ¿De verdad crees que voy a fijarme en él? Nunca haría tal estupidez. Quédate tranquila que sólo somos amigos y lo mejor es que él también cree que el amor es una tontería así que nunca pasará nada entre los dos-. Le juré muy segura de mí.

- Te conozco mejor de lo que crees y se cuando mientes. No trates de convencerme a mí diciendo que él no te gusta, Convéncete a ti misma primero -.

Me quedé en silencio. ¿Qué podía decir en mi defensa?. Me había atrapado. Mi torpe nerviosismo me delató. Era cierto, nadie me conocía tan bien como ella. A ella no le podía mentir. Enseguida aterrizó mi cabeza de las nubes a la tierra.

- Melina, ¿ya se te olvidó lo que hablamos aquella noche?. Fíjate en mamá y en mí, ¿esa es la vida que quieres para ti?. Tú debes hacer algo mejor que casarte. No arruines tu vida así. Aún tienes un futuro exitoso-. Me aconsejó con amor.

Sabía que ella tenía razón. Pero por algún motivo, esta vez me costaba muchísimo aceptarlo. Al final me recordó con cariño y enfáticamente:

- te digo esto porque te quiero y deseo que seas feliz. Sólo quiero protegerte-.

Luego de esa llamada, por varios días me puse a pensar seriamente en mis sentimientos. Entonces llegué a una conclusión: estaba enamorada de Saúl. Sabía muy bien que no debía tener ningún sentimiento por él...pero... Lo amaba.

De pronto una angustiosa duda me asaltó: ¿y si yo le gusto también?, Y¿si no es así y tan solo me quiere como amiga?, ¿Debería preguntarle?...

No podía seguir con él, pero tampoco quería dejarlo. Reconozco que me emocionaba la idea de que mi cariño fuera correspondido.

Era todo un dilema. Pasé muchas noches sin dormir. Ya no pensaba dejar semejante duda en el aire. Tenía que tener la certeza de él.

Me di cuenta que necesitaba asegurarme de sus sentimientos. Debía armarme de valor y resolver dudas. Me asustaba un poco tomar ese riesgo. ¿Y si me rechazaba?, ¿Y si yo le gustaba? ¿Qué pasaría si yo también le gustaba? Eso me asustaba aún más.

Yo conocía muy bien su manera de pensar. A él no le gustaban los compromisos ni todo aquello que limitara su libertad. Él amaba su libertad más que a nada. Su sueño era viajar y conocer el mundo. Él odiaba quedarse estancado en un sólo lugar más de dos meses. Él no es de ataduras.

Pero a pesar de todo, podía ser que sí me quisiera. Tan solo por esa pequeña posibilidad, me animé a hablar con él. Hasta entonces supe cómo es que enamorarse lo complica todo. Antes de eso ¡todo estaba muy bien!.

Justo unos días después, llegando de un paseo con Saúl, mamá me recibió con la noticia de que Camila había llamado diciendo que tenía complicaciones con su embarazo y que el doctor le pidió reposo total hasta que naciera el bebé por lo que necesitaría ayuda con los asuntos de la casa. Mamá no podía ir a ayudarla porque estaba enferma, así que no había más opción que hacer yo el viaje a la Capital.

San Cristóbal estaba a unas ocho horas en autobús. Al tratarse de una urgencia, tenía que tomar el autobús otro día en la tarde para llegar temprano al mediodía.

Llamé a Saúl enseguida. No había tiempo de pensar en más. Le pedí vernos en la plaza de siempre a eso de las siete de la tarde. No podía irme sin antes decirle lo que sentía por él y la decisión que había tomado en cuanto a nosotros.

Le dije que tenía que irme con mi hermana por poco más de seis meses. Él me miró con los ojos húmedos y tristes. Con ternura me preguntó:

- dime ¿cuándo podré llamarte o escribirte?-.

- prefiero que ya no hablemos más -.

Le respondí secamente. No me dejé conmover por su tristeza.

- ¿pero porqué no?, ¿hize algo malo?, Dime y lo arreglaré-. Su dolor me partía el corazón.

- me gustas. Me gustas mucho-. Le confesé.

- a mí también me gustas -. Se declaró con dulzura tomando mis manos entre las suyas.

Me sorprendió saber que yo le gustaba. Aún así no me dejé cautivar. Aparté sus manos y  fríamente le contesté:

- ese es el problema. El amor no existe. El amor siempre se convierte en odio. No quiero que lleguemos a odiarnos. Hoy nos queremos pero luego seremos enemigos. Seguir con esto solo nos destruirá. olvídate de mí. Es lo mejor-. Le expliqué tratando de hacerle ver que era la mejor decisión.

Saúl me escuchaba sin levantar la mirada. Me dí cuenta que se esforzaba por contener sus lágrimas. Toqué su mano para preguntarle si estaba bien, pero de inmediato retiró su mano violentamente y sin dejarme hablar me dijo:

- Tienes razón. Vete con tu hermana y ya no nos veamos más. Es mejor así. Si ya terminaste yo también me voy de aquí-.

Se levantó y se fue. No dije nada más. Me contuve y no fui tras él como hubiera querido. Yo simplemente hize tal como mi hermana me dijo que hiciera. Después de todo, ella solo quiere protegerme y yo confío en ella.

Otro día, de camino a San Cristóbal, seguí pensando en si había tomado una buena decisión. No dejaba de preguntarme: Si hize lo correcto, ¿/porqué me siento tan mal?.

Extrañaba profundamente a Saúl. Y la idea de no poder hablarle ni verlo me deprimía completamente. Ya en casa de Camila, trataba ella torpemente de animarme.

- Melina no estés triste. Hiciste lo correcto al obedecerme y dejar a ese muchacho. Tal vez ahora no lo ves así, pero fue lo mejor que pudiste haber hecho -.

Aún así, me sentía tan mal que nada me consolaba. No quería comer ni hablar con nadie. Esa noche y por la mañana yo seguía llorando. Extrañaba tanto a Saúl. No imaginaba cuánto me hacía falta. Entendí que no solo se trataba de un amigo con quién salía a divertirme. Él era especial, más que un simple amigo de tantos.

Me apoyaba, me cuidaba al no dejarme regresar sola a casa, me daba su bufanda si tenía frío, me compraba algo de comer si tenía hambre. escuchaba con atención mis problemas, me abrazaba cálidamente si estaba triste, nos entendíamos, ni una sola vez hizo algo que me hiriera.

Dos días después por la tarde, tomé un autobús de regreso a San Antonio para ver a Saúl y decirle que lo amaba. Sin importarme nada estaba decidida a corregir nuestro último encuentro.

Llegué apresurada a buscarlo a casa de su tía, con la seguridad que lo vería. A eso de las cinco de la tarde, él siempre se encontraba en casa. Para mí poca fortuna... él ya se había ido.

El mundo me daba la espalda. Me quedé sin armas para luchar por él. Sin más remedio me di la vuelta y caminé despacio entre los árboles de la plaza. Como quién hubiera perdido la razón, avanzé hablando conmigo misma.

- se suponía que Saúl se iba a a ciudad Madero con sus padres hasta dentro de cinco días. ¿Porqué se iría antes? Debía hablar con él de alguna manera antes de regresar con mi hermana-.

La única persona que podía decirme algo de él era la señora Lulú. La tía de Saúl. Tenía que darme prisa. Corrí de vuelta bajo el intenso sol veraniego del mediodía, deseando que la viejecita me diera alguna información útil. Toqué el timbre impaciente una y otra vez. La señora Lulú se asomó por la puerta.

- Señora Lulú. Soy yo de nuevo. Necesito que me diga cómo comunicarme con Saúl por favor. No me contesta las llamadas, parece que tuviera el celular apagado-.

- ay hija mía, fíjate que este niño dejó su celular aquí. Se fue y no se lo quiso llevar. Que porque según él no quería hablar nunca más con cierta gente. No entendí bien que se traía pero para mí que se peleó con alguna novia -.

- ¿sabe si regresará?-.

- no sé decirte hija. Porque desde hace dos meses sus padres le insistían en que se recogiera a su casa a que siguiera estudiando allá, pero no quiso. Él se aferró a quedarse aunque se perdiera su inscripción en la escuela. Pero ahora sí agarró todas sus cosas y se fue. Que porque ya no tenía razón para quedarse. Nunca había hecho él algo así-.

Al escuchar eso quería tan solo derrumbarme a llorar como una niña. -¿Qué hize?, qué hize?-. Me reproché para mis adentros.

- oye hija, tu qué eres su amiga, no sabes que pasaría hace dos días?, Porque mi pobre Saúlito, llegó bien triste el pobrecito, se encerró en su cuarto y no quiso hablarme ni comer. Fue muy raro porque acababa salir bien contento. Me dio mucha pena verlo así tan dolido-.

Me dí la vuelta sin responderle. Ya nada me importaba y me fui llorando por la calle sin pensar en la gente que me veía. ¿Cómo pude lastimarlo así?, ¿Cómo pude ser tan cruel?.

Cómo me lamenté y me odié por haber sido tan dura con él. El me odiaba ahora. Ya no quería verme. Todo terminaba así entre los dos. Un dolor punzante me invadía el alma. En ese momento recibí la llamada de Camila.

- ¿dónde estás?, Te he llamado muchas veces y no me respondes. Te busqué por todas partes y me asusté mucho, ¿dónde te has metido? -.preguntó preocupadisima.

- llegaré mañana al mediodía. No te preocupes. Estoy bien-.

Finalizé la llamada interrumpiendo los furiosos reclamos de mi hermana. Me bastaban los reclamos de mi propia conciencia.

Tomé el autobús de vuelta a San Cristóbal dejando a Saúl fuera de mi vida. Dolía tanto como arrancarme un pedazo del corazón. El dolor de que terminara todo así entre nosotros, es algo que aún ahora llevo fresco en mi mente.

Cuándo mi hermana supo lo que hize, me reprendió peor que mi propia madre.

- ¿cómo te atreviste a hacer algo así?, Una mujer jamás debe mendigar por la atención de un hombre. ¿Acaso no tienes orgullo o dignidad?, ¿Que no tienes respeto por ti misma?. Qué vergüenza contigo Melina-.

No sé que más me dijo porque yo solo pensaba en Saúl. Cuando terminó de hablar le dije:

- quédate tranquila. De todas maneras nunca nos volveremos a ver -.

Al principio estuve resentida con mi hermana por causar que me separara de Saúl, pero ella me hizo ver que realmente fue lo mejor. El tiempo que viví con Camila me convenció que de verdad el amor no existe y que el matrimonio tampoco hace felices a las personas.

Camila me mostró que casarse y ser una ama de casa era la cosa más frustrante, aburrida y rutinaria. Puesto que ella estaría en reposo hasta el final de su embarazo, yo debía ayudarla con los quehaceres de la casa. No imaginaba que lavar la ropa, cocinar, planchar, limpiar fuera tan agotador. Además ir a hacer las compras y los pagos, no me dejaba tiempo para divertirme ni nada más.

Un día me quejé con Camila de la rutina asfixiante que llevaba. Burlándose me recordó esto:

- así es la vida para una mujer casada. Tú llevas tan solo tres meses aquí y ya no aguantas la rutina. Cuando nazca el bebé tendrás más trabajo que hacer preparando biberones y cambiando pañales -.

- qué mala eres, no puedes darme un descanso?, Porqué no le dices a Miguel que me ayude aunque sea con alguna tarea sencilla? El es tu esposo debería hacer algo para ayudarnos -.

Camila se echó a reír. Pero aunque reía noté la tristeza de sus ojos.

- Melina, no seas absurda. Tu crees que él va a venir a ayudarme?, He estado en esta habitación los últimos tres meses y él no ha venido  a verme ni una vez -.

Con rostro duro añadió:

- Ya no me duele ni me importa que me deje sola. Es mejor así -.

Sentí pena por ella. Era muy triste que una mujer tan bonita y joven fuera así de amarga y miserable. Ella era una hábil ama de casa, amorosa, responsable y trabajadora. Yo no entendía porqué Miguel no la quería.

Cuando eran novios se querían tanto. Cómo podía ser posible que un amor tan profundo se terminara tan pronto?

Camila tenía razón. Y lo podía ver por mi misma. El amor era sólo una engañosa emoción pasajera. Era un cuento ridículo para ingenuos.










Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro