18. La realidad que no quería ver
Helena - My Chemical Romance
21 de enero, 2011
Kosuke
—Hans, ¡levanta el cartel, ahí viene!
—Joder, ráscame la nariz —alega Vrsalovic—. Anda, Jo, no quiero arruinar la sorpresa. Dani nos tiene que ver.
Poiteirs exhala una risa, mientras pica uno de sus dedos sobre la punta de la nariz de nuestro amigo, el cual sostiene una pancarta que dice "Bienvenido a casa, puto". No es que realmente nos viéramos muy serios en esta misión, pero en medio del duelo en el que estábamos como banda, un poco de humor y cariño para nuestro vocalista no estaba de más.
—¿Ahí? —pregunta Seph.
—Ahora me pican las bolas, podrías hacerme el favor. Eres bueno en esto, bebé.
Me llevo una mano a la frente, con dramatismo.
—Por Dios, ¿cómo puedes ser tan asqueroso? —cuestiono, porque, joder, somos la peor comitiva de la historia.
De todas formas, no importa demasiado, ya que Daniel llega al poco tiempo con su maleta y un rostro de no haber dormido en siglos. Nos saludamos para, posteriormente, dirigirnos a la salida. En el camino, nos intercepta un grupo de fans y nos detenemos a firmar algunos discos y hacernos fotografías. Me sorprende que Neveu lo pueda hacer con tanta facilidad, recién bajándose de un vuelo. Yo tengo que esforzarme por mantener a tope mi batería social.
No sé si algún día me logre acostumbrar a esto, pero tampoco suena mal el que nuestra música llegue a tantas personas y que estas sientan la necesidad de conectar con nosotros más allá. Me parece mágico. Algo que no debería dar por sentado.
Ya en el estacionamiento, nos reunimos con el jefe de seguridad de Daniel, un tal Ian Nguyen que me presentaron luego de que me dieron el alta, ya que -al parecer- todos tendremos que empezar a adoptar ciertas medidas de seguridad, debido al éxito de nuestro anterior disco.
Solo cuando estamos los cuatro reunidos en el auto, de camino a la casa de la prometida de Dani, es que podemos hablar tranquilamente.
—¿Y cómo viste a Ad? —pregunta Joseph.
Yo sé que estoy bien paranoico la mayoría de las veces, pero juraría que Daniel da un respingo antes de responder.
—Un poco mejor de lo que esperaba —dice el vocalista—. Digo, al principio me quiso matar por "meterme donde no me llaman", pero después...
—Tuvo que aguantar que se la metieras —concluye Hans.
El aludido se ríe.
—Por así decirlo —concuerda—. Muy típico de Seitz.
Neveu nos cuenta a grandes rasgos cómo fue la ceremonia, lo que compartió con los hermanos Seitz y un incidente con el padre de los mismos en el funeral, que irrumpió en el peor momento, aun cuando sus hijos lo han vetado de sus vidas. Al final, me mira y dice:
—Adam mandó a decir que la promesa sigue en pie.
Una gran sensación de alivio me recorre la espalda.
***
Cuando llegamos al apartamento en el que vive Helena, Hans y Joseph hablan animadamente. Antes de bajarnos del vehículo, Daniel coge su celular y llama a un número que no contesta.
—Sucre, je suis ici (1)—lo escucho decir, pero no entiendo.
—¿Todo bien? —le pregunto en voz baja, cuando ha colgado.
—Sí —murmura—. Solo le estoy avisando a Helena que llegamos, pero, conociéndola, debe estar corriendo por toda la casa, porque se quedó dormida.
—¿Lena? ¿Dormida? —interviene Hans—. Inconcebible.
Subimos al décimo piso del edificio los cuatro, mientras a mí se me revuelve el estómago dentro del ascensor, debido a mi claustrofobia. Ya estoy habituado, porque la alternativa de subir diez pisos, siendo asmático, me la salto. Empiezo a comerme las uñas hasta que nos bajamos, pero la sensación sigue ahí.
—¿Estás bien, Ko? —me pregunta Seph.
—Sí —miento—. Solo necesito un poco de agua.
Daniel abre la puerta y todas las cortinas están cerradas, dejándonos en medio de la penumbra cuando el último en entrar cierra la puerta.
—¿Señora Neveu? —la llama Dani, cariñosamente. Al no haber respuesta, resopla con humor resignado—. No puedo creer esta mierda. Esta mujer va a completar su transición a koala con todo lo que duerme. —Se dirige nosotros—. ¿Pueden pedir comida? Estoy famélico. Creo que Lena tiene unos folletos de delivery por ahí. —Luego, da media vuelta hacia el pasillo que lleva a las habitaciones—. Voy a despertar a la bestia.
—¡Buena suerte con eso! —se burla Hans, mientras se pone a la búsqueda encomendada.
Siento un nudo en el estómago, así que me doy vueltas por la habitación, fingiendo mirar las fotografías que cuelgan de la pared y que ya me sé de memoria.
Suspiro, tratando de identificar de dónde viene la maldita sensación de ahogo que tengo. Al momento que me giro hacia mis amigos, están revolviendo la cocina, en busca de los dichosos folletos. Decido ayudar, a ver si eso me desconcentra.
Mis ojos caen sobre la mesa del comedor, en la que veo un sobre, encima de una cinta de video en VHS. "Daniel", dice el papel con una delicada caligrafía, y se me termina de revolver el estómago. ¿Una carta? Pero si Helena sabía que nos veríamos.
No, esto no...
Por favor, que no sea lo que estoy pensando.
—¿Dani? —lo llamo, pero no espero a tener respuesta. Me precipito al pasillo, sobresaltando a Hans y Joseph—. ¡Daniel!
—¿Qué pasa, Ko? —pregunta Seph, a mis espaldas, pero no lo tomo en cuenta, simplemente me dirijo a la puerta que veo abierta y entro.
El mundo se detiene en seco.
Recuerdo la noche en que los cinco estuvimos tan borrachos, que decidimos aullarle a la luna y bañarnos desnudos en la playa. Hizo que Helena Dupont nos bautizara como "lobitos". Mientras yo viva, jamás dejaré que esa noche muera, nos había dicho.
No caigo en la cuenta de que Daniel está a un costado del cuerpo sin vida de su novia, hasta que lo veo convulsionar hacia un lado y hacer arcadas que no botan más que saliva.
Quiero ir, tomarle el pulso a la chica, pero desde aquí sé que es inútil. La jeringa, el polvillo blanco y la botella de alcohol, desparramados a su alrededor son la prueba fehaciente de que no hay absolutamente nada que podamos hacer. Sus ojos, que alguna vez estuvieron llenos de chispa y candidez, miran un punto en el vacío.
Mi cuerpo empieza a temblar y no me doy cuenta de que estoy llorando, si no es porque Hans pasa por mi lado y ve la escena. El aura del lugar cambia de inmediato.
—Joder —maldice, pero no hace como yo. Él sí se dirige a Dani. Este último intenta sostener a Helena en sus brazos, cuando Hans se aproxima a tocarla—. Daniel, mírame. Soy yo. Hans.
—¡Ella estaba bien! —brama Neveu—. ¡Ella me dijo que estaba bien, por eso me fui! ¡Helena dijo que mi amigo me necesitaba y que ella estaba bien! ¡¿Quién carajo le vendió esta droga?! ¡LOS VOY A MATAR!
—Dani, hermano, mírame. Por favor —insiste Vrsalovic.
—¡La dejé sola! —contesta, totalmente fuera de sí, tratando de alcanzar la jeringa, quién sabe para qué, pero Hans tiene reflejos más rápidos y no se lo permite—. La maté, Hans, yo la maté, no me lo voy a perdonar jamás... ¡SUÉLTAME! ¡SUÉLTAME, J-JO-JODER!
Vrsalovic no le hace caso y lo abraza, logrando que Dani se apoye en él. Una vez eso ocurre, el llanto que brota de su pecho es desgarrador. Peor que nada que haya escuchado nunca, salvo por...
Por favor, no me dejes, Ko.
Doy un paso atrás, estrellándome con una pared. Apenas puedo procesar todo lo que sucede, pero siento que el suministro de aire en mis pulmones es irregular. Las palmas me sudan y tengo la nuca helada, cuando la voz de Hans exclama:
—¡Joseph, maldita sea, saca de aquí a Ko!
—Estoy llamando a una ambulancia... —responde él.
—Al diablo con eso, dame el teléfono —insiste Vrsalovic—. No lo dejes que se haga daño, creo que va a tener una crisis. Por favor, yo me encargo de lo demás, tú ve a Ko.
Los siguientes minutos son confusos. Solo el llanto de Daniel Neveu me mantiene en este plano. Lo siento en las venas. Conecto con él como si estuviera escuchando a Kaoru, llorando por mí, porque no termine de morir.
Pienso que, perfectamente, Kaoru pudo ser Daniel. Y qué hubiera dado yo por ser Helena... Pero luego me doy cuenta que acabo de presenciar la forma en que el mundo de uno de mis mejores amigos se acaba de desmoronar y, como siempre, como todo, es jodidamente demasiado.
Es el peso de la realidad que no quería ver.
Y, cuando Joseph me habla, siento que ya no sé quién soy.
Me dejo caer en el abismo.
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1. "Azúcar, estoy aquí" (francés)
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Round 2... Y lo que queda, pido perdón.
Sé que quizás hay cosas que aquí no estamos entrando en demasiado detalle, más que ello que es relevante para Ko. Helena es un personaje que conoceremos más, cuando llegue su momento. Por ahora, solo quiero decir que este es uno de los eventos canónicos de los Dark Wolves y que el próximo cap será uno de los últimos en este tono, ya que entramos en la segunda mitad y final de la historia.
Espero que la estén disfrutando tanto como yo <3
Les quiere, Cali;
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