Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

27. Genial

Heart of glass - Blondie

23 de abril, 2011

Kosuke


—Creo que, para ser una persona que lidia con su salud mental, sabiendo todo el esfuerzo que conlleva, eres sumamente cruel contigo mismo. Discriminatorio, incluso —dice mi psicóloga, a las nueve de la mañana, joder.

—¿Discriminatorio? —inquiero, sin dar crédito a una sola palabra—. ¿Conmigo mismo? ¿Es eso posible?

—Claro que sí, Kosuke —responde ella—. Estamos celebrando tres meses en los que no te has autolesionado y ¿qué es lo primero que dices? —No deja que responda, simplemente lee su libreta de anotaciones, con todo neutral—: "Con más ayuda de drogas que buenas intenciones".

Rio para mis adentros. Quizás no fue mi mejor chiste, pero tampoco era del todo mentira.

—Logros son comprarse un auto —digo, con desdén.

—Y ahora estás siendo materialista.

Tuerzo el gesto como si hubiera mordido un limón.

—Bien, eso sí fue una mala broma —reconozco—. Es solo que cuesta sentirse merecedor de nada, cuando me ha costado casi un año recuperar la autonomía. Soy como un jodido lisiado.

—Estuviste en un espiral depresivo-maniaco, sin los medicamentos apropiados para estabilizarte y usaste drogas recreativas que, literalmente, mandaron a tu cerebro al cortocircuito —indica, mirándome fijo—. Por supuesto que estabas incapacitado.

—O quizás, estaba siendo yo mismo.

—¿A qué te refieres?

—Sin pastillas, al desnudo. Crudamente yo.

—¿Sinceramente crees que ése eras tú? —pregunta—. Después de todo lo que hemos charlado, de lo mucho que te importan tu familia y amigos, ¿crees que esa versión de ti es la que más te representa? Sin responsabilidad afectiva, usando su depresión como carta de sabotaje de relaciones, haciéndole creer a tus padres que eras adicto a la cocaína, solo para...

—¡Ya entendí! —exclamo, interrumpiéndole—. Joder.

—Creo que es hora de que veas tus avances con la seriedad que ameritan, nada más.

—No puedo creer que me dijiste bipolar-fóbico —digo.

—Dime una cosa —comienza, cambiando de hoja en su libreta—. La chica de la que hablamos, Darla, ¿la conociste en terapia?

Me crispo ante la mención de ese nombre.

—Sí, ¿y?

—O sea que ella también trabaja aspectos de su salud mental.

—Sí —respondo, dudoso del punto que quiera hacer.

—¿Y ella también será una lisiada, emocionalmente? Bajo tu lógica, quiero decir.

La estupefacción y el descaro de la pregunta casi me desencajan la mandíbula.

—Haré como que no escuché esa mierda —siseo.

—Seguro —asiente, tan calmada—. ¿Por qué está bien que lo pienses de ti mismo y mal que el resto lo sugiera de ella?

—No es lo mismo —respondo, entre dientes.

—Claro que no, pero hay un factor en común: ambos son mucho más que sus desafíos, Kosuke —sentencia—. Si puedes verla a ella con esos ojos, más allá de su diagnóstico, es justo que tengas la misma cortesía contigo mismo.

Me muerdo la lengua. Acallo toda la mierda que se me viene a la mente. No hay sarcasmo que me salve del jaque mate, así que solo respondo:

—Lo intentaré.

Pensar que pago porque dos veces a la semana me den mazazos al cerebro. Pero bueno... Podría decirse que probamos distintos métodos de masoquismo.


***


—Así que, básicamente, te liquidó.

—Vale, pero la cara de sádico no es necesaria, Seph.

—Disculpa, pero es que es extrañamente satisfactorio cuando al fin entiendes algo que yo te he dicho, no sé, unas ochenta veces —contesta, con un resoplido—. Voy a mandarle un regalo a tu psicóloga.

—Ja. Qué bonito.

—Si tú no se lo das, seguro consigo que Neko se lo entregue.

Pongo los ojos en blanco, pero la mención de la enfermera me aligera el humor.

—Como sea, lo importante es que me dieron el pase para poder tatuarme —respondo, cambiando ligeramente el tema—. Aunque solo puedo hacérmelos con anestesia por ahora, no vaya a ser que se me ponga dura con el dolor.

—Puaj, Kosuke. Demasiada información.

—Las maravillas de ser mejores amigos —digo—. Yo sé que Adam tiene una polla increíble y tú sabes que tengo formas retorcidas de relacionarme con el dolor. —Ambos reímos, mientras Seph me arroja uno de los almohadones de mi cama, pero falla, porque es lo más torpe que hay—. Hablando de pollas sobre el promedio, ¿cuándo vuelve?

—Ko, por favor, no hablemos de sus genitales. Gracias.

—Solo estoy aligerando el clima para preguntas tensas —me defiendo.

—¿Sí? Pues no lo hagas. Suenas a Daniel. O peor, a Hans.

—Solo responde la pregunta, joder —demando, mientras conecto los cables de la play y preparo todo para que juguemos una partida de Mario Kart—. Mi sentido arácnido me dice que hay algo que no me estás contando y, sea lo que sea, necesito que sepas que cuentas conmigo.

Joseph duda unos segundos antes de responder.

—Vuelve a principios de mayo.

—Un poco más de una semana —apunto, pasándole uno de los joysticks—. Siento que, desde el año pasado, tengo trastocada la noción del tiempo.

La idea me produce una repentina sensación de ansiedad. Es increíble la cantidad de meses que me ha tomado tener la cabeza clara. Y lo peor es que en el proceso, el mundo siguió su curso. Daniel perdió a Helena, Adam a su madre.

—El tiempo es relativo —indica Seph.

Sacudo la cabeza. Se supone que pregunto para poder ayudarlo a afrontar la vuelta de su ex, no para hacer que se trate de mí, qué carajo.

—Ya, pero ¿cómo lo llevas?

—Creo que solo lo sabré cuando lo vea —dice—. Hasta ahora, es un amigo que ha perdido a su madre, mucho más de lo que es el ex novio que me dejó hace más de tres meses.

—¿Cómo lo haces?

—¿El qué?

—Ser tan empático —contesto, mientras escogemos qué personaje usar. Muy pocas veces cambiamos, la verdad, y esta no es la excepción. Yo uso a Mario y él a Luigi—. Amo a Adam, lo sabes, pero no te contradiría si quisieras decir que es un hijo de puta con un ají atravesado en el culo.

Él se ríe, dándome un codazo.

—Todo el mundo lo dice. Simplemente no creo que tenga que aportar nada al respecto, la verdad —dice Poiteirs, cuando la partida comienza—. Adam es una persona que tiende a actuar fríamente con sus emociones y eso me molesta, pero si alguien ya no quiere estar más contigo y te lo dice de forma educada y encima está atravesando un proceso de duelo... Creo que no hay más que hacer. Y ya hice las paces con eso. —Justo cuando me rebasa en la pista de carreras, agrega—: ¿No es eso lo que te gustaría que hiciera Anns?

—Seph, joder, estamos hablando de ti ahora.

—¿Sí? —se mofa—. Yo creo que estoy pateándote el trasero.

—Puedes patearlo y ser honesto a la vez.

—Lo estoy haciendo —sentencia—. En serio, no te preocupes. Por el bien de la banda, es mejor así.

—Me importan cincuenta hectáreas de nada la banda, Seph.

—El que no es honesto ahora es otro.

—Vale, pero eso quiere decir que no te apoye si necesitas tomar distancia o lo que sea —expreso, haciendo que Mario derrape para la curva que finaliza la segunda vuelta de la carrera.

—Tranquilo. Adam Seitz no será la razón por la que nos separemos —dice—. Al menos, no por que yo esté siendo una perra despechada. Él, raro como suene, es un amigo que no voy a perder por una relación que no funcionó. Créeme.

Pienso en la promesa que Seitz y yo hicimos la última ve que lo vi y entiendo perfectamente. De alguna forma, Adam es un idiota en muchos sentidos, pero es ese tipo de personas que inspira lealtad. No tendría problemas en ponerme contra el mundo por él, ya que sé que el baterista de nuestra banda haría lo mismo por mí, sin siquiera pestañear.

Me concentro en la carrera, dejando estar el tema por un tiempo. No creo que Joseph esté mintiendo respecto a lo que siente, pero nada me saca de la cabeza está omitiendo información. No queda más que esperar a que quede en evidencia.

—¿Y tú, cuando vas a presentarme a la chica?

—Es demasiado pronto.

—¿Bromeas? —inquiere, incrédulo—. Llevas limpio tres meses y tu gran premio es tatuarte, ni tú te entiendes.

—Ya te dije que conocí a la abuela y la mierda se hizo real, tipo sé que me veo como un asesino en serie, un presidiario o que acabo de ganar El Juego del Miedo, joder —explico, atropelladamente.

—¿Y tu solución para no parecerlo es tatuarte?

—No, pero... Quiero pensar que, si me hago tatuajes significativos, no querré seguir masacrando la piel que hay debajo —confieso, casi en un murmullo—. Adelante, puedes reírte.

—No lo haré —responde, apoyando su cabeza en mi hombro—. Solo tú haces que el dolor pueda ser bonito. —Me reservo la ironía que se me viene a la mente y él prosigue—: De todas formas, quiero conocer a la chica que te dijo inculto por decir que Romeo y Julieta era una historia de amor.

—Hey, al menos me vi masculino —bromeo.

—La mascota heterosexual de los Dark Wolves.

Ambos reímos. Esa partida, aunque bastante reñida, la gana él. Luego, cuando estamos por comenzar la segunda, Kaoru abre la puerta de mi habitación de par en par, asustando a Futoppara, que descansa a los pies de la cama.

Se ve un poco agitada y ninguno alcanza a preguntar el motivo, Kao se encarga de ponernos al tanto enseguida:

—Necesito opiniones —informa, girando sobre sí misma, cubriendo el televisor frente a nosotros—. ¿Me veo decente o me veo como siempre?

Chasqueo la lengua.

—Pollito, tú siempre te ves muchísimo más que decente.

Ella descarta mi comentario de inmediato, dirigiendo la mirada hacia mi mejor amigo.

—Kosuke quedó descalificado por imparcial —dice, alisando la bandana de color verde que lleva en el cabello—. ¿Broseph?

—¿Qué?

—¿Cómo me veo?

—Bien —responde él, automáticamente.

Mi hermana gruñe de frustración.

—¡Joder, soy un caso perdido! —exclama.

—¿Por qué lo dices, cariño? —inquiero—. Te ves preciosa.

—¿No lo viste? —acusa, indicando a Joseph con el índice—. Me miró a los ojos y dijo "bien".

—¿Qué tiene de malo?

—¿En qué mundo una chica se ve bien si no inspira siquiera una mirada más abajo del rostro cuando usa falda? —reclama, frustrada—. ¡Vean sus caras! Puedo apostar que ni lo notaron, idiotas.

Suspiro, rindiéndome. No puedo preguntar qué tiene de especial que use falda, por dos razones: 1. Sé que Kao no es fanática de ese tipo de estilo y 2. Sí que me parecen especiales las faldas que usa Darla. Pero no puedo ver a mi hermana de esa forma. Tiene razón, no califico para la tarea de animarla.

Pero Joseph tampoco debería.

A menos que...

Me giro abruptamente hacia el rubio, casi como un reflejo y lo sorprendo ruborizado.

—Te estoy mirando, Kao —se defiende, nervioso—. Y te ves bien, objetivamente hablando.

—Patrañas. —Baja la mirada hacia su atuendo—. ¿Es porque me rehúso a usar sostenes con relleno?

Turno de girarse hacia Kaoru. A este punto me dará tortícolis o alguna mierda.

—¿Para qué querrías ponerles relleno, Uchiha Kaoru?

—¡El punto es que no quiero, Uchiha Kosuke!

—Joder —maldigo por lo bajo.

—Así nunca voy a tener una relación seria —continúa Kaoru.

—Eso es... —titubea Seph—. Eso no... ¿Quién no te querría?

—Eh, ¿hola? —ironiza ella—. ¿Olvidas la parte en que no soy la primera opción de nadie, por más que me esmere en lucir bonita?

—Si no eres la primera opción de ese chico, es él el que tiene que revisarse, no tú —sentencia Poiteirs, quitándome las palabras de la boca—. Y no tienes que cambiar tu estilo para complacerlo. No necesito mirarte las piernas para saber que eres genial.

—¿Genial?

—Oh, por dios, Kaoru. ¿Quieres hacer que Kosuke me mate o algo así? Confórmate con genial, ¿vale?

Por primera vez, desde que entró a la habitación, Kao esboza una sonrisa, la cual termina en estrepitosas carcajadas ante el rostro completamente compungido y acalorado de mi mejor amigo. La escena es extrañísima de cojones, así que me quedo callado.

Genial, entonces, Broseph.

—Fuera de aquí, estamos jugando —dice él, volviendo a tomar uno de mis cojines y luego arrojarlo en su dirección. Para sorpresa de nadie, falla en el objetivo—. Pídele a otro que te mire el escote.

—Pídele a tu cara que se apague.

—Pídele a tu boca que no diga estupideces.

—Pídele a tu cerebro que deje de ser tan estirado.

—Pídele a tu cita que no sea un papanatas.

—¡Pídele a tu sentido común que no use una palabra tan idiota!

—No decir groserías no es idiota, Kao.

Ni decir grisiriis is idiiti, Kii.

Maldita sea, ¿qué les pasa? Miro a Futto y está tan pasmado como yo. O eso creo.

—¡Qué pesada eres!

—¿Ah, sí? —contraataca Kao—. Sabes que nada te costaba dar una opinión como la gente normal.

Joseph bufa. Sí, exacto. Eso es lo que hace.

—¡Pues el verde te queda bien!

Ahora es mi hermana la que se sonroja.

—¡Ya lo sé! —responde.

—¡Excelente, ahí lo tienes!

—Ugh, ya me voy —finaliza Kaoru—. Gracias por nada, Ko.

—¿Y por qué te enojas conmigo? —pregunto, contrariado.

Sin embargo, es inútil, ella ya ha salido por la puerta, echando humos. Aun así, no pasan ni cinco segundos y vuelve a asomar medio cuerpo a través del umbral. Se dirige solo a mí.

—Mentira, Ko. Te amo.

—Ah, bueno. Menos mal —respondo con suavidad.

—¿Te veo luego?

Sé la razón por la necesita que le reafirme este tipo de cosas y aunque me gustaría que ella pudiera salir tranquila de casa, sin importar si está enojada conmigo o no... Voy a responder esa pregunta las veces que hagan falta.

—Sí, pollito. Nos vemos luego.

Genial —canturrea—. Jiji. —Le saca la lengua a Joseph y vuelve a desaparecer. Desde el pasillo la escuchamos gritar—: ¡Le daré tus saludos a Darla, hermanito!

Cuando los pasos de mi hermana menor se dejan de escuchar, luego de que ha bajado las escaleras, retomamos el juego en silencio. Y como soy impulsivo, hablo antes de pensar en ello:

—Voy a decirte esto una sola vez, Seph —comienzo, mirando la pantalla. Mi tono es neutral—. Puedes corregirme si me equivoco y no pasa nada. —Hago una breve pausa—. Pero si el motivo por el que ver a Adam no te preocupa tanto es Kaoru, la respuesta es no. Ella no es el clavo que saca a otro clavo, ¿vale? Ella es el jodido premio mayor.

—Somos solo amigos —murmura él y lo siento tensarse a mi lado—. Ya te lo he dicho, cuando tú no estabas aquí... Solo ocurrió. Pero es solo eso.

—Lo sé —reconozco. Pero luego niego con la cabeza—. Lo siento. No sé de dónde ha venido eso. Sé que tú no harías nada parecido, pero es Kao y por un momento sentí que tenían una vibra y... Fui grosero, perdón.

—No pasa nada —responde—. Acepto tu disculpa.

—Me cuesta lidiar con los cambios —digo, porque no me dan las fuerzas para agregar: "...pero, aunque ustedes estuvieran juntos, podría adaptarme". Es demasiado pronto. Y si él la ve solo como amigo, no tiene caso que lo aclare.

Joseph apoya su cabeza en mi hombro otra vez.

—Lo sé, Right Hand.


***


Yo:

Kao tuvo una cita. Necesito información.

Elo:

Número equivocado.

Yo:

???

Elo:

Si querías hablar al chat "Amiga Soplona", te equivocaste.


Me encanta que sea tan audaz vía mensaje, por eso la pico.


Yo:

Me siento traicionado.

Pero puedo ser persuasivo.

Elo:

Lo dudo.

Pero estoy leyendo 👀...


Las cosas que se me ocurre ofrecerle son inmorales. Desde que tengo su número, hemos hablado por esta vía, rozando los límites de lo que podría considerarse correcto. No es suficiente, pero tendrá que valer por ahora.


Yo:

¿Hay algo que quieras?

Nómbralo.

Solo quiero saber si ha tenido una cita.


Mentira. Solo quiero que demande algo de mí. Es obvio que mi hermana salió con alguien, pero no pude ser tan importante si no lo ha mencionado. No me preocupa.


Elo:

Ignoras mis intentos de vernos a solas desde mi cumpleaños ¿y ahora me hablas para pedir información?

No te leo persuasivo.

Buenas noches.

Yo:

No te ignoro.

Hablamos por acá.

Elo:

ZzzZZzZZzz

Estoy durmiendo.

Yo:

Hoy es el día del libro, no creas que no puedo llevarte a la feria de la ciudad para que elijas otro ejemplar de romance con criaturas por las que se sacrificaban doncellas. O algún otro libro antiguo, a punto de caerse a pedazos.

Al parecer, así es como te gustan.

Elo:

Acabas de describir mi tipo ❤.

Yo:

¿Entonces?

Elo:

Son las once de la noche, la feria está cerrada.

Yo:

Podemos ir otro día.

Seguro todos los días son el día del libro para ti.

Elo:

Interesante.

Yo:

Ya ves xxx.

Y ya que estaremos allá, necesitaré tu ayuda con un proyecto que tengo.

Elo:

¿Tenemos una cita, entonces?

Yo:

Seguro.

Elo:

¿Lo prometes?

Yo:

¿Me darás la información que quiero?

Elo:

No lo sé.

¿Me besarás si lo hago?

Yo:

Solo si lo pides amablemente.

Elo:

¿Por favor?

Yo:

¿Por favor qué?

Elo:

¿Me besarías en nuestra cita, por favor?

Yo:

¿Dónde?

Elo:

zZzZZzz

Yo:

JAJA.

¿Ya te dormiste?

Estábamos en la mejor parte.

Elo:

¿Llamas burlarte de mí la mejor parte?

Yo:

No.

Vamos, me gusta obedecer.

¿Dónde es el beso, entonces?

Elo:

En mis pies.

Yo:

Fetichista. Me gusta.

Elo:

¡Era una broma!

Yo:

¿Es así, Elo?

Me acabas de romper el corazón.

Elo:

No me intimidas, Ojos Violeta.

Y si quieres que traicione a Kao, tendrás que hacerlo mucho mejor. Quizás te falten besos y vida para cumplir las exigencias de tal hazaña.

Yo:

Acepto.

Elo:

Puedo ser demandante si me lo propongo.

Yo:

Genial. Acabas de describir mi tipo ❤.


______

AYYYY *-------* 

Pasaron varias cosas en el capítulo, lo sé, pero estuvo genial, ¿o no? JAJAJAJA

¿Algunas opiniones? Les leo <3

Ya me pasaré por acá en otra actualización. Les tkm.

Cali;

PD. Volvi a cambiar los banners jfhkjfd pido perdón. ¿Les gustaron? :3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro