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Osomatsu se dejó caer rendido sobre la espalda del segundo hijo, jadeaba todavía y su corazón estaba acelerado. Karamatsu también tenía la respiración agitada y se sentía lleno nuevamente gracias a su amante idéntico a él. Era gratificante cuando terminaban de tener relaciones ya que el primogénito siempre encontraba la manera de hacerlo sentir en el cielo a pesar de todo el dolor, era lo mejor del mundo para él.
Osomatsu salió del interior de Karamatsu y a éste volvió a dolerle su ano; lo habían hecho ya alrededor de diez veces y aún le seguía doliendo, claro que lo disfrutaba más que antes e incluso llegaba a sentir placer cuando Osomatsu encontraba esa fibra sensible que lo hacía suspirar, pero el dolor seguía persistente, a veces hasta el punto de no poder sentarse al día siguiente.
—Me... Me encanta cuando lo haces de esta manera, Osomatsu —dijo suspirando. El mencionado sonrió de manera maliciosa y acercándose al oído del menor susurró
—Lo haré de esta manera las veces que quieras, Karamatsu —acarició el hombro desnudo del chico que se encontraba aún bajo él, y besando esa suave piel, se tumbó a su lado en el futón vacío para así poder besar levemente sus labios.
—Te amo, Osomatsu —susurró entre besos, sonriendo levemente.
—Yo también te amo, Karamatsu —se levantó del suelo para volverse a vestir, sus demás hermanos no tardaban en llegar y el mayor en especial no quería que lo vieran en una situación tan... sexual con el segundo—. Vamos, si alguien nos ve así seguro se nos metemos en problemas.
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—De verdad no es lo que tú crees, brother —replicaba desesperado Karamatsu con la intención de que su hermano mayor le creyera, todo intento era inútil y solo hacía que se sintieran peor.
—Yo sé lo que vi, Karamatsu, no intentes convencerme de lo contrario —se mordió el labio levemente, reprimiéndose las ganas de llorar. Desvió la mirada hacia otro lado y exhaló—. No quiero tener ya nada contigo, lo que teníamos... se ha perdido.
—Osomatsu, te juro que me caí sobre Ichimatsu por error, ¡yo jamás tendría nada con él! Al único que amo eres tú; trust me, darling —intentó acariciarle la cara, pero el primero se negó.
—Ya dije mi última palabra —se levantó del suelo y le dirigió una última mirada de dolor—. Lo que tuvimos tú y yo solo fue una aventura, un error... y no se volverá a repetir.
A ambos les dolieron esas palabras como si fueran balas intentando perforarles el corazón. Karamatsu se quedó en el suelo mirando cómo Osomatsu caminaba fuera de casa, colocó una mano en su pecho y sonrío con lágrimas saliendo de sus ojos y leves sollozos involuntarios saliendo de su boca.
—Ya veo... sólo fuimos una aventura y un error... una aventura que extrañaré y un error que disfruté —su ligero llanto se convirtió en un llanto estrepitoso lleno de dolor; había perdido al amor de su vida por culpa de un resbalón y ni siquiera había sido un engaño... sólo un accidente que el mayor no quería ver cómo tal.
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La puerta de entrada se abrió muy bruscamente, todos dormían a esta hora de la noche y ninguno se había percatado del fuerte sonido que se produjo abajo.
Osomatsu entró rápidamente en la habitación que compartía con los otros cinco hijos y los miró a todos detenidamente, de a uno en uno, deteniéndose en el lugar número dos donde podía ver a Karamatsu... dormido al lado de Ichimatsu; y claro, aún tenía algo de rabia al recordar el incidente ocurrido con estos dos hace un rato.
Se acercó al futón con sumo cuidado y se colocó encima del primer sextillizo que localizó, y sin saber aun quién, era masajeó su miembro por encima de los pantalones de su pijama con sumo cuidado, pero aplicando algo de presión.
—Mgh... —aquel chico que estaba dormido, despertó, sintiendo como su miembro era masajeado por una mano ajena. Abrió sus ojos levemente extrañado y miró al dueño de esa mano aún medio adormilado, y al mirar su rostro en la oscuridad y percatarse de quién se trataba, se asustó—¡¿O-Osomatsu-niisan?!
El de rojo colocó un dedo sobre la boca del menor para que no hiciera ruido.
—Guarda silencio, Choromatsu, no quieres despertar a los demás —lo tomó por la nunca y lo besó con pasión, buscando con desesperación la lengua del pequeño otaku el cual estaba estaba en shock, ¿qué estaba pasando aquí? Choromatsu se separó un poco de él con algo de nervios, sintiendo el penetrante olor a alcohol que el otro llevaba encima.
Algo andaba mal.
—O-Osomatsu-niisan, esto no... nh... está bien, ¿qué te pasa? Estás ebrio —musitó Choromatsu mordiéndose el labio para evitar hacer sonidos a un volumen muy alto.
—No pasa nada, sólo bebí un poco, pero... te deseo, Chorito... guarda silencio, no quiero que despiertes a los demás —Repitió Osomatsu acercándose a su oreja para susurrarle algo—. Sólo déjame tocarte, hermanito
Mordió levemente la oreja del tercero y éste se estremeció, aferrándose a su cuello por instinto; ya no le importaba lo ebrio que estaba Oso, sólo... necesitaba esto.
—Ha-haz lo que quieras conmigo —respondió Choromatsu cegado por la excitación que le provocaba el que su hermano mayor lo tocara de esa manera; había mandado al raciocinio y la cordura a la mierda queriendo solo ser tocado por Osomatsu, su hermano mayor, por el que sentía algo en secreto, jamás dijo nada por Karamatsu, pero ahora que lo tenía tocándolo, era lo que más deseaba: el sentirlo, el correrse gracias a él, el tocarse de otra manera.
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—¡Te amo, Osomatsu nii-san! —Gritaba Choromatsu arañando la espalda de su hermano mayor a punto de llegar al orgasmo.
Siempre se lo gritaba para recordarle lo miserable que era él y lo asqueroso que era su corazón (aunque el tercero en realidad no lo sabía ni lo hacía con esa intención, sólo se lo decía porque de verdad lo amaba y quería hacérselo saber siempte), mira que usar a tu hermano que ha estado enamorado de ti desde hace tiempo sin que lo sepa solo para olvidar a tu otro hermano...
—Yo... Yo también, Choromatsu —respondió seco, vacío, sin sentirlo en realidad para después correrse en un gemido un tanto alto dentro de su hermano. Se dejó caer sobre él, ensuciándose un poco del semen que había soltado el tercero al correrse y lo abrazó, aun jadeando levemente.
—Júrame que estaremos juntos para siempre, Osomatsu-niisan —Rogó Choromatsu acariciando la espalda de Osomatsu despacio.
—Hm... te lo juro —respondió éste, hundiendo la cara entre la curva delcuello del menor, sintiéndose una basura por mentir de una manera tan descaradacomo esa. Unas ligeras lágrimas salieron de sus ojos solo pensando "¿está bien utilizarlo de esta manera...?"
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—Extrañaba el sabor de tus labios —susurró Karamatsu entre besos, apegando más al mayor a su cuerpo—. No volvamos a pelear... nunca —le besó el cuello con delicadeza, regresando después a sus labios para seguir con ese apasionado beso.
—Yo te extrañaba también... no te vuelvas a separar de mí —lo tomó por el trasero, chocando pelvis con pelvis, sintiéndose completo otra vez.
—Te amo, Osomatsu-niisan —gimió levemente el de azul, quitándole la sudadera al primero de sus hermanos.
—Yo te amo mucho más, Karamatsu-niichan —se colocó sobre él, y con una sonrisa nueva y mucho amor en la mirada, comenzó a tocarlo como antes lo había hecho, mientras alguien los observaba afuera de la habitación con lágrimas en los ojos.
—Eres un mentiroso, Osomatsu... —susurró para sí mismo con la amenaza de quebrarse ahí mismo, retirándose lentamente del lugar y cerrando la puerta suavemente detrás de sí.
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Choromatsu aún estaba hecho un ovillo en uno de los rincones de la habitación, escuchando todos y cada uno de los sonidos, gemidos, jadeos y palabras de amor por parte de los dos primeros hijos que venían de al lado, esas que se estaban dedicando, esas que Osomatsu nunca le dijo a él. Todavía lloraba en silencio, pensando qué tenía el segundo hijo que él no tuviera; porque el maldito se había ganado el amor de su hermano mayor y él sólo había sido un intermedio para satisfacer los deseos sexuales que tenía el primogénito al estar separado del estúpido de Karamatsu.
Y cuando por fin pararon, Osomatsu terminó, como siempre, corriéndose dentro del de azul. Le besó los labios sonriéndole y salió de él para comenzar a vestirse nuevamente. Qué suerte que "todos" habían salido de la casa.
Pero no, no todos, aunque él no lo sabía.
—Oh, darling, I love how you do it. —le expresó en un leve gemido, poniéndose nuevamente su ropa mirando cómo se cambiaba su hermano.
—También a mí me encanta cómo lo haces —se sonrojó levemente y volvió a darle un corto beso en los labios— Hey, iré a leer un cómic a la otra habitación un rato, ¿vienes?
El segundo negó con la cabeza.
—No, iré al pachinko un rato, Todomatsu quiere mostrarme algo —le palmeó el hombro y le sonrió tan radiante como siempre. —See you later, brother
Musitó y salió de casa, moviendo ligeramente las caderas con aire renovado.
Osomatsu caminó a la habitación para leer su cómic justo como había anunciado, abrió la puerta corrediza y observó a un Choromatsu destrozado, en el suelo, abrazando sus piernas y susurrando cosas incomprensibles para sus oídos. Se acercó despacio al tercero de los Matsuno y le tocó ligeramente el hombro; asustado, éste se sentó rápidamente en el suelo, mirando con odio al mayor a quien le dio un empujón, dejando de llorar solo para parecer fuerte ante él.
—Lárgate —susurró con la voz aún quebrada— ¡Lárgate, te odio!
Le gritó, golpeándolo múltiples veces en el pecho. Pero Osomatsu no se movía, porque además de que los golpes no dolían, se sentía mal de ver tan destrozado a su hermano... y todo por su culpa.
—Pero, Pajamatsu, ¿qué te he hecho yo para merecer tu odio? —había adoptado una actitud cínica y despreocupada, así le dolería menos a él mismo, aunque lastimara más a su hermano menor.
—¿Y todavía me lo preguntas? —las lágrimas salieron solas de sus lindos ojos verdes y su voz se escuchaba cada vez menos—. Tú me mentiste... me usaste y al final me tiraste como a un vil juguete... sólo me decías palabras vacías que me ilusionaron como un idiota, porque eso fui, un completo idiota
Lo miró a la cara con los ojos cubiertos de lágrimas cristalinas y brillantes, con una ligera esperanza de que eso le hiciera ver su dolor.
—Yo nunca dije nada para lastimarte, Choromatsu —le intentó acariciar el cabello, pero éste le dio un manotazo mirándolo con odio nuevamente.
—Me decías que me amabas cuando no lo sentías —replicó. Osomatsu sonrió con cinismo nuevamente a pesar de sentirse una basura por dentro, porque eso era, basura.
—Yo nunca dije que te amara, hermanito —y era verdad, Choromatsu siempre se lo decía y el mayor solo se escudaba con "yo también" o le sonreía, jamás le decía "te amo" o "yo también te amo", salvo una vez, pero...
—Eres de lo peor —apretó los puños y sus lágrimas volvieron a salir fluidamente en silencio, dándole la espalda.
—Yame lo han dicho antes —volvió a sonreír y salió de la habitación sin decir nadamás, dejando a Choromatsu solo.
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EwE Osomatsu es cruel :'v les doy permiso de odiarlo (?)
Esto es un mini-fanfic por lo que cuando termine los capítulos lo subiré al 100% pero ya no me podía aguantar más con este xd espero que les guste~
Un voto y un comentario se agradece ^^
-Izzy <3
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